A propósito de la muerte de un Luchsinger, hablemos de violencia revolucionaria. $hile

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A propósito de la muerte de un Luchsinger, hablemos de violencia revolucionaria

 
El siguiente articulo pretende hablar sobre un tema pocas veces debatido y bastante polémico: La violencia y su utilización por aquellos que buscamos cambiar el sistema. Se toma como excusa los últimos hechos ocurridos en La Araucanía para empezar y nutrir el debate en torno a esta problemática. A continuación algunos planteamientos sobre el tema. Esperamos sirva para ampliar la discusión.
I
“Es necesario comprender quién pone en practica la violencia… Si son los que provocan la miseria, o los que luchan contra ella”
Julio Cortazar

 

La violencia está aquí. Toma distintas formas y se hace parte de la cotidianidad de la gente. Desde el hecho de asumir la explotación como única forma de sobrevivencia hasta los valores más nefastos que puede inculcar una sociedad basada en lógicas de competencia, segregación e ignorancia. El vecino que le saca la mierda a su mujer; el niño o niña que es obligada a vivir rodeada de pasta-base; las comunidades (mapuches o $hilenas) a las cuales se les exige abandonar sus tierras y casas para construir megaproyectos mineros o inmobiliarios que le llenan el bolsillo a corporaciones y familias millonarias alrededor del mundo; el comercial de la tele que te dice que si tu familia no es rubia y “bien constituida” no eres parte de lo que espera la sociedad; el trabajador que odia su trabajo, pero no puede dejarlo porque esta endeudado en 12 cuotas con una mega tienda comercial; las mujeres a las cuales se les refriega ese “cuerproducto” todos los días en la publicidad; el eterno silencio cómplice de la prensa ante la marginación cotidiana; el tener que comprar todo nuestro alimento y no gozar del minimo de autonomia y soberania alimentaria; el niño en una escuela que es obligado a pasar 8 horas sentado y “aprendiendo” cosas que no le sirven ni le interesan; la pobreza material y de conocimiento… en fin, no es necesario buscar mucho para encontrarse con algún tipo de violencia. Se manifieste esta directa e indirectamente. Sin embargo la gran mayoría de estas violencias ya han sido naturalizadas como parte de nuestra cotidianidad, porque son día a día legitimadas por el E$tado y los poderes económicos y comunicacionales.
 
Por el contrario, cuando se trata de una violencia no naturalizada y ejercida por quienes no detentamos el Poder, todos se escandalizan: desde el E$tado, hasta el ciudadano respetuoso de las leyes. Es lamentable, pero, muchas veces, quienes intentamos cambiar ciertos aspectos del sistema debemos recurrir a algunos tipos de violencias. Generalmente las diferentes violencias que ejercemos los/las sujetos que queremos cambiar el sistema, ya que no están naturalizadas, tienen un carácter más visible, por tanto más explicito. Por otro lado, en muchas ocasiones, este tipo de acciones suelen ser las únicas maneras en que contamos para subvertir el orden: tomas de terrenos, expropiaciones, cortes de ruta, atentados a objetivos financieros o estatales, interrupción de las faenas productivas de grandes centros industriales, robos/recuperaciones de dinero o materiales para diversas acciones, protestas masivas o ataques a las fuerzas del orden, boikot de empresas abusivas o que dañan el medio ambiente, etc.
 
Claro que estas formas de violencia no son las únicas formas que tenemos para cambiar el sistema, los sujetos que nos declaramos antagónicos al sistema también combatimos generando instancias de cooperación, lazos de comunidad y espacios de liberación, los cuales poco tienen que ver con las distintas formas de violencias:asambleas abiertas a la comunidad; generación de medios de comunicación independientes (periódicos, boletines, afiches, paginas web, radios); creación de foros, conversatorios e instancias de difusión; luchas por la reivindicación o autogestión de temas relativos a la salud, educación y vivienda; generación de actividades artísticas autogestionadas y gratuitas en diversos barrios, liceos o poblaciones; encuentros en donde se practica la auto-educación o se comparten experiencias entre movimientos sociales; concentraciones callejeras o mitins, okupación de espacios para establecer un centro cultural o una okupa, etc.
 
