Abraham Guillén ha vuelto a España después de un largo exilio que comenzó en 1945, cuando -evadido de Carabanchel, en una Nochevieja-, consiguió pasar clandestinamente a Francia a través de la tienda que tenía un amigo en la frontera. Considerado como el gran teorico de la guerrilla urbana en Latinoamérica, Guillén nació en 1913 en Corcuera (Guadalajara): “En mi formación libertaria influyó, en primer lugar, mi pueblo. Allí no ha habido nunca policía, ni guardia civil, los montes (y muchas de las ocupaciones del pueblo) eran comunales… Todavía hoy, los mozos, hacen una caja común para correr con los gastos de las fiestas ……
Fué resinero en el pueblo y estudiante en Madrid, después de haber conseguido una beca de la República; redactor de las revistas “Juventud Libre” y “FIJL”, comisario político de la 14ª División y del 4º Cuerpo del Ejército, comandado por Cipriano Mera. Director de la revista “Nosotros” en Valencia, pasó los tres fatídicos días del final de la guerra en el puerto de Alicante, junto a otros muchos miles que esperaban unos barcos que nunca llegaron. Detenido, encarcelado, condenado a muerte, tiene en su haber dos evasiones: primero del campo de trabajo de Aranjuez, y finalmente de la cárcel madrileña. Una tribu de gitanos libertarios le escondió en Madrid hasta que pudo hacer el viaje a la frontera.
Su periplo de exiliado comienza en Francia, y continúa en Argentina y Uruguay, con una estancia en Cuba inmediatamente después del triunfo de la revolución. Abraham Guillén es licenciado en Ciencias Económicas, profesor de Economía Política en Buenos Aires, asesor económico de la Universidad del Trabajo en Uruguay, y experto internacional de la OIT en economia autogestionaria y desarrollo cooperativo en el Perú.
Comentarista de economía y política internacional en diarios argentinos, uruguayos y peruanos, es autor de cerca de cuarenta libros que abarcan temas desde la guerra de España, hasta la economia mundial, la economia autogestionaria y el poder y la implantación de las multinacionales.
-Tu primera experiencia guerrillera en latinoamérica la constituye el grupo de “Los uturuncos”, en qué consistió este movimiento?
– Los —Uituruncos” fueron la primera guerrilla urbana y rural (ambas combinadas) en los finales y comienzos de los años 1959 y 1960. Al unir el campo y la ciudad en los guerrilleros “Uturuncos”, mi punto de vista estratégico, político, económico y social, era dar a la guerra revolucionaria, sobre todo, un carácter estratégico opuesto a la batalla o el combate de línea; es decir, que una guerra de pueblo en armas, si quiere vencer a un gran ejército represivo, tiene que ser una guerra en superficie, en todo un territorio nacional, como si fuera hecha a manera de una piel de leopardo, circulando los guerrilleros por todos esos intersticios.
Como los combatientes “uturuncos” eran (casi todos) peronistas, yo estimé que ello constituía una limitación política, pues una guerra revolucionaria debe englobar a todo un pueblo y no sólo a un partido. Si la concepción política es mala o estrecha, por más brillante que sea la táctica y la estrategia guerrillera, se pierde la guerra revolucionaria o no se supera el estado primario de pequeños grupos de acción que no se convierten en ejército de liberación, en pueblo en armas, único medio de alcanzar el triunfo.
En 1956 Abraham Guillén publica “La Agonía de¡ Imperialismo”, en cuyo segundo tomo se inserta un pequeño manual de guerra de guerrillas dentro de¡ capítulo “La lucha armada contra el imperialismo”. El manual llega a la guerrilla cubana y es incorporado a sus tácticas. En 1965 se publica en Buenos Aires la obra de Guillén “Teoría de la violencia”, y el mismo año aparece en Montevideo la primera edición de su “Estrategia de la guerrilla urbana”; son obras que sirven de base estratégica para los Tupamaros en Uruguay y para la guerrilla brasileña de Marighella y Lamarca, así como para la lucha urbana que ese mismo año se desarrolla en Santo Domingo (varios exiliados dominicanos son aleccionados directamente por Abraham Guillen en Buenos Aires).
-¿Conociste directamente a Raul Sendic, el fundador del movimiento Tupamaro?
-Con Sendic me vi pocas veces, pues andaba siempre clandestino. Pero había cuatro comandantes que recibieron preparación sobre estrategia de la guerrilla urbana. Estos eran los hombres de acción, mientras que Raúl Sendic era más bien un político, exdirigente del Partido Socialista, muy vinculado a los obreros cañeros del Departamento de Artigas. Tanto es así, que la consigna de estos cañeros era la siguente: “Por la tierra y con Sendic”. No era ese movimiento guerrillero, sino reformista, pues pedía la reforma agraria en los latifundios de los cultivos de caña de azúcar.
