José Antúnez Becerra Y La COPEL [En Su Vigésimosegundo Día De Huelga De Hambre]

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Un preso solo, inanimado, está en una celda. Lucha lento, tiene el corazón de fiera. Allá donde está desangra energías, lucha contra el bocado por hambre de justicia. No quiero rancho, llamo a mis amigos que por acogerme suspiran. Aquí estamos en la mala hora de verte sufriendo y si por nosotros fuera cambiaríamos al amigo de dentro a fuera.

Se que estáis conmigo en lucha contra mi condena y sin barrotes y alegre la libertad y la vida compartir con vosotros quisiera. Salud mental, control total quieren los que te quieren, vienen y van con el pensamiento de tu libertad.

Hace 37 años un chiquillo inquieto por su juventud contactó con la lucha. Contagio, en la respiración le entró la fuerza. Allá por la Modelo de Barcelona respiran las fuerzas de la libertad. Un mundo apasionado como solo la locura por sentimiento combativo une, provoca, sangra y estalla. La Copel mechea regando de polvora las galerías. Suenan las puertas con una palabra nueva, rebelde, impía y esperanzadora. Tiene el filo de la verdad. El gozne pisa un tono. Presenta la calma y el nervio, toda la abundancia humana expresada por un chiquillo contagiado por el cambio. Envuelto por la orquesta de goznes. Por la nueva vida en su barrio de obreros, familiar, vecinos con sus compañeros presos. Entre cerrojos las sensaciones van uniendo las piezas troceadas por el franquismo ante la vista de José Antúnez Becerra. Machacando y colmillo, bebe palabras y atiende, suspira y crea, sangre y dolor, incluso a veces caen lágrimas por el primer fracaso. Somos jovenes y volvemos a golpear. Somos presos en lucha.

Ha vuelto. Esta aquí. Vemos a ese ave desde gran altura regresar con lluvia fresca. Para José Antúnez Becerra no pasa el tiempo.

Estamos preocupados y pendientes porque te necesitamos.

Agustín Moreno Carmona, miembro fundador de la COPEL en Carabanch

Tokata