Hay vidas y vidas. Esta es la de un rebelde cuya forma de ser le lleva a participar en la creación de situaciones de las que dan qué pensar. Habiendo sido “cliente”, desde muy jovencito, de las instituciones punitivas estatales, se enfrentó siempre a ellas con impulso refractario y autoafirmativo, intentando y logrando la fuga en numerosas ocasiones.
Aún así, ha pasado 28 años en prisión, muchos de ellos sometido al programa penitenciario de neutralización llamado eufemísticamente “Régimen Especial”, que podríamos llamar con mayor propiedad régimen de máxima crueldad, verdadero núcleo duro de la institución total carcelaria. Ante su acción deshumanizante, encontró, con sus compañeros de castigo, en la amistad y el apoyo mutuo y en la lucha común por la libertad, la justicia y la dignidad de todos, un refugio donde continuar siendo ellos mismos. Para avivar el fuego de la insurrección contra las infrahumanas condiciones de vida en las cárceles españolas, que llevaba encendido ya unos cuantos años, concibieron el APRE –Asociación de Presos en Régimen Especial– para intentar aglutinar, alrededor de una tabla reivindicativa y unas tácticas comunes, a la minoría de irreductibles que habían sido destinados a “la cárcel dentro de la cárcel” para quebrarlos, disuadiéndoles de seguir intentando la fuga y su supervivencia como seres humanos. Aunque la llama se extendió durante algún tiempo, su levantamiento fue finalmente aplastado en el aislamiento, por la violencia y por la astucia de la izquierda de la partitocracia española, los “socialistas” de la corrupción y del GAL, apoyados incondicionalmente por los “medios de comunicación de masas” y por la mayor parte de la sociedad española del momento. Pero conquistaron al menos un punto de vista, una perspectiva de la dominación, lograda enfrentándose a ella en primera línea. Muy reveladora, por tanto, para quienes alguna vez se decidan a intentar lo mismo. Desde ahí pueden comprenderse mejor también los cambios subsiguientes en el sistema penitenciario, como la construcción de macrocárceles o la invención de los “módulos de respeto”. Lo que se ofrece aquí es, entre otras cosas, un ejercicio de memoria y reflexión sobre todo eso.
Fecha de publicación: 2014-01-19 11:14:44
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[Libro] Un Resquicio Para Levantarse. Historia Subjetiva Del APRE. Por Javier Ávila Navas
En este libro nos cuenta Javi Ávila Navas, llamado el Niño, sencilla y directamente, su vida. Pero hay vidas y vidas. Esta es la de un rebelde cuya forma de ser le lleva a participar en la creación de situaciones de las que dan qué pensar. Habiendo sido “cliente”, desde muy jovencito, de las instituciones punitivas estatales, se enfrentó siempre a ellas con impulso refractario y autoafirmativo, intentando y logrando la fuga en numerosas ocasiones. Aún así, ha pasado 28 años en prisión, muchos de ellos sometido al programa penitenciario de neutralización llamado eufemísticamente “Régimen Especial”, que podríamos llamar con mayor propiedad régimen de máxima crueldad, verdadero núcleo duro de la institución total carcelaria. Ante su acción deshumanizante, encontró, con sus compañeros de castigo, en la amistad y el apoyo mutuo y en la lucha común por la libertad, la justicia y la dignidad de todos, un refugio donde continuar siendo ellos mismos. Para avivar el fuego de la insurrección contra las infrahumanas condiciones de vida en las cárceles españolas, que llevaba encendido ya unos cuantos años, concibieron el APRE –Asociación de Presos en Régimen Especial– para intentar aglutinar, alrededor de una tabla reivindicativa y unas tácticas comunes, a la minoría de irreductibles que habían sido destinados a “la cárcel dentro de la cárcel” para quebrarlos, disuadiéndoles de seguir intentando la fuga y su supervivencia como seres humanos. Aunque la llama se extendió durante algún tiempo, su levantamiento fue finalmente aplastado en el aislamiento, por la violencia y por la astucia de la izquierda de la partitocracia española, los “socialistas” de la corrupción y del GAL, apoyados incondicionalmente por los “medios de comunicación de masas” y por la mayor parte de la sociedad española del momento. Pero conquistaron al menos un punto de vista, una perspectiva de la dominación, lograda enfrentándose a ella en primera línea. Muy reveladora, por tanto, para quienes alguna vez se decidan a intentar lo mismo. Desde ahí pueden comprenderse mejor también los cambios subsiguientes en el sistema penitenciario, como la construcción de macrocárceles o la invención de los “módulos de respeto”. Lo que se ofrece aquí es, entre otras cosas, un ejercicio de memoria y reflexión sobre todo eso.
COEDITAN: Tokata [boletintokata@yahoo.es]; CSO La Gatonera [csolagatonera@riseup.net]; L´Escafandre distribuidora [info@escafandre.org], Asamblea de Apoyo a Presxs de Madrid. Podéis pedir el libro a cualquiera de ellos. Cuesta 8 euros.
Javier Ávila Navas nació en el barrio del Lucero en Madrid de una familia obrera. Teniendo él siete años se trasladaron a Carabanchel Alto. Allí pasó siendo un chavalín de las travesuras y correrías propias de su edad a los robos de coches y enseguida al robo de tiendas y a los atracos. A los trece años entró por primera vez en el reformatorio de donde se escapó diecisiete veces. Muy joven aún se enganchó a la heroína lo cual aceleró su carrera de atracador de bancos. A los dieciocho años fue a la cárcel por primera vez. Logró fugarse varias veces, pero ninguna de ellas duró mucho en la calle y vio aumentada su condena por atracos a bancos. Por su actitud rebelde y su condición de fuguista le fue aplicado el llamado Régimen Especial, de castigo por aislamiento. Fue uno de los promotores de la Asociación de Presos en Régimen Especial formada para luchar contra él, denunciar las torturas y malos tratos a los presos y reivindicar un trato más justo. Su forma de acción consistió en apoderarse de los departamentos de castigo tomando rehenes entre los carceleros y trabajadores penitenciarios para obligar a difundir sus reivindicaciones. A las que ya sufría vinieron a sumarse nuevas condenas. Ha pasado veintiocho años de su vida encarcelado, muchos de ellos en régimen de aislamiento. En 2005, estando en tercer grado, fue a atracar un banco y recibió, por la espalda y a bocajarro dos tiros de un policía que estaba allí. Quedó en silla de ruedas. Ahora está en libertad condicional y vive con su familia en Carabanchel Alto.
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