Hasta 1965, el grupo de Sendic, muy castrista, estaba limitado a realizar marchas por carretera hasta Montevideo pidiendo tierra para los obreros cañeros. Como Fidel Castro, “Che” Cuevara y Regis Debray, no concebían la guerra revolucionaria fuera de las montañas, y el Uruguay no las tenía, no había posibilidad de crear así un movimiento guerrillero, según la doctrina cubana.
Justamente en 1965, cuando publiqué “Estrategia de guerrilla urbana”, los “Tupamaros” vieron una luz, pues yo decía que los “bosques de cemento son más seguros que los bosque de árboles. Y que las ciudades tienen más recursos logísticos que el campo. Y como nuestra civilización es capitalista y concentra el capital y las poblaciones en las ciudades a ritmo acelerado, en países como Uruguay con más del 80 % de población urbana, era absurdo ir a hacer la guerra revolucionaria en el campo, donde hay más vacas y ovejas que población rural. Por consiguiente, las teorías fidelistas y maoistas de la guerra revolucionaria no eran apropiadas para países industrializados o subdesarrollados con más población urbana que rural. Una gran ciudad (que es casi como una ciudad-nación con varios millones de habitantes o, simplemente, alrededor de un millón) se presta a la guerra de guerrillas más que la selva amazónica. Pues en esta selva hace muchos años que están los indios, con un terreno favorable que los proteje de los blancos; pero así no hacen política, no son decisivos como las guerrillas urbanas en las grandes capitales o ciudades de los países de la Cuenca del Amazonas. No es en la selva amazónica donde unas guerrillas pueden decidir en la política de Brasil, sino más bien las guerrillas urbanas en Sao Paulo, Río de Janeiro, Porto Alegre y el Salvador, etc.
-¿Puedes hacernos un balance de la guerrilla de los Tupamaros?
-Está todavía muy próxima su experiencia: creo que fue muy brillante tácticamente, pobre estratégicamente y débil políticamente, pues intentaron copiar la revolución cubana. Mi punto de vista es que no se hacen dos guerras con la misma estrategia ni dos revoluciones con la misma política. La revolución hay que inventarla y reinventarla, sin limitarse a desalojar del Poder a una minoría dominante, para establecer una dictadura de tipo stalinista. Si un pueblo se ve constreñido entre una dictadura que puede caer y otra que se puede levantar en lugar de ella, cae así en la indiferencia política, pues el pueblo prefiere el socialismo y la libertad y no la dictadura de las burocracias o de las burguesías. Al no descubrir las leyes específicas de la guerra revolucionaria en el Uruguay y ofrecer un programa de socialismo autogestionario, creo que los “tupamaros”, por ser fieles al modelo castrista, fueron derrotados, en términos políticos. El marxismo-leninismo, de tipo castrista, fueron derrotados, en términos políticos. El marxismo-leninismo, de tipo castrista o soviético, no creo que arrastre a las masas hacia una Revolución de tipo cubano, ni en América Latina ni en ninguna otra parte.
Fui el inspirador táctico y estratégico de los “tupamaros”, pero mi origen libertario me separaba políticamente de ellos, fervientes castristas, aunque alguno era también libertario. Al no compartir mi propuesta de socialismo autogestionario, apropiada para un país que le sobra espacio y le falta población, se fueron alejando políticamente de mí y acercándose a Fidel Castro. Ellos creyeron que yo era un romántico por no ser partidario del socialismo estatal, de la democracia directa, de la propiedad social, del federalismo económico y administrativo. Su castrismo y guevarismo condujo a los “tupamaros” a un dogmatismo político de tipo marxista-leninista, lo cual les procuró población estudiantil; pero no población adulta, urbana y rural, en cantidad y calidad para volcar el país en su favor. Y si una guerrilla, cualquiera que sea y en cualquier país que actúe, no gana población con sus acciones, tendrá, en el mejor de los casos, victorias tácticas, pero finalmente una derrota estratégica y política.
-Parece importante también tu influencia sobre el movimiento guerrillero en el Brasil…
-Los exiliados brasileños que llegaron al Uruguay, luego del “golpe” de Estado contra el presidente Goulart, sus líderes principales, casi todos me conocieron. “La estrategia de la guerrilla urbana” -antes que a otros idiomas- fue traducida al portugués; entró en Brasil mimeografiada; dio lugar al movimiento guerrillero urbano, dándole doctrina estratégica; influyó notablemente en el movimiento guerrillero del capitán Lamarca, de Marighella y del mayor Piriz. Antes de publicarse el “Minimaulde guerrilla urbana” de Marighella, con un par de años de anticipación, se publicó en Montevideo, “La estrategia de la guerrilla urbana”.
