¡No votes bótalos!
“Para ser redactores de un ensayo de filosofía política, el Comité Invisible ostenta un fuerte desprecio por la especulación y una señalada propensión a la práctica. Lo que está muy bien, sobre todo porque les permite recabar el aplauso tanto de eruditos en abstinencia vitamínica como de activistas sedientos de saber… La crítica de lo existente sujeto a la totalidad no les interesa. Pero al igual que las distintas sectas marxistas, el Comité Invisibe está deseoso de imponer su propia visión…”
“La insurrección que viene está a la altura de los tiempos, perfectamente a la moda. Posee las características más requeridas actualmente, es flexible y elástico, se adapta a todas las circunstancias (del ámbito subversivo). Se sabe presentar, tiene estilo y resulta simpático a cualquiera porque da un poco la razón a todos, sin descontentar a fondo a nadie. Desde este punto de vista, es un libro eminentemente político”.
El Comité Invisible es como la virtud, siempre está en el medio.
Desde tiempos pasados los anarquistas hemos constituido una fuerza “opositora” a todo proyecto de poder y autoridad; con diversos medios y bajo diversas formas en las cuales se manifiesta el pensamiento anarquista, estos a su vez han lanzado campañas contra todo tipo de momentos claves en la lucha contra el poder, buscando tener confluencia con el antagonismo social emergente. Campañas internacionales por la libertad de los compañeros en prisión, campañas contra algunas realizaciones materiales del poder y campañas contra las elecciones de candidatos, por ejemplo.
Muchas de estas campañas se han dado más o menos acompañadas con la práctica del sabotaje dirigido como acto individual para que se torne colectivo, pero casi siempre dejando en claro que el sabotaje, la auto-organización y la acción directa son prácticas cotidianas y no un elemento el cual sacar poco a poco, no un elemento definido por las coyunturas del poder. Aunque otras más, las que solo corresponden a las coyunturas del momento no han proyectado ningún panorama amplio de lucha.
Así es como en los días que corren los pensamientos de muchos compañeros no están lejanos al de los compañeros anteriores, los que también lucharon y murieron por la libertad. Aunque algunos conceptos se han profundizado tanto en la teoría como en la práctica, se sigue dejando en claro que la anarquía es una tensión cotidiana y no una práctica que sacar poco a poco en ciertos momentos clave o cuando las dichosas condiciones estén maduras.
Nosotros como anarquistas enemigos de todo tipo de poder, nos encontramos en los días que corren con una limitante en la lucha insurreccional actual y esta limitante es el atender la “agenda” del Estado; dicho de otro modo, el acudir al llamado del poder y hacerle el juego en sus circos electoreros.
Si por conflictividad permanente se entiende toda hostilidad con lo existente, toda actitud individual y colectiva de permanente ruptura con el poder, todo acto cotidiano de destrucción dirigido contra el Estado, ¿entonces porque esperar a sus coyunturas y momentos políticos clave para actuar -como las elecciones por ejemplo? ¿porqué no hacer parte de lucha cotidiana la reivindiciacción del verdadero significado de la palabra elección? Alguien podrá responder: “hay que aprovechar los momentos”, pero aun en esto vemos una gran limitante en lanzar campañas antielectoreras, acudiendo al llamado del poder y atendiendo su propia agenda; es decir, relegando toda nuestra creatividad y potencialidad a esas coyunturas. Sobre todo porque estas campañas antielectoreras no están acompañadas de una perspectiva clara y una propuesta real de ofensiva al poder -también en las palabras y no solo en los actos- y dejan en claro que la anarquía entonces es un juego para hacer política y no una tensión permanente contra lo existente.
El coyunturalismo político es una práctica de los políticos y la anarquía no es política, es ética. Por ejemplo, medir todo acto que parta de nuestra persona como “político”, además de separar la vida en fracciones, de separar teoría y la practica; es un reflejo de una fuerte carencia de perspectiva propia para basar nuestra lucha en nuestros propios, auténticos y únicos pensamientos. Eso sin hablar sobre el origen marxistoide de donde proviene la acción política (y los presos políticos): la mediación, el acuerdo, el dialogo, la representación etcétera. Cosas que están muy lejanas de lo que muchos compañeros anarquistas hemos avanzado y que es el hablar de anarquía fuera de cualquier tinte político.
Para muchos compañeros anarquistas el basar la agitación contra la autoridad en los momentos “clave” de la política del poder, es una limitante que nos aleja de nuestro cometido, sobre todo cuando está agitación no contiene una perspectiva clara que vuele más lejos que un discurso contra las elecciones.
