BAKUNIN, EL ANARQUISTA1
La libertad es indivisible: no se puede cercenar una parte sin matarla enteramente
(Federalismo, socialismo y antiteologismo, 18672).
M. A. Bakunin
A Bakunin el revolucionario, el luchador que estaba siempre donde las masas humanas se rebelaban, se levantaban y luchaban contra los detentores del Poder y de los privilegios, le conocen muchos. Su participación en los movimientos revolucionarios o de independencia nacional en Austria, Alemania, Italia, Francia y España; su participación moral y espiritual en todo gran movimiento social de la mitad del siglo XIX, se describía, se repetía y se volvía a contar. Unos le elogiaban, otros le denigraban; mas casi siempre hablábase de Bakunin el revolucionario, del gran rebelde internacional.
De Bakunin el anarquista, se hablaba mayormente poco, y hasta trataban de no hablar completamente. Traían una u otra frase famosa y bien conocida de los escritos de Bakunin, pero principalmente dándole un significado por completo diferente del que le daba su autor. Menos todavía, se hablaba de las ideas anarquistas de Bakunin, de sus conceptos sobre la vida, la sociedad y la revolución; sobre el papel que jugarán en la revolución las masas humanas; de la base económica que propagaba este gran rebelde de pensamiento y espíritu. De este Bakunin hablan muy poco hasta los que pretenden ser sus más fieles discípulos.
Porque Bakunin, el anarquista, está muy lejos de todos los que quieren convertir el ideal panhumano (para todos los seres humanos) de la reorganización de la vida humana y social sobre bases nuevas, el ideal más bello de amor y respeto mutuo del hombre por el hombre, en una idea política de dirección e imposición de un grupo, partido, clase o capa social sobre todas las demás masas humanas.
He aquí por qué no será de más traer aquí otra vez la esencia de las ideas de Bakunin, citando algunos pasajes de sus escritos, que mejor reflejan el contenido de sus ideas anarquistas y que, más claro que cualquier exposición, sintetiza sus conceptos anarquistas y sus opiniones sobre todos los problemas sociales más importantes. Especialmente sus conceptos sobre la revolución y el papel en ésta de personas y grupos de personas.
[…] rechazamos toda legislación, toda autoridad y toda influencia privilegiada, patentada, oficial y legal, incluso originada en el sufragio universal, convencidos de que éstas sólo podrían redundar en beneficio de una minoría dominadora y explotadora, contra los intereses de la inmensa mayoría supeditada. (Dios y el Estado, Buenos Aires, pp. 36-373) el pueblo […] debería […] salir de ese estado; pero para eso no hay más que tres medios, dos de ellos ilusorios y el tercero real. Los dos primeros son el burdel4 y la iglesia, […]; el tercero es la revolución social. (Dios y el Estado, p. 205)
Haced la revolución social. […] Y para eso no hay más que un medio: destruid todas las instituciones de la desigualdad; fundad la igualdad económica y social […] (Dios y el Estado, p. 43; El Imperio knutogermánico, Obras Completas, 4, p. 746).
las revoluciones no se improvisan. No las hacen arbitrariamente ni los individuos ni aun las poderosas asociaciones. Independientemente de toda voluntad y de toda conspiración, son llevadas siempre por la fuerza de los acontecimientos. Se las puede prever, algunas veces presentir su aproximación, pero jamás acelerar la explosión. (Política de la Internacional, 1869, en Bakunin Crítica y Acción, p. 1287)
Por eso “Para hacer una revolución radical, hay por lo tanto que atacarse a las posiciones y a las cosas, destruir la propiedad y el Estado, entonces no se necesitará destruir a los hombres y condenarse a la automática e inevitable reacción, que no faltó nunca y nunca dejará de producir en cada sociedad la masacre de los hombres (Estatutos de la Alianza [1868]8)
Porque Entendemos la revolución en el sentido del desencadenamiento de lo que se llama ahora las malas pasiones, y de la destrucción de lo que en la misma lengua se llama “el orden público” (Ídem 9)
Más que esto. La revolución, según Bakunin, no se desencadenará contra los hombres, sino contra las condiciones y las posiciones de los hombres. Porque Las revoluciones sangrientas, por la estupidez de la gente, resultan algunas veces necesarias, pero sin embargo son un mal, un mal enorme y una gran desgracia, no sólo por las victimas que acarrean, sino en el plano de la pureza y del cumplimiento del objetivo, por el que se llevan a cabo.10
El socialismo no es cruel, es mil veces más humano que el jacobinismo, quiero decir que la revolución política. No se ensaña de ningún modo en las personas, ni las más viles, porque sabe muy bien que todos los individuos, buenos o malos, no son más que el producto fatal de la position social que la historia y la sociedad les crearon. Los socialistas, es verdad, seguramente no podrán impedir que con el primer ímpetu de su furor el pueblo haga desaparecer unos cientos individuos entre los más odiosos, más encarnizados y peligrosos; pero ya amainado esta huracán, se opondrán con todo su energía a la carnicería hipócrita, política y jurídica, organizada a sangre fría.
