“El Refractario” Nº10: sobre los distintos actos realizados en la manifestación del 14 de Agosto, la libertad hasta el exceso… (es/fr)

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“Que nuestras palabras vayan emparentadas a lo que hacemos, que los demás aprendan a considerarnos por ello…”

 

Si el banco es el que me tiene a mí y a mi familia endeudados, si guarda el dinero que hace que sea necesario para vivir y lo aparta luego de los que menos tienen, ¿por qué debería no faltarle el respeto, por qué debería no atacarlo?¿Vale más una fachada que el mostrar lo dañino del dinero?

Si es la iglesia la que vive del engaño, si es ella la responsable de haber mantenido y mantener aún por siglos a miles de personas bajo la sumisión a sus autoridades e imponiendo una moral ajustada a los intereses de los poderosos ¿Por qué no debería gritarle, por qué no debería dañar sus vidrios?¿Valen más sus vidrios que la libertad de las personas?

Si son las paredes de todas partes, de esos edificios del Estado, de esas comisarias, oficinas que venden las más estúpidas ilusiones las que nos atacan bombardeándonos con ofertas ¿Por qué no debería responderles, por qué no debería rayarlas, decir como engañan, joden y aprisionan?

¿Por qué, en fin, no debería atacar, responder en definitiva a lo que me ataca, por qué no debería defenderme?

El mismo sistema que mantiene a algunos comiendo de la basura mientras otros tienen más de lo que podrían consumir en varias generaciones, que ha acorralado a la naturaleza, no es un ser metafísico, no es un fantasma que tenga imagen pero carezca de cuerpo. El sistema, el Estado tiene sus guardias, sus defensores, sus alcahuetes, sus autos, armas, edificios, etc. Cuando nos hacemos sentir, cuando decimos verdaderamente algo es cuando hacemos. El pensamiento es fundamental, las palabras nos permiten visualizar y proyectar nuestra libertad pero su limitación es notable si se las compara a la de los hechos. Ningún político puede impedir el acto libre, la rebeldía hecha carne. Pueden intentar recuperar para sus filas lo hecho, hacerse los demócratas indignados, los sabios que saben cómo se debe transformar la sociedad, incluso decir que tienen las recetas para hacer una “revolución” (su eufemismo para golpe de Estado), etc, etc… Pero al final son los hechos los que sobrepasan siempre los discursetes de los manipuladores y acomodados. Es la mordedura lo que hace al perro malo y no su ladrido.

Una de las críticas más comunes aveces largadas con verdadera saña pero otras desde una posición sincera es la que intenta interrogar acerca de lo productivo, de qué produce o generan las acciones. ¿Qué cambian, que logran con una pequeña rotura, con un banco pintado? En nadie a no ser que sea un estúpido está la idea de que una institución bancaria o policial rayada sea un acto revolucionario. Pero esa nimiedad, esa “pequeñez”, ese aislado y simple acto de rebeldía lejos está de ser nada. Esos pequeños gestos, pequeñícimos es verdad, casi insignificantes si los comparamos con lo que merece un mundo que mantiene a la mayoría de su población en la miseria y que nos arrebata a diario el tiempo y el espacio son siempre la posibilidad de un comienzo. Pero aún más, valen más allá de eso, valen por sí mismos. Nadie puede arrebatarnos el haber hecho algo, pequeño, aislado, loco… pero real. ¿Qué tanto pueden decir de esto los discurseadores?

Toda gran transformación siempre comienza con pequeños, pequeñicimos, casi imperceptibles gestos. Una sonrisa apenas cómplice de un manifestante que ve como una institución que lo ataca es irrespetada puede convertirse en un futuro gesto de un cómplice, de un compañero. Muchos de los manifestantes que estuvieron el 14 de Agosto saben que una acción vale más que mil palabras. Que es necesario pensar que a la hora de recordar a los caídos hacer una fiesta o dar discursos políticos es un insulto a su memoria, a la memoria de todos. Para la transformación social, para la búsqueda de la libertad más amplia es necesaria la acción. La revuelta no es ni intenta ser la revolución social pero es la que posibilita sus caminos.