Sin embargo, estas prácticas siempre están amenazadas frente al enemigo estatal, el cual hará lo posible por truncar esas experiencias. Debemos recordar que para el E$tado nosotros debemos ser ciudadanos obedientes, por lo cual no se supone que debamos desarrollar instancias que pongan en cuestión los valores y programas del orden dominante, sean estos pacificos o violentos. Así, por muy pacifica que sea nuestra acción o reivindicación, siempre llegara el E$tado con su violencia, porque al fin y al cabo estamos dañando sus intereses. Si nos tomamos un liceo vendrán los pacos a desalojarnos; si ocupamos las calles es muy posible que vengan los pacos a reprimirnos; si utilizamos una casa abandonada como okupa llegaran los pacos a hostigarnos; si realizamos una actividad cultural llegaran a pedir los permisos y molestar; si nos tomamos un edificio publico llegaran los pacos y nos llevaran detenidos; si interrumpimos las faenas productivas de una industria llegaran los pacos y nos sacaran a palos, y así podríamos seguir y seguir.
 
Por tanto, los/las sujetos antagónicos, siempre necesitaran recurrir a ciertas violencias para ir defendiendo sus logros y acciones, es inevitable el enfrentamiento violento con un sistema que día a día nos violenta. Es ingenuo creer que cambiaremos el mundo sin ejercer, en algún grado, violencia. No es posible enarbolar la paz, si somos sujetos violentados en cada momento. Nunca hubo paz, estamos en constantes escenarios de violencia y, a veces, es necesario que nos defendamos.
 
En tal sentido creemos que un cambio en el sistema no puede existir sin un empuje de violencia politica (¿existe alguna violencia que no tenga connotación política?) ejercida por los/las sujetos antagonicos al sistema capitalista actual. Por tanto, como sujetos que buscan cambios reales, no deslegitimamos la violencia política de los/las subversivos, por el contrario: la justificamos totalmente como un método valido y necesario para ejercer algunos cambios y defender algunos logros. Por el lado moral, tampoco nos aproblemamos, ya que la legalidad no es nuestro barómetro ético, no tenemos problemas con romper la moral de las leyes.
 
¿Esto quiere decir que podemos ocupar la violencia politica sin ninguna restricción? No, definitivamente no. La violencia que utilizaremos sera valida en función de su utilidad para la liberación, en tal sentido urge plantearse críticamente frente a la problemática. Es necesario instalar un debate teórico y practico en relación a la utilización de la violencia revolucionaria y ser siempre críticos respecto a sus formas y modos, solo así evitaremos caer en errores en cuanto a su utilización. También debemos siempre recordar que nosotras y nosotros no ejercemos la violencia porque nos agrade o sea un fin en sí mismo apedrear pacos o montar gloriosas barricadas, si lo hacemos es exclusivamente porque no tenemos otra opción. En última instancia los/las sujetos antagonicos abogamos por la eliminación de la violencia, por la supresión de la dominación en todas sus formas, por tanto no podemos fetichizar la violencia (por muy revolucionaria que se diga ser) como algo bueno en sí. Volvemos a repetir que la violencia que ejerzamos sera buena en función de su utilidad para la liberación, de lo contrario serán palos de ciegos que podrían traer terribles consecuencias. En tal sentido la violencia no solo se ejerce, sino que antes se piensa. A continuación propondremos algunos ejemplos prácticos para seguir el debate.
II
“La violencia es justificable solo cuando es necesaria para defenderse a uno mismo o a los demas de la violencia. Donde termina la necesidad empieza el delito… El esclavo siempre esta en un estado de legitima defensa, así que su violencia contra su patron, contra el opresor, está siempre moralmente justificada y tiene que ser regulada solo con el criterio de su utilidad y de la economia del esfuerzo humano y de los sufrimientos humanos”
Errico Malatesta

