La violencia también es autodefensa.
Ante lo crímenes cometidos por el Estado lo más consecuente es responder.
En la guerra de lo simbólico, quemar objetos es apenas una mínima señal de hartazgo.
Hay quienes dicen que con estas acciones va a aumentar la represión ¿Acaso no se han enterado que el Estado desapareció 40 estudiantes?
El caso de Iguala fue el detonante, pero durante largo tiempo el Estado ha cometido de una serie de injusticias y atrocidades contra la sociedad mexicana: ACTEAL, AGUAS BLANCAS, CHIAPAS, ATENCO, ABC, SAN FERNANDO, TLATALAYA, solo por mencionar algunas.
¿Entonces el Estado va a castigar al mismo Estado? No se pueden cambiar las cosas dentro de la misma legalidad, las leyes son cadenas, y el que quiera librarse de ellas tiene que romperlas, ellos usan las leyes para seguir libres y explotando, usan leyes para someternos y explotarnos.
Los muertos, los desaparecidos y los detenidos los sigue poniendo el pueblo.
Sin embargo, ante tales hechos, la progresía actúa en defensa de la violencia del Estado, criminalizando a quienes, con sus razones y argumentos, entienden que el pacifismo es una coartada para someter la protesta.
El pacifismo aparece para auxiliar al Estado en la tarea de impedir que se desborde con radicalidad el movimiento popular. La política de la no-violencia es lo que permite que el Estado y el capital repriman y exploten sin resistencia alguna.