Contra el poder popular, contra la farsa Marxista

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Cuando Jacobo Silva escribió su libro (chafa e impreciso) Poder popular: estrategias revolucionarias I, sabía muy bien que publicarlo y vendérselo a los jóvenes entusiastas que comenzaban a conocer el anarquismo y regalárselo a los que ya tenían harto trabajo realizado a cambio de la esperanza de que “ahora sí puede cambiar todo”, era el negocio perfecto.

Cuando Jacobo Silva enuncia las formas del poder popular que podemos encontrar en la historia y en los referentes actuales, no podemos más que cuestionarnos su capacidad lectora y las lecturas que ha tenido.

El señoro nos dice (como que muy convencido de lo que escribe) que existe el poder popular ejercido en nombre del pueblo y el que es ejercido por el pueblo mismo.

El primero, dice, es aquel que ejerce una persona, partido, grupo o demás en beneficio propio, olvidando las necesidades de los demás; en tanto que el segundo, es el pueblo mismo que ejerce el poder en dirección de subsanar sus propias necesidades sin mediación alguna.

Aunque esto nos pueda parecer un análisis simple y acertado, aquí encontramos un grave error de conceptos que es menester subrayar.

Pongamos como ejemplo una oración cualquiera, alguna frase; ésta requiere un emisor, un mensaje, canal código, un contexto y un destinatario. En este espacio, por su carácter, camos a enfocarnos en su aspectos solamente: el emisor y el destinatario.

Una oración sin emisor ni destinatario no es una oración, si quiera llega a ser una articulación significativa porque tiene el curioso y pequeño detalle de no existir.

Lo mismo sucede con el poder, aunque se diga popular, éste no puede ejercerse sobre el vacío porque entonces perdería su naturaleza de poder ejercido. Por tanto, debe haber alguien sobre quien recaiga dicho ejercicio. En el primer caso que nos advierte Silva es evidente que la persona, partido o grupo harán su voluntad a costa de la voluntad de los otros, por lo que la descripción que hace Jacobo Silva de ese tipo de ejercicio del poder (que según su lógica también cuenta como poder popular, ¿quién lo entiende?) es válida (aunque con muchos huecos que habría que replantear, a su decir).

En la segunda forma de poder popular, nuestro amiguito erpista nos dice que ha sido ocupado y puesto en práctica por comunidades anarquistas como las de Aragón en 1936, o que la Comuna de París fue una representación fiel del poder popular, incluso que Makhno comparte con Mao haber ejercido el poder popular (en sus dos distintas vertientes, pero la misma cosa a fin de cuentas).

Al usar a personajes y construcciones libertarias para manejar ejemplos concretos de su llamado poder popular, lo que hace Silva en su libro es crear la falsa idea de que ellos (o en esas circunstancias) ejercieron el poder popular cuando, nadie más alejado del ejercicio de autoridad y del poder que los anarquistas, buscaban la destrucción de estos dos elementos que son la causa fundamental de todo cuanto nos pesa como personas.

En diciembre del año pasado, un compañero escribió las siguientes líneas desde su celda:

“[…] incluso guerrillas han contribuido con acciones por separado al conflicto y como siempre, hay quien busca sacar beneficios de ello, como es el caso de una guerrilla que se ha dado a la tarea de reclutar gente, incluso a algunos anarquistas, para ampliar su círculo guerrillero. Prometen entrenamiento en estrategias militares y lógicas de ataque, manejo de armas. Es preocupante que algunos anarquistas se dejen seducir y accedan a participar, yendo así en sentido contrario de las convicciones, o tal vez es falta de información. Las guerrillas son vanguardias especialistas que han aceptado la clandestinidad voluntariamente como forma de ataque”.

Esto es bastante bien conocido por todxs lxs compas que han sido buscados por el propio Jacobo Silva o por “negros” que han sido endulzados por la triste armonía de la desesperación y la altivez.

Los compañeros de la publicación Destruye las prisiones explican bastante bien en su artículo “La quimera del Poder popular: una forma de integración al sistema”, cómo el poder popular, no sólo el de Jacobo Silva, sino en general, es un concepto irreconciliable con el anarquismo, y no porque éste se haya vuelto hermético o locuras similares que inventan los jacobistas, sino por lo que hemos expuesto anteriormente, y lxs compas de Destruye, señalan.

