A los 41 días de huelga de hambre de Antúnez Becerra.

libertad

Han pasado ya 40 días y a fecha de hoy no ha habido ninguna respuesta institucional a su huelga de hambre. En estas más de 5 semanas se ha ido notando el deterioro de José: ha perdido 18 kg de peso, su nivel de azúcar ha llegado a bajar a mínimos realmente preocupantes y su estado de ánimo ha tenido altibajos.

Hace unos días se negó a recibir el tratamiento médico de la prisión, con lo cual fue trasladado al hospital penitenciario para recibir una revisión. Allí pasó un día, siendo devuelto después al centro penitenciario. Actualmente José está fuerte y con la firme convicción de seguir adelante y hacerlo hasta las últimas consecuencias.

Ya a temprana edad la historia de Antúnez refleja la estigmatización de la población con menos recursos. Su historia de vida nos muestra cómo la pobreza provoca situaciones límite que después son castigadas de la forma más severa por las mismas instituciones que las provocaron

Éste es el caso de José: des de pequeño se rebela contra su situación y la de su familia y decide (o no le queda otra que..) sobrevivir gracias a la delincuencia. Se ve envuelto en un espiral de atracos que le lleva a prisión y a ser condenado por varios delitos. A día de hoy todavía no ha conseguido salir del bucle que supone la vida en prisión. Ésta castiga con duras penas la delincuencia, pero tampoco ofrece ningún recurso cuando lxs presxs las cumplen y salen en libertad. Así, cuando unx presx que no conoce otra forma de ganarse la vida que la delincuencia, cuando sale continúa haciendo lo único que sabe hacer y tarde o temprano ingresa otra vez en prisión.

Ahora, acercándose Antúnez a los 60 años, ve que su situación tiene difícil solución, está atrapado en un agujero del que no ve la salida. Su condena dura hasta 2029 y tampoco tiene previsto ningún permiso de salida.

Su objetivo es tan lógico y humano que resulta incomprensible que no lo pueda realizar y evidencia el absurdo de la lógica del encierro y de la prisión. Lo ha repetido en varias ocasiones: su sueño es hacer una comida con sus seres queridos y abrazar a todo el mundo que le apoya y le ha apoyado sin un cristal de por medio.

Esta situación resulta especialmente cruel en su caso, ya que prácticamente no conoce la vida en libertad. La brutalidad de su condena supone un atentado gravísimo contra la dignidad humana. La cárcel es la forma más eficaz de anular a una persona, de atentar contra su humanidad, contra las necesidades y capacidades básicas de lxs individuxs.

Cabe señalar, además, que detrás de estos castigos hay muchas personas que sufren las consecuencias, la cárcel es un castigo inhumano para las personas presas pero también para su entorno. Encarcelando a alguien, de alguna manera se encarcela también a su familia, sus amigxs y su entorno.

La prisión no busca reinsertar sino ocultar aquello que no quieren que se vea; esconden en las cloacas las consecuencias de su mundo podrido y perverso. De paso, se vengan de aquellxs que se oponen a su manera de funcionar, de lxs que no han querido callarse ni acatar el orden impuesto. La institución no sólo no reinserta, tampoco perdona.

El de Antúnez no es un caso aislado: en el estado español hay decenas de presos que sufren una cadena perpetua encubierta. Mientras actualmente nos distraen con el debate “cadena perpetua sí o no” ésta hace mucho que se está aplicando: hay muchos supuestos legales en los que no caben las limitaciones a 20 o 30 años y se suman las penas aritméticamente, llegando a cifras de años de condena como la de Antúnez.

Queremos denunciar el enorme poder que tiene la Junta de Tratamiento para decidir sobre la vida de las personas presas. La libertad de lxs presxs se encuentra supeditada a la opinión de la Junta de Tratamiento gracias a una ley no escrita en las prisiones: si ellxs se niegan a proponer los “programas de reinserción” para lxs presxs, éstxs nunca llegan a acceder a los beneficios penitenciarios. La junta de Tratamiento goza de un poder paralelo a todos los organismos legales; aunque jurídica y políticamente tienen a muchos organismos por encima, está en sus manos retrasar las actividades “educativas” o de “reinserción”, con las consecuencias de chantaje hacia lxs presxs que ésto conlleva. Si unx presx quiere obtener los beneficios penitenciarios tiene que callar, tragar y asumir lo que se le pida. De esta manera han conseguido dinamitar la solidaridad entre lxs presxs, prostituir las convicciones de cada unx.

Desde el grupo de apoyo queremos hacer un llamado a solidarizarse con su lucha. Queremos dar un toque de atención sobre la importancia de éste caso; Antúnez es y ha sido un luchador incansable contra las injusticias que se dan dentro de los muros de prisión. Está pagando por haberse enfrentado a eso y no podemos dejar que su esfuerzo quede en el olvido.
Animamos a todas aquellas personas y colectivos que se consideran libertarios a difundir su lucha y a llevarla a la calle. La prisión es el ataque más directo del sistema hacia la libertad y debe ser por tanto nuestro principal enemigo.

Hasta la libertad de todas les personas presas!

Colectivo Anticarcelario en solidaridad con José Antúnez Becerra

A los 41 días de huelga de hambre de Antúnez Becerra.