La influencia del stirnerismo en el movimiento libertario español

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Las concepciones filosóficas de Stirner, concretadas en su famoso libro El único y su propiedad, que data del 1844, llegaron con bastante retraso a España. Además de llegar tarde estas ideas se incorporaron al discurso libertario por mediación y influencia de otros autores; en contadas ocasiones de forma directa. Nietzsche y Armand son dos de los autores más destacados, los que me interesaría analizar aquí (a parte del propio Stirner, evidentemente). Ambos autores fueron claramente influenciados por la filosofía de Stirner, y la asimilaron y desarrollaron a su particular manera. Se sabe que el autor de Así habló Zaratustra admiró a Stirner en secreto, sobretodo para evitar posibles identificaciones de su filosofía con el anarquismo y el individualismo stirnerianos.

La obra de Nietzsche fue introducida a nivel español por los bakuninistas des de 1887, indirectamente a través de la obra de Max Nordau, que presenta el nietzscheanismo de una forma vulgarizada y bastante comprensible. Literatos individualistas como por ejemplo Carlyle, Björson, Hauptman y sobretodo Ibsen también son importantes en este aspecto. Es destacable la conferencia impartida por E. Sanz Escartín el año 1898, fecha de la perdida de las colonias españolas, que llevaba por nombre “Federico Nietzsche y el anarquismo intelectual”. Escartín identificaba los aspectos en común entre la filosofía nietzscheana y el movimiento modernista.

La perdida de las colonias y el descontento ocasionado por este hecho propicia y acelera la introducción del individualismo alemán en España. El año 1900 aparecía la primera versión española de Así Habló Zaratustra. El Único y su propiedad, como indica Armand en su artículo El Stirnerismo (aparecido en La Revista Blanca, nº299, 12 d’octubre de 1934), se publicó en Francia el año 1900 y se hicieron dos traducciones diferentes: la de Robert L.Reclaire, en casa de Stock, y la de Henri Lasvigne, en La Revue Blanche. Aparecía, sólo un año después, en 1901, la traducción al español por parte de Pedro Dorado Montero en la revista La España Moderna. Tres años más tarde, en 1904, sería publicada otra traducción al español por parte de Pedro González Blanco, des de la editorial Sempere. Respecto a esta segunda edicción se conoce que la primera tirada fue de unos 6.000 ejemplares y que hubo una segunda de unos 4.000.

José Alvarez Junco identifica una corriente sitrneriano-nietzscheana en el sí del movimiento intelectual y libertario español de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Tanto Stirner como Nietzsche pusieron de manifiesto el conflicto individuo-sociedad, fueron críticos radicales de los convencionalismos sociales y partidarios del individualismo y el egoísmo más absolutos. En el panorama ideológico libertario de principios del siglo XX las ideas de Kropotkin expuestas en su escrito El apoyo mutuo (1902), habían sido asimiladas y aceptadas de forma casi indiscutible. Se trataba de una clara respuesta a las ideas de darwinismo social defendidas principalmente por Malthus que sostenían los conservadores. A pesar de esto las ideas de Nietzsche presentaban un componente darwinista muy marcado que entraba en contradicción con las ideas defendidas por el príncipe ruso. La corriente stirneriano-nietzscheana, egoísta y individualista, raramente casaba con la filosofía solidaria y comunista de Kropotkin, y con el socialismo libertario en general.

Es muy importante la influencia que tanto el filósofo alemán como las ideas ácratas ejercían en la juventud intelectual española de la generación del 98 o movimiento modernista en el período que va de 1989 a 1905. Jaume Brossa y Pompeu Gener, por ejemplo, participaron en el movimiento libertario colaborando con publicaciones como Ciencia Social o La Revista Blanca. Este último llegó a conocer directamente las ideas stirnerianas. De Ramiro de Maeztu se sabe que en juventud fue nietzscheano y anarquizante en ciertos aspectos, aunque se acercó más al movimiento socialista político. Eduado Marquina presenta en su obra multitud de aspectos vitalistas, paganos y libertinos, y se sabe que publicó poemas en la prensa libertaria. Es interesante la persona de Pío Baroja; en una de sus obras, La lucha por la vida, contrapone la figura del típico anarquista kropotkiniano a la del individualista extremo, anarquizante, mas no anarquista. Seguramente Baroja se identificaba con este último. Azorín primeramente se sintió atraído por el anarquismo kropotkiniano, y fue precisamente su acercamiento a la figura de Nietzsche lo que lo acabó alejando del movimiento libertario.