Las cosas claras…

En tanto a nosotros, estamos por la revolución social, por la transformación lo más libertaria que sea posible de nuestras vidas, por la expansión de nuestros más alocados sueños, por nuestro más posible desarrollo personal y colectivo. El fin del que unos vivan de otros, el logro de un mundo más equilibrado con la naturaleza y mucho más libre es un camino que comienza ahora. Esa búsqueda significa la destrucción del Estado (hecho físico y no verbal), de sus instituciones y en definitiva de todo poder. Somos hermanos, ya que no reconocemos fronteras políticas ni nacionalismos, de todos los que en cualquier parte están peleando contra la opresión y que no quieren a la vez oprimir a nadie. Somos hermanos de los que se han batido en Brasil en los últimos meses, de los que no aceptan ninguna dictadura, ni religiosa ni laica en Egipto o de los que se enfrentan para defender la tierra en Chile o Bolivia. Si bien no hay modelos únicos para la protesta y cada uno tiene que buscar su camino un mismo espíritu es el que está recorriendo el planeta, el de la revuelta.

El 14 de Agosto se practicó la acción directa, algunos pintaron bancos, financieras, iglesias y hasta un auto de lujo, pero hay que ser conscientes que la acción directa es también mucho más. La acción directa significa hacer sin mediadores, hacer desde la autonomía, desde la autoorganización con los demás. Hacer sin falsos diálogos, buscando el diálogo real, el que se hace entre iguales y no con las autoridades, hacer para transformar, hacer para buscar más libertad, libertad hasta el exceso…

P.D:
No pretendemos hablar por los demás, no podemos decir qué piensan, qué sienten todos los que participaron en la manifestación y que fueron más allá de cantar y actuar como les exigían sus “dirigentes” o sus partidos. Pero creemos que es bueno aclarar que nuestras formas de hacer están lejos del pensar que se va a una manifestación y se obliga a otro a que haga lo que él no quiere hacer, que tenga que soportar a los botones disparando o caer detenidos, por ejemplo. Los que ese día protestaron, los que reivindicaron realmente las luchas pasadas y actuales buscaban dignificarse y manifestar su rabia. No buscaban hacer que los demás tengan que adaptarse a un modo de lucha. No hay “infiltrados”, como repite la prensa, la policía y los dirigentes partidarios, los únicos infiltrados eran los patoteros que querían impedir la protesta, los botones que atacaron la manifestación mientras cuidaban las instituciones del Estado y los dirigentes sindicales que venden en sus negociaciones los conflictos. Creemos en la libertad que se contagia, en los métodos de decisión y acción directa lejos de partidos y otros organismos estatales. La libertad no se puede imponer pero exige romper las cadenas.

Anarquistas.

[El Refractario n°10]

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Uruguay : La liberté jusqu’à l’excès…

Le 14 août 2013, des émeutes éclatent lors d’une manifestation à Montevideo en Uruguay. Se déroulant chaque année, cette manifestation avait lieu pour commémorer la mort de l’étudiant Liber Arce, assassiné par la police en 1968. Sont attaqués des symboles de l’État, du capital et de la religion (des distributeurs de billets, des banques, des bâtiments du gouvernement, des églises, des magasins de luxe, des restaurants …). Après la manifestation, deux anarchistes sont arrêtés par des flics qui étaient infiltrés dans le cortège. Les compagnons ont été inculpés mais relâchés.

Le 24 août, sur le chemin vers une autre manifestation de commémoration (à l’hôpital El Filtro, où il y a eu un mort en 1994 lors d’affrontements entre des flics et des manifestants qui essayaient d’empêcher que de présumés membres de l’ETA soient expulsés vers l’Espagne), 12 anarchistes sont arrêtés par les services secrets de renseignement, le département des opérations spéciales et Interpol. Les compagnons sont emmenés au commissariat où ils sont photographiés et interrogés sur la manifestation du 14 et leur participation à des groupes anarchistes. Tout cela est accompagné de coups, d’insultes, de menaces de torture et de viol. Un compagnon est menacé avec une arme. Personne n’a été conduit devant le juge et le même soir, tout le monde est relâché sans accusation.

Le 29 août, une compagnonne qui réside en Uruguay doit se rendre au service d’immigration. Là, elle est arrêtée par la police sur ordre des services de renseignement. Le lendemain, une autre anarchiste est poussée dans une voiture de police et conduite au commissariat. Les deux compagnonnes sont interrogées à propos de leur participation au mouvement anarchiste. Elles sont toutes les deux relâchées sans accusation le 30 août.