 

Ahora hablemos un poco del conflicto entre Pueblo Mapuche y E$tado $hileno y veamos si es valida la utilización de la violencia por los grupos oprimidos. ¿Es posible cuestionar la Violencia política que realizan las comunidades mapuche en respuesta a las agresiones del E$tado y las transnacionales con intereses mineros, hidroelectricos y forestales en el Wall-mapu? Creemos que no, más aún considerando que las comunidades mapuche se han liberado del yugo de dos Estados a través de la Violencia política, nos referimos al Estado inca y al español, los cuales tuvieron que ceder y otorgar autonomía y libertad al pueblo mapuche. Sin embargo, el E$tado $hileno, con toda la técnica militar de los siglos XIX, XX y XXI a logrado subyugar a parte importante de las comunidades, aunque aún quedan esbozos de resistencia, o sino no se explicaría el ambiente que se vive actualmente en el Wall-mapu, la guerra continua y aún no hay ganador definitivo.
 
Ahora, centrándonos en el hecho concreto del asesinato de 2 latifundistas, y dejando fuera las tesis de infiltración o auto-atentado ¿Podemos condenar el hecho? En términos éticos, sería valida la pregunta de si tenemos la legitimidad de asesinar otros seres humanos, ¿Hasta qué punto puede llegar la violencia política que ejercemos? ¿Podemos decir, al igual que lo haría un fascista con un negro por el simple hecho de ser negro, de que se lo merecía por ser latifundista? ¿Cuantos de nosotros, fuera de nuestra verborrea incendiaria, estariamos dispuestos a asesinar a otro ser humano? Este es un debate bastante interesante, pero que por ahora no abordaremos por tiempo y espacio. Mas bien nos interesa analizar el hecho en cuanto a su significación para las luchas que llevamos actualmente. Es decir, queremos aprovechar esta instancia para plantear otra interrogante que, más que moral, es táctica/estratégica ¿Hasta qué punto nos sirve ejercer la violencia política en las actuales condiciones políticas en las que vivimos? ¿Y qué tipo de violencia política nos conviene más utilizar en la actualidad?
 
A lo largo de la historia se han vivido miles de experiencia, en donde diferentes grupos de individuos explotados deciden ejercer la violencia como arma de liberación. Desde levantamientos de esclavos, hasta insurrecciones obreras en las fabricas y ciudades; desde asesinatos a algún personaje importante del aparato estatal o la clase dominante, hasta hacer volar un cuartel. Los primeros ejemplos son casos de violencia de masas, los segundos son producto de acciones de pequeños grupos subversivos la cual llamaremos violencia minoritaria. Las diferencias entre ambos tipos de violencia son variadas. En primer lugar hay un criterio cuantitativo, o sea con respecto a la cantidad: la violencia de masas es perpetrada por grandes grupos de individuos, mientras que la violencia minoritaria por pequeños grupos de subversivos. También hay diferencias cualitativas, o sea en relación a sus cualidades, las cuales guardan relación con el hecho de que la violencia de masas es mas espontanea e impredecible, mientras que la violencia minoritaria es, por lo general, mas planificada. Por otro lado la violencia de masas no tiene criterios militares ni jerárquicos en su realización (por ej. revuelta urbana generalizada), mientras que la violencia minoritaria, por lo general, si tiene una estructura militar o jerárquica en su ejecución (por ej. asalto a un banco). En el siguiente texto analizaremos ambos tipos de violencias para intentar ver cual es mas optima para ejercer en la coyuntura actual. Creemos que la opción entre uno u otra no es estatica, sino que depende de la coyuntura a la cual nos enfrentamos. Puede que en un periodo se necesite violencia politica minoritaria y en otro violencia politica de masas, o quizás ambas juntas, todo dependera de las circunstancias. A continuación expondremos algunos ejemplos de estos 2 tipos de violencias para hacer un análisis comparado.
 
