Discurso de Luisa Toledo, madre de Rafael, Eduardo y Pablo Vergara, asesinados al enfrentar la dictadura de Pinochet.

A 12 años de aquel diciembre de 2001 todavía siguen vivas las sensaciones de aquellas jornadas en las que salimos a enfrentar el estado de sitio y a manotear lo que se pudiese de los supermercados, casi 40 muertxs en los saqueos y en las calles atestadas de cartuchos de balas de plomo. El pueblo se organizó para enfrentar el hambre en clubes de truque, cooperativas y miles de  organizaciones de todo tipo surgieron para prolongar lo que el 20 de diciembre irrumpió en la historia de argentina y nadie se esperaba: el protagonismo de lxs de abajo sin dirigentes, la organización horizontal, autónoma y autogestiva, la acción directa.

A 12 años de aquel diciembre hubieron saqueos con muertxs y detenidxs en todo el país, igual que el año pasado, y los dichos que condenan los saqueos diciendo que ya no hay hambre como antes, además de desconocer el cotidiano de millones, expresan la más repugnante aceptación del sistema de esclavitud capitalista al defender la propiedad de los grandes supermercados o de cualquier comerciante, usurerxs de las necesidades básicas. Pero peor aún fue el debate al interior de la izquierda de si apoyar el reclamo policial – lxs amigxs de mis enemigxs son mis enemigxs-, y también lamentable la postura de ciertos movimientos sociales en Córdoba que salieron a pedir bolsones de comida aclarando “Nuestra organización no tiene nada que ver con los saqueos”, ¿y la solidaridad con lxs más de 200 detenidxs sólo en esa ciudad?. En otro extremo, la patota asesina kirchnerista de Milagro Salas se ofreció como guardián de el orden en las calles de Jujuy en caso de nuevos saqueos. Cada unx con su huertita…

Pero por más que en estos 12 años el capitalismo siguió aumentando sus ganancias con la expansión de la soja, la minería a cielo abierto o la industria petrolera, o mejor dicho, por la profundización del sistema capitalista que se impone con violencia, sacrificio y sufrimiento de lxs más pobres, es que la lucha sigue. Sigue por que más de 4.000 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad del estado en 30 años de Democracia, Sigue por que cada vez más enfermxs mueren envenenados por el glisfozato, el agua de la canilla, el humo urbano o la comida tránsgénica y plástica -oléomargarina-, Sigue porque sigue la tortura en cárceles y comisarí, Sigue y seguirá  porque nuestrxs muertxs nos reclaman vencer.

Las balas de plomo y las rukas -casas Mapuches- incendiadas en Neuquén para instalar el fracking, destructor de la vida y el agua potable, las golpizas al acampe contra la nueva planta de Monsanto en Córdoba, lxs Qom asesinadxs en Formosa, la represión en todo el territorio dominado por el estado argentino fue la constante en este 2013, al igual que en estos 12 años (ver el informe de CORREPI y Agencia Walsh sobre “La década ganada”).

 Los presos de las puebladas que mucho traen del 2001, ahi están, tras las rejas esperando las campañas y la presión callejera que lxs libere: los obreros de Las Heras hostigados desde el 2006 al igual que los 6 vecinos del pueblo cordobés de Corral de Bustos, Ruben Reynoso en Pico, La Pampa, por los ataques a la comisaría y los tribunales protectores de violadores, los dos desocupados jujeños por la toma de tierras a la azucallearera Ledezma. Y todxs lxs compañerxs revolucionarixs que bajo la represión de otros estados, soportan y enfrentan el aislamiento y tortura del encierro carcelario.

En estos días una terrible noticia golpeó al movimiento multiforme de lxs que luchan por la revolución total, Sebastián Oversluij, un compañerx anarquista, cayó asesinado por el arma de un carabinero cuando se disponía a asaltar un banco. “Angry” dió su vida y lo mejor de todo lo que sabía hacer para acabar con este inmundo orden social y liberar a la humanidad de la odiosa autoridad. Vivirás en cada lucha, cada combate orientado a concretar tus mejores sueños.

  Cada compañerx caído es un llamado eterno a luchar hasta la revolución definitiva.