Entre temps, plusieurs textes sont sortis autour de ces coups répressifs. En beaucoup d’endroits à Montevideo, des tracts ont été distribués et une manifestation a été prévue. A Buenos Aires (Argentine), la compagnie de ferry qui navigue à Montevideo et l’ambassade d’Uruguay ont reçu des visites nocturnes de solidaires.

Voici une traduction du texte qui est apparu dans un journal d’agitation local (El Refractario) et sur le blog du journal Anarquía.


La liberté jusqu’à l’excès…

« Que nos paroles aillent de pair avec ce que nous faisons, et que les autres apprennent à le prendre en compte… »

Si c’est la banque qui me tient endetté, moi et ma famille, si elle garde l’argent qu’elle rend nécessaire pour vivre et ensuite le retire de ceux qui en ont le plus besoin, pourquoi est-ce que je devrais la respecter, pourquoi est-ce que je ne devrais pas l’attaquer ? Une vitrine vaut-elle plus que de montrer la nocivité de l’argent ?

Si c’est l’église qui vit du mensonge, si elle est responsable d’avoir maintenu pendant des siècles et aujourd’hui encore, des milliers de personnes sous la soumission de son autorité et d’avoir imposé une morale ajustée aux intérêts des puissants, pourquoi est-ce que je ne crierais pas contre elle, pourquoi est-ce que je ne briserais pas ses vitres ? Des vitres valent-elles plus que la liberté des gens ?

Si ce sont ces murs partout, ces bâtiments de l’État, ces commissariats, ces bureaux qui vendent les plus débiles des illusions, qui nous bombardent avec des offres, pourquoi est-ce que je ne pourrais pas répondre, pourquoi est-ce que je ne pourrais pas les repeindre, dire comment ils nous trompent, nous emmerdent, nous emprisonnent ? Pourquoi, au final, est-ce que je n’attaquerais pas, en réponse à ce qui m’attaque, pourquoi est-ce que je ne me défendrais pas ?

Le même système qui oblige certain.e.s à manger dans les poubelles, alors que d’autres ont plus que ce qu’ils pourraient consommer sur plusieurs générations, et qui accule la nature, n’est pas un être métaphysique ; ce n’est pas un fantasme qui ne serait qu’une image et dénué de corps. Le système, l’État a ses gardes, ses défenseurs, ses lèche-cul, ses voitures, ses armes, ses bâtiments, etc. Quand nous nous faisons entendre, quand nous parlons vraiment, c’est au moment où nous agissons. La pensée est fondamentale, les mots nous permettent d’imaginer et de projeter notre liberté, mais leur limite est notable si on les compare à des actes. Aucun politicien ne pourra empêcher l’acte libre, la rébellion en chair. Ils peuvent essayer de récupérer les actions pour leurs rangs, jouer aux démocrates indignés, aux savants qui savent comment transformer la société, et même dire qu’ils ont la recette pour faire une “révolution” (leur euphémisme pour un coup d’État) etc., etc. Mais au final, ce sont toujours les actes qui dépassent les discours des manipulateurs et des dupés. C’est la morsure qui fait le chien méchant et pas ses aboiements.

Une des critiques habituelles, souvent exprimée de manière haineuse, mais parfois aussi venant d’une position sincère, est celle qui essaye de s’interroger autour de ce qui est productif, de ce que les actions produisent et génèrent. Qu’est-ce qu’elles changent, qu’est-ce qu’elles apportent avec une petite fracture, ou avec une banque repeinte ? Personne qui ne soit pas idiot ne pense qu’une institution financière ou policière taguée est un acte révolutionnaire. Mais cette broutille, cet “infime”, cet acte de rébellion isolé et simple est loin d’être rien. Ces petits gestes, détails en fait, presque insignifiants si on les compare avec ce que mérite un monde qui maintient la majorité de sa population dans la misère et qui nous arrache le temps et l’espace tous les jours, ouvrent toujours la possibilité d’un commencement. Plus encore, ils valent plus que ça, ils valent quelque chose en soi. Personne ne peut nous arracher d’avoir fait quelque chose, certes petit, isolé, fou… mais vrai. Qu’est-ce qu’ils ont à dire sur cela tous ces beaux parleurs de grands discours ?