Empezaremos con la violencia minoritaria y pondremos un ejemplo historico relacionado con el Movimiento Juvenil Lautaro (MJL) y su experiencia durante la dictadura e inicios de la democracia en los años 90. Esta organización nace en dictadura y tiene un largo prontuario de lucha y acción directa durante esta época, en donde sus acciones tenían un amplio sentido debido a que permitieron desestabilizar el régimen y potenciarse con acciones de violencia masiva, las cuales se practicaban por amplios grupos en aquella época. Sin embargo, la situación cambió cuando llegó la democracia, sus integrantes siguieron ejecutando acciones como robos/recuperaciones de dinero a bancos, pero ahora la represión se les vino encima. La Concertación aprovecho el espejismo de la democracia para sindicar al movimiento como terrorista, muchos lautarinos terminaron muertos o en la cárcel. Este ejemplo confirma la hipótesis que detallamos anteriormente, la cual establece que el tipo de violencia que utilizaremos depende del contexto histórico y las circunstancias que lo rodean, ya que la violencia política minoritaria del MJL tuvo eficacia de manera distinta en el periodo dictatorial y en el democrático. Pasando a otro tema hay que tener claro que para ejercer esta violencia minoritaria de manera eficaz se necesita especialización militar, la organización lautarina era un organización politico-militar, así se definía. Asesinar un agente del E$tado o asaltar un banco, siempre necesita, en algún grado, especialización militar. Optar por esto es una decisión tremendamente política, cuando los sujetos que nos oponemos al sistema somos pocos. Decidir por más especialización militar es inevitablemente decidir por menos tiempo para otras actividades. Por otro lado nos vemos en el problema de que, en nuestra especialización, perdemos una visión integral de nuestra lucha y empezamos a pensar en términos meramente utilitarios-militares. No se nos debe olvidar que una verdadera revolución siempre sera integral y abordara todos los temas, no sera un mero choque militar entre dos fuerzas, ¡ojo con eso!
 
Ahora pongamos un ejemplo más reciente. Un hecho próximo en el tiempo es el relacionado con el “caso bombas”. En una estrategia de carácter “insurrecional” diversos grupos comenzaron a poner bombas en contra de instituciones financieras, estatales y periodísticas, en un claro ejemplo de violencia política minoritaria. Sin embargo, los hechos no suscitaron nada parecido a una insurrección, no se produjeron asoladas callejeras ni protestas masivas en las calles producto de los bombazos, la gente en general (e incluso sectores antagónicos al sistema) no se vieron para nada representados en los ataques. A diferencia del Movimiento Juvenil Lautaro, aquí no estábamos frente a una organización militar, más bien los grupos se confiaron en ejercer violencia política minoritaria sin ningún tipo de preparación de ese tipo, ya que estos grupos rechazan la disciplina militar y todo lo que eso conlleva. Las evidencias de tomar este camino fueron claras: un joven muerto por la explosión de una bomba (Mauricio Morales en 2009); otro totalmente quemado y casi al borde de la muerte (Luciano Pitronello en 2011); un sin numero de compañeros/as presos/as en cárceles de alta seguridad; otros que se encuentran actualmente en la clandestinidad (Hans Niyemeyer y Diego Ríos); además de un daño colateral al movimiento okupa que se vio gravemente afectado, junto con otras iniciativas de carácter libertario. El E$tado, al igual que en el caso de los lautarinos, pudo sindicar como terroristas rápidamente a las acciones de violencia minoritaria, principalmente por el hecho de que contaban con muy poca legitimidad en la población y parecieran estar desfasadas con el periodo histórico que las circunscribía. Como dijimos anteriormente la violencia no solo se ejerce, sino que se piensa.
 
