La COPEL: El detonante de l@s pres@s comunes
Bicleta Noviembre 1977
El 21 de Febrero de 1977, a las 8,30 de la tarde,nueve presos ocupan las terrazas del hospital penitenciario de la prisión de Carabanchel, en Madrid. En sus manos llevan varias pancartas reivindicativas de libertad y amnistía y una bandera que, al desplegarla, deja ver un enrejado mapa de España y una leyenda: COPEL (Coordinadora de Presos Españoles en Lucha). Este motín breve y sangriento, constituye el acto de presentación pública de la primera organización de presos del Estado español. A partir de entonces, será la que encauzará todas las acciones, reivindicaciones y comunicados de los hombre que componen lo que se hado en llamar “la poblacion reclusa”.
La historia de los presos y por lo tanto, de la COPEL, se apoya en la cronologia de los motines carcelarios como puntos fundamentales. En este sentido, es necesario hacer referencia al de agosto de 1976. Hasta entonces, todos los motínes, revueltas, huelgas de hambre o cualquier tipo de enfrentamiento con las autoridades habían sido motivados por la soliraridad con algún compañero maltratado o muerto, o por reivindicaciones de mejoras en el orden interno de la vida en el interior de las prisiones. Pero el de agosto iba mucho más lejos. A finales de julio, se hizo público el Decreto de Amnistía para presos políticos, que, dentro de las limitaciones enormes que presentaba, constituía, de hecho, el principio de las excarcelación de los presos politicos que, aún hoy, no ha terminado. Los presos sociales o comunes, de los que nadie se acordaba y de los que nadie hacía mención, se hicieron eco de sí mismos y se amotinarón, ocupando las terrazas de Carabanchel. Un grito salía por primera vez de sus gargantas “AMNISTIA Y LIBERTAD”, el mismo que , aunque referido a los presos políticos, había sido el desencadenante de las repetidas jornadas de lucha habidas en las más importantes ciudades del Estado. Los presos comunes se insertaban así en el abanico de reivindicaciones exigidas por amplias capas del pueblo.
A partir de entonces, la idea de formar un sindicato de presos sociales o comunes va tomando cuerpo. Hay asambleas en el interior de las prisiones, sobre todo en Carabanchel. Hasta que en octubre del mismo año, un número reducido de presos fundan la COPEL, cuyo primer trabajo a realizar es un informe, elaborado por distintas comisiones de trabajo durante varios meses, sobre la situación en la prisión.
A finales de Enero de 1977, aún incompleto, sale a la luz pública como “MANIFIFIESTO REIVINDICATIVO DE LOS PRESOS SOCIALES DE CARABANCHEL”. A través de los 110 puntos de que consta, se hace un repaso exhaustivo a la vida y la normativa en las prisiones, desde el trabajo en talleres, hasta las actividades recreativas, pasando por la sanidad, alimentación, cacheos, etc. Los 13 folios de que consta, constituyen la primera alternativa para una reforma profunda de las instituciones penitenciarias elaborada precisamente por aquellos que la sufren. El manifiesto es el resultado del estudio de las causas, y su posible solución, que llevaron a los presos de todo el Estado a rebelarse en 35 motines y multitud de acciones de protesta, a lo largo del periodo iniciado en 1970.
“A finales de Julio de 1976, no podíamos aguantar más -nos cuentan ex-presos que vivieron aquellas jornadas-. Una semana antes del motín, 700 de nosotros habiamos enviado un escrito al Rey, solicitando la amnistía también para los presos sociales, pero los escritos fueron retenidos primero en Carabanchel y luego en el Ministerio de Justicia, de manera que se nos negaba hasta el derecho a hacernos oir a traves de un escrito. Desde ese momento, se empezaron a caldear las cosas. Encima de estar presos, nos condenan al silencio. Ya no aguantábamos mas. Y por si fuera poco, la cosa se caldeó aun más por el desprecio que los presos políticos manifestaban hacia nosotros, sobre todo, es curioso, los que iban a salir amnistiados aquellos días. Total, que varias veces llegamos a enfrentarnos fisicamente, sobre todo la mañana del motín. Después, la represión y los traslados fue muy grande. Pero ya la soliraridad entre los sociales era muy fuerte y todo había cambiado entre nosotros”.
