A Refractario nos han llegado algunas cartas y escritos con algo de tardanza en recuerdo y memoria de los compañeros Alexis y Fabián, caídos en combate el 22 de Enero de 1992. Si bien el proyecto Refractario esta enfocado a la lucha contra la cárcel desde una óptica antiautoritaria, decidimos realizar este breve compilado en función de los textos que nos han enviado y hemos rescatado para darle voz al recuerdo rebelde e indómito desde prisión. No compartimos la visión Marxista Leninista del FPMR, ni sus métodos organizativos, pero si valoramos la honesta dedicación de alguno de sus miembros a la hora de enfrentarse a los opresores, priorizando en sus vidas la lucha ante la comodidad.
Sumamos un escrito y Video para describir y contextualizar la muerte de Alexis y Fabián, ademas de incorporar escritos de:
*Ricardo Palma Salamanca: Fugado desde la carcel en Diciembre de 1996
*Alberto Olivares Fuenzalida (El Nico): En prisión
*Eduardo Olivares Fuenzalida: En prisión
*Pablo Muñoz Hoffman: Fugado desde la cárcel en Diciembre de 1996
*Alex Muñoz Hoffman: Caido en combate el 22 de Enero de 1992
…Algo de historia….
Es en la mañana del 22 de Enero de 1992, cuando un grupo de 3 militantes del FPMR, guerrilla urbana que combatió la dictadura de pinochet y su continuidad democrática, expropian un camión de valores, Prosegur, en el campus Oriente de la Universidad Católica.
Alexis Muñoz Hoffman, Fabián López Luque y Pablo Muñoz Hoffman consiguen expropiar 7 millones 600 mil pesos dejando heridos a dos guardias que trataron de repeler la acción. En el repliegue Pablo es herido de gravedad por la policía, quienes pretenden rematarlo en el suelo antes de capturarlo. Alex y Fabián intentan romper el cerco parapetándose en una casa en calle Alonso de Ercilla 3082 al llegar a Avenida Chile España en la comuna de Ñuñoa.
En la casa habitaba la familia del abogado Erick Riveros, quienes permanecieron como circunstanciales rehenes tras el enfrentamiento posterior a un asalto.
Rápidamente un impresionante contingente policial y de prensa cerca la casa donde se encuentran los frentistas parapetados, comenzando así una larga “negociación” donde los expropiadores liberan a la mujer y los tres hijos que permanecían en la casa.
La prensa trasmite en vivo y en directo durante todo el día apostados afuera de la casa, los canales de televisión y las emisoras radiales trasmitían de forma uniforme y en cuasi cadena nacional las largas horas de negociación incluyendo las conversaciones telefonicas.
Alex y Fabian conversan e intentan demandar una entrega de comida en distintas poblaciones de Santiago y una salida a Cuba, pero finalmente señalaron: “No nos vamos a entregar. La decisión no es de este momento, sino de mucho antes… nos la vamos a jugar entera… Nuestra consigna es Hasta Vencer o Morir”.
Tras más de 14 horas de negociación, entre las 20:50 y 21:25 el impresionante contingente de 500 miembros de las fuerzas represivas entre policías, personal del grupo de operaciones especiales-GOPE-, francotiradores, etc decide intervenir y exterminar a los rebeldes.
Alex de 22 años muere al recibir 10 disparos en la región toráxico mientras que Fabian de 23 años recibió 7 impactos en la cabeza, el maxilar, el torax, el abdomen y las piernas.
El operativo policial termino con cuerpos rebeldes acribillados trasmitidos en directo por la televisión, mientras que Pablo tras estar varios años en prisión consigue fugarse el 30 de Diciembre de 1996 desde la Cárcel de Alta Seguridad en helicóptero junto con otros 3 frentistas.
*Video con imágenes de la época que recuerda algo de su actuar parapolicial:
…Un 22 de Enero. Escrito de Ricardo Palma Salamanca
Ricardo Palma Salamanca se fugo junto con Pablo Muñoz Hoffman desde la C.A.S en Diciembre de 1996, en clandestinidad escribió “El Gran Rescate”, este texto es un extracto de aquel libro.
