Jueves 2 de Julio / Jornada agitativa contra la regasificadora. (Montevideo, Uruguay)

wobblie2011

(En la foto : Armando Triviño en los años 20.)

Actualmente resulta fundamental reconstruir la historia de la prensa anarquista en Chile, han sido muy pocos los teóricos-académicos que han develado este tema, para qué nombrar al Estado y sus historiadores, los cuales forman la historia bajo las garras y discursos homogeneizantes del Estado-nación. Como El Anárquico, periódico editado en Santiago, que usted tiene en sus manos, existieron muchos periódicos anarquistas en diferentes regiones, los cuales buscaban dar a conocer lo que la prensa estatal-burguesa no comunicaba, aquello que callan y ocultan los poderosos.

Las publicaciones antiautoritarias van mucho más allá del sólo entregar información, se ocupan para difundir ideas, dar a conocer situaciones de represión, solidarizar con compañeros presos, teoría, literatura, poesía y todo lo que aporta a crear una conciencia crítica contra la explotación y los órganos represivos, haciendo un constante llamado a la acción directa, agitación, organización, autogestión, autonomía y autoeducación.

La prensa anarquista tuvo sus primeras apariciones en Chile a finales del siglo XIX y con mayor fuerza a comienzos del siglo XX. Si bien las estimaciones de las fechas sobre una llegada de la “Idea anarquista” no es muy clara, se estima que fue con la llegada del periódico “El Perseguido” de Buenos Aires en 1891 a Valparaíso. Esta iniciativa motiva la creación este mismo año del primer periódico anarquista “El Oprimido”. Un poco antes de fin de siglo se crea en Santiago la primera Sociedad de Resistencia, con la cual se levanta la Asociación Tipográfica, instancia que levantará varios proyectos ácratas.

En este número de El Anárquico buscamos revisar un pedacito de la historia de la prensa anarquista en esta región, principalmente basándonos en la historia reconstruida por el investigador Víctor Muñoz. Como anarquistas asumimos la importante labor de reconstruir la historia de nuestros compañeros y esperamos poder contribuir a la memoria de nuestras luchas.

A partir de una aproximación histórica a la vida del anarcosindicalista Armando Triviño se puede realizar un acercamiento al contexto obrero anarquista de los años 20´ y sus medios de propaganda en la región chilena. Resulta atractivo poder seguirle la pista a una individualidad en pos de reconstruir su entorno inmediato, nunca con la intención de crear mártires o súper hombres de la anarquía, comprendiendo además que existieron muchos que de forma silenciosa y anónima contribuyeron a la realización y propaganda de la Idea.

Luis Armando Triviño Velasco nació cerca del año 1893 en San Felipe, desde que se hizo ácrata fue un hombre público. A los 21 años comienza a colaborar monetaria e intelectualmente con el periódico “La Batalla”, periódico anarquista de más larga duración en este territorio (1912-1926), los dos primeros años fue editado en Santiago, luego se traslada a Valparaíso. Con el traslado de la edición del periódico en Santiago nace el proyecto “Jerminar”, donde también escribía Triviño. De esta experiencia de propaganda surge “Agrupación La Batalla”, entidad santiaguina que apoya al ahora periódico porteño y a “El Surco”, periódico anarquista fundado el 28 de julio de 1917 por Julio Rebosio y Enrique Arenas.

En 1918 la Agrupación La Batalla publica un folleto antielectoral de Triviño, durante este año y el siguiente el país se vio agitado por movilizaciones populares: huelgas, mítines y protestas, ya que era el cénit de la cuestión social. Esto es parte de las consecuencias sociales, laborales e ideológicas de la industrialización y urbanización, manifiestos en problemas de pobreza, vivienda, salud, trabajo, etc. Con estas dinámicas el proceso de politización de la lucha obrera se concretó con una progresiva concientización ideológica del sector obrero y como fuerza política autónoma y alternativa al orden imperante.

