Comunicado del compañero Diego Rios, desde algun lugar del mundo
Como ya muchos sabrán, hace unas semanas atrás, la policía allano un domicilio particular deshabitado en el centro de santiago, propiedad de mi madre, en el que se encontraban guardados dos bolsos con diversos materiales para fabricar explosivos. Desde aquel momento estoy siendo buscado y perseguido por el estado y sus aparatos represivos pues, me entero de esto a través de llamados telefónicos burdamente intervenidos; horas mas tarde me entero que es allanado el Centro Social y Biblioteca Libertaria Jonny Cariqueo, lugar en el que vivo y a donde entro la policía con el pretexto de preguntar por mi, al no encontrarme en el lugar (ni tampoco colaboración para aquello) se llevaron todos los textos, publicaciones y materiales de propaganda que allí se encontraban (deben haber oído aquel conocido tema que dice, “…la propaganda es un arma…”). Así decido huir, pues no soy culpable de nada, ni tampoco inocente… soy simplemente su enemigo. No recuerdo un día, ni un lugar, pero hace tiempo ya que me di cuenta que no puedo (ni quiero) vivir tranquilo ni en paz, había decidido complicar mi vida hasta el punto en el que no hay vuelta… Desde entonces soy enemigo declarado del orden existente, enemigo de la sociedad, de toda forma de autoridad y explotación, ya sea burguesa o proletaria; comprendí que la lucha por la libertad es la guerra de cada individuo por la recuperación de su vida, es negarse a formar parte de las masas, a que otros piensen por ti y te digan como actuar, es rechazar las ideologías y los números o roles cargados de conformismo y pasividad que aseguran a diario la continuidad del sistema (por mucha retórica revolucionaria que contenga). Descubrí que en los avances y crecimientos más significativos de mi vida y en los ataques concretos (materiales e ideológicos) que realice contra el capitalismo, siempre estuve rodeado de aquellxs con quienes la horizontalidad no se traducía en un mero voto, sino que estaba dada por compartir la confianza y el deseo de destruir todo lo que nos oprime. Comprendí, en la relación con mis hermanxs, que el arma mas efectiva es ese vuelco cualitativo, de intentar a diario, hacer del conjunto de nuestras vidas una propaganda por el hecho de ataque al capital, descubrimos en nuestra cotidianidad que en cada impulso destructor algo creábamos, algo nos fortalecíamos y es eso lo que hoy agita mi espíritu y reafirma mis convicciones, es ese orgullo de sentirse digno y consecuente.
En estos días no puedo dejar de recordar las palabras de un preso que dijo: “Los anarquistas llevamos la cárcel genéticamente en la sangre” y quizás, de alguna manera, sea cierto. Todxs sabemos que la prisión es una posible consecuencia para aquellos que asumen el desafío al estado y al capital, como una posición de acción, y no como un simple simulacro revolucionario que les permite seguir con una vida cómoda y segura; pero tengo la certeza de que parte de la guerra es multiplicar y agudizar las acciones de ataque, cuidándose lo mas posible, en base a las investigaciones y planificaciones que hagamos, de caer en las garras del enemigo. Yo alejare lo mas posible de mi vida la cárcel, sin por ello caer en el parálisis (ya sea por miedo o autocomplacencia); Es por eso que asumo todos mis errores y me hago la autocrítica a fin de nutrir y agudizar mi praxis insurreccional; hoy veo como necesidad concreta que los grupos de afinidad que han pasado a la acción, se ocupen de contar con infraestructura autónoma (en todos sus sentidos), que les permita desarrollar sus planificaciones con mayor seguridad y confianza. Yo tropecé con ese error, pero creo que lxs antiautoritarixs debemos ser como los salmones, hemos de aprender de cada caída y seguir firmes contra corriente.
A todos mis hermanxs de quienes hoy me distancio, sepan que lxs amo y siento eso que solo ustedes pueden comprender… Y a mis enemigos que analicen este texto, ya sea para ubicar mi paradero o escribir una respuesta académica/ideológica, sientan desde ya el más profundo desprecio por la vida que eligieron y defienden. Axel Osorio, Cristian Cancino y tantos otros… a través de estas líneas les envío el mas afectuoso saludo y tengan la certeza de que muchxs afuera no pasan por alto sus vidas y luchan a diario por destruir eso que hoy retiene sus cuerpos, pero creo que ni la cárcel puede detener la lucha contra el poder.
