Texto anarcofeminista: ¡Madres, educad bien a vuestros hijos! (1896)

El Siguiente texto fue publicado originalmente en ‘La Voz de la Mujer, Periódico Comunista Anárquico‘, Nº 5, Buenos Aires, mayo 15 de 1896. La voz de la mujer, es el primer órgano de prensa anarcofeminista del que se conocen registros en sudamérica, tuvo una duración de 9 números y fue fundado por la anarquista Virginia Bolten en 1896.

Sí, educadlos bien si queréis que sean hombres libres, de nobles sentimientos; para que luchen para obtener su completa libertad y no tengan que luchar por la existencia. Pero debéis darle una educación sana y no la llamada educación o moral burguesa, porque la moral burguesa es una moral corrompida y falsa, y además es la que contribuye a tener sujetos a vuestros hijos a la cadena de la esclavitud.

No debéis enseñarles nunca la desigualdad de clases; enseñadles que somos hijos de la naturaleza, que todos venimos al mundo con los mismos privilegios, es decir que todos tenemos derecho a gozar de lo que la Madre Naturaleza nos brinda.

No debéis enseñarles a conocer la ambición o la codicia, enseñadles a despreciar el dinero, hacedles comprender que el dinero es la causa principal de todos los males que afligen a la sociedad; enseñadles que el dinero es la corrupción del Universo; enseñadles que el dinero es el que apaga en el hombre y la mujer todo sentimiento humanitario hacia sus semejantes, enseñadles que por ese vil metal se cometen toda clase de infamias y bajezas, que por ese asqueroso dinero se vende al padre, a la madre, al amigo y al hermano; que por el dinero los trabajadores se ven convertidos en animales de carga y en máquinas automáticas que se mueven a impulso de los que las dirigen y, en fin, enseñadles que por el maldito dinero sufrimos hambre, miseria y toda clase de privaciones.

No les enseñéis a creer en Dios; enseñadles que la religión es la atrofia de la mente, tanto de los hombres como de las mujeres y por lo tanto es la que impide el desarrollo del progreso; demostradles que la religión es contraria a las leyes naturales, que ella es el símbolo de la ignorancia y de la depravación, y, por fin, que la religión es una farsa que han inventado para no viéramos mas allá de nuestra narices y para que nos entreguemos atados de pies y manos, cual mansos corderos, a nuestros explotadores y tiranos.

No les inculquéis jamás los sentimientos de la patria; hacedles comprender que la naturaleza no hizo frontera y que por tanto todos somos hermanos; enseñadles que no tiene razón de ser el odio que profesan entre sí los seres racionales que habitan planeta Tierra; no porque uno haya nacido en Oriente y otros en Occidente se van a odiar los unos a los otros, pues esas líneas que denotan la separación de un país del otro y a las que se dio en llamar fronteras, han sido trazadas por nuestros explotadores y verdugos para que confundiéramos a nuestros enemigos, tomando como tales a los que hubieran nacido al otro lado de nuestra frontera; enseñadles que para el hombre libre no debe existir frontera, en fin enseñadles que la patria es el símbolo de la explotación del hombre por el hombre, o como decía el compañeros Spies “La patria es el último refugio de los malvados”.

No les enseñéis a rebajarse, ni a humillarse, y menos a someterse a la voluntad del otro, porque desde el momento que todos tenemos los mismos derechos, ninguno puede considerarse superior a otros: porque desde el momento que todos somos unos o sea iguales, cada uno es libre de hacer lo que él crea más conveniente.

Enseñadles a despreciar y a no acatar la AUTORIDAD de ningún individuo; sea ésta con cualquier nombre o bajo cualquier forma que se presente, porque donde hay una autoridad, donde haya uno o más individuos que ejerzan dominio o mando, tiene forzosamente que haber esclavos y donde reina la esclavitud no puede haber libertad.