En Brasil había todas las condiciones, con mucho espacio rural y grandes ciudades, para crear el más vasto movimiento guerrillero de América Latina. Pero Marighella, que era maoista, no quería desmentir a Mao y a Fidel en cuanto a que la guerrilla de campo es estratégica y la de ciudad táctica, es decir, menos importante ésta que aquella. Lamarca también, maoista y fidelista, luego de ganar muchos combatientes en Sao Paulo, gracias a sus audaces golpes de guerrilla urbana, quizá por seguir la doctrina maoista y fidelista de la guerrilla de montaña se fue con todo su ejército guerrillero (que había ganado en las ciudades) a combatir en las sierras situadas en el triángulo de Río de Janeiro, Sao Paulo y Salvador, siendo aislado de los campesinos, clavado al terreno por fuerzas muy superiores, con repetidos bombardeos de la aviación, perdiendo así, en una inoportuna guerra de montaña, lo que había ganado en meses de guerrilla urbana inaprehensible, batible. En suma, por querer salvar los principios fidelistas y maoistas (no apropiados en todo para Brasil), la guerrilla urbana fue derrota, no en su medio de las megalópolis, sino por haberse ido al campo; es como si una ballena intentara hacer en la tierra lo que le sería más fácil en el mar.
-Distintas formas de guerrillas aplicadas en Latinoamérica. ¿Qué opinas del “foquismo”?
-Sobre el “foquismo” publiqué en Montevideo, en 1969, un libro titulado: “Desafío al Pentágono”. Se trata de una obra que explica la inconsistencia de las tesis de Regis Debray, expuestas en “Revolución en la Revolución”, libro “foquista”, copiado por Debray al dictado que le hicieron en Cuba; pues él era licenciado en filosofía y letras, no sabe nada de estrategia militar.
La tesis más socorrida del “foquismo” cubano es que todas las guerras revolucionarias hay que hacerlas desde el campo, desde las montañas. Yo planteo -como dije- la ciudad populosa más apropiada a la guerrilla en la época del capitalismo. Indico que si en la Edad Media, cuando toda la población estaba en el campo, no han triunfado las guerras campesinas, ¿cómo podrían hacerlo ahora en plena civilización urbana? Aclaro que la Revolución cubana no se hizo exclusivamente en Sierra Maestra, sino que hubo más muertos y más combates que en ésta en las ciudades; que se propagó la insurrección en superficie apareciendo en -segundo frente de Escambray”; que se luchó por todo Cuba; y que eso hizo que el ejército batistiano, cogido entre dos frentes, tuviera que rendirse, no sólo frente a Sierra Maestra, sino porque está copado por su retaguardia, en las ciudades.
Otra consigna simplista es la de que “el poder viene del cañón del fusil”. Si fuera esto verdad, los suboficiales y los sargentos darían los “golpes” de Estado; pero son los generales y los coroneles los que los dan; aunque no estén todos los días con los fusiles y los soldados. Y es que sin fin político no hay visión de lo estratégico. Los generales piensan en políticos y por eso dan los “golpes” de Estado; pero los sargentos y los suboficiales no piensan ni en generales, ni en políticos. Así, teniendo más de cerca las armas y los soldados, los suboficiales y los sargentos casi nunca producen un “golpe” de Estado y, cuando lo dan, lo pierden posteriormente porque no saben qué hacer con el Poder.
En cambio los “foquistas” pequeñoburgueses, sin vinculación al trabajo de fábrica o de campo, tienen la patología del Poder. Y cuando lo alcanzan, crean un partido monolítico que excluye de él a todo el pueblo, constituyéndose as! éstos en la “nueva clase”, más difícil de desalojar del Poder que la burguesía. Pues la nueva clase se presenta no como clase, sino como la encarnación del proletariado por medio del Estado totalitario y del Partido único. El “foquismo”, pequeño-burgués, separado de los trabajadores o sin ellos en sus filas guerrilleras, puede ser un nuevo stalinismo. Será preciso meditar esta perspectiva seriamente para evitar que una minoría domine a las mayorías mediante el capitalismo de Estado y el Partido monolítico. Para ello hay que preparar a los sindicatos, a los jóvenes revolucionarios, en un espíritu autogestionario, con pleno dominio de la estrategia, a fin de cortar el paso al Poder a grupos “foquistas”, totalitarios, inspirados en el modelo soviético de socialismo burocrático.