Por la destrucción de todas las cárceles y jaulas.
Desde la clandestinidad, 2º comunicado de Diego Ríos
Esto es ojo por ojo y diente por diente. (1)
Muchos son los sentimientos y motivos que me llevan a redactar algunas ideas y subirlas a la web. Antes que todo quiero agradecer y apoyar fraternamente todas la muestras de cariño y las acciones de solidaridad insurrecta acontecidas en el último tiempo (y las que vendrán, por qué no). Para mi y todxs aquellxs quienes compartimos el deseo de destruir esta sociedad de pasivos esclavos, siempre es grato, excitante y enaltecedor de la moral saber de los desafiantes y constantes ataques al poder llevados a cabo por grupos e individualidades, que a pesar de lo agudo del contexto represivo, en cualquier parte del mundo, no agachan la cabeza, continuan poniendo en práctica la peligrosa fuerza de la libertad y no la guardan cobardemente bajo la cama, a la espera de mejores tiempos.
Inevitable se hace reflexionar, y muchxs lo hacen ya como una acción más, en torno al escenario en el que se desenvuelven nuestras vidas/lucha (binomio inalienable para los enemigos del orden existente) pues, compartir y aprender experiencias de otrxs e intensificar cautelósamente las propias, se hace sumamente necesario para evitar los errores y deserciones que ávidamente espera la represión. La consecuencia, el aprendizaje histórico y la imaginación son parte de un arsenal, que nos puede dejar en buen pie para no deternernos nunca; pues, si bien nos enfrentamos, entre muchas cosas más a un aparato tenológico/militar, de igual manera debemos combatir en nosotrxs mismxs el conformismo y miedo con el que la sociedad (y todas su expresiones moralistas, reformistas, intelectuales, de consumo, etc.) busca sometermos. Todxs aquellxs que nos negamos a ser cómodos cómplices y nos enfrentamos a toda forma de autoridad y explotación, debemos a diario reafirmar el adverso sendero que elegimos y demostrarnos a nosotrxs mismxs que somos dignxs del objetivo al que apuntamos.
Para mí, son varios meses ya en los que he debido actuar con el mayor sigilo posible, evitando las pesquisas del aparato policial que se mueve tras de mi, pues tengo la certeza de ser la excusa mediática perfecta, con la que el Estado-Capital intentará devolver la falsa seguridad y el dominio absoluto de la vida, burlado por tantas siluestas anónimas, a diario, en todas partes. Estoy seguro de que el aparataje policial no tiene la ingenua sospecha de que al capturarme desarticule alguna organización terrorista, aunque no me extrañaría que figure entre los argumentos. Saben que tras de mi no existe ninguna estructura permanente ni rígida, no en vano intentan comprender teóricamente los grupos de afinidad y la organización informal, y creo que sería un error subestimarlos. Hoy se me persigue porque se me quiere inmovilizar, quieren, con un castigo ejemplificador para mí, frenar la propagación de una idea insurrecional que lleva necesariamente a la práctica. Se me persigue porque practico y promuevo un modo de vida que destruye las bases del orden impuesto, porque soy parte de una fuerza dinámica y difusa, que crece y pone de manifiesto que no todxs nos conformamos con sobrevivir dentro de la sumisa rutina de la explotación, que no aceptamos la vida como un obligatorio y monótono trámite dentro de lo que se nos permite, que habemos muchxs que no buscamos diálogos ni concesiones con la autoridad, sino que apuntamos a su destruccion total.