Antes de seguir debo dejar en claro que admiro profundamente la entrega de estos compañeros/compañeras, así como la de cualquiera que se arriesgue por cambiar el sistema. Me parece de una valentía enorme sus acciones, sin embargo me veo en la necesidad de criticarlos, de manera de aportar en la practica revolucionaria. No discuto el valor y la intención de los compas, aquí estoy hablando del modo y la forma con que se actuó. Esto último no significa que las iniciativas de violencia minoritaria de lautarinos y los otros compas sea totalmente desechable, todo lo contrario, es precisamente desde esas experiencias fallidas que ahora estoy sacando nuevas conclusiones para el debate y la practica de quienes somos antagónicos al sistema. Estas ideas nacen de su acción, por tanto no son algo desechable. La critica es exclusivamente para afinar nuestras acciones y pensamientos, nada más. Después de esta breve aclaración sigamos con la argumentación.
 
La eliminación de los lautarinos y el presidio de los/as compañeros/as anarquistas, en gran medida, obedece a que los medios pudieron legitimar la represión y los sindicaron como verdaderos enemigos de la sociedad. En este sentido cabe señalarse hasta que punto sirve la violencia política minoritaria en un mundo en donde pocas posibilidades tenemos para validar ese tipo de acciones. En 1986, durante la dictadura, el Frente Patriotico Manuel Rodriguez se las jugó para volarle los sesos al dictador. Generó una gran especialización militar (o sea tiempo, trabajo y esfuerzos de los revolucionarios) para la acción. La muerte del dictador, aunque no lo sabemos con exactitud, posiblemente hubiera desencadedo una rebelión popular. Con la acción se buscaba demostrar que el dictador era humano y el sistema no era perfecto, además el régimen contaba con poca legitimación, por lo cual era previsible que la gente aplaudiera el acontecimiento. Pero, hoy en día ¿Serviría volarle los sesos a Piñera?, claro, seria entretenido, hasta chistoso, pero no, no es para la risa, la violencia nunca sera para la risa… Volvemos a preguntarnos ¿Serviría de algo realmente? ¿Desencadenaria una rebelión popular? No, seguramente todo lo contrario.
 
Si la acción de violencia política minoritaria del Frente Patriótico Manuel Rodriguez tenia la potencialidad de generar una insurrección masiva era precisamente porque a nivel país se estaba desencadenando una violencia política de masas con altos indices de potencia, con una masividad importante. No olvidemos que la acción se perpetró después de las jornadas de protesta popular, en donde miles de pobladores, obreros y estudiantes practicaban la acción directa en universidades, calles y poblaciones durante un periodo de 4 años (1983-1987). De alguna manera la violencia poltica minoritaria del Frente Patriotico estaba concatenada con la violencia politica de masas que en aquellos años se desarrollaba. Sin embargo la violencia ejercida por el Movimiento Juvenil Lautaro, a inicios de la democracia, no tenia un soporte de esa naturaleza, de hecho no había violencia de masas, el sistema tenia altos grados de legitimación, los militantes lautarinos fueron aplastados rápidamente. En el caso de los bombazos tampoco existía ese respaldo y el E$tado rápidamente pudo sindicar exitosamente como terroristas a muchos compas sin mayores problemas (afortunadamente los compas están libres, pero perfectamente podrían seguir adentro si el gobierno no hubiera sido tan inoperante y burdo en sus procedimientos, seguramente la concertación hubiese sido más efectiva en eso). El E$tado logró ejercer su represión principalmente a través de los grados de legitimación que adquirió su accionar, pudo facilmente adjetivar como terrorismo las acciones cometidas por estos grupos.
 
