Roberto Carlos Fernández Pardiñas, prisionero libertario en lucha desea ante todo manifestar solidaridad y empatia absolutas con la compañera y amiga Noelia Cotelo Riveiro, dejando constancia de mi absoluta repulsa y desprecio por lo que están haciendo con ella, así como muchos otros casos que de manera cotidiana se suceden en cualquier otro presidio ibérico de manera sistemática e impune ante el hermetismo que impera en el ámbito carcelario.
Que se producen delitos paralelos, pues uno es de Tortura y otro de Genero, al ser apalizada por carceleros “hombres” que en ningún caso deberían tener acceso a las reclusas, pues ya quedó patente en el presidio de Nanclares los carceleros y el sub-director de seguridad a la cabeza se coaccionaba a las presas para que no denunciaran abusos sexuales que se derivaron del intercambio tácito entre el susodicho y alguna prisionera que consiguió permisos asi como beneficios a cambio de favores sexuales.
Que aunque sin pruebas fehacientes, yo me ofrezco a declarar ante un juez como en el presidio de Bonxe, un jefe de servicios llamado “Roberton” acudía cada noche que venia de guardia a las celdas de las prisioneras (Samanta, Adela,…) que estaban siendo sometidas a tratamientos inyectados de carácter psiquiátrico para poder abusar de ellas con el consentimiento del subdirector medico de nombre “Antonio”.
Que yo he sido objeto de todos los métodos de tortura que se emplean en estos presidios ibéricos con el fin de doblegar mi posicionamiento reivindicativo, comenzando por mi ingreso en el año 1989 en el psiquiátrico penitenciario de Carabanchel, donde pasé semanas atado de pies y manos e inyectado con Modecate y Lagartil para destruirme y exterminarme, sólo mi privilegiada genética me permitieron sobrevivir a ese intento de asesinato, o como yo hoy en día denomino a la política de exterminio tanto generalizada como individualizada y a partir de ahí vengo realizando, un periplo por la practica totalidad de los presidios en los que siempre se me ha hostigado, llegando a ser imputado y juzgado como agresor cada vez que denunciaba estas torturas, mientras los verdugos siempre son eximidos al amparo del articulo 45 que permite aplicar las defensas de goma, sprays,… aplicando la fuerza precisa para reducirme (y me pregunto yo ¿donde esta esa medida o donde esta el medidor?) y casualmente las lesiones aludidas por los verdugos son esguinces de tobillos y muñecas de patear y machacar a un ser humano inmovilizado bajo sujeción mecánica, vejado, desnudo y con las ventanas abiertas por si una pulmonía o neumonitis se alían y son efectivas, para que el exterminio sea lo mas aséptico posible.
¡¡BASTA YA!! Noe: se de tu fuerza y tu coraje para afrontar a estos esbirros que delinquen en el nombre de la ley donde no existe la justicia, por lo que a respirar hondo y profundo por la boca para no sentir ese dolor que nos infringen sadicamente y asi sobreponerte a esa máxima que mostramos con el ejemplo de que todo aquello que no nos destruya, nos hará cada vez mas fuertes, y que siento junto a ti tu dolor y tu soledad, pero por este papel impregno todo mi calor y afecto para que jamas olvides que ¡¡NO ESTAS SOLA!! y quien siembra odio, recogerá tempestades, el que humille o desprecie a un semejante, será humillado y despreciado multiplicado al cuadrado.
CARCEL=TORTURA y por tanto ciencia y paciencia para tomar consciencia de quienes somos por herencia y quienes son ellos por carencias.
Mi total y absoluto compromiso con todos lxs oprimidxs, débiles y desheredados de la tierra, pues llegara el día en que se haya que lavar toda la sangre de los inocentes, y el océano y el Miño se teñirán de rojo revolucionario, que se trasformará en el agua de la que hidratarse que nos otorgará fuerza y energía según los superpoderes de cada cual.
Abrazos eternos Noiña (de esos que curan enfermedades), así como toda mi energía y calor humano, pues todos gritamos rompiendo el silencio y la sumisión impuesta por su terror enfermo.
¡¡No están solxs!!. Todos somos Noa y Noa está en todxs nosotrxs.
Con alas en los pies
y taladros en el caminar.
Tu incondicional compañero. Roberto C. Fdz. Pardiñas