Si hoy mi voluntad/fuga es expresión de lo franqueable o vulnerable que puede ser el control del sistema, de las diversas maneras de enfrentar la coerción de nuestra voluntad o el sometimiento de la sociedad, quiero expresarlo abiertamente. Del mismo modo, reafirmar mi libre opción de vivir en clandestinidad, lo que no significa para nada “haberme ido para la casa”, continúo negándome a que la vida esté bajo el dominio del poder económico, político, policial o cualquier otra forma en que éste se exprese. Sigo obstinado con el afán de hacer del conjunto de la vida una guerra contra el mundo existente, lo que representa un tremendo desafío para cada unx y aquellxs con quienes se decide enfrentarlo. Creo en la necesidad y consecuencia de ser testimonio vivo de la negación de este mundo. Siguen, la propaganda por el hecho y la solidaridad, teniendo el mismo valor para mi, que al igual que yo se mueven lejos de las atractivas luces del espectáculo del capital. Los errores y descuidos que he cometido me llevan a esta circunstancia en la que opto por mantenerme alejado de todxs a lxs que amo y de todo lo que formaba parte de mi cotidianidad, pues, han significado un proceso de autocuestionamiento y aprendizaje personal, y hacen que hoy deba hacer esfuerzos adicionales por mantenerme lejos de las garras de nuestros enemigos; Para mí todo ha cambiado, pero los sentimientos y fuerzas sólo se han hecho mas fuertes.
Desde el lejano rumbo que recorro, espero que mis palabras sean, de algun modo, apoyo y expresión del cariño para todos mis compañeros y compañeras, para todxs dentro y fuera de los muros de las cárceles, que forman parte de una fuerza y energia de inagotable lucha.
Por ultimo saludo alegremente todas las acciones de ataque al poder y esperando que continuen, me despido.
Nota: (1) ¿O le queda alguna duda Subinspector Ismael Andrade?
Tercer comunicado del compañero Diego Ríos desde la clandestinidad
Tercer comunicado de Diego Ríos desde la clandestinidad:
No conozco la prisión; jamás he estado en una y no llego a imaginar los olores que allí se respiran, ni los agobiantes paseos por sus pasillos, ni muchos menos la soledad de sus celdas. Hoy camino libre, sigiloso, sin huellas, puedo disfrutar del viento, de la noche, de la lluvia (que siempre es un buen pretexto para disimular la imagen), de la compañía de algún perro vago, de saberme lejos de los miserables a quienes pagan por buscarme. Hoy corro lejos de la ciudad, pero no es solo el generoso oxigeno de los arboles el que hincha mi pecho, es también el orgullo de saber que tengo más hermanos y hermanas de lxs que puedo conocer, pero no importa sé que están allí, sus acciones me hablan de ellxs, ellxs son acción.
Mis pasos ya no tienen la certeza de un rumbo fijo, pero si la de encaminarse en la destrucción del poder, por lo que se han vuelto más ligeros e impredecible, llevo conmigo todo el odio y el desprecio a sus leyes, a su autoridad, a su sociedad, por lo que no tengo espacio para la culpa ni el temor al castigo. Me deshice también de la ingenua idea de que la libertad es el lugar que se esparce fuera de los muros de la cárcel. Para mí la libertad no es un lugar, ni un permiso, es acción, es el sentido antiautoritario que colma cada acto, es el nerviosismo que precede al ataque, es la expresión incontrolada por un/a compañerx, es sentirse vivo, porque sabes que tu vida ya no le pertenece al capital, sino que lo enfrenta.
Ya no importa el destino al que me conduzca el camino que ahora recorro, allí encontrare individuos libres y salvajes con quienes procurar la revuelta, con quienes afilar la solidaridad, con quienes apoyar la inquebrantable voluntad de hacer volar el orden existente, de destruir cada jaula y cada celda. No he necesitado entrar en una prisión para sentir en mi propia piel la angustia del encierro, por lo que espero que cada una de estas palabras les llegue cargas con toda la fuerza y el cariño con que son escritas, a cada unx de lxs compañerxs secuestradxs por el estado y el capital, en cualquier parte del mundo. Sepan también que habemos muchxs que seguimos luchando contra el monstruo que retiene su cuerpo, que lxs defendemos del olvido, que ni los muros podrán aislar todo el calor que les enviamos, no importa cuán altos y cuán gruesos , ya encontraremos algo que hacer arder.
