Hacia el 1966, en que se produce el golpe militar de Onganía, se genera en la Argentina un movimiento de izquierda revolucionaria, fundamentalmente estudiantil, que acompaña el alza en el proceso de lucha de clases.
Surgen grupos libertarios y marxistas en el seno de la universidad estimulados por el mayo francés del 68, que junto a la lucha obrera en ascenso, convergen en los pueblazos (alzamientos populares) durante los años 69 y 70, cuya máxima expresión es el famoso Cordobazo.
Los grupos incipientes de jóvenes libertarios se conforman casi paralelamente entre estos años, e intentan en sus inicios, vincularse a los compañeros anarquistas que se mantienen en grupos sin mayor influencia.
Estos vienen de organizaciones que a principio de siglo formaron parte del movimiento anarquista que impregnó de ideas revolucionarias las luchas obreras, pero que paulatinamente fue perdiendo la gran influencia que tuvo. El movimiento como tal fue desapareciendo debido fundamentalmente a la brutal represión que sufrió durante la década del 30.
De los grupos existentes, los jóvenes libertarios se acercan a «LA PROTESTA», único periódico anarquista por estos años, pero fuera del proceso de luchas de clase que se ha venido dando en la Argentina.
Estos compañeros, como la mayoría de los viejos anarquistas habían dogmatizado sus críticas al marxismo y al peronismo y poco a poco se producen las diferencias lógicas. Excepción hecha de compañeros aislados, no existe nexo entre el gran movimiento anarquista de principios de siglo y los jóvenes libertarios.
Esto los deja huérfanos de un aporte en elaboración ideológica, experiencia de acción continua y en general de una síntesis total del anarquismo frente a la realidad histórica.
Son tiempos de creación, elaboración y experimentación dentro de una realidad apremiante.
La necesidad inmediata de una acción y presencia anarquista en este proceso, animado de grandes manifestaciones antidictatoriales, lleva a los jóvenes anarquistas a separarse, en la práctica, de los representantes del «anarquismo histórico» y continuar sus organizaciones, proyectos y acciones más relacionados a esa realidad.
De los grupos libertarios de entonces GRA, GAR, LAC, y otros más, es la RESISTENCIA LIBERTARIA (que hasta el72 fue GRA), la que continúa su militancia intentando siempre difundir los orígenes de la R.L., son estudiantiles, por las mismas necesidades políticas y el compromiso que asumen sus militantes, el grueso de ellos se proletariza y abandona la universidad.
Retoma del anarquismo su sindicalismo independiente de toda burocracia, siempre comprometida en la Argentina con el estado burgués y también su autonomía con partidos políticos que pretenden asumirse como vanguardia del proletariado.
De esta manera, su actividad se centra en activar la participación y la acción directa en la lucha contra la patronal, la burocracia y el estado.
En 1974, como consecuencia de su accionar y el comienzo de la escalada represiva, es desarticulado el Frente Estudiantil. Entonces el ataque estaba dirigido fundamentalmente a las organizaciones de izquierda revolucionaria y figuras representativas que atacaban al gobierno.
Por primera vez la R.L. siente un duro golpe hacia su organización. Más tarde, en 1975 son detectados varios compañeros que logran escapar de la policía. De todos modos esta situación obliga a un traslado considerable a distintas ciudades. Es entonces que se impone una reestructuración por la diversidad de tareas que se encaran y la necesidad de perfeccionar los criterios de seguridad. En la medida que la actividad comienza a ser cada vez más clandestina surgen grandes dificultades con respecto a la diferenciación de tareas específicas y su organización horizontal.
Es toda una etapa de aprendizaje organizativo y de formación ideológica altamente creativo y experimental y que no se tenían referentes válidos para el momento que se vivía y las propuestas políticas planteadas.
En Córdoba, ciudad industrial con gran trayectoria de lucha, a principios del 76 caen algunos militantes que habían intentado nuclear a los compañeros aislados, grupos anarquistas y simpatizantes.
Esta ciudad fue utilizada por las fuerzas represivas (FF.AA., Policía, en brutales operativos vestidos de civil) como banco de prueba a lo que posteriormente fue el terror desatado en el país entero. Esta elección no fue casual ya que Córdoba se caracteriza por tener el movimiento obrero más radicalizado y combativo. Ya antes del golpe militar había casi un centenar de militantes y activistas secuestrados y desaparecidos, no sólo de organizaciones revolucionarias sino de compañeros combativos de las fábricas.
Mientras, la Regional Buenos Aires se desarrolla un tarea de crecimiento acelerado y se incorpora un grupo de compañeros gráficos que aportan su valiosa experiencia sindical. La R.L., sin llegar a movilizar a grandes sectores, aparece como alternativa dentro de la izquierda y junto con la izquierda revolucionaria de distinta ideología, propugna la independencia de la clase obrera, aunque para estos últimos sea una cuestión meramente táctica debido a su concepción de la revolución.
Se ubica dentro del nuevo sindicalismo combativo, sus militantes participan dentro de las Coordinadoras de Gremios en Lucha y Agrupaciones de Base que se movilizan contra la burocracia sindical, con reivindicaciones económicas de importantes consecuencias políticas.
En 1977 las organizaciones mayoritarias; PAT-SAP (marxistas-leninistas) y Montoneros (peronistas), blancos prioritarios de la represión, han sido brutalmente perseguidos y quedan prácticamente desarticulados. Lo mismo ha ocurrido con los trabajadores, que se encuentran con los sindicatos intervenidos y sin posibilidades legales de organización de ningún tipo con los delegados presos, desaparecidos o muertos y con policías en los mismos lugares de trabajo.
Comienza una tarea lenta y dificil. La R.L., junto con otras organizaciones revolucionarias edita el periódico clandestino «Resistencia Obrera», que es en ese momento el único de tal carácter en la Argentina y que lleva adelante la propuesta de nucleamiento de los trabajadores y los militantes que han quedado aislados por la represión, en una tarea conjunta de resistencia a la dictadura.
Pero la acción represiva, comenzada durante el gobierno de Isabel Perón, perfeccionada y agudizada por el gobierno militar de Videla que hoy ejerce brutal dictadura, alcanzó también a la R.L., que por estar inmersa en el movimiento revolucionario no queda ajena a esa represión.
Desde mediados de mes el pasado año, la R.L. debe afrontar un periodo de reorganización con varios compañeros presos, desaparecidos o exiliados y en una situación objetiva de aniquilamiento de la izquierda revolucionaria y de la mayoría de los militantes más combativos de la clase obrera.
Compañeros de la
RESISTENCIA LIBERTARIA
en Europa
Publicado originalmente en 1979 en la Revista Bicicleta, n° 20.