-Tu conociste bien a Ernesto “Che” Guevara y has tratado directamente a Fidel Castro. ¿Cómo valoras la experiencia guevarista, triunfante en Sierra Maestra y que le llevó al fracaso y a la muerte en Bolivia?
-El “Che” Guevara y Fidel fueron instruidos por el coronel español Bayo, que durante la guerra civil española tenía conocimientos de táctica de grupos guerrilleros, operando en la retaguardia franquista.
Cuando el “Che” y Fidel llegaron a Cuba en el “Gramma” -luego de ser descubiertos al desembarcar en la isla, procedentes de México-, les quedaron 7 hombres y 11 fusiles o viceversa. Sin embargo, se fueron a la Sierra Maestra. Y como el planteo político era bueno para la guerra de guerrillas, esos pocos hombres y esos pocos fusiles sirvieron para echar a Batista, que administraba a Cuba, su negocio privado.
Si Fidel hubiera dicho al comenzar la guerra de guerrillas en Sierra Maestra que era marxista-leninista, en vez de hablar de libertad, de democracia, de lucha contra la corrupción batistiana, hubiera sido aislado y derrotado como tantos otros guerrilleros, sin programa político compartido por la casi totalidad de una nación. Así las cosas, Fidel tuvo el apoyo de la burguesía, la clase media, los obreros y los campesinos de Cuba, incluso la simpatía de Estados Unidos. De esta manera, al llegar a formaciones de batallón con sus guerrillas, Fidel venció a las brigadas o divisiones de Batista, desmoralizadas y acorraladas en las ciudades, los montes y el campo. Cuanto mejor sea un programa político de liberación tanto más fácil es ganar una guerra contra el imperialismo de fuera o el despotismo de adentro. La mayor parte de los movimientos guerrilleros de América Latina han sido derrotados por imitar al Fidel marxista-leninista y no al Fidel guerrillero que tuvo como programa la democracia, la lucha contra la dictadura y la corrupción.
Conocí al “Che” Guevara en 1962, en plena “crisis del Caribe”, una noche larga conversando los dos y en presencia de Alicia Egueren, esposa del líder peronista, exiliado en Cuba, John William Cooke. Los barcos de guerra y los aviones norteamericanos estaban merodeando por las playas de Cuba. El “Che” Guevara esperaba el desembarco de las divisiones pentagónicas a los cuatro o cinco días del cerco de Cuba por Estados Unidos. Yo le dije que eso era muy improbable e incluso innecesario, pues el desembarco de los yanquis era permanente: databa de 1898 cuando nos fuimos los españoles de Cuba, y ellos se reservaron la base naval estratégica de Guantánamo. El “Che”, sin embargo, estaba convencido de que los nortemaericanos desembarcarían en Cuba. Yo le dije que teniendo una superioridad estratégica absoluta en aviones y barcos de guerra, podían aislar a Cuba del resto del mundo, ganando así la batalla estratégica, logística, sin tener que entrar en la batalla táctica, frontal del desembarco, pero el “Che” pensaba que los yanquis desembarcarían en la isla. Le dije que, a menos que ellos tomaran Guantánamo, los yanquis se quedarían quietos. Y como los soviéticos se pusieron de acuerdo con los yanquis, sin consultar a los cubanos, se cambiaron los proyectiles atómicos, en bases cubanas de los rusos, por bases de proyectiles yanquis en Turquia.
Aclaré que el gatillo atómico en Europa -en la OTAN- lo tenían los yanquis y que, en Cuba, igualmente estaba en manos de los soviéticos. Por tanto, a menos que los cubanos no crearan una situación irreversible en Guantánamo, yanquis y soviéticos se entenderían sin los cubanos. Además, en guerra convencional, los rusos tenían perdida la partida en el Caribe: Negociarían con los norteamericanos.
El “Che”, molesto contra los soviéticos, me dijo que él había ido a la URSS con otro cubano, cuyo nombre no recuerdo, para establecer el acuerdo de bases de proyectiles soviéticos en Cuba. Pues los rusos las hablan solicitado en defensa del mundo socialista.
Yo lo creí así -me dijo el “Che”- pero luego nos han dejado paganado… Desde ese momento, el “Che” se hizo más pro-chino que soviético; no asistía a las recepciones de la embajada rusa en La Habana; se lo veía más en las de China y Albania.
Finalmente, los soviéticos, contra créditos a Fidel Castro, echaron al “Che” del Ministerio de Industria, ya que crela más en el “nuevo hombre socialista” que en el stajanovismo, política productivista de los soviéticos.