BAUTISMO DE SANGRE
En el mes de enero de 1977, “desaparece” una pistola de un funcionario, aún cuando la legislación vigente les prohibe terminantemente llevarlas. El asunto ocurrió en el reformatorio, donde entraron los funcionarios y apalearon a más de 100 muchachos. A continuación, la dirección de la prisión dió orden de cacheo e interrogatorio general, las famosas “comisarias de noche”: “Te sacan en calzoncillos y te pegan hasta que, inconsciente, te devuelven a la celda”. Algunos chicos del reformatorio fueron ingresados en celdas bajas completamente destrozados a consecuencia de las palizas. En respuesta, la COPEL convoca huelga de hambre que secundada por más de 400 presos, dura cuatro días. Crece la soliraridad y los acontecimientos se precipitan.
El 24 de Enero tiene lugar la matanza de los abogados del despacho de la calle Atocha. Algunos presos recaudan dinero entre sus compañeros con el fin de enviar una corona de flores a los abogados asesinados. La noche del 27, las puertas de las celdas de tres de ellos, son abiertas por los funcionarios, que dan paso a un grupo de “chivatos” que los apalean y apuñalan. La tensión está en su cénit. La acumulación de castigos y agresiones impunes, la desatención que se presta por parte de las autoridades hacia las 350 instancias elevadas a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, protestando por las sanciones, el oscuro asunto de la pistola, sobre el que nadie se pronunció, además de la iniciación de los traslados de presos a otras cárceles, hacen que, el día 21 de febrero, al límite de la desesperación, estalle el motín en Carabanchel.
“No nos quedaba otra. Nadie nos hacía caso, nadie nos escuchaba. Allí dentro, hacían lo que querían con nosotros. La célebre pistola que “se perdió” en el reformatorio, nunca existió. Era un telón de fondo para llevar a cabo una depuración de los que impulsaban COPEL en aquel momento, y que, ya en aquellas fechas, sacaba a la calle su primer manifiesto, se habían hecho asambleas, se distribuian pegatinas… Eran los días en que, trabajosamente, COPEL se había “hecho”. Ya a raíz de la huelga de habmre habían intentado trasladar a 80 presos. Los traslados fueron el detonante inmediato del motín. Queríamos evitar la desmembración de la comisión Organizadora de la COPEL”.
Durante el motín, que duró sólo un día, 26 presos amotinados, ante los asaltos de la policía, se abrieron las tripas. Otros, se tragaron los más diversos objetos. Uno de ellos, Diego Albarrán, se tragó un grifo, siendo trasladado al hospital de Diego de León, de donde, en un descuido de los vigilantes, logro escapar. Hoy está en París. El desalojo de las terrazas tuvo lugar el 22 de febrero. En los pasillos de las galerías de la cárcel, algunos de los heridos escribieron con su sangre la palabra COPEL. Al día siguiente, 98 preos fueron trasladados a Burgos y al Puerto de Santa María. Otros 40 hospitalizados lesionados ingresaron en celdas de castigo. La COPEL había recibido su bautismo de sangre.
LOS COMITES DE APOYO EN EL EXTERIOR
A partir de julio de 1976, y paralelamente a la germinación de la COPEL, surge entre los familiares y amigos de los encarcelados, la idea de unirse a una Asociación de Familiares y Ex-presos, como única forma de apoyar, en la medida de los posible, las reivindicaciones de los presos. Durante todo el período, hasta marzo del 77, se va consolidando lentamente, siguiendo las iniciativas de la COPEL, integrada exclusivamente por personas encarceladas, que, al abandonar la cárcel, dejan de pertenecer a ella.
