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Reflexiones y situación de lxs compas en prisión
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Nota previa:
Hoy, luego de un largo tiempo en silencio, más no en inacción, volvemos a retomar la contrainformación para dar a conocer públicamente la situación de lxs compañerxs que se encuentran prisionerxs en las cárceles del territorio dominado por el Estado $hileno. Creemos que la comunicación entre afínes es importante para construir lazos y redes que nos permitan propagar las ideas que mueven nuestrxs negros corazones, más también no podemos obviar que como Colectivo fueron necesarios momentos de reflexión, autocrítica y revisión del apañe solidario que generamos desde este pequeño frente de lucha, lo que sin duda trajo de la mano cierta interferencia en esa comunicación. Durante este tiempo hemos querido priorizar el intercambio de ideas con compas presxs, enfocándonos en aportarles cotidianamente en la digna y rebelde resistencia que logra resquebrajar el agobiante encierro, permitiéndoles evadirse aunque sea a ratos de las profundidades carcelarias. Aun así, somos conscientes de la necesidad de no sólo vivir la revuelta desde nuestras individualidades, sino que también propagarla, y el presente comunicado es un sencillo intento de aquello.
NO IMPORTA DE QUÉ LADO DEL MURO TE ENCUENTRES, ¡LA GUERRA SOCIAL NO SE DETIENE!
Porque cada día que pasa, nuestrxs compañerxs resisten entre los barrotes y muros carcelarios, en las mismísimas fauces del enemigo que pretende doblegarlxs…
Porque no somos indiferentes al encierro de nuestrxs hermanxs ni mucho menos olvidamos los golpes recibidos…
Porque cada hora, minuto y segundo cuentan si queremos hacernos parte de una ofensiva que combata al poder y la autoridad en todas sus formas…
El año 2014 estuvo marcado por las extensas condenas que las juezas Celia Catalán Romero, Patricia Bründl Riumalló y María Alejandra Cuadra Galarce repartieron a lxs compañerxs acusados en el denominado Caso Security, quiénes con un historial revolucionario conocido por el poder, fueron sindicados como los culpables perfectos de una serie de expropiaciones bancarias y el asesinato en una de ellas de un lacayo policial, el cabo Luis Moyano en el año 2007. Si bien el juicio político terminó para Juan, Freddy y Marcelo, con 42, 15 y 14 años de prisión respectivamente, aún sigue vigente la causa para el compañero Carlos Gutiérrez Quiduleo, que permaneció 6 años en clandestinidad y quién actualmente se encuentra en investigación acusado en primer lugar por su participación en distintos asaltos bancarios, siendo luego reformalizado también por porte ilegal de armas y la lesión de un carcelero en la sección de máxima seguridad donde estuvo más de 6 meses en un régimen de encierro estricto, arriesgando en total cerca de 30 años de prisión. Actualmente el compañero se encuentra habitando el módulo H Sur (3er piso) de la Cárcel de Alta Seguridad, con visitas 1 vez a la semana y a la espera de que en los próximos meses se reactive el juicio en su contra.
Por otro lado, el 18 de septiembre del año recién pasado, fuimos testigos de cómo una compañera y dos compañeros eran detenidxs acusados de ataques terroristas al metro de Santiago (Ataque ocurrido en la estación Los Dominicos y en el Subcentro de Escuela Militar, a pasos de la estación de metro del mismo nombre), así como también del ataque coordinado a dos comisarías de la capital (en la comuna de Santiago y El Bosque) junto con la tenencia de pólvora. Así, los nombres de NATALY CASANOVA, JUAN FLORES y GUILLERMO DURÁN comenzaron a sonar en la mediática cobertura de la prensa burguesa, en el conjunto de la ciudadanía y también en el entorno antiautoritario. Culpables o inocentes, poco y nada nos importa, pues nos solidarizamos ante todo con quiénes dejaron en claro a través de gestos más o menos explícitos que son enemigos del poder, con quienes llevan la cabeza en alto al enfrentar el aparataje policial, judicial y carcelario que los pone en uno de los escenarios represivos más difíciles del último tiempo. Que lo sepan en San Miguel donde se encuentra recluida la compañera Nataly y en el módulo de máxima seguridad de Santiago 1 que ocupa Juan, que lo lea también Guillermo en el arresto domiciliario total: uds. compañerxs no están solxs, nos hermanamos con su voluntad de luchar contra un orden demencial que solo perpetúa la miseria del ser humano, pues la forma en que llevan su vida y que fue ventilada sin asco por los medios de desinformación nos habla de los valores que arraigan; nos hermanamos con la digna resistencia que están llevando a cabo al interior de la prisión, que lxs hace ser reconocidxs como presxs políticos por sus carcelerxs y las autoridades en general quiénes afirman que no están pasando desapercibidxs; nos nace una sonrisa al saber que pueden comunicarse y verse al menos en una visita mensual para continuar el camino que decidieron llevar juntxs. Por estos días, cuando recién van 5 meses de investigación bajo ley antiterrorista -de los 10 que fueron ordenados en un primer momento- nos enteramos de que ya fue levantado el secreto de la causa y que las pomposas pruebas que dicen tener en contra de lxs compañerxs no son más que pruebas circunstanciales de las que no se puede concluir con certeza una responsabilidad directa en los ataques que el poder les adjudica. Seguramente son más culpables de querer subvertir una realidad enajenante y de querer recuperar sus propias vidas que de “actos terroristas”. Sin embargo, poco nos interesan los matices que el proceso judicial pueda tomar en este caso, no estudiaremos las leyes ni alegaremos por un montaje jurídico, nuestro objetivo con lxs compañerxs es la solidaridad revolucionaria más allá de cualquier límite, esa capaz de romper efectivamente el aislamiento y repeler la condena mediática y ciudadana que claman por castigos ejemplificadores, por criminales peligrosxs tras las rejas.