Sin lugar a duda lo más destacable es la obra y figura de Julio Camba (1884-1962), quien fue importante nietzscheano español y a la vez miembro activo dentro del movimiento libertario. Llegó a ser director de un periódico ácrata propio, además de colaborar en varios de ellos como El Rebelde, Juventud, El Productor Literario, Buena Semilla, Anticristo o Liberación, publicaciones que compartían la identificación tanto con el anarquismo como con el nietzscheanismo. Camba encontraba muchos puntos en común entre Nietzsche y el anarquismo, como el individualismo o la crítica a la moral cristiana, y recomendaba hacerse anárquicos más que anarquistas.

Importante destacar también el grupo anarquista conocido como “La Colla de Foc Nou”, que se reunía en un banco de la gran vía barcelonesa y funcionaba como lugar de debate literario. Integraban este grupo figuras como Jaume Brossa, destacado anteriormente, Celestí Galcerán, Josep Roca, Bernat Rodríguez Serra, Ramón Sempau, Ignasi Iglesias y Pere Coromines. Curiosamente, a pesar de ser figuras reconocidas dentro del movimiento modernista, todos ellos tenían procedencia obrera. Des de la imprenta “L’avenç” se encargaron de difundir la obra de Friedrich Nietzsche, entre otros autores.

La Revista Blanca, importante referente del individualismo anarquista, se relacionó durante toda aquella época (1898-1905) con las ideas de Nietzsche, como su vitalismo, su subjectivismo o su negación de la metafísica. El entusiasmo primerizo por la figura de este autor, pero, acabó convirtiéndose en escepticismo. El tipo de individualismo representado por Stirner (de quien ya habían podido analizar la obra en profundidad) o Nietzsche difícilmente era aceptado dentro de la publicación. Joan Montseny (1864-1942), a la cabeza de esta publicación, intentó convertirla en nexo de unión entre el movimiento intelectual de la generación del 98 y el movimiento anarquista. De hecho colaboraron con esta publicación autores como Unamuno, Clarín, Francisco Giner de los Rios o Fernando Tárrida. Del movimiento modernista Federico Urales (seudónimo de Joan Montseny) aceptaba el vitalismo, pero elementos como el decadentismo, el pesimismo o el arte por el arte sin función social le parecían detestables. Urales se acabó alejando de los intelectuales, y hasta 1923 no volvía a implicarse activamente en el desarrollo del anarquismo individualista. Pero de hecho en la segunda etapa de esta publicación se comenzaron a defender posiciones claramente contrarias al stinerismo dentro de esta publicación.

Inevitablemente la mayor parte de modernistas –sobretodo los más destacados- que parecían defender el anarquismo acabaron abandonando toda vinculación con el movimiento libertario. Difícilmente podía ser aceptado el egoísmo absoluto de los individualistas alemanes, como tampoco podía serlo el aristocratismo o la crítica a la razón (o incluso a la misma ciencia). Tanto al figura de Nietzsche como la de Stirner caerían en el olvido en el sí del movimiento libertario español. Este último sería recuperado por el individualista francés Emile Armand, que lo acabaría asociando inconfundiblemente al movimiento anarquista individualista. Respecto al nietzscheanismo de los modernistas muchas veces acabaría desembocando en el darwinismo social y el irracionalismo fascista, como el defendido por el mismo Azorín.

Las décadas de los años veinte y treinta representaron la época de crecimiento, apogeo y decadencia del anarquismo individualista español propiamente dicho, correspondiente a la epoca de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y a la Segunda República (1931-1936). El movimiento sindicalista, encabezado por la CNT, sufrió una fuerte censura y las publicaciones individualistas, de carácter más cultural, asolieron el protagonismo. Es innegable la influencia del anarquismo individualista francés en su homónimo español. Han Ryner sería el referente de un anarquismo más especulativo y espiritual, en oposición al materialismo y egoísmo de los individualistas de tipo stirneriano, del cual el máximo representante fue Emile Armand. Dos personalidades son importantes en la introducción de estos dos individualistas franceses en nuestro país. Costa Iscar, que mantenía relaciones personales de amistad con Armand, se encargó de traducirlo. A su vez, José Elizalde, que manteía mejores relaciones con Ryner, se encargó de traducir tanto a éste como a Armand. Tenemos publicaciones dentro del anarquismo individualista como La Revista Blanca, Ética o Nosotros (esta última aún siendo stirneriana) que parecían decantarse más por el pensamiento de Ryner. En cambio Iniciales, Estudios o Al Margen serían publicaciones más próximas a la figura de Armand. Dejando de lado todo esto no hay unanimidad dentro de las mismas publicaciones y personalidades como los Montseny, muy críticos con el egoísmo stirneriano, o José Elizalde se declaraban claramente rynerianos; otros como Mariano Gallardo o León Drovar más indiscutiblemente armandianos.