“Morid con el pensamiento cada mañana
Y ya no temeréis morir”
Están viendo al camión blindado de la empresa Prosegur que entra suavemente hasta quedar frente a la puerta principal de acceso y descargar el dinero correspondiente a ese día de enero para la caja pagadora del banco en el interior de la universidad.
Observan desde un patio pequeño, siguiendo los movimientos. Llegaron temprano por la mañana, mezclándose entre los estudiantes.
La noche anterior la pasaron los tres juntos en una casa cercana. Antes de salir de ella se miraron con nerviosismo, se ordenaron mutuamente las ropas y se abrazaron como no lo habían hecho antes. Salió primero Pablo Muñoz, con la cara despejada, sus ojos claros y nariz prominente. Tras él iba uno muy parecido, casi del mismo tamaño y color de ojos pero con la nariz un poco menos afilada. Era su hermano Alexis Muñoz, que llevaba un bolso en las manos. Un poco mayor que Pablo, casi nada, una diferencia de tiempo a esas alturas inútil. Cuando ambos eran niños, se podía observar que aquella diferencia era concreta. Alexis, el mayor, guiaba con mano segura a Pablo. Le decía qué debía hacer y qué no, lo regañaba cuando cometía alguna torpeza de niño, lo ayudaba a subir las escaleras del edificio en que vivían y no lo dejaba acercarse a los balcones. Tiempo después, las cosas cambiaron, Alexis empezó una vida bohemia y los desvaríos eran habituales cada fin de semana. Ahora era Pablo quien lo ayudaba a subir, pero ya no tomándolo de la mano sino arrastrándolo hasta el décimo piso, entre risas y quejidos por los golpes contra los escalones. Borracho hasta el infierno, irreconocible, reptaba del brazo de Pablo hasta llegar a su cama donde lo último que hacía era darle las gracias a su hermano para después acabar con un profundo y violento vómito sobre los pantalones de Pablo.
Siempre estuvieron algo abandonados, lo único que tenían era a sí mismos y a sus demás hermanos. En total eran cinco.
El último en salir aquella mañana fue Fabián. Seguro, de barba, se desplazó casi como un vikingo. De pelo negro y piel blanca. Más joven, quizás un niño. Cerró la puerta de la casa despidiéndose del dueño con una sonrisa.
Pablo y Fabián entraron al Campus Oriente de la Universidad Católica, y Alexis se quedó en la parada de autobuses esperando dar la señal una vez que viera entrar el camión blindado. Ahí estuvo hasta que apareció el camión en medio de la calle. Levantó un brazo como si se peinara y adentro, Muñoz y Fabián se levantaron nerviosos y empezaron a caminar.
Los tres ya están en eso, y la voz de Pablo se escucha antes que el revólver de Fabián apunte al cuerpo de uno de los dos guardias.
-¡Al suelo, conchesumadre, no se resistan!”, gritó Pablo en el hall principal del campus. El suelo brilla y Pablo vio el reflejo de toda la situación. No hay nadie más que pueda decir lo que ocurrió esa mañana.
Uno de los guardias quedó quieto, dominado por la sorpresa. El otro corrió despavorido, descontrolado. Al llegar casi a la puerta de salida lo detuvo la detonación del revólver Colt de Fabián. Cayó desplomado, aún con el bolso del dinero aferrado a su mano como si ese simple automatismo servil, que otros llaman profesionalismo, le fuera a hacer merecedor de una sonrisa complacida del patrón.
-Quédate quieto, quédate quieto- le repitió Pablo al otro guardia. Sonaron dos tiros y el guardia, herido en la pierna, cayó gimiendo.