Yo y muchxs compañerxs que hacemos la vida insurrecta sabemos que cada acto/acción trae consecuencias, favorables o desfavorables, aciertos o errores, y nos hacemos cargo pues estamos orgullosos de ser lo más consecuentes posible. Es por eso que asumo y aprendo de mis errores , y busco compartir y multiplicar las experiencias de ataque, no importa que busquen atemorizarnos con sus prisiones y con el FBI tras de nosotrxs, no nos silenciaremos, seguiremos preocupadxs y ocupadxs de que nuestrxs hermanxs secuestradxs sigan presentes, que su lucha se sepa y se propague, de seguir compartiendo con ellxs todo nuestro afecto. Nosotrxs no olvidamos y vivimos con la urgencia de seguir empuñando la solidaridad contra esta sociedad de sumisión y apatía.
Cada palabra de este comunicado busca destruir el silencio que intenta aislar a nuestrxs hermanxs secuestradxs, tras ellas hay vidas que se empeñan en lo mismo, con algo más que palabras. Por cada prisionerx, por Axel, Cristian, Matías, Pablo, Flora, por Marco, Gabriel, por todxs lxs que no se someten y continúan en pie de guerra. En cada vida y en cada acción siguen presentes y vivxs también, aquellxs que su vida desbordó este mundo, todxs lxs que murieron enfrentándose al poder, no los olvidamos. Matías y Jaime, para quienes sus asesinos no tuvieron ni un poco de valor para dispararles de frente. Quiero recordar especialmente también a Jonny Cariqueo y el punky Maury a quienes tuve la suerte de conocer, la alegría de cruzar algún gesto, alguna palabra y hoy tengo el placer de hacer que sus vidas sigan enfrentándose al poder. Gracias por enseñarnos, que contra el poder la única batalla que se pierde es la que no se da.
A dos años de la huida rebelde del compañero Diego Ríos
SALUDAMOS SU DESICIÓN Y CONTINUAMOS PROPAGANDO LA GUERRA CONTRA EL CAPITAL Y LA AUTORIDAD
“Así decido huir, pues no soy culpable de nada, ni tampoco inocente… soy simplemente su enemigo (…) del orden existente, enemigo de la sociedad, de toda forma de autoridad y explotación, ya sea burguesa o proletaria; comprendí que la lucha por la libertad es la guerra de cada individuo por la recuperación de su vida, es negarse a formar parte de las masas, a que otros piensen por ti y te digan como actuar, es rechazar las ideologías y los números o roles cargados de conformismo y pasividad que aseguran a diario la continuidad del sistema (por mucha retórica revolucionaria que contenga). Descubrí que en los avances y crecimientos más significativos de mi vida y en los ataques concretos (materiales e ideológicos) que realice contra el capitalismo, siempre estuve rodeado de aquellxs con quienes la horizontalidad no se traducía en un mero voto, sino que estaba dada por compartir la confianza y el deseo de destruir todo lo que nos oprime.
(…) asumo todos mis errores y me hago la autocrítica a fin de nutrir y agudizar mi praxis insurreccional; hoy veo como necesidad concreta que los grupos de afinidad que han pasado a la acción, se ocupen de contar con infraestructura autónoma (en todos sus sentidos), que les permita desarrollar sus planificaciones con mayor seguridad y confianza. Yo tropecé con ese error, pero creo que lxs antiautoritarixs debemos ser como los salmones, hemos de aprender de cada caída y seguir firmes contra corriente.”
(Extracto del primer comunica del compañero Diego Rios desde la clandestinidad, Agosto de 2009)
El 24 de junio de 2009, la madre del compañero antiautoritario Diego Ríos encontró en una casa de su propiedad un bolso con material para fabricar explosivos. La mujer denunció de inmediato la situación a la policía y desde aquel día se convirtió en colaboradora directa de los organismos represivos que investigan el “Caso Bombas”. Ese día también no se vio más al compañero Diego Ríos. La policía allanó con su habitual violencia el Centro Social Autónomo y Biblioteca Libertaria Jonny Cariqueo, valioso espacio que ya no existe y del cual participaba el compañero. No lo encontraron en aquel lugar, porque el compañero ya había emprendido su huída.