Sin embargo ¿por qué el E$tado no pudo sindicar de manera efectiva como terroristas a las amplias jornadas de violencia de los estudiantes en 2011 o las intensos combates que se dieron en la revuelta de Aysen? ¿Por qué si en esos casos se ataco directamente a las fuerzas publicas, se quemaron vehículos militares de fuerzas especiales, y se tuvo como objetivo empresas privadas y recintos del E$tado? Creo que la respuesta es porque estábamos frente a una violencia de masas, la cual era perpetrada por grandes cantidades de individuos, no era fácil desacreditar las acciones, el E$tado se vio muchas veces impotente. La violencia perpetrada en esas instancias, a diferencia de las expuestas en los anteriores párrafos, no era una violencia política minoritaria, sino que era producto de un descontento generalizado, tenia un carácter insurreccional mucho más espontaneo y masivo, era violencia política de masas. Si el E$tado no sindicó con eficacia, aunque lo intentó muchas veces, como terrorista a esta violencia política de masas, no fue porque sea una violencia menos peligrosa para el E$tado, en relación, por ejemplo, a la de un bombazo, sino porque contó con un grado de legitimación mucho mayor, en cuanto era perpetrada por grandes cantidades de individuos, por miles de personas, incluso cientos de miles de individuos en diferentes zonas y lugares del territorio nacional, y en forma simultanea. El hecho de que el E$tado no pudiera sindicar como terroristas estas acciones no obedece al hecho de que para él sean menos peligrosas que otras, todo lo contrario, pareciera que esta violencia es mucho más peligrosa para el E$tado en el periodo histórico actual, en cuanto no puede ser objetivada tan fácilmente como terrorista, y en cuanto no puede ser detenida fácilmente por el E$tado sin antes evidenciar altos grados de represión (tómese lo ocurrido en las protestas del 2011, revueltas que duraron meses, un E$tado que no supo como detenerlas más que con represión, lo cual deslegitimó su figura frente a amplias capas de la población).
 
En relación a la preocupación del E$tado chileno por la violencia política masiva que se ha venido viviendo en el país, es paradigmatica la instalación de una base militar en Con-Con (Valparaiso). La base es parte de un esfuerzo entre el gobierno de $hile y el gobierno de EE.UU. Frente a acusaciones y cuestionamientos en relación a la base, ambos gobiernos se han escudado en que la base militar serviría simplemente para ejercitar operaciones de mantenimiento de la paz ¿A qué se refieren con operaciones de mantenimiento de la paz? La base se instaló el año 2012, un año después de las fuertes revueltas estudiantiles, y cuenta con instalaciones y edificios que simulan un territorio urbano de combate. Existen muchas sospechas de que la base es un recinto en donde EE.UU. entrega herramientas al ejercito $hileno para sofocar revueltas urbanas generalizadas. Pareciera evidente que “El centro de operaciones de paz en zonas urbanas” busca tener como objetivo a población civil local. En la inauguración del recinto -que simula una zona urbana con 8 edificios, aceras y calles- se presento, para dar la bienvenida, el embajador de los E$tados Unidos en $hile. Es claro que el E$tado $hileno se esta preparando para un enemigo que se les viene: la violencia política de masas.
III
“Por revolución entiendo el derrocamiento de un gobierno y de una construcción legalmente establecidos, por una clase social o un movimiento cuyo fin es cambiar la estructura social y la estructura politica. Si definimos la revolución de esta manera, podemos decir que este tpo de alteración radical y cualitativa, incluye la violencia. Las revoluciones pacificas (si es que puede haber tal cosa) no plantean cambios en los problemas estructurales del sistema”
Herbert Marcuse

 

En el escenario actual, en donde el sistema aún goza de gran legitimidad, pareciera que el camino que debemos tomar las minorías revolucionarias es intentar fomentar la violencia política de masas, más que generar violencia política de pequeños grupúsculos a través de la violencia política minoritaria. De hecho, las acciones de violencia política minoritaria que podamos desarrollar (ya que no desechamos esta opción) solo tendrán sentido si tienen el respaldo de amplias masas que desarrollan una violencia comunal y masiva. Entonces, antes de ejercer acciones de violencia minoritaria, creemos que debemos buscar la masificación de la acción directa de las masas, solo después de esto podríamos pensar en la utilidad de acciones individuales de violencia política.
 