-No me mate, por favor, no me mate, decía, mirándolo con la cara desencajada, mientras Pablo le quitaba el revólver. Fabián lo siguió. Corrieron hacia la única salida, el camión estaba afuera. Su chofer, al volante, comenzó a lanzar, en un último acto de desesperación, el camión contra Pablo y Fabián que seguían corriendo. Fabián se detuvo al ver a Pablo que disparaba tiros sobre el blindado. En ese momento algo sucedió con el arma de Pablo. “¡No salen más tiros!”, gritó. El depósito yacía en uno de los escalones de la entrada principal.
-¡¡Hijos de puta, hijos de puta!!
¿De dónde vienen esos gritos de impotencia? Pablo se dio vuelta y vio a Alexis. Su hermano, el tercero, que iniciaba el cumplimiento de su misión en medio de la avenida Battle y Ordóñez, frente al campus, con un fusil M-16 escupiendo múltiples ráfagas cortas hacia el camión blindado.
Una vez los tres juntos en la esquina de Ordóñez y Regina Pacis, con sus armas en las manos, simplemente se miraron. Pablo colocó un nuevo cargador en su pistola y Alexis daba vueltas junto a Fabián, esperando a un cuarto que nunca llegó y que más tarde dijo con voz trémula de vergüenza: “Me perdí”.
También comenzaban a perderse los tres, porque ninguno sabía manejar y era imposible arrebatarle el automóvil a alguien para escapar del lugar.
Cerca de un minuto lo esperaron, y luego Pablo Muñoz dijo: “Vamos caminando separados y a lo que venga”. Habló con nerviosismo y con la pistola en la mano. Respiraba fuerte. Sólo quería salir de ahí. Creer que todo era la imagen de una vida pasada.
“Vamos”, respondieron. No tenían nada más qué decir porque no había más que hacer, porque los diálogos son mentira en estas circunstancias.
Y caminaron como cuando caminaban de la mano de su padre hacia el colegio. Con una seguridad de media tarde y una desmesura regada sobre sus armas.
No alcanzaron a caminar demasiado pues les salió al paso un furgón de carabineros en la esquina de Pacis y Holanda. Los tres se parapetaron en unos automóviles disparando contra el vehículo.
Todos disparan en un escenario demencial. Pablo cayó de dolor al recibir un tiro que le partió la pierna en dos. Fabián, al ver aquello, dejó de disparar tratando de ayudarlo, pero era imposible. Alexis siguió concentrado en cada tiro, mirando de reojo a su hermano. Le saltaban las lágrimas ante el hecho de dejarlo en el suelo junto a la sangre iluminada por el sol.
Sabemos que Pablo quedó ahí, a pesar de la insistencia de Alexis y Fabián que querían cargarlo, pero él dijo mil veces que no, y los dos corrieron entre los disparos hacia un destino que Pablo desconocía, porque lo que comenzaba a conocer era el miedo de los carabineros, que antes de acercarse le rafaguearon las piernas tras el último tiro que logró dar antes de que se le trabara definitivamente la pistola, com si un negro cuervo desajustara los impredecibles mecanismos de esa inercia.
También sabemos que Alexis y Fabián continuaron corriendo y disparando hasta quedar sin municiones. Murieron en su jardín a manos de carabineros en un espectáculo transmitido a todo Chile por la televisión.
Sangre de verdad y caliente, como le gusta al buen ciudadano respetuoso del pudor y la moral judeo/cristiana.
Así salieron aquellos dos, con la última profecía del 22 de enero de 1992.
Y por cierto sabemos que Pablo sobrevivió, tras seis meses en un hospital de la cárcel. Que debió aprender a caminar nuevamente, y logró aferrarse a una cuerda, cinco años más tarde, para despegarse del encierro. Que supo de la muerte de sus hermanos una semana después, una tarde en que sólo se escuchaban las cerraduras de la Penitenciaria de Santiago.