A dos años de aquellos sucesos, Diego Ríos se mantiene prófugo lejos de las jaulas del poder, convirtiéndose en el primer compañero de la nueva ofensiva antiautoritaria en Chile en hacerse un clandestino que reivindica públicamente su decisión desde algún lugar del mundo.
Todo lo sucedido con este caso nos sumió en una serie de vivencias nuevas para quienes luchamos contra el poder. Tensiones y conflictos con nuestra forma de llevar la lucha y sus consecuencias surgieron en aquel momento. Algunxs se inmovilizaron temerosxs de la represión, otrxs tomaron como ataques personales los llamados a solidarizar que algunxs compas realizaron. Creemos necesario volver a reflexionar sobre todo aquello, enriquecidxs hoy con las experiencias adquiridas en estos dos años como parte del camino de lucha que hemos elegido.
Tensiones sobre la clandestinidad y lo clandestino.
Lo sucedido con el compañero Diego Ríos nos llevó a reflexionar, entre otras cosas, sobre la condición de la clandestinidad. A pesar de que la historia de la lucha nos entrega diversas experiencias antiguas y actuales de compañerxs anarquistas y antiautoritarixs que han pasado a la clandestinidad, nuestra visión sobre esta condición era la que nos entregaba la experiencia histórica reciente en Chile. Esa experiencia corresponde a la práctica de la clandestinidad desarrollada por las organizaciones politico-militares que combatieron la dictadura de Pinochet y luego continuaron luchando contra el capitalismo durante el retorno a la democracia. Nos referimos a algunas fracciones del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), al Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y al célebre Movimiento Juvenil Lautaro (MJL). Estas organizaciones tenían una concepción de lo clandestino y lo militar como una forma superior de lucha, donde algunos militantes destacados pasaban a constituir un grupo de elite al interior de la organización encargados de realizar operaciones de alta complejidad. Como eran orgánicas leninistas, la estructura partidaria armada se concebía por sobre las individualidades y en la practica concreta estos grupos consideraron a la clase explotada como un río donde se podía pescar militantes que engrosaran la organización (donde los más destacados pasaban a la clandestinidad) y terminaron por enroscarse en una lucha armada entre el aparato militar de la organización y el aparato represivo del Estado, saliendo victorioso el Estado debido a su superioridad bélica.
A pesar de las diferencias que como antiautoritarixs tenemos con estas estructuras jerárquicas armadas (como en el hecho de concebir a la gente como sujeto y no como objetos, y nuestra opción de lucha comprometida pero sin jerarquías ni revolucionarixs profesionales), hay que reconocer que la practica de estas organizaciones representa nuestra experiencia viva más reciente de ofensiva revolucionaria y es necesario rescatarlas y cuestionarlas teniendo en cuenta que fueron vidas de compañerxs entregadxs a la lucha, más allá de su ideología.
Distinto a estas experiencias, el compañero Diego Ríos no se hizo clandestino porque considerara que desde aquel frente la lucha se elevaría el nivel, tampoco lo hizo por mandato de una organización ni como parte de una estructura jerárquica. Simplemente, el compañero huyó de las garras del poder ante su inminente detención. Lo sucedido con Diego ocurrió apenas un mes después de la muerte del hermano Mauricio Morales, momento en que la represión estaba encima del entorno ácrata, los centros sociales y las casas ocupadas.
Tal vez desde la óptica de las antiguas vanguardias armadas, el hecho de que un/a revolucionarix clandestinx hiciera una declaración pública reivindicando su condición –como lo hizo Diego que escribió tres comunicados- resultaría algo inaudito y espantoso. Pero la experiencia de Diego Rios es similar a la de otrxs compañeros que en otros lugares del mundo a traves del tiempo han enviado comunicados desde la clandestinidad, ya sea para saludar a sus compañeros o para burlarse la policía, tanto como para atacar al poder, como para evadir sus jaulas.
