En unas circunstancias históricas convulsas, con el cadáver del genocida Franco, fallecido dos meses antes, con el capitalismo extremo apoyado por el acción asesina generalizada de las columnas fascistas, los presos franquistas se inician con tímidos movimientos en la primavera de 1976. Hablamos de la COPEL de hecho, que va a ser COPEL de derecho a finales del año 1976, cuando los tres grupos comprometidos de presos sociales de la tercera, quinta y séptima galerías acuerdan organizarse. En esa primavera, el grupo dinamizador de la tercera galería percibe la preparación u organización de cambios políticos extramuros, referentes a reformas hacia el derecho continental, y los apoyos a la amnistía de los prisioneros políticos encarceldos por actividades diversas contra la dictadura. Dinamizador es, por inicial, quien toma la conciencia de iniciativa de la comunicación de sus inquietudes e intereses al resto de sus iguales, los presos sociales. Las notas y mensajes llegan a sus colegas, compañeros y conocidos de las restantes galerías de Carabanchel. Los compañeros comunican que el incipiente movimiento pro amnistía, por ahora limitado a los presos políticos, es recuperable universalmente por todas las víctimas del franquismo sin excepción.
Así mismo, por carecer de voz y publicidad de los derechos humanos propios, convenía la unidad de fuerzas para denunciar que las reformas debían ser igualitarias y generales, sin excluir a las víctimas individuales del franquismo. Esta información fue filtrándose entre la población penitenciaria, recibiendo respuestas muy positivas en los intercambios de mensajes y notas. Los presos aumentaron en conocimiento y concienciación de su realidad como víctimas de la dictadura, sintiéndose apoyados unos con otros.
Un punto de inflexión llega por la amnistía del 30 de julio de 1976, que sólo alcanza a una parte insignificante de las víctimas, exactamente a quienes habían alterado la actividad de los criminales sin la utilización de armas y explosivos: opinión, reunión, manifestación, sindicalismo y asociación. La mayoría de las víctimas marginadas de sus derechos estaban en igualdad de condiciones: no tenían delitos de sangre ni de estragos.
La mayoría de las víctimas del franquismo en Carabanchel ya tenían una conciencia comunicada, por ruptura de la incomunicación gracias al intercambio de notas y mensajes de la COPEL embrionaria o de hecho. Por ello, al día siguiente, 31-VII-1976, en la quinta galería se funda un sindicato de 24 horas, la duración que permiten las fuerzas represivas del franquismo. El sindicato 24 horas realiza una acción directa de riesgo, escribiendo manualmente pilas de panfletos en la madrugada del 31 de julio. Estas pilas las sitúan en las ventanas de la cuarta planta mirando al patio. Una vez que los cabos y subcabos (mercenarios) abren las puertas de las celdas y que los prisioneros han tomado de las gavetas su cazo de agua sucia, que era malta apenas azucarada, paseando por el patio momentos antes del toque de militar de corneta para la formación de dos en dos, por plantas, para ir a los talleres, los sindicalistas tiran de las cuerdas plomadas, venciendo por la ley de la gravedad las pilas de panfletos que revoloteando se posan en el patio.
ESTRATEGIA: Los panfletos simplistas convocaban a la huelga general de talleres para la mejora salarial, a negociar con el Director General de Prisiones. Existía un alto porcentaje de analfabetismo profundo. Quienes habían aprendido a leer, o leer y escribir, carecían de los mecanismos intelectuales de comprensión relacional, añadiendo que esa carencia de formación hacía imposible la defensa por la palabra argumentada en los razonamientos convencionales. El panfleto no podía tener hechuras complejas, en cuanto a seguros de accidentes, o de la seguridad social, o referentes al sueldo mínimo profesional en la legalidad del franquismo, de dudosa asimilación y comprensión para el trabajador esclavo económico de los talleres penitenciarios y esclavo de la incultura. La escasa paga llegaba sólo para los primeros quince días del mes: un café, un paquete de cigarrillos, dos rollos de papel higiénico y un bocadillo de sardinas. Los 500 huelguistas vieron que podían doblar la paga, en relación a la información que iban recibiendo en cuanto a los cambios que se debatían en la calle y que iban a llegar a la cárcel, empezando con una huelga general de talleres carcelarios por referencia a las huelgas extramuros.
MOTÍN DE BAJA INTENSIDAD: La desobediencia a la formación militar para ser conducidos a los talleres o para dejarse encerrar en las celdas es “alteración del normal funcionamiento del establecimeinto penitenciario”, que en palabras calientes se llama motín. Este fue un motín de baja intensidad ante la susencia de destrozos y de publicidad. Por la tarde, los antiditrubios cargaron violentamente contra los huelguistas, que estaban sentados al fondo del patio. Los presos son encerrados en sus celdas. Les robaron carpetas y escritos buscando la caligrafía de los panfletos. Al día siguiente, cuatro carceleros con las porras en las manos van sacando de las celdas, de uno en uno, a los trabajadores, para llevarlos por la fuerza a los talleres productivos de Carabanchel. 24 horas duró la huelga.
MOTÍN DE ALTA INTENSIDAD: El mismo día 31-VII-2015, después de la represión sobre los huelguistas de la quinta galería, un numeroso grupo de presos sociales de la séptima galería toman la terraza, rompiendo el techo de las celdas de la cuarta planta. Exhibieron diversas pancartas de amnistía, de derechos humanos, ante la circulación ciudadana de la Avenida de los Poblados. Hicieron visible el conflicto que los huelguistas de la quinta galería no pudieron lograr.
Los sindicalistas y compañeros del motín de baja intensidad, los participantes en el motín de alta intensidad y quien quiso, más el grupo dinamizador de la tercera galería, los tres grupos que formaron hasta el momento la COPEL de hecho, a finales de 1976 van a organizarse creando la COPEL de derecho. Es de derecho cuando se identifican, crean un cartel reivindicativo interior-exterior, con bandera o símbolo que representa al colectivo.
La COPEL de derecho, en sus dos etapas muy definidas en el tiempo, una reformista y otra revolucionaria, será una organización muy estratégica y ese va a ser el gran éxito de los presos franquistas en lucha, basado en tres pilares: conciencia, inteligencia y decisión.