Por último enseñadles que debemos ser libres, como libres son los animales que en el mundo habitan. Las aves revolotean incesantemente en el espacio infinito, las fieras establecen su residencia en los bosques y madreselvas, los peces recorren libremente su camino en las profundidades del mar.

Ellos no tienen raciocinio, pero tienen instinto de conservación y libertad: no conocen las ciencias, pero tienen aptitudes para construir sus nidos y guaridas; no tienen moral, educación, en fin, carecen de esas cualidades que constituyen la superioridad de los animales racionales.

Nosotros tenemos raciocinio, conocemos las ciencias (aunque no sea más que de nombre, porque en realidad…), hablamos de educación y de moral, pero en cambio no tenemos libertad, estamos divididos en dos clases completamente antagónicas y nos destrozamos (cosa que no hacen entre sí los animales de una misma especie) peor que las fieras; nos martirizamos los unos a los otros, en fin, que a pesar de tener uso de razón nos colocamos nosotros mismos en una situación peor que la de los mismos animales a quienes damos el nombre de fieras (¿?).

Ahora bien: si vosotras ¡oh madres! Estáis conformes con las teorías aquí desarrolladas (que creo lo estaréis, porque esa época sería el reinado de la armonía y del bienestar general) enseñad a vuestros hijos los redentores ideales del Comunismo Anárquico que es el que nos ha de proporcionar la verdadera LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.

Enseñadles a luchar por la emancipación y por el bienestar humano para llegar de esta manera a ser libres (que hoy por hoy no lo somos) y poder hombres y mujeres darnos un abrazo fraternal, en señal de paz y armonía, sin preocuparnos de nada ni para nada de la asquerosa educación y de la corrompida moral burguesa.

Enseñadles que el Comunismo Anárquico es la paz y la felicidad universal, la idea de la nueva generación.

¡Madres! Enseñad todas estas verdades a vuestros hijos, porque tened entendido que los niños de hoy serán los hombres del mañana. Y esta juventud que se desarrolla bajo tan sublimes auspicios será la que en día no lejano ejecutará todos los actos que escritos están en el libro del Porvenir.

Entonces, compañeras, entonces mujeres que jamás os habéis preocupado de vuestra libertad, entonces, repito, levantará el grito de protesta y acordándose de las ideas y de los sentimientos que le inculcaron en su niñez, le dirá a los tiranos del mundo entero: Ya ha llegado la hora de que acaben nuestras preocupaciones por lo tanto os decimos que ¡NUESTRO DIOS ES LA HUMANIDAD! ¡NUESTRA PATRIA EL UNIVERSO! ¡NUESTRO GOBIERNO ES NUESTRA PROPIA VOLUNTAD!

Entonces, mujeres, ya no tendréis que llorar la partida de vuestros esposos, la deshonra de vuestras hijas, la muerte de vuestros hijos en los campos de batalla y vosotros ¡oh, jóvenes! No tendréis que temer absolutamente nada, si por casualidad dais satisfacción a esa ley ineludible de la naturaleza que os conduce a efectuar ese lema de “Creced y multiplicaos”.

No tendréis nada que temer porque nadie podrá titularos adúlteras ni prostitutas, porque no se reconocerá en el hombre y la mujer más que unos tantos seres humanos que necesitan el goce mutuo para el desarrollo y conservación de sus cuerpos.

Sólo entonces, compañeras, reinará la dicha, el bienestar, y ese amor o afinidad entre hombre y mujer será quizás más duradero porque ella será despojada de toda clase de convencionalismos.

Por lo tanto, compañeras, luchemos sin descanso para destruir esta organización burguesa que nos aniquila y nos conduce lenta y gradualmente a los extremos más degradantes y tratemos de levantar lo más pronto la deseada Revolución Social, a los gritos de

¡Atrás los tiranos! ¡Paso al Progreso!

 

¡Viva la Paz Universal!
¡Viva la Anarquía!
Luisa Violeta