Recientemente, la compañera antiautoritaria Gabriela Curilem también pasó a la clandestinidad debido a su decisión de no dejarse atrapar en medio de la razzia represiva del 14 de Agosto de 2010 en el marco del “Caso Bombas”. Ella también asumió su condición como una decisión dolorosa.
Diego y Gabriela decidieron hacer pública su decisión, pero no creemos que esto deba ser un esquema a seguir, solo lo entendemos como una opción personal.
Actualmente, el poder ha sembrado la idea de que Diego se encuentra dirigiendo acciones de ataque en Argentina y que Gabriela sería la financista de una inexistente asociación terrorista. No podemos más que reírnos de cómo intentan ocultar con mentiras su incapacidad de encontrarlo.
Para nosotrxs, saludar a lxs compañerxs prófugxs es saludar su decisión de lucha, su opción de huir de la prisión que también es una acción contra los intentos del poder de enjaular a quienes le combaten. No veneramos su condición de clandestinxs, porque no la consideramos como un fin en si mismo ni un frente de lucha contra el poder superior a cualquier otro; además estamos segurxs que ni Diego ni Gabriela querían desaparecer y dejar de luchar y compartir junto sus compañerxs y cercanxs. La situación lxs arrojó a tomar aquella decisión.
Obviamente, dentro de la lucha hay diversas formas de enfrentarse a la autoridad y dentro de ella ninguna es más importante que otra. Barricadas, discusiones entre compañerxs, bibliotecas, publicaciones, explosiones, incendios, actividades al aire libre, etc, son parte de una misma lucha si su objetivo es oponerse a la dominación para vivir en libertad.
Esto no quiere decir que necesariamente todas esas acciones sean realizadas por lxs mismos compañerxs ni que estos formen parte de una agrupación con un plan criminal, como el Estado quiere hacer creer con lxs compañerxs imputados por el “Caso Bombas”.
La autonomía como medio y fin de nuestra lucha.
La completa autodeterminación sobre nuestra vida es un acto de libertad, por eso aspiramos a ella luchando desde la autonomía. Nuestra opción de lucha es la ofensiva constante en ideas, palabras y actos contra la ideología, las relaciones y estructuras del poder. Con esto, nos imponemos a nosotrxs mismxs el desafío de generar las condiciones para agudizar la lucha en nuestras vidas y con otrxs. Por ello, dotarnos de medios propios para la lucha es una urgencia cuando no queremos depender de nadie ni caer en improvisaciones que arriesguen nuestra integridad personal.
Cada compañerx es valiosx y se le necesita en la calle, propagando la libertad en instancias públicas o conspirando en las sombras, pero en la calle y no enjauladx ni viéndose en la decisión de alejarse de sus cercanxs.
Los poderosos poseen individuxs cuya labor es el seguimiento permanente a lxs revolucionarixs y no podemos jamás subestimar sus capacidades. Además, se ha visto que al poder no le cuesta mucho levantar montajes para mantener encerradxs a compañerxs aun sin comprobar su participación en actos “ilegales”.
Lejos de juzgar de manera arrogante cualquier error cometido por el compañero Diego Rios, ésta es la lección que sacamos: dotarnos de recursos propios para la lucha. Lamentablemente a veces tienen que ocurrir nefastas situaciones para darse cuenta de algunas cosas. Pero no tiene por qué ser así. Por esto, es preciso que la constante autocrítica sobre nuestras prácticas sea parte cotidiana de nuestra lucha, con nuestros afines y en comunicación informal con otrxs compañerxs que se hacen parte de la lucha revolucionaria por la libertad.
… Que cada unx elija cómo se hace parte de esta lucha. Si para combatir al capital y la autoridad se utilizan instancias publicas o clandestinas es una opción personal que se debe respetar, pero que cada cual lo haga con compañerismo, complicidad y solidaridad revolucionaria.
Saludamos al compañero Diego Ríos donde sea que esté. También a la Compañera Gabriela Curilem. No los olvidamos, porque aun están nuestros corazones y a pesar de la distancia continuamos compartiendo el mismo camino de lucha contra el mundo del capital y la autoridad.
QUE SE EXPANDA Y SE AGUDICE
SIN BANDERAS NI FRONTERAS