Pero más allá de las palabras sinceras que han ido naciendo hasta aquí, existe una realidad que poco a poco vuelve a tomar ritmo y que no podemos desconocer, hablamos del termino de las vacaciones y de cómo lxs grandes y pequeñxs poderosxs se sacuden del letargo veraniego para recordarnos que en realidad nunca dejaron de trabajar: por un lado nos enteramos por la prensa de una querella por amenazas en contra de la compañera Nataly por el ataque verbal que habría hecho a una carcelera instándola a “no “caminar sola por la calle”; junto con ello, fueron señaladas todas las anotaciones de mal comportamiento que ha tenido durante los días que lleva en prisión (lo que le ha significado en algunas ocasiones el castigo de la visita con sus cercanxs o con su compañero) y se afirmó asimismo que estaría en comunicación con Juan a través de medios de internet. En forma paralela y creemos que a raíz de lo mismo, recibimos hace pocos días información del compañero acerca de los últimos movimientos que en su caso ha hecho el aparataje represivo-carcelario:
“El día lunes 23 de febrero aprox. a las 6pm, un contingente exagerado de lacayos de gendarmería ingresa a la celda en la que habito desde nuestro secuestro por parte del poder, irrumpen violentamente, después del encierro general del módulo 1, entre 20 y 25 lacayos refiriéndose a mí con insultos en primera instancia, me sacan de la celda explicándome que era solo un procedimiento de rutina, pasando los minutos y escuchando como sonaban hojas de propaganda solidaria, alego porque me estaban rompiendo las cosas, y es ahí donde estos tipos me proporcionan insultos y yo claramente les respondo en los mismos insultos. Comienzan a patearme, y luego me esposan de manera doble “una esposa sobre la otra”, y continúan golpeándome en las costillas y en las rodillas para que me arrodillara, a lo cual intento defenderme… soy trasladado al sector de la guardia interna y castigado por amenaza de muerte y agresión a funcionarios de gendarmería con 10 días de aislamiento, q luego bajaron a 4. Me encuentro bien, entero, enrabiado por el trato en las cárceles y a que a muy pocxs importa.”
Justamente porque somos de esxs pocxs a lxs que nos importa, hoy alzamos la voz por lxs compañerxs, para dejar en claro que cada palabra que logra resquebrajar los muros de la prisión y salir hacia un entorno que lucha cotidianamente debe ser tomada en cuenta, pues aquel mínimo gesto -que muchas veces es visto como algo normal o a lo que ya estamos acostumbradxs, – se transforma en un grito de guerra cuando el aislamiento, el control exhaustivo y la censura buscan acallarlo. Que la consigna “cuando tocan a unx nos tocan a todxs” no quede vacía de contenido, que la rabia por el trato en las cárceles se expanda como la peste negra y se transforme en acción.