Es a partir de marzo, tras el motín de febrero, cuando la Asociación de Familiares cobre un auténtico desarrollo. Hasta este momento, el apoyo había sido llevado casi exclusivamente por abogados y por familiares de los presos. Pero el día 3 de marzo se organiza el primer acto importante de soliraridad fuera de los muros de la cárcel, que tiene lugar en la Facultad de Ciencias de la Información, al que acudieron unas 600 personas y donde aparece, por primera vez, un portavoz de la COPEL. En el acto, intervinieron familiares, abogados, ex-presos, etc. y se publicó un documento de soliraridad con la lucha de los presos de Carabanchel, firmado por más de 100 personas, entre las que figuraban Aragunren, García Calvo, Sánchez Ferlosio, Savater, catedráticos, pintores, etc. De aquel acto, surgió la iniciativa de crear una asociación. Se funda así la AEPP, Asociación para el Estudio de los Problemas de los Presos, de donde, una vez que dejó de funcionar como tal asociación surgieron los Comités de Apoyo a COPEL.
El proceso es imparable. Se editan panfletos, se celebran actos en barrios, se editan carteles, se organizan manifestaciones de soliraridad. COPEL era ya una realidad. Se edta el libro “El prso común en España”, una parte de cuya edición se destina a “colaborar con el sostenimiento de las organizaciones de presos comunes”. En la actualidad, los Comités de Apoyo a COPEL, totalmente independientes de los partidos politicos, constituye una apropiada ayuda moral, económica y solidaria a la lucha planteada por los presos sociales.
¿QUÉ JUSTICIA ES ÉSTA?
Sin duda, un doloroso parto el de la COPEL. Las represalias, las celdas de castigo, las palizas, no consiguieron detener su gestación y nacimiento. Y mucho menos los traslados a otras prisiones. Todo lo contrario. Con ellos, la COPEL, no sólo no es desarticulada, sinio que provoca el fenómeno inverso: se desarrolla. Al ser trasladados sus hombres más combativos, la chispa se extiende a todas lás cárceles: Ocaña, Córdoba, Burgos, Barcelona, Cartagena, Puerto de Santa María, Zaragoza, Bilbao, Valencia y otras, conocen, a través de sus organizadores, las reivindicaciones planteadas, los tipos de lucha posibles, el valor de la unidad y de la soliraridad entre los que tienen los mismos intereses.La COPEL pasa así, de ser un fenómeno localizado en Carabanchel, a ser un fenomeno generalizado.
Inmediatamente, en marzo, tiene lugar otro motín, aunque de pequeñas dimensiones. En el hospital penitenciario y la 3ª galeria de Carabanchel, los 6 presos que había en el hospital, secundados por un escaso número de reclusos, se rebelan en el interior de las dependencias. El resultado del motín, al que tampoco en esta ocasión se sumaron los políticos, es una nueva remesa de traslados.
En abril, se elevan denuncias por parte de la COPEL sobre represalias y malos tratos sufridos por los presos. El 26 de mayo, se celebra un juicio en Madrid, contra tres miembros de la COPEL: Daniel Pont Martín, Carlos Iglesias Fernández y Eusebio Sánchez Fernández. Durante la vista judicial, y tras leer un comunicado de la Coordinadora, los tres acusados se cortaron las venas de los brazos con cuchillas de afeitar, lo que originó el revuelo consiguiente. Suspendida la vista, los detenidos fueron regando con su sangre los pasillos del Palacio de Justicia, custodiados por la policía, hasta los calabozos.