Del mismo modo, el periódico El Amanecer, se encarga explicar, también, por qué resulta una barrabasada la lucha anarquista por el poder popular en su artículo “Desmitificando la trampa del poder popular, una crítica desde la anarquía“.

Ahora mismo estamos encontrando organizaciones en donde la precencia jacobista se encuentra de maneras mucho más claras.

En colectivos que se hacen llamar anarquistas pero que participan con un discurso marxista-leninista e incluso reivindican vilmente el supuesto poder popular de esta manera, como hemos encontrado en las propias redes sociales.

Lo anterior, sumado a incontables argumentos sobre “la necesidad” de unificar “a las masas” para derrotar “al enemigo en común”, pretenden hacerle creer a los anarquistas más jóvenes o a colectivos que no encuentran otra salida que la federación (siempre hay otras salidas más loables), buscan reencontrar y hasta saludar de compañerxs a los colectivos e individuos marxistas-leninistas y hasta maoístas.

Con un discurso marxista-leninista y un caminar ambigüo entre distintos actores de esta ideología, está por crearse una federación preocupante. Lo que en un principio parecía un puñado de jóvenes cooptados por el Comité Cerezo o Jacobo Silva (que a pesar de sus diferencias ideológicas los rojos siempre encuentran la diplomacia para atacar a los negros), ahora parece uno de los más grandes intentos por cooptar a un número mayor de colectivos que tienen trabajo y sensatez, pero que quieren trabajar en vinculación a lo largo de este territorio ocupado por el Estado mexicano, sea como sea, y lo que les ha llegado actualmente, es la propuesta marxista de Jacobo Silva disfrazada de anarquismo.

La difusión de estas denuncias públicas han llegado a que los dirigentes (sí, puede hablarse de dirigentes en tanto que en realidad no es una estructura anarquista, sino marxista, además de que éstos se plantean como tal) denuncien ante las autoridades de las redes sociales a individuos para que no puedan publicar más sobre lo que ocurre con respecto al doble discurso.

Antes ya lo dijo un compañero: “Estas denuncias públicas no son contra quienes buscan integrar la Federación Libertaria de México, sino contra quienes la buscan dirigir, ya que detrás de ellos se encuentran intereses autoritarios”.

Algunos dirán que ApostillasLibertarias se encuentra dentro de la Federación Anarquista de México por hacer estos señalamientos; no es así, a nosotros no nos interesa formar parte de ninguna federación anarquista o no, mucho menos marxista disfrazada. Lo que nos interesa es combatir a todo poder: capitalista o “proletario”, “burgués” o marxista.

Hacemos nuestras las palabras escritas en el 1er Mensaje de la Declaración de Guerra permanente:

“[…] hacemos pública nuestra postura, porque no queremos buscar modelos socialistas que conduzcan a la creación de un nuevo estado bajo la parafernalia de la democracia participativa, porque no vamos a hacerle el trabajo ‘político’ a organizaciones guerrilleras Marxistas-Leninistas-Maoístas, (EPR-ERPI) Porque el poder no se socializa si no que se destruye, porque los procesos autónomos en América Latina nos han enseñado que dejarse convencer por esta “nueva tendencia libertaria” seria nuestro acabose y muerte del anarquismo, porque por el simple hecho de normalizar la palabra PODER en el lenguaje libertario nos repugna, porque el poder colectivo no es ausencia de poder, porque el capitalismo colectivo no significa ausencia de capital, porque el marxismo es el resultado del empobrecimiento político, porque no puede existir reconciliación cuando caminamos por senderos totalmente opuestos, porque poder en política siempre aludirá a PODER SOBRE, porque un poder popular no va a ser menos prepotente y autoritario tan solo porque lleve la consigan del “poder del pueblo”. El anarquismo no es poder popular, nunca lo fue y nunca lo será”.

¡Muerte a todos los Estados!

¡Contra el poder popular!

¡Marxismo leninismo, la otra cara del fascismo!

Relacionado:

El poder popular de Jacobo Silva: introducción a la farsa

http://federacionanarquistademexico.org/49-denuncias/30-viva-la-fam

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https://apostillaslibertarias.wordpress.com/