Ahora bien, sabemos -o debiéramos saber- que el poder en su avance más explícito no da tregua, y no sólo el segundo semestre del año 2014 fue duro, sino que el año 2015 comenzó con nuevos golpes que sin duda buscaron ahondar aún más la creencia de que la subversión -o en el lenguaje de lxs poderosxs, la delincuencia- está siendo combatida. Así, el juicio político comenzado en enero y finalizado el día 4 de febrero con la condena a la compañera Tamara Sol (recluida hace más de un año en la cárcel de San Miguel) por el homicidio frustrado calificado de un guardia de seguridad de una sucursal del Banco Estado y el delito de hurto, fue otra señal más de que cualquier acto que se realice en contra del orden establecido será duramente castigado. A la compañera le dieron 7 años de prisión pues no le reconocieron todas las atenuantes que la defensa alegó y su conducta se consideró como premeditada. Si bien lxs jueces José Flores Ramírez, Jenny Morales Espinoza y María Araya Tapia ya dictaron su condena, lxs abogadxs presentaron la nulidad de la sentencia ante la corte para intentar anular el juicio o rebajar los años. Tamara Sol, en tanto, fue cambiada desde el módulo 1 al módulo 2 (que se estuvo construyendo durante el 2014, especialmente para presas de connotación pública o delitos complejos) y que es como un área de seguridad, ya que es pequeño (espacio para 15 personas), tiene patio propio con 2 cámaras y el guardalínea. Antes recibían luz natural a través de ventanas del módulo, pero ahora tienen solo luz artificial. Sin embargo, están en condiciones más o menos similares (siguen siendo 13, 2 ó 3 por pieza; tienen 2 horas de patio en la mañana y en la tarde; acceso limitado a teléfono “público”; baños dentro del módulo…). Es importante para nosotrxs aclarar que creemos que todas las cárceles más o menos acondicionadas, con mejor o peor infraestructura o sistema de funcionamiento, con más o menos “regalías” todas sin excepción son centros donde el exterminio de las personas (no sólo de nuestrxs compañerxs) está a la orden del día, y por lo mismo no relatamos las condiciones de los módulos con el fin de comparar o exigir mejoras o más beneficios entre uno u otro, sino que simplemente para que exista un conocimiento de cómo están nuestrxs compañerxs al interior.
Por otro lado otra noticia cercana en el tiempo fue la detención a principios del mes de febrero del compañero Diego Ríos, quién estuviera clandestino desde el año 2009 cuando tras un aviso de su madre a la policía de la existencia de materiales para la fabricación de artefactos explosivos en su departamento, debió darse a la fuga situación en la que permaneció durante 5 años y 8 meses, siendo detenido el 7 de febrero en La Ligua por personal de la PDI. El compañero fue formalizado bajo la ley de control de armas por la tenencia de elementos para la confección de artefactos explosivos (4 kilos de pólvora, un detonador y otros materiales) y se ordenaron 30 días de investigación bajo prisión preventiva. En un primer momento Diego estuvo en el 1er piso de la cárcel de máxima seguridad bajo vigilancia por cámara las 24hrs., siendo trasladado hace pocos días al piso 4to donde ya se encuentra sin vigilancia permanente de una cámara y sin otros presos.
Aprovechamos asimismo la instancia para mencionar que en la misma sección carcelaria pero en un piso distinto se encuentra también recluido Alfredo Canales Moreno, preso revolucionario que fue devuelto hace pocos meses al territorio $hileno tras ser encarcelado en Brasil luego de perpetrar junto a Mauricio Norambuena (“Comandante Ramiro”, del FPMR) y otrxs revolucionarixs el secuestro del publicista Washington Olivetto en el año 2001, siendo condenado a 30 años de prisión, restándole por cumplir 18. Si bien remarcamos las diferencias ligadas al funcionamiento político de la orgánica en la que el compañero participó, no podemos desconocer su historia de lucha y por lo mismo es de nuestro interés extender las redes de comunicación y solidaridad con quiénes desde algún punto o matiz podemos cruzar caminos y terminar afinando posturas, reflexiones e ideas; ya que también entendemos que en la lucha anticarcelaria nos hermanamos más allá de una determinada tendencia o etiqueta política, pues la dignidad no se mide ni en colores ni en banderas.
Ahora, pese a que el tiempo transcurre a veces sin siquiera notarlo, no podemos olvidar la prisión de compañeros que ya fueron condenados a cumplir años de encierro y que desde su detención, pasando por el juicio y la sentencia, han debido enfrentar con las herramientas que a su alcance tengan, el escenario carcelario sobrellevando a diario un pasar de incomunicación y aislamiento alejados de sus más cercanos (compañeras, hijxs, familias, y amigxs). Así, no perdemos de vista al compañero HANS NIEMEYER SALINAS que está condenado a 5 años y 300 días de prisión (por su participación en el ataque explosivo a un banco y el delito de daños); a los compañeros ALEJANDRO ASTORGA VALDÉS (ex miembro del MIR y del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru en Perú) y RENÉ SANHUEZA MUÑOZ, acusados por su participación en un asalto bancario a un Santander en la comuna de Pudahuel el año 2013, condenados en un primer momento a 16 y 14 años de prisión, respectivamente, condenas que finalmente quedaron en 13 años luego de la rebaja que hizo la corte.