Minutos antes, Daniel Pont, había contestado a la primera pregunta del fiscal: “Con la venía, yo vengo aquí simplemente a declarar que este juicio es una farsa más de la justicia, y a negar la validez de este tribunal para juzgarnos, y de cualquier otro como éste, vinculados íntimamente al franquismo. Si llevamos 5 años en prisión preventiva, en los cuales hemos sido trasladados ilegalmente numerosas veces, si hemos denunciado en numerosas ocasiones estos hechos injustos de los que responsalbe la Dirección General de Prisiones y a los cuales siempre han hecho oídos sordos y no han prestado ninguna atención a nuestros problemas, perdiéndose todas nuestras denuncias en las papeleras de los juzgados… ¿Cómo vamos a confiar en esta justicia? ¿Qué justicia es ésta?”
La noticia salta a los periódicos. el 29 de mayo, tres días después, la COPEL de Carabanchel, hace un llamamiento a la huelga general de talleres en todas las prisiones del Estado, que es secundada por más de 2.000 presos de Madrid, Valencia, Bilbao, Barcelona, Zaragoza, Granada, Burgos y Ocaña, entre otras. Objetivo: la reivindicación de los 7 puntos DE LA PALATAFORMA de la COPEL “REFORMA DEL CODIGO PENAL Y LEY DE ENJUICIAMIENTO CRIMINAL; ABOLICION DE TODAS LAS JURIDISCCIONES ESPECIALES; ABOLICION DEL REGLAMENTO DE PRISIONES Y DEMAS INSTITUCIONES PENITENCIARIAS FRANQUISTAS; DEPURACIÓN DE JUECES, MAGISTRADOS, FISCALES, POLICIAS Y FUNCIONARIOS FRANQUISTAS; AMPLIAS MEJORAS EN LAS CONDICIONES DE VIDA EN LAS PRISIONES; LA COPEL CONSIDERA LA TRANSFORMACIÓN DE LAS PRISIONES COMO UN PASO PARA CONSEGUIR LOS CAMPOS ABIERTOS”. Consideran que, “como marginados sociales que hemos sido y somos, y por haber sido juzgados y condenados impunemente por unas leyes injustas y unos tribunales de justicia discriminatorios, represivos y abiertamente fascistas., tenemos derecho a la concesión de una amnistía general que suponga la igualdad de oportunidades para participar en la constitución de un sistema social más justo”.
La huelga general de talleres finaliza a primeros de junio, en plena campaña electoral, haciendo un llamamiento de sensibilización a todos los partidos políticos con respecto a sus problemas.
“Pero de nada ha servido, porque no nos han hecho ni caso. Sólo Acción Comunista y la C.N.T. nos apoyan. Pero el resto, nada. Y es lógico, no nos ha serprendido. Pero ¿Como nos van a apoyar, ni siquiera entendernos, si cuando ellos estaban presos, nunca nos apoyaron? Al reves… Mira, yo, en agosto de 1976, antes de empezar el motín, fuí con otros compañeros a hablar con ellos, a preguntarles cuál iba a ser su postura. ¿Y sabes lo que nos dijeron? Que nosotros éramos el cubo de la basura y que no teníamos derecho a nada. Eso me lo han dicho a mí en la cara. Si acabamos a bofetadas, hombre. Sólo una vez, en el motín de febrero sacarón una nota protestando por las represalias que había habido con los comunes. Habrá escepciones, pero en general importamos les un huevo…
Ellos han tenido sus pequeños privilegios y jamás, en 40 años se han acordado para nada del preso común, parece mentira, gente como Camacho, Sartorius, Sanchez Montero, Ariza, Lobato, que tantos años han pasado entre rejas y sin embargo, nos ignoran como si fueramos el estercolero de la sociedad y no tuviéramos derecho ni a vivir… Ellos antes, eran delincuentes, igual que nosotros porque habian infringido unas leyes injustas… ¿O es que las leyes que ellos traspasaban y los tribunales que les juzgaban eran fascistas y en nuestro caso no? En nuestra piel les quería ver yo… Antes delicuentes y ahora líderes…Son ídolos de barro. Para mí son muñecos al servicio de una ideología que no…que no son nada en definitiva. Ídolos de barro hechos por la gente y que para nada valen. Nosotros seremos mierda. Pero ellos también.”