No nos entendimos bien nunca el “Che” Guevara y yo. Era un hombre más bien dogmático. Lo disuadí de hacer empresas guerrilleras de montaña con pocos hombres (grupos de 25 guerrilleros), por entender que, en el caso de los “Uturuncos” -algo que yo había experimentado-, la contraguerrilla operaba con secciones de más de 30 hombres dotadas de algunos morteros. Por tanto, el combate frente a frente tenía así correlación de fuerzas desfavorables para la guerrilla. Pero el “Che” seguía el reglamento cubano como un dogma. Yo era partidario de 4 a 5 grupos de 25, viviendo separados en el bosque y montaña, pero combatiendo juntos contra las secciones de más de 30 contraguerrilleros. Así habría superioridad de número y de fuego; la victoria estaría asegurada para los guerrilleros. Sin embargo, el ”Che” se fue con un grupo chico de combate a las montañas del oriente boliviano: tuvo victorias tácticas iniciales, pero perdiendo su poca tropa por el desgaste del medio rudo y de los combates, y porque no suplía sus bajas con la llegada de campesinos, no teniendo población favorable, fue derrotado como le dije, 3 meses antes de serio, al amigo del “Che”, Ricardo Rojo.
El “Che” Guevara, que tenla excelentes condiciones político-militares de comandante, se empeñó, sin embargo, en morir como sargento al frente de un pequeño grupo guerrillero en el oriente boliviano donde convergen las fronteras de Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay. Quizá el “Che” eligió esta zona geo-estratégica porque pensaba actuar en varios países sudamericanos a la vez con sus guerrilleras. En esa región hay más espacio que población, siendo así muy lento, en el mejor de los casos, el crecimiento militar de los grupos guerrilleros; pues los campesinos son más bien indiferentes a la guerra revolucionaria.
Echado del Ministerio de Industria de Cuba por los soviéticos, que presionaban económicamente para que abandonara su cargo, el “Che” Guevara, después de renunciar secretamente, debla dar una explicación política sobre este acontecimiento; pero su fidelidad absoluta a Fidel le llevó, clandestinamente, al Congo, donde luchó, y luego al oriente boliviano donde murió. Se diría que el ”Che” iba buscando la muerte para no tener que explicar por qué había renunciado al Ministerio de Industria, teniendo así que disminuir la figura política de Fidel Castro.
Hubiera sido más útil el “Che” Guevara escribiendo un libro sobre la labor contrarrevolucionaria de los soviéticos en Cuba, que yendo a morir a Bolivia al frente de un pequeño grupo guerrillero; pero su muerte lo sublimó como héroe; dejó así intacta la figura política de Fidel Castro que, sin duda, lo sacrificó políticamente contra ayuda económica y militar soviética.
-Los movimientos de ocupación de “fundos” en el Perú a comienzos de los años 60, constituyó una de las experiencias revolucionarias sobre el campesinado de mayor éxito movilizador. ¿Cuál fue tu relación con el movimiento de Hugo Blanco?
-La operación guerrilera del valle de la Convención (Cuzco), estratégicamente, se programó en Buenos Aires. Yo serví de asesor estratégico. Entre los trotskistas peruanos y argentinos de la IV Internacional -partidos POR- existía una gran afinidad política. Yo nunca fui trotskista, pero fui asesor estratégico para programar la rebelión campesina en el Perú.
Mi punto de vista era que había todas las condiciones políticas, económicas y sociales para desencadenar una rebelión campesina al estilo de la de Tupac Amaru (1780); pues el feudalismo peruano reducía a los campesinos a la condición de pongos (siervos). La Caja de Selva peruana (borde montañoso de la Amazonia), es un terreno muy favorable a la guerra de guerrillas: Ahí, un campesinado en armas, si es bien dirigido política y estratégicamente, puede derrotar a los más poderosos ejércitos regulares; pero haciendo una guerra móvil, sin fijarse al espacio, sin ocupar tierras en frente fijo, tratando de vencer, primero, al ejército represivo, y después hacer la reforma agraria.
No lo entendieron así los dirigentes del POR argentino, especialmente, el inútil Nahuel Moreno, un trotskista de pacotilla que lela y releía, como libro único, la “Historia de la Revolución Rusa”, de Trotsky. Y como éste decía que no hay Revolución si no se crean “poderes paralelos” (Soviets), Nahuel Moreno y los trotskistas peruanos optaron por hacer una guerrilla al servicio de los campesinos y de la reforma agraria comenzando, inmediatamente, por ocupar los latifundios y permanecer en ellos como pueblo armado. Mi punto de vista, en franca disidencia con Nahuel Moreno y la gente de Hugo Blanco, es que la ocupación de tierras obligaba a clavarse en el terreno. De esta manera, los éxitos tácticos iniciales se convertirían después en derrotas estratéticas frente a las tropas de represión, muy superiores en número y en capacidad de fuego sobre los guerrilleros de Hugo Blanco.