Entre estas líneas nos parece importante mencionar además, alguna información actual del compañero MARCELO VILLARROEL quién hace pocos días sufrió una nueva descompensación cardíaca siendo derivado de urgencia fuera de la prisión al hospital San Borja, por el riesgo que esto significaría para su salud; luego de todo el operativo policial y de gendarmería, de pasar una noche en el hospital y de los chequeos médicos de rigor, el compañero fue reingresado al módulo H Norte de la Cárcel de Alta Seguridad donde se encuentra cumpliendo condena. Relatamos esto no con el afán de generar sentimientos de lástima sino porque a raíz de la comunicación entre afines, como decíamos al comienzo en la nota previa, se van tejiendo las redes que permiten apoyar y sobrellevar colectivamente el escenario carcelario de cada compañerx en prisión. Hoy es Marcelo quien se encuentra con problemas de salud y sabemos que las autoridades carcelarias no sienten la urgencia de otorgar un tratamiento idóneo que permita disminuir el riesgo de un ataque cardíaco que le pueda costar la vida. Si bien el compañero maneja con entereza la situación y no permite que el malestar físico lo agobie, creemos que la información no está demás sacarla a la luz si de esta forma podemos generar la vía para aportes que de alguna u otra forma lo ayuden a mantener o mejorar su salud.
No olvidamos tampoco a MONICA CABALLERO y FRANCISCO SOLAR, detenidos desde noviembre del año 2013 en España, acusados del ataque explosivo a una iglesia (Basílica del Pilar en Zaragoza) y quiénes hace pocos meses debieron soportar desde el encierro la represión directa al entorno más cercano que solidarizaba con ellxs en ese territorio, jugada represiva denominada “Operación Pandora”. A finales de enero, recibimos con alegría la noticia de que lxs 7 compañerxs que estaban en prisión preventiva por este caso ya se encontraban en libertad bajo fianza, aunque no obviamos que el proceso sigue en su contra. Sin duda, otra muestra más de que la solidaridad cuando es efectiva es duramente castigada.
Finalmente, no podemos terminar estas palabras sin recordar en este presente de lucha a un compañero que hace poco tiempo cayó en combate, reafirmando la idea de que aquellxs que luchan toda su vida, aquellxs imprescindibles, difícilmente pueden sortear su destino forjado a fuego. Hablamos del compañero Jorge Saldivia Espinoza quien fuera miembro del FPMR durante la dictadura de Pinochet, y que fue asesinado en un intento de expropiación de un camión Brinks, la mañana del 03 de octubre del año 2014 en la comuna de Maipú. Jorge llevaba poco más de un año fuera de la prisión sujeto a la libertad condicional, luego de cumplir una condena de cerca de 21 años debido a la decisión de seguir luchando en democracia, alejándose del acomodo por el que muchos de sus ex compañerxs optaron.
Hoy, a poco más de 5 meses de su muerte, lo hacemos parte de nuestra memoria combativa, pues su vida rebelde y la entereza y dignidad con la que enfrentó incluso los centros de exterminio más duros, no pueden quedar relegados al olvido o al recuerdo de sus más cercanxs, y son para nosotrxs un recordatorio permanente de que la cárcel sí se puede combatir.
Cerramos estas líneas afirmando que la lucha anticarcelaria es sólo otro frente más desde el cual se puede atacar a la autoridad, que si bien en este territorio dominado por el Estado $hileno no son pocos lxs compañerxs encarceladxs, aún quedamos compañerxs que desde el otro lado del muro estamos dispuestxs a sortear las dificultades y los coletazos de la represión para seguir agudizando el conflicto contra el poder, porque sin duda la cárcel es sólo otro escenario más en la lucha contra la dominación, y porque no hay gesto más noble que seguir combatiendo por nosotrxs mismxs y también por aquellxs que por hacerlo están hoy entre las garras del enemigo.
Pd. Un saludo al sargento Maki Gkalimani, que el plomo te venga bien…
“Es hora de actuar, en la cotidianeidad con nuestros afines, por la destrucción de la sociedad carcelaria y de cualquier intento social de reformar este asqueroso sistema de muerte. La solidaridad no debe jamás ser una consigna vacía, sino una acción cotidiana de enfrentamiento con el poder y un apoyo constante a l@s herman@s secuestrad@s en esta guerra a muerte.”
Mauricio Morales Duarte.-
Colectivo Anticarcelario Vuelo de Justicia
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