Entonces, respondiendo a la pregunta del texto, en relación a establecer qué tipo de violencia política debemos efectuar, podemos responder que ahora lo que importa es generar un tipo especial de violencia contra el E$tado y su aparato de dominación: la violencia de masas, las revueltas urbanas generalizadas, la violencia politica popular, en resumen lo que llamamos “Violencia comunal antagonica”. Comunal en tanto es generada por grandes comunidades y antagonica en tanto viene a contraponerse al modelo de vida capitalista. Por nuestra parte, no tenemos rollos con decir que no condenamos, en ningún sentido, la “Violencia comunal antagonica”, es más, la consideramos muchas veces como el único camino que se tiene para actuar frente a un sistema que cuenta con todos los medios para aplastarnos. Sin embargo no sera comunal si es perpetrada por individualidades, ni sera antagónica si es perpetrada por grupos que no buscan un verdadero cambio (por ejemplo grupos fascistas que utilizan violencia para generar otras formas de dominación). La “violencia comunal antagónica” sera perpetrada por masas y por sujetos que buscan eliminar la dominación.
 
Solo esta violencia política traerá más beneficios que problemas en la actual coyuntura que vivimos, en donde, para nuestra desgracia, nuestras acciones de violencia aislada no gozan de la legitimidad necesaria. Entonces más que por la violencia política minoritaria estamos por la generalización de la revuelta, solo esta ultima le daría algún sentido a la primera. La violencia política minoritaria solo servirá en cuanto esté encadenada a la violencia de masas y sirva para potenciarla. Una violencia politica minoritaria que no este conciente de su contexto historico estara destinada al fracaso y la arremetida represiva del E$tado.
 
En el periodo actual de posible crisis es necesaria la legitimidad en nuestras acciones. Un espiral de violencia siempre es fatidico, más si vemos la proliferación de grupos nacionalistas y otras escorias fascistas en el país. Siempre que el capital entra en crisis aparecen estos grupos y pareciera que estan surgiendo en la región $hilena. Sabemos que para mucha gente la práctica de la violencia politica es mal vista, eso lo tenemos claro y no debe detenernos. Sin embargo, esto no quiere decir que dejemos de intentar ganar la mayor legitimidad posible en nuestras acciones. Para hacer masiva la violencia politica de los oprimidos hay que socializarla, no queda otra.
 
Esperamos que estas palabras fomenten el debate de un tema pocas veces abordado, pero demasiado necesario. Por ahora podemos decir que el tipo de violencia que debemos preponderar, tomando el contexto histórico que vivimos, es la violencia de masas, aunque aún quedan otras preguntas que plantearnos, por ejemplo: ¿Hasta que grados debemos llevar esa violencia política de masas? ¿Cómo legitimamos la violencia comunal antagónica? ¿O de qué manera podemos potenciarla evitando en lo posible la represión del E$tado?
 
Por ultimo debemos tener siempre claro que, aunque legitimamos la violencia política, esta no siempre sera necesaria según los contextos y no debemos caer en el juego de potenciarla siempre. Muchos compañeros, producto de su negación a la postura mas ciudadanista y respetuosa de la legalidad, buscan ejercer y potenciar la violencia politica en todo momento en que pueden hacerlo, la verdad es que no podemos ser tan impulsivos, muchas veces la violencia politica no sirve para nada, tener una obstinación por reproducirla siempre que se pueda es un obstaculo para el desenvolvimiento de las luchas. Repetimos que el cambio en este sistema no se dará por el simple choque de la violencia de las masas y las del E$tado, como si estuviéramos en las típicas guerra burguesas entre dos ejércitos. Es indudable que una verdadera transformación del sistema actual se dará por un cambio radical en las subjetividades y mentalidades de la población. Debemos tener siempre en cuenta que la violencia es un medio, en ningún caso un fin, no tener esto en consideración es muy peligroso. Por ahora dejamos abierto el debate sobre estas problemáticas y esperamos que exista una reflexión entre aquellos que nos vemos en la necesidad de cambiar este sistema profundamente violento con todos nosotros y nosotras.
 
Comite contra la paz-ividad.
 
[Sacado de Hommodolars.org]