Ante todo y lo primero, queremos agradecer el apoyo mostrado a todos los que se solidarizaron con La Gatonera el pasado Domingo. Tras el aviso de prohibición del concierto por la Junta de Gobierno de Madrid, los munipas aparecieron varias veces a lo cual se encontraron con las puertas cerradas, sin intento alguno de desalojo.
Sin embargo, queremos comentar ciertas cosas sobre esta nueva estrategia de represión que se está llevando a cabo, y que sabemos que están sufriendo otros centros sociales de Madrid desde el incidente en el Madrid Arena.
En la carta que recibimos, se nos decía que el edificio no estaba amparado por la licencia correspondiente, y que era incompatible con el uso de espectáculos públicos sin la adopción de las medidas de seguridad correspondientes.
Hasta ahora en los diferentes centros sociales, se han intentado prohibir exclusivamente conciertos y no todos los otros eventos, lo cual muestra la hipocresía de las instituciones del estado, que atacan aquellos eventos destinados a la autogestión de los centros y de otros proyectos políticos bajo pretexto de “nuestra seguridad”, como así tienen el descaro de manifestar en su carta.
Pero lo que más nos inquieta, es que la carta nos acepta como ente o “edificio del movimiento okupa” (literal), nos acepta como espacio de eventos, sólo que no tenemos la licencia correspondiente.
Somos conscientes de que la sana heterogeneidad de los espacios combativos en Madrid ha sido y está siendo rapiñeada por elementos del Estado con el objetivo de utilizar el descontento social para provecho de sus propios intereses partidistas, dándose casos en los que se llega a negociar con el gobierno, quedando así acciones que, aunque por naturaleza van en contra del Estado, terminan siendo absorbidas por el mismo. Lo que queremos por tanto, es alertar de lo que esta nueva estrategia puede suponer, que es el clásico recuperacionismo o absorción de las luchas por parte de lo que siempre fue el enemigo, haciendo que vayamos aceptando poco a poco y no de golpe, para finalmente existir como un elemento más del estado que ofrezca un servicio más a la comunidad. Berlín es el mejor ejemplo del daño que puede llegar a hacer esta estrategia contra los movimientos sociales.
El Estado hoy día es el defensor de la propiedad privada, y la okupación, como acción contra la propiedad privada, es una acción contra el Estado. Es una acción que no quiere aceptar ni ser aceptada por el Estado, y en el caso de nuestro centro social, destinamos el espacio a todo lo que proponga, construya o apoye iniciativas que nos ayuden a autogestionarnos frente a él o a luchar contra él. Por ello rechazamos encajar en sus normas y licencias, rechazamos la legalidad y abrazamos la ilegalidad, y si por seguridad fuere, sólo aceptaremos lo que nosotros junto a los vecinos y compañeros que se nos unan, decidamos por asamblea, y no lo que nos imponga la misma gente contra la que estamos luchando.
Nos parece un acto miserable por parte del Gobierno, siendo el objetivo el de inculcar miedos e inseguridades a los centros sociales por eventos concretos, con amenazas destinadas a dividirnos para ver qué centro social se achanta más o menos, etc. Ante esto respondemos que LA AMENAZA SOMOS NOSOTROS, que estamos preparados para desalojos todos los días porque la okupación en sí es una amenaza diaria contra ellos. Su intento de definir nuestros eventos como espectáculos públicos resulta patético, siempre seremos nosotros los que nos definiremos como queramos y sólo si queremos hacerlo.
Nuestro espacio no es público ya que no es de pública concurrencia: fascistas y policía no son bienvenidos. Nuestro espacio no es privado, sino que lo hemos liberado de la propiedad privada. Ni siquiera estamos seguros de poder decir que es nuestro. Nos alegramos de no encajar en ninguna de sus definiciones y seguiremos trabajando en la creación de conceptos que pongan en peligro la credibilidad de esta hipnosis colectiva llamada Estado.
Desde aquí felicitamos a todos los centros sociales que hayan recibido la carta, ya que eso supone que molestáis al Estado, y eso es lo MÍNIMO a lo que deberíamos aspirar. Ahora, sólo falta seguir con la lucha conjunta diaria para conseguir su destrucción.
Seguiremos resistiendo.
CSOA La Gatonera