Buenos Aires: Luego del desalojo de La Grieta y Los Libros de la Esquina

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El día miércoles 9 de abril, entre las ocho y las nueve de la mañana, se efectuó el desalojo de la casa que ocupábamos: La Grieta y la biblioteca “Los Libros de la Esquina” han dejado de existir.

El espacio llevaba habitado más de 11 años. Tanto su origen como sus características físicas hicieron que el lugar tomara diferentes dinámicas confluyendo en él diversas iniciativas. La parte de arriba de la kasa siempre fue una vivienda que alojó a muchxs compañerxs, okupas y punks de distintas partes del mundo. En la parte de abajo, a su vez, se llevaron adelante algunos proyectos que ya venían funcionando previamente en otras ocupaciones, como es el caso de la biblioteca “Los Libros de la Esquina”, entre otros.

Tanto La Grieta como casa y la biblioteca como espacio social estaban a su manera experimentando otra forma de vida. Otra forma de relaciones por fuera de las convenciones sociales, de la lógica capitalista y del consumo. Creando un momento de ruptura con el sistema, mediante la propaganda y la acción, con ideas y prácticas concretas. Contagiar la autonomía y propagar una crítica (y una actitud) antiestatal y anticapitalista.

Desde este lugar entonces, queremos dejar en claro algunas cuestiones sobre las mentiras de los medios y los comentarios de los vecinos (de los que hablaron con buena y mala intención):
La biblioteca nunca fue sede de ningún partido de izquierda, ni bancada por nadie. Nunca quisimos legalizar el espacio, ni pedir ningún tipo de subsidio. Estamos en contra de la dominación en todas sus formas. Se sostuvo hasta el último día por aquellas personas que se reconocían en el proyecto o simpatizaban con el lugar, que siempre funcionó de forma autónoma y autogestionada, y sí, podemos decir que era una excusa. Pero no una excusa para permanecer en una casa ocupada “sin pagar impuestos”, y justificar nuestra existencia, como afirmaron algunxs reaccionarixs del barrio (todos esxs entusiasmados con la idea de la seguridad, el proyecto Cinturón Sur y con una nueva Av. Patricios, libre de basura y de inmigrantes, la misma clase de gente que está a favor de la pena de muerte y
los linchamientos). Decíamos, era una excusa. Una excusa para encontrarnos. Nuestras puertas estuvieron siempre abiertas a quien quisiera participar. No faltaron actividades y talleres que invitaran a acercarse. Nunca fuimos bibliotecarios oficiales y nunca quisimos serlo. Con nuestros aciertos y errores, siempre proyectamos de forma clara nuestras ideas y eso acercó y alejó a más de unx. No queremos nada del Estado y lo que queramos pensamos arrebatárselo. No está de más decir que nuestra lucha traspasa las paredes de una biblioteca e intentamos llevarla a todos los aspectos de nuestra vida. Por otra parte cabe aclarar que semanas antes del desalojo, todo el material de lectura y de archivo que había en la biblioteca fue sacado y llevado a un lugar seguro. Otras cosas fueron dadas a espacios y personas. Lo que no pudimos y no quisimos guardar sirvió para alimentar el fuego que cortaba la calle. Preferimos que terminara de esa forma, que pudriéndose en los depósitos donde se alojan las cosas que arrebata la justicia en los procesos de desalojo.

Los hechos de la mañana del 9 de Abril, los cuales fueron distorsionados por la prensa, sirvieron para romper con la paz social que reina en la ciudad, complicándole la jornada al oficial de justicia encargado de ejecutar la medida de desalojo. Decidimos oponer una resistencia, a pesar de haber asumido abandonar el espacio, cortando la calle con barricadas con fuego y atacando a la policía. Queremos demostrar que se puede y que se debe resistir. Que la violencia que ejerce cotidianamente el Estado hacia nosotrxs debe ser devuelta. Y afirmar precisamente que la violencia no es una barricada, sino el desalojo que deja en la calle a miles de familias, el asesinato en manos de la policía de cientos de jóvenes todos los años y el encierro de otros tantos en cárceles y comisarías; la rutina del trabajo asalariado, del consumo y el control social. Esa es la violencia, la del Estado y el Capital: lo nuestro es un acto de dignidad. El desalojo del espacio intentamos resistirlo sosteniendo las ideas que nos movilizaron a persistir con el proyecto durante tanto tiempo, que no nos dejaban irnos sin por lo menos obstaculizarles la ejecución, con los medios a nuestro alcance y hacer visible así que hay otras postura más allá de las que se plantean en el discurso legal y democrático en el cual la realidad sólo es presentada según la Razón del Estado ( por ende, la del sistema).

Tenemos la alegría de seguir encontrándonos con lxs compañerxs y con todos los que creen en la libertad. Lo gratificante de luchar codo a codo en una misma batalla supera cualquier nostalgia de la pérdida de una antigua casa que se caía a pedazos. Abandonamos el lugar de la forma que nosotros elegimos y nos sentimos acompañadxs en nuestra decisión y eso nos da un aliento aún más motivador . Luego de una experiencia de tantos años, aprendimos y crecimos. Parafraseando a los arrastrados gusanos del oficialismo y a toda su estirpe de demagogos nos animamos a decir chistosamente que ésta es nuestra década ganada. Nosotros seguimos de pie.

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