El socialismo llevará una guerra inexorable a las «posiciones sociales», no a los hombres; y una vez destruidas y rotas esas posiciones, los hombres que las habían desempeñado, desarmados y privados de todos los medios de acción, se habrán vuelto inofensivos y mucho menos poderosos, se lo aseguro, que el obrero más ignorante. En efecto, su potencia actual no radica en ellos mismos, en su valor intrínseco, sino en su riqueza y en el apoyo del Estado.
La revolución social, por lo tanto, no sólo les perdonará, sino que, tras abatirles y privarles de sus armas, les levantará diciéndoles: «Y ahora, estimados compañeros, que ustedes se han convertido en nuestros iguales, pónganse valientemente a trabajar con nosotros. En el trabajo; como en cualquier cosa, lo difícil es el primer paso, y les ayudaremos fraternalmente a darlo». Quienes entonces, robustos y sanos, no quieran ganarse la vida con el trabajo, tendrán el derecho de morir de hambre, excepto si se resignan a subsistir humilde y miserablemente de la caridad pública, que no les ha de negar por cierto lo estrictamente necesario. (Circular a mis amigos de Italia,Oeuvres complètes tomo 2, [1871], pp. 301-30211)
Así entendía Bakunin, el anarquista, la revolución social, y como tal la propagaba al Mundo este gran rebelde. ¡Cuán lejos están de este gran ideal de Bakunin muchos que pretenden hablar en su nombre!
Bakunin fue un gran rebelde contra los males existentes, contra la opresión y la violencia de una parte de la población sobre la otra en la sociedad existente. Pero no fue menos despiadado con las pretensiones de los que querían tomar el Poder y los privilegios de las manos de la burguesía y entregarlos a los partidos políticos o al proletariado.
El tiempo de las grandes individualidades políticas ya pasó. Mientras se trataba de hacer revoluciones políticas, tenían su razón. La política tiene por objeto la fundación y la conservación de los Estados; pero quien dice Estado, dice dominación de un lado y supeditación del otro. Las grandes individualidades dominantes son pues absolutamente necesarias en la revolución política; en la revolución social, no sólo son inútiles, sino que son positivamente nocivas, e incompatibles con el fin que se propone esta revolución, o sea la emancipación de las masas. (Ídem, p. 30812)
No con menos calor se oponía Bakunin al Poder revolucionario o a la dirección del proletariado en la revolución social.