Toute grande transformation commence toujours avec de petits, minuscules, presque imperceptibles gestes. Un sourire simplement complice d’un manifestant qui voit comment une institution qui l’attaque n’est pas respectée, peut se convertir en futur geste d’un complice, d’un compagnon. Beaucoup des manifestants qui étaient présents le 14 août savent qu’une action vaut plus que mille mots. Qu’il est nécessaire de se rendre compte, à l’heure de se souvenir de ceux qui sont tombés, que faire une fête ou donner des discours politiques est une insulte à leur mémoire, à la mémoire de toutes et de tous. Pour la transformation sociale, pour la recherche de la liberté la plus étendue, l’action est nécessaire. La révolte n’est pas et ne prétend pas être la révolution sociale, mais c’est elle qui ouvre des chemins.

Ce qui est clair…

En ce qui nous concerne, nous sommes pour la révolution sociale, pour la transformation la plus libertaire possible de nos vies, pour l’expansion de nos rêves les plus audacieux, pour le plus grand développement personnel et collectif. La fin des uns qui vivent des autres, la réussite d’un monde plus en équilibre avec la nature et beaucoup plus libre, est un chemin qui commence aujourd’hui. Cette recherche signifie la destruction de l’État (physiquement et non verbalement), de ses institutions et finalement de tout pouvoir. Parce que nous ne connaissons pas de frontières politiques ou nationalistes, nous sommes des frères de tous celles et ceux qui luttent n’importe où contre l’oppression et qui ne veulent opprimer personne à leur tour. Nous sommes des frères de celles et ceux qui se sont battus au Brésil ces mois passés, de ceux qui n’acceptent aucune dictature, ni religieuse ni laïque en Égypte, et de celles et ceux qui combattent pour défendre la terre au Chili ou en Bolivie. Quoiqu’il n’y ait pas de modèle unique pour la contestation et que chacun.e doive trouver son propre chemin, un même esprit parcourt la planète, c’est l’esprit de la révolte.

Le 14 août, l’action directe est mise en pratique, certain.e.s peignent des banques, des institutions financières, des églises et même une voiture de luxe, mais nous devons être conscient.e.s que l’action directe est aussi beaucoup plus. L’action directe signifie faire sans médiateurs, faire en autonomie, en auto-organisation avec d’autres. Faire sans faux dialogues, cherchant le dialogue réel, celui qui se fait entre égaux et pas avec les autorités. Faire pour transformer, faire pour chercher la liberté, la liberté jusqu’à l’excès…

PS : Nous ne prétendons pas parler pour les autres, nous ne pouvons pas dire ce que pensent, ce que ressentent toutes les personnes qui ont participé à la manifestation et qui ont poussé les choses plus loin que de chanter et d’agir comme leurs “dirigeants” ou leurs partis l’exigeaient. Mais nous pensons que c’est bien de clarifier que nos manières d’agir sont loin de la pensée d’aller à une manifestation et d’obliger l’autre à faire ce qu’il ne veut pas faire, qu’il doive subir les flics qui tirent ou se faire arrêter par exemple. Ceux qui ont manifesté ce jour-là, celles qui ont réellement revendiqué les luttes du passé et du présent, cherchaient à rester dignes et à exprimer leur rage. Ils ne cherchaient pas à ce que les autres aient à s’adapter à une façon de lutter. Il n’y a pas d’« infiltrés », comme le répète la presse, la police et les dirigeants politiques, les uniques infiltrés ont été les patoteros [1] qui voulaient empêcher les protestations, les flics qui ont attaqué la manifestation pour protéger les institutions de l’État et les dirigeants syndicaux qui monnaient les conflits à travers leurs négociations. Nous pensons que la liberté est contagieuse, dans les méthodes de décision et d’action directe loin des partis et autres organisations étatiques. La liberté ne peut pas s’imposer, elle exige de rompre les chaînes.

Des anarchistes.

[Traduit de l’espagnol par Contrainfo.]

Notes

[1patotero : celui qui agit toujours en bande, se réfère ici à ceux qui se lient aux groupes parastataux ou pro-gouvernement.

http://www.non-fides.fr/?Uruguay-La-liberte-jusqu-a-l-exces