…Y Pandora abrió la caja

insumision

DEl año 2014 empezaba con la detención en Galicia y Ciudad Real de tres anarquistas acusados de un ataque con cócteles molotov a una sede de la patronal gallega. Era enero, los compas fueron trasladados a la Audiencia Nacional y dos días más tarde salían en libertad provisional. Empezaba mal el año, sobre todo teniendo en cuenta que a finales de 2013 una nueva operación policial había detenido a cinco anarquistas en Barcelona acusados del atentado a la basílica del Pilar de Zaragoza.

Viaje a la Audiencia Nacional (otra vez, últimamente siempre ese es el tribunal especial que juzga, entre otros, a los y las anarquistas) y dos compañeros acaban en prisión preventiva, y desde entonces que están encerrados en Villabona (Francisco) y en Brieva (Mónica), y las otras tres salen en libertad provisional para serles archivada la causa diez meses más tarde. Ese año 2013 también había visto como en mayo, en la provincia de Barcelona, la policía se llevaba a otros cinco anarquistas acusados de enaltecimiento del terrorismo. Ese año 2013 no había sido un buen año para los anarquistas en materia represiva. Pero 2014 no fue mejor. Si el año empezaba con tres detenidos, acabaría con once.
El 16 de diciembre del mentado 2014 los mossos d’esquadra y la guardia civil ponían en marcha, por orden de la Audiencia Nacional (otra vez), la Operación Pandora, que se desarrolló de manera simultánea en la provincia de Barcelona (Manresa, Sabadell y la propia capital barcelonesa) y en Madrid. Se registraron doce viviendas y 3 centros sociales (el Ateneu Llibertari del Palomar, el Ateneu Anarquista del Poble Sec y en centro social okupado Kasa de la Muntanya, todos en la ciudad condal) y fueron detenidas once anarquistas, de las que, tras pasar a disposición del magistrado Gómez Bermúdez (especializado en delitos de terrorismo y juez del proceso del 11-M), cuatro quedaron en libertad provisional (dos de ellas bajo fianza) y siete fueron encarceladas en distintas prisiones de la comunidad de Madrid. Las acusaciones eran pertenencia a organización terrorista, estragos (los mismos delitos por los que permanecen encarcelados Mónica y Francisco) y tenencia de material para la fabricación de explosivos.
La fiscalía hizo especial hincapié, extrañamente, no tanto en los estragos supuestamente cometidos por estas compañeras (se les imputa de manera bastante poco clara siete atentados con explosivos de escasa potencia contra distintas entidades financieras y eclesiásticas), como en su voluntad de romper la paz social en manifestaciones en las que supuestamente perpetraban destrozos de sedes bancarias y mobiliario urbano y enfrentamientos con la policía. Además se hacía especial énfasis en que estaban organizadas en una coordinadora anarquista (un “punto de encuentro de grupos anarquistas de carácter violento” según los mossos d’esquadra), en que tenían cohesión ideológica y estructuras organizativas y en que realizaban propaganda diversa, entre la que se cuenta el libro “Contra la democracia”. Tras cuarenta y cuatro días de encarcelamiento, las compañeras salían en libertad provisional, con una fianza de 3000 euros cada una, el 30 de enero de 2015.
Pero si el 2014 había supuesto una pequeña debacle para el anarquismo, 2015 iba a suponer otro golpe aun más duro. Dos meses duró la alegría de ver a las compas encarceladas por la operación Pandora en libertad, porque el 30 de marzo una nueva operación, esta vez de la Policía Nacional bajo mandato del juez nº 6 de la Audiencia Nacional Eloy Velasco (el mismo que instruye el caso de Mónica y Francisco), bautizada con el glamuroso nombre de “Piñata”,iba a deparar 17 registros y 15 nuevos detenidos por terrorismo (más otros 24 por resistencia a la autoridad al tratar de impedir algunos allanamientos y que quedaron libres al día siguiente) en Madrid, Barcelona, Palencia y Granada. Tras pasar a disposición judicial, 5 fueron enviados a prisión el 1 de abril de 2015. Afortunadamente y tras haber sido dispersados por toda la geografía española) entre el 1 y el 19 de junio, a cuentagotas, salían en libertad sin fianza por orden de la sala tercera de lo penal de la propia AN. La operación Piñata era una continuación a escala nacional de la Operación Pandora (más centrada en Catalunya), atribuyéndoles los mismos cargos y la pertenencia a la misma “organización terrorista” que a los anteriores detenidos y que a Mónica y Francisco.
