A mas de un mes del fin de la huelga de hambre de José Antúnez Becerra vemos necesario realizar una breve actualización de su situación y aportar nuestra reflexión de todo lo que comportaron los 65 días que estuvo en huelga de hambre y 5 en huelga de sed.
La recuperación de las consecuencias físicas de la huelga de hambre de Antúnez Becerra está siguiendo un buen ritmo y su moral es alta. Ha recuperado la gran mayoría de la vista perdida durante la huelga, aunque todavía ve un poco borroso. El problema físico más grave y de lo que aún no se ha recuperado completamente es la perdida de equilibrio. Es por ello que se le está aplicando un “protocolo de seguridad” que evita que esté solo en ningún momento, lo que ha significado, por ejemplo, que desde que volvió de enfermeria a módulo comparte celda con otro preso. Por otra parte, está recuperando peso y su nivel de azúcar es estable.
Tal y como se hizo público pocos días después del fin de la huelga, el motivo por el que Antúnez decidió abandonarla fue un acuerdo pactado con la jueza de Vigilancia Penitenciaria, Remei Bona. Parece ser que de momento ya se están empezando a producir movimientos encaminados a que pueda acceder a los permisos de salida. Nos referimos principalmente a que ha comenzado el programa de tratamiento individualizado que es la condición que le imponen para obtener beneficios.
El pasado lunes 20 de abril comenzó el curso de alcoholismo. En el mes de octubre debería comenzar el DEVI (un programa de intervención para los delitós violentos). Según lo acordado, aproximadamente unos dos meses después del inicio de este curso, debería acceder al primer permiso. A partir de éste momento comenzaría a obtenir permisos regulares hasta alcanzar el tercer grado. Por tanto, si se respeta el acuerdo con la jueza, el primer permiso debería ser a finales del presente año o como muy tarde principios del 2016.
Para Antunez Becerra, el que se cumpla lo comprometido dentro de los plazos acordados es prioritario, evaluando positivamente esta salida y como un logro de la huelga de hambre y sed que sostuvo y de la movilización en apoyo que hubo desde fuera. Si bien se mantiene confiado en que en los tiempos acordados pueda estar nuevamente con los suyos en la calle, aunque sea de forma temporal, también es conciente que las falsas promesas son una tònica dentro de la institucionalidad carcelaria y que seguirá alerta y dispuesto a comenzar una nueva lucha, bajo la premisa que dentro de la carcel siempre se está en una lucha permenente.
Antes de comenzar con nuestra valoración como grupo, queremos dejar claro que la breve reflexión que sigue la realizamos desde el grupo de apoyo que viene visitando y apoyando a Antunez hace al menos 2 años, quienes nos situamos desde una perspectiva libertaria y abolicionista. Lo mencionamos para no dar pie a confusiones, ya que a partir de un momento, durante la huelga, se conformó una asamblea amplia de solidaridad con Antunez conformada por diferentes colectivos e individualidades, dentro de la cual estaba nuestro colectivo, y las siguientes lineas no pretenden ser un reflejo de este espacio amplio de solidaridad.
Después de un tiempo de calma tras los los dos meses intensos que duro la huelga, como colectivo hemos podido reflexionar sobre los aspectos medulares del proceso: las movilizaciones y las diferentes formas de solidaridad que hubo con Antúnez, así como del resultado que tuvo su propia lucha.
Antes que nada decir que por sobretodo respetamos la desición de Antunez quien tuvo la fortaleza de sostener de forma coherente su medida de presión extrema reclamando su libertad y los beneficios que les corresponden. Ahora, según nuestra impresión, la dejó en un momento en que la situación estaba llegando a un punto de tensión destacable, teniendo en cuenta que ya llevaba más de 60 días y que desde diferentes frentes se estaba ejerciendo una fuerte presión hacia la administración. Por tanto creemos que la salida de la huelga se debería haber realizado tras un acuerdo con otros actores institucionales (dirección general de instituciones penitenciarias, audiencia provincial, etc) bajo compromisos mas concretos e inmediatos. Entendemos, sin embargo, que la decisión fue tomada por Antúnez, en un momento en que sufría un grave deterioro físico y psicológico.
Respecto a la movilización y solidaridad que se generó en torno a lucha del Antúnez, es importante resaltar que si bien en un principio la respuesta fue escaza, fue adquiriendo una fuerza progresiva lo cual se manifestó en una serie de acciones y movilizaciones, tanto en barcelona como en otras ciudades, que fueron de relevancia a nivel de difusión tanto de la huelga en específico y sus demandas, como del caso de Antunez Becerra en general y su situación de cadena perpetua encubierta. Decir también que cada uno de los gestos solidarios le eran transmitido de forma inmediata y esto fue un factor clave en la fortaleza anímica que caracterizó su huelga. La conformación de una asamblea amplia de apoyo fue crucial en este incremento del apoyo desde afuera y es aqui que como grupo asumimos que la convocatoría que realizamos para la conformación de este espacio fue tardía respecto a las necesidades que requería la situación.
Para concluir esta breve evaluación, señalar que si bien se generó una respuesta en la calle importante consideramos que no dejó de ser escaza, no tan solo por la complejo del caso Antunez sino por sobretodo por ser una coyuntura que requería que la lucha contra las cárceles superará su condición de consigna permanente. Partimos de la premisa que la lucha anticarcelaria es inherente al discurso y la pŕactica anarquista y desde ahi queremos invitar a la reflexión y el debate sobre la implicación parcial de los espacios anarquistas y libertarios en movilizaciones como las que se gestaron en torno a la huelga de José Antunez Becerra.
Hasta la liberación total y la destrucción de todas las carceles¡¡¡¡
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