Comunicado del prisionero anarquista Claudio Valenzuela + Nota de Refractario

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“aún hay mucho por hacer…”

Escribo desde el encierro de la prisión Santiago 1. Me encuentro recién llegado al módulo que todxs dicen “playa”, y, comparado a otros, es más tranquilo, pero, a mí me resulta igualmente vomitivo, como toda la cárcel. Acá, definitivamente, no hay ninguna cosa buena, cualquier atisbo de empatía o solidaridad es empañado de inmediato por el dominio y la fuerza que adquiere la autoridad en este lugar. Resulta casi imposible abstraerse de toda la miseria que se vive acá. Y todo eso, considerado que estoy en un módulo “playa”.

Quería decir que mis convicciones están intactas, a pesar de lo complicado que resulta ser coherente en este lugar. Donde lxs presxs y lxs carcelerxs tienen muy pocas diferencias, lamentablemente. También, en mi breve estadía aquí, he llegado a concluir que para lxs anarquistas, antiautoritarios y cualquiera que luche contra el dominio, la cárcel es un terreno en el cual no tenemos mucho que cosechar, pues, ni siquiera tenemos algo medianamente sembrado. Al contrario de lo que puedan pensar algunxs, lxs anarquistas, en prisión, no son respetadxs por ser anarquistas, sino por cómo se desenvuelven en ella personalmente. Acá no hay mucha claridad de lo que es estar contra toda autoridad y lo que esto conlleva. Lxs prexs nos ven como cabrxs que andaban jugando en protestas, como terroristas, como nazis, y en general somos “locxs piola”, es decir, que no somos de respetar por el hecho de tener nuestras ideas y practicas. Eso me hace pensar en como estamos llevando a cabo nuestras vidas como insurrectxs, en las proyecciones que podemos tener, en si queremos golpear cada vez más fuerte y mejor, o solamente hacer alguna que otra cosa para no sentirnos inútiles.

Es un hecho que la cárcel nos espera, y hay que saber afrontarla o ver cerca esa posibilidad para que, cuando llegue, no nos avasalle con todos sus kilos de concreto, fierro y bastardxs dispuestxs a hacer de esto algo cada vez peor.

Ojalá en otro momento pueda desarrollar mejor aún las ideas y quizás discutirlas con algún/a compañerx para sacar algo mejor. Por ahora quería escribir esto, pues siempre me ha parecido importante la comunicación con lxs compañerxs a pesar del encierro y las limitaciones.

Agradezco a mis compañerxs que apañan en este momento, sepan que son mis hermanxs y que por ustedes voy hasta las últimas. Lxs quiero mucho cabrxs.
Siempre contra toda autoridad, ni arrepentidxs, ni derrotadxs.
Para mí, la guerra continúa.
Claudio Valenzuela, Presx Anarquista.

 

Nota de Refractario:
La brutalidad de la cárcel no es nueva, la violencia de sus dinámicas y sistema forjado para su reproducción al interior de cada habitante es sin lugar a dudas una indesmentible y palpable realidad lejos de las consignas.
El “respeto” en prisión se consigue luchando, arrebatándole milímetro a milímetro al carcelero y a las viciadas relaciones y practicas al interior de la cárcel. El desenvolvimiento personal de cada sujeto que transita por la cárcel se encuentra directamente relacionado al pensamiento que tiene y la práctica que desarrolla, el respeto nunca se ha generado por lo que se dice que es, sino por cómo se es en la práctica cotidiana, abriendo así caminos de negación y desprecio y distancia a la autoridad (con o sin uniforme).
Desde el inicio de la cárcel/Empresa Santiago 1 durante el 2007 distintxs compañerxs han enfrentado esta realidad de encierro, por solo mencionar algunxs nombres: Jorge Lizama, dos detenidos por pegar afiches con instructivos para realizar bombas molotovs, Cristian Cancino, Pablo Carvajal, Matias Castro, Esteban Huiniguir, Marcelo Dotte, Joaquín Cortes, Axel Osorio, Emiliano Mussa, Miguel Angel Rapiman, Carlos Riveros, Felipe Guerra, Vinicio Aguilera, Camilo Pérez, Alejandro Rodriguez, Patricio Gallardo, Luciano Pitronello, Francisco Moreno, Zerman Elias, Gonzalo Zapata, Cristobal Bravo, Felipe Vittori, Eduagro Garay, Sebastian Fajardo, Adrian Diaz, Nicolas Sandoval, Ivan Silva, Felipe Adasme, Hans Niemeyer, Sebastian Saldaña, Jose Baeza, Javier Sepulveda, Diego Gonzalez…sin contar a la decena de compañeros quienes actualmente están viviendo y enfrentando esa prisión.
Todos y cada uno de ellxs con experiencias particulares, pero sin lugar a dudas experiencia vividas al interior del encierro. La dinámica de Santiago 1, propia de una cárcel de imputados va mutando continuamente..una vez condenado son trasladados a otros recintos penitenciarios. Pero esta experiencia existe, esta ahí, dispuesta a ser ensanchada u olvidada; huelgas de hambre, mittines afuera de la cárcel, atentados explosivos, coordinaciones, comunicados, narraciones, resistencia en el área de salud, etc son parte de la historia de ese recinto carcelario en especifico, vivencias que no son abstracciones ni consignas sino realidad practica y palpable. Cada milímetro de dignidad ganado al encierro es un milímetro que todxs tenemos que saber mantener –afuera y adentro-, no solo por las estadías personales en prisión sino por la continuidad existente en los próximos compas que les toque pisar las cárceles. Desconocer u olvidar esa experiencia acumulada solo nos obliga a comenzar de cero cualquier experiencia y tránsito por la prisión, sin entenderla enmarcada dentro de un continuo de combate.

Porque somos parte de la continuidad histórica en la lucha contra las prisiones recogiendo todo el arsenal de experiencia para enfrentar el día a día: ¡Ni un milímetro atrás…y siempre ganando terreno, dignidad y rebeldía en la prisión!

Comunicado del prisionero anarquista Claudio Valenzuela + Nota de Refractario