Se pregunta -dice Bakunin- si el proletariado será la casta13 dominante ¿sobre quién dominaría? Quedará, pues, otro proletariado que será sometido a esa nueva dominación, a ese nuevo Estado. Ése es el caso, por ejemplo, de la masa campesina que, como se sabe, no disfruta de la benevolencia de los marxistas y que, encontrándose en un nivel inferior de cultura, será probablemente gobernada por el proletariado de las ciudades y de las fábricas; (Estatismo y Anarquía, Buenos Aires, p. 209; Madrid, p. 25814)
Mas ¿Con qué derecho impondrán los obreros a los campesinos una forma determinada de gobierno o de organización económica? Con el derecho de la revolución, se dice. Pero la revolución no es ya la revolución cuando obra despóticamente y cuando en lugar de provocar la libertad en las masas, provoca la reacción en su seno (Carta a un francés y El Imperio Knutogermánico, 187015)
La única diferencia que existe entre la dictadura revolucionaria y el estatismo no está más que en la forma exterior. En cuanto al fondo, representan ambos el mismo principio de la administración de la mayoría por la minoría en nombre de la pretendida estupidez de la primera y de la pretendida inteligencia de la última. (Estatismo … o. c., p. 162; Madrid, pp. 211-21216)
respondemos que ninguna dictadura puede tener otro objeto que su propia perpetuación y que no es capaz de engendrar y desarrollar en el pueblo que la soporta más que la esclavitud; la libertad no puede ser creada más que por la libertad, es decir, por la rebelión del pueblo y por la organización (Ídem, p. 211, Madrid p. 26017)
Saliendo de los principios anarquistas, Bakunin basaba toda la futura organización social igual que la organización de las fuerzas anarquistas revolucionarias, sobre la completa libertad.
Diremos una vez por todas […] El federalismo territorial podría ser no más que una institución aristocrática-consorcional [procedentes de grandes grupos empresariales]. Porque frente a las comunas y las asociaciones obreras, industriales y agrícolas esto sería no más que otra forma de organización política de arriba abajo. Una organización popular verdadera, al contrario, se empieza desde abajo: de las asociaciones y las comunas. Organizando de esta manera, desde abajo arriba, el federalismo se vuelve […] una organización libre y espontánea de la vida popular […] Organización de la sociedad por la libre federación, de abajo arriba, de las asociaciones obreras tanto industriales como agrícolas, tanto científicas como artísticas y literarias, en la comuna primero; federación de las comunas en las regiones, de las regiones en las naciones, y de las naciones en la Internacional fraternal. (Circular o. c., p. 30018) fue el ideal supremo de Bakunin.
A los hombres en tal sociedad, unificaría, no una fuerza suprema, sino la fuerza del acuerdo común. cuando mi libertad, o, lo que quiere decir lo mismo, cuando mi dignidad de hombre, mi derecho humano, que consisten en no obedecer a ningún otro hombre y en no determinar mis actos más que conforme a mis convicciones propias (Dios… o. c, pp. 92-9319) Ninguna obligación perpetua podría ser aceptada por la justicia humana,-insiste Bakunin- la única que puede constituir autoridad entre nosotros, y no reconoceremos nunca otros derecho y otros deberes que los que se funden en la libertad. El derecho de la libre reunión et de la secesión igualmente libre es el primero, el más importante de todos los derechos políticos: sin él, la confederación sólo sería una centralización enmascarada. (Federalismo… o. c., 3, p. 53) repite Bakunin en otra parte de sus obras20.
He aquí cuáles son en síntesis las ideas de Bakunin, el anarquista, sobre la revolución social, sobre la futura sociedad y los métodos y formas de su organización.
Bakunin ha basado toda su teoría sobre la actividad viva de la personalidad humana, tomando por base y fundamento para esta actividad la libre expresión de ésta.
En la libertad veía Bakunin la primera y fundamental condición para que sea posible la revolución social y la libre y voluntaria expresión de la personalidad humana sería la primera y básica condición para que sea posible la creación de nuevas y libres formas de convivencia.
Porque, según Bakunin, la libertad puede ser creada solamente por medio de la libertad. Pero La libertad es indivisible: no se puede cercenar una parte sin matarla enteramente (Federalismo… o. c.).
Anatol Gorelik
Buenos Aires, 1933.
Notas:
1 Prólogo al texto “Algunas palabras a los jóvenes hermanos de Rusia” [1870] del folleto Miguel Bakunin a la juventud [Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid, F799]. Editorial Nuevo Mundo – Barcelona Federación Local de Juventudes Libertarias de Barcelona. [1933]
2 Bakunin Obras Completas, tomo 3, pp. 126-127 (edición madrileña). Gorelik puso La libertad es indivisible. No es posible cortarle una parte sin matar el conjunto, porque Gorelik traducía Bakunin del ruso cuando muchos originales eran en francés. A menudo se nota más vigor que en el estilo de Santillán. No se observan diferencias de sentido, lo que es normal en textos bien elaborados y bien traducidos.