En este mismo contexto, desde 1917 hasta 1922, se reactivó el movimiento huelguístico y de propaganda anarquista, en donde se pone en juicio la cohesión de la sociedad chilena, producto de la crisis de la producción salitrera post 1ra Guerra Mundial, la migración campo- ciudad, las paupérrimas condiciones laborales, la Revolución Rusa, la reactivación sindical y otros factores locales y extranjeros que influirían marcadamente en la situación de agitación social que se vivirá aquí.

Por su parte, el Estado agudiza el control y represión sobre los trabajadores “revolucionarios”, esto se evidencia con la Ley de Residencia de 1918, la cual permite expulsar del país a todo extranjero “indeseable”: 29 de marzo expulsan a Manuel Peña, quien tenía una librería anarquista en Iquique, expulsan a Nicolás Gutarra, de nacionalidad peruana activista de la IWW. Pero sin duda el hecho más característico de esta nueva Ley fue la detención del anarquista Julio Rebosio, coordinador del periódico “Verba Roja” de Valparaíso, quien es encarcelado bajo la acusación de ser “espía peruano”. Con la detención de Rebosio el Verba Roja se traslada a Santiago, bajo el cargo de Manuel Antonio Silva. Aquí Triviño se suma a la redacción del periódico.

Armando Triviño escribió en variadas publicaciones como Acción Directa, Mar y Tierra, La Batalla, El Surco, El Sembrador, Tribuna Libertaria, Numen, Claridad, entre otros. Sus pseudónimos fueron Juan Pueblo, Juan Harapo, Juan Subversivo, Luis Pirson, Luisa Soto, Juan Fierro y más.

La IWW y la represión sobre los propagadores de la Idea.

En diciembre de 1919 se estableció oficialmente en Santiago la sección chilena de la IWW: Trabajadores Industriales del Mundo. Organización sindical anarquista fundada en Junio de 1905 en Estados Unidos. Esta apostaba por la “acción directa”, entendida como la directa participación de los trabajadores en la resolución de sus problemáticas, a través de la propaganda, boicot a los explotadores, huelga, etc. Esta organización basada en el sindicalismo revolucionario tuvo encuentros y desencuentros con el anarquismo local. Triviño fue el primer secretario general de la IWW, siendo defensor, vocero y rostro visible, un Wobblie (se utiliza esta determinación para denominar a los afiliados a la IWW).

En enero de 1920 se realizan 3 mítines por la libertad de Julio Rebosio, quien se encuentra preso desde 1918. Luego de innumerables gestiones y actividades de solidaridad, Rebosio queda en libertad. Pero es aquí cuando comienza una ola de represión hacia los compañeros que difundían la idea ácrata.

El 17 de marzo de 1920 caen preso Triviño y Silva por publicar el escrito antimilitarista en Verba Roja, en el que se hacía un llamado a la juventud a no acudir a los cursos de entrenamiento militar. El 19 del mismo mes cae preso Juan Gandulfo, wobblie y médico que sostuvo un policlínico para las personas de la IWW, el cual tenía un funcionamiento nocturno en la Imprenta Libertá, en donde además por varios años de la década de los 20´se emitió el periódico “Hoja Sanitaria”, el cual es uno de los pocos rastros de una iniciativa por la autogestión de la salud en Chile.

El 23 de marzo cae nuevamente preso Rebosio. Debido a esta seguidilla de detenciones el 31 de marzo la FOCH (Federación Obrera de Chile), FECH (Federación de Estudiantes de Chile) y la IWW llaman a un paro general. El 14 de abril liberan a todos los anarquistas por “falta de pruebas y razones punibles”. El 26 de abril se suicida de un tiro Julio Rebosio, frente al taller del viejo Silva, el primero que se dio cuenta fue su amigo Juan Gandulfo. Con tan sólo 32 años decide quitarse la vida, luego de los duros procesos carcelarios a los cuales había sido sometido.