Aquí en este punto es donde nosotros nos preguntamos ¿y luego qué? ¿Todo se queda en eso? ¿qué es lo que sigue? ¿y nuestros sueños? ¿Todo discurso y toda acción se deben de replegar al realismo político, a la técnica, a la estrategia? ¿y la espontaneidad?
Precisamente porque la anarquía es una tensión que no ve diferencia entre teoría y praxis y que por el contrario, es en esa teoría y en esa práctica que las dos se complementan mutuamente; es que el accionar anárquico está lejos de ser el típico foquismo guerrillero del maoismo. Ese foquismo que espera a que hay presos “políticos” en las cárceles para que a partir de su reivindicación proyecte su lucha -y que si no los hay los provoca; ese foquismo que se atiene a todo tipo de momentos coyunturales para actuar y que desconoce la necesidad de cada individuo por su libertad; ese foquismo que se agarra de todo lo que ve para proyectarse, sin cuestionalo rotundamente. La conflictualidad permanente es precisamente lo que nos aleja de caer en el foquismo que espera todo tipo de coyunturalismo, pero también del “causismo”, para poder actuar.
Así es como nosotros pensamos que una coyuntura antielectorera contiene en su “practica y en su llamado” sus mismas limitantes. Principalmente porque no se tiene un proyecto mas o menos definido contra el poder y la autoridad, en una coyuntura hay de chile, mole y pozole, hay partidos armados Marxistas leninistas que se han unido con sus opositores pero en ese momento del poder, hay partidos políticos de izquierda y hay todo tipo de posicionamiento autoritario antagónico al pensamiento anarquista. Una coyuntura es un llamado inminentemente politico para hacer politica, los anarquistas somos agenos a toda alianza politica. Pero también porque acceder al coyunturalismo como momento clave o para “aprovecharlo”, reduce nuestras expectativas y nuestras pasiones de vivir anárquicamente a una simple ideología política, a una cuestión de “tácticas” y estrategias; como si fuéramos maquinas que actuamos predeterminada mente por estos “mecanismos” de lucha.
Es por eso que rechazamos en todo momento la clandestinidad y sus normas como método de lucha, porque no queremos atender ciertos mecanismos que pre determinen nuestro actuar.
Nosotros apostamos por que la agitación anarquista debe de estar presente en todas partes, inclusive en tiempos de elecciones y en tiempos de no elecciones. Apostamos tambien porque los anarquistas debemos de estar presentes en todo conflicto con el cual nos encontremos afines, aun si este en un principio se dio por una protesta antielectorera, pero cambio de rumbo. Esto es porque no vemos solamente algunas partes de este mundo del Capital como nocivas y como enemigas de nuestra libertad, vemos al mundo del Capital en toda su extensión de la palabra como nocivo a nuestra libertad y a la de nuestros semejantes. Pero relegar la práctica cotidiana del sabotaje y una actitud de ruptura contra lo existente a momentos “clave” marcados por el calendario del poder, nos alejaría de nuestras motivaciones que son vivir la anarquía misma en el aqui y ahora, pero también de nuestra idea de que la anarquía no es política ni ideología, es una tensión cotidiana y permanente contra todo tipo de Autoridad.
Ante todo esto proponemos las relaciones afinitarias, encontrarnos con otros individuos igual de rabiosos en el conflicto con la autoridad y crear proyectos. Nuestro punto es llevar a la práctica nuestras pasiones individuales sin esperar llamados y buscar el campo para que se encuentren en la guerra social con el antagonismo social que ésta presente día con día.
Nuestro llamado es a extender la lucha anárquica en todas partes donde huela a dominio y en todo momento. Nuestro llamado es para la propagación del ataque cotidiano y permanente, sin esperar a momentos coyunturales ni atender la agenda del poder. Nuestro llamado es a rebasar toda consigna y a extender la lucha antielectorera mas lejos que sus propias limitaciones. Nuestro llamado es a propagar la lucha anárquica y lanzarnos a la batalla contra el poder con pasión y sin moderación ni límite alguno.
Al fin y al cabo esta es solo una perspectiva individual que tornamos colectiva, es nuestra intervención a los presentes debates y exposiciones de ideas que se están dando en la actualidad. No buscamos imponer nada, ni representar a nadie. No buscamos especialistas de la pluma ni de la acción. Solo son éstas algunas ideas sueltas al aire a modo de contribuir a la propagación de la practica subversiva en el aquí y ahora.
¡Para que todos los meses sean negros!
Algunas compañeras y compañeros anarquistas del área Mexicana
(¡Algunos!… pues no somos los únicos “anarquistas de México”)
Abril del añisimo 2015