“el aislamiento de los condenados garantiza que se pueda ejercer sobre ellos con el máximo de intensidad, un poder que no será contrapesado por ninguna otra influencia; la soledad es la condición primera de la sumisión total.” M. Foucault
Hoy en día en que decenas de miles de personas pertenecientes a las clases mas más marginadas de esta sociedad se pudren en las cárceles de todo el estado, encarceladas en base a unas leyes que nos niegan el derecho a decidir sobre nuestras vidas y hundidas en la desesperación y el aislamiento que propicia el mundo carcelario, es necesario recordar la experiencia de autoorganización y de esperanza que significo en un tiempo todavía no demasiado lejano la Coordinadora de Presos en Lucha. La historia de la COPEL, se apoya en la cronología de los motines carcelarios como puntos fundamentales. En este sentido es necesario hacer referencia al de agosto de 1976 en la cárcel de Carabanchel. Hasta entonces todos los motines, revueltas, huelgas de hambre o cualquier tipo de enfrentamientos con las autoridades habían sido motivados por la soliraridad de algún/a compañer@ maltratad@ o muert@ , o por reivindicaciones de mejoras en el orden interno de las prisiones. Pero el de Agosto iba mucho más lejos. A finales de Julio se hizo público el decreto de amnistía para pres@s politicos, l@s pres@s sociales o comunes, de l@s que nadie se acordaba y de l@s que nadie hacía mención, se hicieron eco de sí mism@s y se amotinaron, ocupando ls terrazas de Carabanchel. Un grito salía por primera vez de sus gargantas: “AMNISTIA Y LIBERTAD”, el mismo aunque referido a l@s polític@s había sido el desencadentante de las jornadas de lucha habídas en las ciudades mas importantes de todo el estado. L@s pres@s comunes se insertaban así en el abanico de reivindicaciones exigidas por amplias capas del pueblo.
A partir de entonces, la idea de autoorganización entre l@s pres@s sociales va tomando cuerpo. Hay asambleas en el interior de las prisiones, sobre todo en Carabanchel. Hasta que en Octubre del mismo año, un numero reducido de pres@s funda la COPEL, cuyo primer trabajo es realizar un informe, elaborado por las distintas comisiones de trabajo durante varios meses sobre la situación en la prisión. A finales de Enero de 1977 sale a la luz pública el “Manifiesto de los presos sociales de Carabanchel”, éste es el resultado del estudio de las causas, y su posible solución, que llevaron a l@s pres@s de todo el Estado a rebelarse en 35 motines y multitud de acciones de protesta a lo largo del periodo de los 70’s.
El bautismo de sangre de la COPEL tiene lugar en Febrero de 1977 cuando tras varias palizas a más de 100 chavales en el reformatorio y el apuñalamiento a tres presos por un grupo de chivatos alentados por los funcionarios, estalla el motín que duró un solo día, 26 presos comunes amotinados, ante los asaltos de la policia se abrieron las tripas. Otros se tragaron los más diversos objetos. Uno de ellos se tragó un grifo, siendo trasladado al hospital, de donde en un descuido de los vigilantes, logró escapar. En los pasillos de las galerías de la cárcel, algunos de los heridos escribieron la palabra COPEL. Al dia siguiente 98 presos fueron dispersados y 40 autolesionados ingresaron en celdas de castigo.
A partir de entonces y hasta 1979; motines, huelgas de hambre y de talleres fueron ininterrumpidas en todas las prisiones del estado. También el carácter del movimientos va evolucionando y la coordinación a todos los niveles se va asentando.
Las reivindicaciones de la COPEL iban desde la exigencia de mejoras concretas en las cárceles a la Amnistia Total de tod@s l@s pre@s sociales y la ruptura con las leyes y estructuras heredadas del franquismo. Sin embargo lo más imporante fue la toma de conciencia política del/a pres@ social a un nivel organizativo que nunca en la historia se había dado.
La represión brutal y la persecución que se desencadeño contra l@s miembr@s de la COPEL junto con la infiltración típica en estos casos contribuyeron al debilitamiento y posterior desaparición de la coordinadora a principio de los 80’s. Pero fue la hasta ahora todavía vigente Ley Organica Penitenciaria promovida en 1979 la que desactivó todo el movimiento de autoorganización y protesta dentro de las carceles. La llamada en su tiempo “Ley Valdés” incorporaba la figura del Juez de Vigilancia Penitenciaria y creaba la posibilidad de acceder a los “permisos de salida” y otros beneficios que aunque sólo se concederían a un número muy reducido de pres@s, servirían como valvula de escape a una vez que los Indultos Generales fueran anulados pora la constitución.
Así poco a poco la idea de una salida colectiva y de una solución global al problema de las cárceles fue desapareciendo y ho en día no es otra cosa que un espejismo. Tampoco podemos dejar de lado la aparición masiva de la adicción a la heroína en las cárceles y de una delincuencia que gira mayormente en torno a las “drogas” siendo mucho más facil de manipular y controlar desde el Poder.
Es curioso también como este movimiento fue ignorado por la mayoría de las fuerzas de la izquierda que en aquellos años estaban el pleno apogeo.
Solamente sectores autónomos y del movimiento libertario se integraron plenamente en la lucha de l@s pres@s sociales y dinamizarón los comités de apoyo a la COPEL en el exterior. En estos tambien participaron familiares y amig@s de l@s pres@s y tenían por mision movilizar los apoyos al otro lado de los muros.
Actualmente l@s pres@s sociales están más ignorados que nunca y sólo organizaciones “beneficas” y paternalistas inciden en este mundo.
Norma, ley, delincuencia, resultan tan solo conceptos definiciones dadas por el sistema de dominación y explotación. Clasificaciones que, sí lo que queremos es destruir todo este aparato, se borran y desaparecen, y entonces el apoyo a l@s pres@s es algo más que piedad, se convierte en uno de los pasos imprescindibles para desmontar el sistema que nos oprime y nos impide vivir
http://www.sindominio.net/desdedentro/textos/Dosscopel/recordandocopel.htm