El ciclo continua con el motín del pasado 18 de julio, cuyo balance fué un gran número de presos heridos, algunos de ellos graves, sistemáticas represalias a pesar de las promesas, practicamente todos los presos trasladados a otras prisiones… Los presos comunes y su COPEL siguen empeñados en una lucha desesperada por conseguir que se les atienda, que se les escuche… En los dos últimos meses, las revueltas y motines se han generalizado a todos los penales del país, desde Basauri a Córdoba, desde Barcelona al Puerto de Santa María. Mas que nunca la lucha se prolonga más acá de los muros carcelarios, con movilizaciones populares cada vez más numerosas, la última de las cuales es la que tuvo lugar en Sestao en los últimos días de septiembre.
¿PORQUÉ EXISTEN LAS CÁRCELES?
Antes de explicar los últimos sucesos de Carabanchel pensamos que es necesario desentrañar brevemente el último objetivo del movimiento de los presos: la abolición de la cárcel.
La existencia de la institución carcelaria ya no se puede plantear más que hipócritamente como un centro de rehabilitación, porque si algo está claro, es que ni rehabilita ni corrige, sino que , como se ha dicho tantas veces, es fábrica de delincuencia. La cárcel es la última y más brutal defensa del sistema contra el que ataca sus normas y que, además, puede desempeñar un papel contaminante para al resto de la sociedad.
De ahí que, como el resto de las instituciones, se ligue estrechamente al concepto de “normalidad”, que, en este caso se concreta en la legalidad. Normalidad, legalidad, implican la marginación, rechazo y en último caso aislamiento de lo que no se adecua a la norma. Pero norma y ley son conceptos definidos desde y por el poder.
Así un sistema basado en la explotación y la dominación solo podrá crear una legalidad que defienda su interés: obtener el máximo beneficio. Todo lo que no encaja en este esquema de producción será marginado (viejos, locos, homosexuales…) o recluido cuando se trate de algo más, y suponga un ataque directo a los pilares en que se sustenta.
La legalidad del poder crea necesariamente su opuesto: la delincuencia. La delincuencia será la gran excusa para mantener un gran aparato de vigilancia que, pretendiendo mantener la ley, posibilitará el control de toda la comunidad.
Pero la delincuencia no es más que la consecuencia directa de un sistema y una legalidad que subsisten gracias a la existencia de clases explotadas, que no acceden a las metas ideales que, por otra parte, el sistema se encarga de fomentar. Lo asombroso es que, más tarde el sistema se asuste de las respuestas violentas que suscita su legalidad impuesta violentamente. Lo asombroso es que , en nombre de la defensa de la sociedad, se cree la figura del delincuente como elemento antisocial, cuando su actitud lo que desmorona es un sistema y unas normas que solo defienden los intereses de las clases dominantes.
Norma, ley, delincuencia, resultan tan solo conceptos, definiciones dadas por el sistema de dominación y explotación. Clasificaciones que si lo que queremos es destruir todo ese aparato, se borran y desaparecen. Y entonces el apoyo a la lucha de los presos es algo más que paternalismo o piedad, se convierte en uno de los pasos imprescindibles para desmontar el sistema de dominación.
No vamos a explicar exhaustivamente el motín de junio de Carabanchel, dado la gran información que dio la prensa. Pensamos que basta un resumen de los hechos y la exposición de los comunicados más importantes en los que los presos planteaban sus reivindicaciones. Tras el motín de febrero de Carabanchel, la situación en las cárceles empeoró de forma alarmante. Los presos continuaron sus protestas traducidas en huelgas de hambre y talleres, autolesiones en juicios,…hasta que la soledad y el aislamiento de su lucha, en plena campaña electoral y fervor democrático de las Nuevas Cortes, estalló en el motín del 18 e julio.
Comité Pro Presos de CNT
http://www.sindominio.net/desdedentro/textos/Dosscopel/detonante.htm