 Tiempo después aparece la publicación “Acción Directa”, histórico vocero de la IWW en la región chilena (1920-1929, 1934-1935, 1939-1944, 1951).

En julio de 1920 se vuelve a ver arremetido el mundo anarcosindicalista, el 20 capturan a Juan Onofre Chamorro, célebre Wobblie del puerto. El 21 fue allanado la IWW en Valparaíso y detenidos 25 anarcosindicalistas, acusados de “Asociación Ilícita”, con esto se deja fuera de circulación a toda la prensa obrera.

Casi todos los ácratas conocidos fueron tomados presos. El viejo Silva estuvo prófugo unos días, pero luego fue capturado. Triviño logró darse a la fuga, en la clandestinidad envió una carta a la IWW norteamericana, donde relataba los sucesos represivos, pidiendo solidaridad internacional a través de propaganda y mítines, además de hacer un llamado a boicotear todo lo que iba y venía de Chile.

Durante los primeros meses de 1921 Triviño sigue prófugo y se traslada a Iquique, desde allí envía reportes a Acción Directa y Mar y Tierra, quienes se refieren a Triviño como el “delegado en viaje”. Pese a este ataque represivo sobrevive la IWW.

En 1922 Triviño participa de la agrupación anarquista de Santiago, que busca coordinar la actividad libertaria en la capital. Este mismo año editó su obra “La IWW en la teoría y la práctica”. En mayo de 1923 se hizo cargo de la administración de Acción Directa, luego de haber pasado un periodo siendo tesorero de la IWW. En septiembre de este año la editorial libertaria “Lux” (coordinada también por Triviño), publica “Arengas”, compilación de varios textos, críticas coyunturales, cavilaciones doctrinarias, proclamas subversivas, defensas y ataques escritos por Triviño, aquí se advierte: “La religión es un comercio, que la patria es una mentira, la justicia un sarcasmo y el capitalismo un crimen”.

En marzo de 1927, y bajo la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, se allana el local de la IWW de Santiago, de ahí se robaron 305 ejemplares del periódico anarquista La Antorcha de Buenos Aires. Triviño fingió ser boliviano, y con ello escapo de ser detenido nuevamente, efectivamente luego de esto se fue a Bolivia, lugar donde había gran cantidad de libertarios provenientes del extranjero. En La Paz Triviño sigue escribiendo, ahora para la revista libertaria “Humanidad” de Buenos Aires, lugar en donde se quedará a vivir después de huir de La Paz. En 1928 los anarquistas de nacionalidad chilena en Argentina se organizaron y junto al apoyo de compañeros de allá editaron el periódico “Acción Directa”, donde se busca activar la campaña a favor de los presos anarquistas en Chile y en contra de la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo.

La presencia de Triviño en el movimiento sindical de la región chilena desaparece al mismo tiempo en que se extingue la IWW. No se sabe nada de los últimos días de Triviño, ni siquiera el año de su muerte. A continuación se presenta un texto escrito por él, publicado la primera quincena de enero de 1915 en el periódico La Batalla.

 

En el margen de un libro (de la biblioteca de la cárcel).

Amigos: ajusticiados como soy yo.

Les recomiendo la lectura, pues la lectura es pan, es el único alimento para nuestras mentes ignorantes y preñadas de prejuicios, asilo de fanatismos, pasto de injusticias y atropellos, donde nuestros amos nos pisotean y nos colocan de pedestal sobre nosotros se yerguen ebrios de hipocresía, de lujo, sedientos de sangre y poderío.

Compañeros ajusticiados, victimas del actual régimen, recomiendo la lectura; pues así conocereís tus derechos pisoteados y sabrás comprender, que nuestra existencia hoy no es la vida que nos ha dado la naturaleza.

Hermanos de presidio, adelante, leed.

Cárcel de San Felipe, XII 1914.