Al querer aplicar a la realidad peruana las experiencias de la Revolución Rusa de 1917 (en situaciones especificas completamente diferentes en lo político, económico y estratégico), los campesinos del valle de la Convención fueron derrotados en su rebelión. El ejército ruso, por ejemplo, había sido derrotado en el frente alemán en 1917; se volvía de los frentes; y al llegar a Petrogrado se reunió con los obreros y los ciudadanos formando Soviets; esa situación no se daba, de ninguna manera, en Perú, ya que su ejército estaba intacto .
-¿Podrías trazar la panorámica actual de la guerrilla latinoamericana?
-El hecho de haber copiado el modelo cubano, especialmente en lo político y en la táctica guerrillera, no descubriendo las especifícidades de cada país latinoamericano, ha conducido, en muchos movimientos guerrilleros, a llenar las cárceles de presos y a amontonar cadáveres. Repito que la Revolución, en cada país, debe ser re-inventada; descubrir sus leyes estratégicas especificas; programar bien sus objetivos políticos; combinar perfectamente su frente unido de clases oprimidas contra las clases opresoras; dar unidad de pensamiento y acción a los grupos políticos sin tolerar sectarismos; y, sobre todo, para que la guerrilla conduzca a la Revolución no basta con tener unos cuantos fusiles y unos pocos hombres, sino, más que nada, hay que aprovechar una ocasión histórica favorable a la Revolución: una gran crisis económica, una guerra perdida, un desprestigio total del gobierno y de las clases dominantes, una dictadura odiada por todo el pueblo, que no debe ser discutida, sino combatida y vencida.
Por tomar los deseos por realidades, creo que en Guatemala perdieron los guerrilleros al lanzarse al ataque con escaso planteo revolucionario. El momento de la guerrilla en Guatemala era más apropiado a la caída de Jacobo Arbez, en 1954, cuando la United Fruit, con apoyo del Departamento de Estado, colocó en el Poder a Carlos Castillo Armas. Entonces los guerrilleros tenían a su favor la lucha por la democracia, la liberación nacional contra el imperialismo y la lucha por una legalidad constitucional, que compartía la mayor parte del pueblo guatamalteco.
La guerrilla guatemalteca, luego de la revolución cubana, tenla menos condiciones de triunfo que en 1954; pero unos cuantos jóvenes, creyendo que lo de Cuba se reproduciría como hongos, se lanzaron a la lucha armada. El ejército guatamalteco exterminó, según
parece, a los militantes de estos grupos guerrilleros, a sus simpatizantes y a cuantos tuvieran alguna vinculación con ellos. A este tipo de “limpieza” -sin ningún respeto por los derechos humanos- se le llamó “guatemalización” que luego, en similares condiciones, se ha
convertido en “argentinización”, “uruguayización”, “bolivianización”, “brasilenización”, “chilenización”, “colombianización”, “mexicanización”, etc.
En Colombia la guerrilla tenía ya su implantación antes de la revolución cubana. El guerrillerismo colombiano surgió como una explosión de protesta popular en 1948 cuando el asesinato político del líder liberal Gaitán, que dio lugar a la guerrilla urbana generalizada, más conocida con el nombre de “bogotazo”. Como consecuencia de este acontecimiento revolucionario, muchos revolucionarios colombianos se fueron a las sierras, surgiendo así un copiso movimiento guerrillero con cierta similitud a la guerra de guerrillas china del Yenan, luego de la “Gran Marcha” del IV y el VIII ejércitos comunistas.
Tanto se implantaron las guerrillas en Colombia, que se llegaron a liberar zonas de montaña como las repúblicas independientes de “Marquetalia”, “El Pato” y otras. Cuando escribí “La estrategia de la guerrilla urbana”, en 1965, dije que esas repúblicas guerrilleras no se podrían consolidar como frentes fijos, pues las divisiones de helicópteros, que son una “caballería del aire”, acabarían con ellas. En cambio, en el Yenan (China), los helicópteros no habían sido empleados como si se tratara de una infantería volante. Y como habla pronosticado, “Marquetalia” y “El Pato” dejaron de existir. La guerra de guerrillas tenia que ser móvil, no fija, indiqué, y más en las ciudades que en las montañas, pues en las magalópolis, si no se las libera apresuradamente, pero se gana su población y con ellas se combate en muchos puntos urbanos a la vez, no sirven las divisiones de helicópteros ni las unidades blindadas. Sin embargo, la guerrilla colombiana ha seguido siendo preferentemente rural., pero ya ha entrado en la fase urbana, o en ambas al mismo tiempo: tiene varios ejércitos guerrilleros, pero le falta un programa común, no se ha liberado del dogmatismo marxista-leninista y, en consecuencia, no saben los guerrilleros plantear correctamente su problema nacional, su revolución específica, sin importarla desde Cuba u otros países.