3 Rechazamos toda legislación, toda autoridad, todo intento de privilegios, de títulos y poder, todo influjo oficial y legal, aun cuando haya de ser establecido por medio de sufragio universal. Y lo rechazamos por estar convencidos de que tales cosas no pueden menos de redundar en provecho de una minoría dominante de explotadores y en perjuicio de una mayoría de esclavizados.
4 Bakunin no escribió ni aludió al prostíbulo, puso « taberna », o sea bar, café, lo que en francés evoca antes el alcohol que el sexo.
5 Para escapar a su miserable suerte, el pueblo tiene tres caminos: dos imaginarios y uno real. Los dos primeros son la taberna y la iglesia; el tercero es la revolución social.
6 Gorelik da un texto con un sentido próximo que no aparece en ruso, literalmente “Porque “la salvación es posible solamente por medio de la revolución social”, es decir, por medio “de la destrucción de todos los institutos de la desigualdad y estableciendo la igualdad económica y social“.
7 las revoluciones no se improvisan; no se hacen nunca ni por individuos ni por sociedades secretas por más fuertes que sean. Independientemente de toda buena voluntad particular y de todo control, se producen siempre por sí mismas, por la fuerza de las cosas mismas. Se las puede prever, a veces sentir, pero jamás acelerar su estallido.
8 Por eso si se quiere hacer una revolución que llegue hasta los fundamentos de la sociedad, es necesario atacar el sistema mismo de las cosas, destruir la propiedad y el Estado; entonces no habrá necesidad de exterminar hombres y exponerse a la inevitable reacción que siempre y en todas partes provocan las matanzas de hombres.
9 por revolución entendemos el desencadenamiento de las pasiones que se llaman hoy día malas y la destrucción de todo cuanto en el lenguaje contemporáneo se denomina orden social. (Estatutos de la Alianza).
10 Como la cita no aparece en el CDR de las obras, hice una búsqueda en ruso y la cita corresponde a un texto que es de Bakunin en Rusia, pero no fuera: “Romanov, Pugachev o Pestel” escrito para la revista Narodnoe Delo en 1868 y reproducido en el tomo III de las Obras de Bakunin en ruso editadas en Moscú por la editorial anarcosindicalista Delo Truda en 1920, p. 90. Y salieron varios ejemplares de estos libros fuera de la URSS. Gorelik se equivocó en la fuente y dejó huellas de estilo ruso en su traducción: Porque bien que “las revoluciones sangrientas son necesarias muchas veces, gracias [blagodaria a causa de y gracias en un estilo refinado] a la estupidez humana, ellas son siempre un mal, un mal terrible y una gran desgracia, no sólo por las víctimas que producen, sino también por la pureza y la perfección del fin, en nombre del cual se producen“. (Estatutos de la Alianza)
11 El socialismo (anarquismo) no es brutal. Es mil veces más humanitario que el jacobinismo, quiero decir, de la revolución política. No atenta jamás contra las personas, hasta las más bestias. Porque sabe bien que todos los hombres malos o buenos, son solamente un producto inevitable de la posición social que les ha creado la sociedad y la Historia.
Es verdad que los socialistas [en aquel entonces los anarquistas también se llamaban socialistas] no podrán impedir que en los primeros días de la revolución, en la ráfaga de la ira popular, el pueblo extermine algunos cientos de personas de entre los más abominables, los más violentos y los más peligrosos. Pero una vez pasado el huracán, lucharán con toda la energía y se opondrán a las fríamente organizadas matanzas políticas y jurídicas.
El idealismo (anarquismo) llevará una lucha sin cuartel contra “los privilegios sociales”, pero jamás contra los hombres. Y cuando estos privilegios serán eliminados [sic], los hombres que los tenían, desarmados y privados de todos los medios de actuar políticamente, se convertirán en inofensivos y mucho menos fuertes, es seguro, que el obrero más ignorante, porque su fuerza momentánea se encuentra, no en ellos mismos, no en sus calidades inherentes y que les son propias, sino en su riqueza y el apoyo del Gobierno.