La misión de estas operaciones (cinco en dos años), de las pasadas y de las que seguramente vendrán, es golpear un entorno, un movimiento, el anarquista, que sostiene unas ideas y, por supuesto, unas prácticas, contrarias a la existencia de cualquier tipo de autoridad; de cualquier modelo de Estado o régimen político; de cualquier tipo de explotación y opresión; bien sea política (de ahí el rechazo al aparato estatal de cualquier índole y a los regímenes políticos que éste gestiona), económica (rechazo del sistema capitalista, de la propiedad privada, del trabajo asalariado, de cualquier tipo de Economía institucionalizada y separada de las necesidades básicas y reales de las personas y el planeta) social, étnica o por motivos de género, etc.
El estado trata de implantarse políticamente de manera cada vez más totalitaria y el capitalismo trata de apretar cada vez más su yugo sobre la población y los ecosistemas y para ello golpean y destrozan vidas. Cada vez son menos “democráticamente tolerantes” con quienes se les opongan, más en estos momentos en que sufren un gran descrédito global, tratando de mostrarse inflexibles para no parecer débiles o ineficaces. Lo que intentan es mantenerse cada vez más por la fuerza dado que su pantomima democrática no es tan sólida como en otros momentos de mayor bienestar (o ilusión de bienestar) material, o mejor dicho de menor malestar. Cada vez más golpearán a diestro y siniestro a todo lo que se les ponga en medio, dado que su naturaleza es sólo una: conservar los privilegios y el poder de las castas dominantes, institucionalizando éstos para someternos mejor. Y por eso últimamente golpean (y no sólo con las porras de la policía, sino también con las plumas de la prensa, que distorsiona, miente y adoctrina para conseguir una opinión favorable hacia ellos ) y detienen en especial a los y las anarquistas: porque saben que no queremos un puestecito en sus instituciones, porque no negociamos las condiciones de nuestra esclavitud, porque no nos pueden comprar, porque les criticamos, molestamos y atacamos constantemente, por la palabra y por la obra. Porque sabemos, en definitiva, que la vía institucional, los cauces democráticos y la colaboración con el sistema no son más que trampas y engañifas para corrompernos y asimilarnos, hemos tomado hace mucho tiempo la humilde decisión de no retroceder jamás y hemos visto claramente que la lucha es el único camino. Y ese camino incluye también el de la solidaridad. Una solidaridad que las encausadas en la operación Pandora o Piñata han recibido desde todos los rincones del planeta (de México o Chile a Australia, pasando por todo el estado español o Turquía) en forma de acciones, manifestaciones, comunicados, propaganda, cartas, aportaciones económicas y lo más importante, del fortalecimiento de las ideas y las prácticas anarquistas y de las mil y una estructuras e iniciativas que están o han estado surgiendo por todas partes. Y tú, que lees estas líneas ¿qué harás?
En tus manos está tomar el control de tu propia vida o dejar que otros te sigan diciendo lo que has de hacer. Si nadie trabaja por ti, si nadie obedece por ti y si nadie sufre por ti, por qué habría nadie de decidir por ti.
Solidaridad y complicidad con los anarquistas y rebeldes presos y encausados, tanto en la península ibérica como alrededor del mundo. Solidaridad y complicidad, en especial, con las decenas de anarquistas que hasta hace poco han estado en huelga de hambre en Grecia y Chile.
Quisieron abrir la caja de Pandora y lo hicieron pero de ella no salieron todos los misóginos males de este mundo sino la lucha y la solidaridad y en ella, aun quedó la esperanza. Piñata fue un golpe demoledor pero no pudo destruirnos y mucho menos minar esa esperanza. La esperanza en un mundo mejor. Porque nos identificamos con Pandora, con Prometeo, con Ícaro y nunca con Job, Abel o Torquemada. Viva la Anarquía.

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