Mira también para más información:
– Reokupada la Sala Iago en Santiago de Compostela.
– Comunicado de la recién reokupada Sala Iago y actividades programadas.
– Una manifestación por las calles de Compostela responde al desalojo de la recientemente re-okupada Sala Yago.
De la web de lxs compas de Abordaxe! recojo este texto firmado como “El fantasma de la Ópera” y que reflexiona acerca de la re-okupación reciente de la Sala Yago y su pronto desalojo apenas unos días después, así como también sobre la repercusión escasa que esta vez tuvo en la ciudadanía la okupación y la respuesta que se dio en la calle.
Personalmente, comparto la mayoría de las reflexiones expresadas.
————————
Tras la reciente reokupación y posterior desalojo del mítico cine compostelano Sala Yago quedan en el aire, para lxs que participamos de alguna forma en el proceso, algunos interrogantes en la tan imprescindible como subjetiva valoración de lo sucedido. Teniendo en cuenta la escasa duración del proyecto y la mansa, aunque no por eso insatisfactoria, respuesta a su abrupto final, posiblemente varias cosas no acabaron de salir como se esperaba, si es que acaso se esperaba algo de tan caótico batiburrillo.
Quizás la okupación de la Sala Yago pudo durar más en el tiempo, formando un nexo común entre los movimientos disidentes de Compostela y creando un espacio de autogestión de las luchas. Quizás habría podido convertirse en un revulsivo social, en un catalizador del descontento galopante que se respira en la sociedad. Quizás habría podido asumirla todo el vecindario como un espacio tan simbólico como práctico de emancipación social, y ser defendido, en consecuencia, con uñas y dientes contra la represión que, más que rápida vertiginosa, se abalanzó para devorarlo. Quizás habría podido…
Pero quizás es precisamente por esos “quizás habría podido…” que el poder no perdió ni un segundo en callar de la forma más rápida y categórica posible ese grito libertario vociferado en el medio de una quebradiza paz social aguijonada por mil y un escándalos de corrupción. Porque fue un ponzoñoso furúnculo disidente salido en el democrático culo de las instituciones compostelanas precisamente cuando más les dolían sus propias almorranas. Una pequeña flor de esperanza nacida entre las comisuras de su gris asfalto. De ahí la presteza en arrancarla antes de que arraigue, para que no crezca, para que no florezca, para que no dé frutos ni suelte semillas, para que no cunda el ejemplo.
Puede que esperásemos más asistencia de gente, que soñásemos con asambleas repletas como sucedió durante la primera okupación. Quizás esta vez no fueron tantxs lxs vecinxs que entraron a reencontrarse con sus nostalgias o, simplemente, a ver si de verdad son tan malos esos chavales que decidieron entrar por la fuerza en la Sala Yago y convertirla en un Centro Social Autogestionado. También es verdad que durante aquella primera okupación, hace ya más de dos años, estaba en auge el 15-M y aquello de protestar y “asamblearse” aun estaba de moda. Ahora, no obstante, la protesta está en reflujo, y aunque la gente tiene los ovarios mucho más hinchados que antes, no le tocó a esta gota desbordar el vaso.
Pero si que sirvió como dedo acusador contra un ayuntamiento (y una clase política en general) en descomposición, que como siempre mintió para disfrazar la pura y dura especulación urbanística y la defensa de la propiedad de lxs ricxs y poderosxs de intereses sociales y de utilidades públicas. También sirvió para recordar que en pos de aquellos intereses aun se debaten bajo la espada de Dámocles de la injusta justicia once procesados por la anterior okupación del inmueble, enfrentando elevadas penas de cárcel por un nauseabundo montaje político-mediático-policial sin pies ni cabeza*. También sirvió, y esto quizás es lo más importante de todo, para fortalecer los lazos políticos y afectivos entre una variada horda de disidentes y rebeldes que hicieron de la Sala Yago su cubil desobediente y herético. Tejiendo amistades y conspiraciones a la par que engrasaban la maquinaria que un día de estos tirará abajo, de una vez por todas, este sistema caduco y putrefacto que nos venden envuelto en seda color de rosa pero que nos hacen tragar forrado de papel de lija…
El Fantasma de la Ópera.
—-
Nota:
* Cuando habla del montaje, se refiere a las once personas identificadas y encausadas en la anterior okupación, y a las que se imputó por presunta fabricación de explosivos y otros cargos relacionados. Para ello, los maderos se sirvieron de fotos claramente manipuladas, donde, por ejemplo, un extintor (que ya estaba dentro de la casa antes de su okupación) junto a aguarrás y otros productos de limpieza (lejía…) llevados al local para ser usados en su limpieza y rehabilitación, se convirtieron mágicamente en supuestos materiales para la fabricación de bombas.
Unos foto-montajes (y nunca mejor dicho) poniendo juntos estos elementos y quitando etiquetas (por eso de que una botella sin etiqueta siempre da más misterio, mientras que si pone claramente “Lejía” igual no vende) y unos cuantos periódicos asquerosos, mentirosos y farsantes entregados al vil trabajo de manipular la realidad para justificar la represión a los movimientos políticos antagonistas bastaron para legitimar el acoso sufrido por estas once personas, el proceso abierto en su contra (y donde enfrentan posibles condenas bastante serias) y el desalojo de un espacio político, social y cultural que había logrado llegar a una buena parte de la población de la urbe del apóstol y romper un poco el gris cemento que invade sus calles malditas.
Por unos barrios vivos, por la reconstrucción de nuestras comunidades rotas por el aislamiento urbano, contra la especulación y la corrupción impunes, ¡Okupa y resiste, pero sobre todo ataca!