Otro movimiento guerrillero, que cometió los mismos errores estratégicos que el colombiano, fue el intento insurreccional del grupo armado dirigido por de la Puente Uzeda, en Perú. Concentró sus guerrilleros en Mesa Pelada, en vez de actuar en los grandes suburbios de Lima; se fijó al terreno con pocas fuerzas, sin poder contrarrestar a la aviación y la artillería del ejército; así, sin movilidad, fue masacrado por querer intentar, en cierto modo, la experiencia fracasada de las “repúblicas guerrilleras” de Colombia. En Lima hay, aproximadamente, un millón y medio de pobres en los barrios miserables (“pueblos jóvenes’% pero los guerrilleros de Lima se iban a pelear en las montañas y selva, en un terreno que les era hostil, más desconocido que el “cinturón de miseria de Lima” y menos seguro que éste logística y políticamente.
-Respecto a Nicaragua, donde parece haberse consolidado un frente guerrillero que está poniendo en jaque al dictador Somoza, ¿qué salidas ves a corto plazo? ¿Cuáles son los componentes ideológicos reales del Movimiento Sandinista?
-El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) es una alianza polifacética: 1) El grupo GPN, guevarista, partidario de la guerra prolongada. 2) Los “terceristas” (mezcla de cristianos, liberales y marxistas). 3) El grupo proletario integrado, casi en su totalidad, por militantes del partido comunista. As! pues, el FSLN tendría cierta inclinación marxista-leninista, si bien en la huelga general contra el dictador Somoza, comenzada el 25 de agosto de 1978, han intervenido los comerciantes e industriales, así como los obreros y empleados. Pero, salvo Venezuela, Costa Rica y Panamá, los paises latinoamericanos no estaban decididos, especialmente Honduras y El Salvador, países fronterizos con Nicaragua, a bloquear el régimen de Somoza, pues no están seguros de que el FSLN cree en el Istmo centroamericano una nueva Cuba, cosa que preocupa, en el mismo sentido, a Estados Unidos.
Desde el dia 9 de septiembre de 1978, prácticamente, el pueblo nicaragüense se lanzó a la calle para echar del Poder al tirano Somoza y su familia, que lleva dominando en Nicaragua unos 40 años contra la voluntad del pueblo. Luego de la toma del Parlamento de Nicaragua por un grupo guerrillero mandado por el “Comandante Cero”, también en setiembre, Somoza tuvo que aceptar las condiciones de los guerrilleros, poniendo un avión a disposición de éstos para llevarlos al Panamá.
Al desencadenar la insurrección general contra Somoza, tomando varias ciudades los insurrectos, tales como Chinadenga, Esteli, León, Rivas y otras, sin contar con artillería, blindados y aviación, quedándose en frente rijo o en barricadas, se prestaban así a ser aniquilados por el ejército somocista, que puede hacer la guerra en dos dimensiones: tierra y aire; los guerrilleros apenas si podían hacer una: tierra, ciudades difíciles de retener frente a un ejército organizado con mayor potencia de fuego.
El FSLN parece que le fué imposible mantenerse en algunas ciudades conquistadas, mejor dicho, levantadas en masa con su población contra el dictador Somoza, pues sin armas pesadas no es posible consolidar un frente fijo. Hubo la ventaja para los sandinistas de que los levantamientos eran en varias ciudades, llamando al ejército represivo desde varios puntos a la vez, pero no los suficientes como para hacer la guerra revolucionaria como en piel de leopardo.
En la frontera con Costa Rica, zona exterior favorable, los sandinistas trataron de crear una “base de fronteras”, y una “zona liberada”, pero si la Guardia Nacional de Somoza emplease toda su fuerza de aviación, blindados y artillería; si los guerrilleros no tienen, a su vez, estas armas, no se puede consolidar así ni una “base de frontera” ni una “zona liberada”, para crear ahí un “gobierno de liberación”.