Lo que viene es materia de otras palabras…” – Ricardo Palma Salamanca-
*Escrito de Alberto Olivares Fuenzalida, El Nico
Keridos hermanxs, hoy mi alma se estremece en un llanto de rebeldía por recordar ese 22 de enero, en donde la vida se elevó en lo más alto de la dignidad. De esos rebeldes ke kalleron en kombate por algo más ke una rekuperación, si no por una altura libertaria esa ke muchos olvidaron como kien olvida los rekuerdos de donde somos y porke hemos luchado toda la vida, no somos orgullosos sino unos rebeldes desde ke nacimos. Hoy rekuerod a Alez y a Fabián, en esa trinchera de vencer o morir. Hoy en mi celda están todos los kaidos akompañandome en mi kondena social y rastrera de esta justicia policial fascista.
*Escrito de Eduardo Olivares Fuenzalida
-Sangre Unida Por Siempre-
-A la memoria de Alex y Fabián asesinados un día 22 Enero 1992-
Han pasado 21 años desde que partieron; con sus sueños rebeldes recordarlos para mi es la rebelión misma que corre por mi sangre, porque fuimos y somos sangre unida. Hoy la llama de la rebeldía está más encendida que antes; son otros tiempos; otras generaciones los que no dejaron que el fuego insaciable de ustedes se apagará. El combate hoy es más directo es por esto que hoy los recuerdo con un fervor revolucionario que siempre estarán presente en nuestras vidas; y en nuestros corazones; el árbol de la rebelión va crecido; con los mismos pensamientos de ustedes; sed de justicia; como pensaban y actuaban ustedes; tuve el honor en aquellos tiempos de combatir su lado.
Nunca lo olvidare; hoy tu ahijada a crecido Alex y tiene el mismo pensamiento y sentimiento nuestro, hay semilla, espero encontrarte en algún momento y volvería a combatir al lado de los dos, han pasado los años y estoy terminando esta prisión que me embargó desde que los dos partieron con balas del fascismo que los atrapo. Pero sé que hasta el ultimo tiro dispararon,-hoy tengo la oportunidad de escribir estas letras para que esta nueva generación de jóvenes combatientes alcen sus nombres; ya que el tiempo no los ha olvidado a ustedes por mi parte los llevare por siempre en mi recuerdo y en mi vida de combatiente revolucionario; la llama de la rebeldía siempre estará encendida para combatientes como ustedes. Viva la rebelión callejera; abajo la prisión. Nunca olvidare un día 22 de Enero que me separó de hermanos como ustedes: Alex Muñoz Hoffman* Fabián López Luque, váyanse tranquilos a su zona que pronto estaré yo ahí porque nunca dejare de combatir y luchar.
Eduardo Olivares Fuenzalida
Ex Miembro FPMR
Preso Social
13 Años en prisión.
22 Enero 1992 Al 22 Enero 2013.
21 Años del asesinato de Alex y Fabián.
*Escrito de Pablo Muñoz Hoffman
“Ese hermano comprometido, guerrero silencioso por ti y por el compa de
ojos miopes y caminar verdadero. No a la venganza, sino la justicia serenamente armada, Raúl vive entre nosotros, volveremos a los Queñes. Hasta vencer o morir. A mi hermano Alex y mi compañero Fabián, caídos en combate el 22 de enero”.-Escrito de Pablo Muñoz Hoffman antes de fugarse en Diciembre de 1996, leído durante la conmemoración de los 14 años del asesinato de Alex y Fabián el 2006.
*Texto de Alexis, enviado a Refractario
-Fraternidad-
“Sus manos se sembraron entre mi mano y florecieron juntas y maduraron juntas en el fruto fraterno del afecto; fue una sola cosecha larga y continua como riel en distancia insospechada. Que se prendió sobre los campos de nuestras angustias; sus manos se sembraron entre mi mano y aun siguen juntas a pesar de las distancias florecen juntas; porque nuestra sangre siempre se han mantenido unida.”
Escrito años atrás por Alex Muñoz Hoffman. cuando estábamos todos juntos Nicolas, Eduardo, Pablo..
22 enero 2013. Santiago.- Stgo.