La revolución social, por consiguiente, no solamente les perdonará, sino que al vencerlos y despojarlos de las armas, les levantará y les dirá: “Ahora, queridos compañeros, cuando vosotros os hayáis convertido en nuestros iguales, poneos a trabajar junto con nosotros. En el trabajo, igual que en cualquier otra cosa, el primer paso es difícil, y nosotros os ayudaremos fraternalmente a vencer.
Entonces los que, fuertes y sanos, no querrán ganarse la vida con su trabajo, tendrán derecho a morirse de hambre, si no quieren llevar una existencia pobre y mísera por cuenta de la beneficencia social, que no les negará lo estrictamente necesario. (Obras, ed. rusa, 5, pp. 200-201).
12 El tiempo de las grandes personalidades políticas ha pasado -escribía Bakunin en otra de sus obras-. Cuando se trataba de la realización de revoluciones políticas, éstos estaban en su lugar. La política tiene por fin la creación y la conservación de los Estados. Pero “Estado” significa dominación de una parte y sometimiento de la otra. Grandes personalidades dominadoras, por consiguiente, son absolutamente necesarias en las revoluciones políticas. Mas en la revolución social, éstas, no solamente son inútiles, sino completamente nocivas a incompatibles con la finalidad perseguida, es decir, la liberación de las masas.
13 Bakunin escribe en ruso “soslovie” capa, casta. Se lee “clase” en la traducción de Shapiro y Santillán.
14 ¿A quién va a dominar? Esto significa que queda todavía otro proletariado, que será subordinado a esta denominación. Por ejemplo, el populacho campesino que, como es sabido, no goza de buen concepto entre los marxistas y que, encontrándose en un nivel cultural inferior, será, lo más probable, gobernado por el proletariado industrial y fabril.
15 Este texto aparece tanto en el texto citado como en el otro. Corregí la traducción de Santillán, a partir del original francés, se observa para el mismo texto dos versiones Bakunin, Obras Completas, 1, p. 130 y 2, p. 88 (edición madrileña de 1977). Gorelik propuso ¿con qué derecho los obreros impondrán a los campesinos cualquier forma que sea de Gobierno o de organización? Por el derecho de la revolución, contestan. Pero la revolución dejará de ser revolución si, en lugar de despertar libres expresiones y actividades en las masas, creara la reacción en sus almas.
16 Entre una dictadura revolucionaria y el estatismo, toda la diferencia consiste solamente en los ex- teriores. Mas, en la realidad, las dos son la misma dirección de la mayoría por una minoría en nombre de la pretendida estupidez de la primera y de la imaginaria inteligencia de los últimos.
17 Ninguna dictadura puede tener otra finalidad que eternizarse a sí misma. Es capaz de engendrar y educar en el pueblo que la soporte solamente la esclavitud. La libertad puede crearse solamente por la libertad, es decir, por medio de una rebelión popular, y la organización libre de las masas trabajadoras desde abajo arriba.
18 La organización de la sociedad por medio de la libre federación de abajo arriba de las asociaciones obreras, industriales y agrícolas, científicas y de arte y literatura, primeramente en comunas, después en federaciones de comunas y territorios, los territorios en naciones, y las naciones en una unión fraternal internacional
19 Mi libertad o mi dignidad humana consiste en que yo esté facultado, en cuanto a hombre, para no obedecer a ningún otro hombre y para obrar únicamente según mi propio parecer.
20 Corregí un poco la traducción de Santillán, con el original francés. Gorelik armó mal su párrafo con una fuente equivocada: La justicia humana no puede reconocer ninguna obligación eterna -insiste
Bakunin-. Todos los derechos y todas las obligaciones se fundan en la libertad. El derecho de la libre unión y separación es el primero y el más importante de los derechos políticos. (Proposición, etc.). La libertad es la base de todos los derechos y todas las obligaciones. El derecho de libre asociación y libre separación -repite Bakunin en otra parte de sus obras- es el primero y más importante de todos los derechos políticos. Sin este derecho la unión no sería otra cosa que una centralización velada.
Fuente: http://www.fondation-besnard.org/IMG/pdf/Gorelik_Bakunin_el_anarquista.pdf