Para derrocar al dictador Somoza o a cualquier dictadorno hay que combatir en frente fijo, en formaciones cerradas y en barricadas, si dar continuidad a la lucha guerrillera, no en media docena de ciudades como en Nicaragua, sino en decenas de pueblos (en el campo) y en todas las ciudades populares de¡ país. Para vencer en una guerra revolucionaria no hay que tratar de entrar en batallas frontales, fijas y de mucha duración, si en cientos de combates rápidos, móviles, para dispersar al enemigo, para impedirle que establezca su orden político y su represión. Una guerra revolucionaria no es conveniente decidirla por las armas sino por la política de¡ pueblo en armas, sin grandes batallas, ganado por la desmoralización y el desgaste político y militar de¡ enemigo.
Los sandinistas, cuyo plan político internacional no es claro para Estados Unidos, Honduras, y El Salvador y para otros países latinoamericanos tienen, en ese sentido, una falla política y diplomática, que puede conducir en contra de Somoza, a una intervención para echarlo del Poder, pero sin dejar que avancen hacia éste los grupos marxistasleninistas. El fenómeno de Cuba es difícil de repetir en America Latina. Por eso repetimos que toda Revolución tiene que ser inventada, a fin de que no tenga limitaciones en su política Internacional y en su política nacional, en su estrategia y en su táctica. En suma, lo mas importante para el triunfo de los revolucionarios nicaragüenses es hacer su revolución, como en todas partes, con una semántica nueva, sin que el enemigo interior y exterior tenga ventajas políticas y militares para oponerse a una ideología conocida, resistida, desgastada bajo dictaduras burocráticas que han sucedido a burguesias o a aristocracias absolutistas.
-Cambiando de continente, ¿cual es tu juicio sobre la guerrilla urbana en la forma en que la llevan a la práctica la R.A.F. en Alemania, o las Brigadas Rojas en Italia?
-Las “Brigadas Rojas” han demostrado la eficacia de la guerrilla urbana para crear situaciones políticas, colocando al pais casi al borde del colapso político. As¡, en cierto modo, el “compromiso histórico” de comunistas y demo-cristianos de Italia ha sido sacudido como un terremoto político. Tácticamente, las “Brigadas Rojas”, con el empleo de muy pocos hombres, han creado situaciones, en forma de guerrilla urbana, que no podrían crear las guerrillas rurales. Ello demuestra que la guerrilla urbana no busca una gran batalla, ni barricadas o liberar una ciudad como los sandinistas contra Somoza, sino producir una situación política comprometida que pueda liquidar, por ejemplo, con el empleo de unos pocos guerrilleros, el “compromiso .histórico” democrocristiano-comunista en Italia.
Sin embargo, la estrategia de la desesperación no es la mejor para hacer triunfar la guerrilla urbana, como ha sucedido en Italia y Alemania, pues la contraofensiva del Poder puede emplear unas reglas de juego donde ya no se respete los derechos humanos. As¡ las cosas, si las guerrillas urbanas alemana e italiana no movilizan la población en base a sus acciones, si esas minorías armadas no arrastran a las mayorás populares desarmadas, no se producirla as! el triunfo de la Revolución. Entonces cabe preguntarse, ¿para qué la dramatización de la lucha? A menos que no se trate de desestabilizar un país o echar del Poder a un partido para que entre otro (¿pero será mejor o peor?), no se justif ica extremar la violencia, si se saca la caza para que cacen otros.
Mientras las condiciones económicas, políticas, sociales, morales, no están maduras para una revolución, todo acto extremo puede agudizar aun mas la contrarrevolución, trayendo una dictadura de tipo nazifascista o, simplemente, de “guatemalización” de un país, donde el terror impuesto por los dictadores actuales no tiene nada que envidiar a Hitler, Mussolini y Stalin, en cuanto a ignorar los derechos humanos fusilando a diestro y siniestro.
No tengo mucha información sobre la guerrilla urbana europea, pero creo verla descolgada de los movimientos sindicales obreros, hoy reformistas (socialistas o comunistas), que pueden ser movilizados por estos guerrilleros, para dar paso a un socialismo auténtico. ¿Cual? ¿Cómo? ¿Para cuándo? ¿Con qué programa? He ahí la debilidad de la guerrilla urbana europea. ¿Cual es su mensaje? ¿Cómo resuelve la crisis de la sociedad post-industrial? ¿Con dictadura democrática o con socialismo de autogestión? Si la política es mala, nunca la estrategia revolucionaria puede ser buena; se es derrotado no por cobarde, sino por poco inteligente.
(“De la Revista Bicicleta. Año 1 Núm. 9 Octubre 1978. Entrevista a Abraham Guillén, incansable militante libertario.)