Tanto las revistas Generación Consciente y Estudios (continuación de esta primera), que publicaron entre 1923-1937, como Ética y Iniciales (continuación de Ética), que publican entre 1927-1937, se centran en los aspectos de tipo sexual, principalmente en el neo-malthusianismo y el componente stirneriano no encuentra apenas espacio de expresión. En el caso de las dos primeras, Generación Consciente-Estudios –de hecho, la misma-, las posiciones éticas de Armand, cercanas al nihilismo moral de Stirner, son muchas veces cuestionadas. A pesar de esto, encontramos intelectuales como Julio Barco (García Birlán) que hacen exaltaciones constantes del individuo, inspirados por ideas de tipo stirneriano. En cuanto a Ética-Iniciales, después de perder al primer equipo editorial, dominado por la personalidad de Elizalde, claramente ryneriano, tras ser éste encarcelado en 1929, se abre una etapa de mayor fijación por la persona de Armand. De hecho, en Iniciales (1929-1937) tienen consciencia de ser una minoría y en este aspecto radica su aristocratismo armandiano. Se encuentran abundantes escritos de Emile Armand y de Mariano Gallardo. José Elizalde, del equipo directivo de Ética, y fundador del Ateneo Naturista Ecléctico (dedicado a la práctica nudista y actividades similares) propuso la creación de una Federación Nacional de Individualistas, inspirada en las asociaciones de egoístas stirnerianas, aunque no llegara a fructificar. Como muchos otros individualistas militó en el movimiento libertario no específicamente individualista; participó en la fundación de la FAI en 1927.

Respecto a la cuestión sexual y afectiva Ryner, aunque no niega el componente físico del amor, estaba más interesado en el amor de tipo filosófico, espiritual o platónico. Por otra parte, Armand se centraba más en el componente físico del amor, y en el placer por el placer. Según Armand instintivamente tendemos hacia la promiscuidad, y de aquí nacen sus críticas contra la familia monogámica tradicional. El armandiano más destacable en el panorama español es el andaluz Mariano Gallardo, que se proclama nihilista en todos los aspectos, incluido el sexual. Fue colaborador habitual de revistas como Estudios o Iniciales en la década de los treinta. Partidario de la promiscuidad sexual y del pluralismo amoroso, restaría importancia a la práctica de la prostitución equiparándola a otros trabajos asalariados. Partidario de crear una nueva moral sexual alternativa como solución a este asunto, aunque escéptico al respecto. Acabada la guerra civil Mariano Gallardo se exiliaría territorio francés. Parece que colaboró con la publicación Tierra y Libertad en su estancia en París.

Moriría en la década de los setenta. La publicación que lleva por nombre Al Margen, nacida en 1937, se centró mucho en el debate sobre la guerra y la revolución; también sobre la participación de los anarquistas en las instituciones republicanas y sobre los hechos de mayo de 1937 (el enfrentamiento de la CNT-POUM con los stalinistas del PSUC). Es interesante como los componentes de esta revista, de la cual destaca Vicente Galindo Cortés o Fontaura (1902-1990), conocido individualista y neomalthusiano, defienden la creación de asociaciones de individualistas inspiradas en los grupos de afinidad creados en torno a la publicación francesa L’en dehors de Emile Armand, donde se practicaba la idea de camaradería amorosa, a su vez inspirada en las asociaciones de egoístas stirnerianas. También se inspiran en la idea de Armand de crear comunas individualistas, idea que tuvo cierta influencia en algunas colectividades aragonesas.

La publicación más íntimamente relacionada con el individualismo stirneriano fue Nosotros. Fue una publicación de indiscutible calidad, aunque de corta duración (pues no duró ni seis meses). Se publicaron sólo cinco números, el primero en octubre de 1937 y el último el febrero de 1938, en plena guerra civil. Gran parte de lo publicado estaba directamente relacionado con las ideas de Stirner. Nosotros funcionó también como editorial y desde ésta se publicó una reedición de El Único y su propiedad en edición de lujo el año 1937, prologado por Miguel Giménez Igualada. Esta publicación trató de convertirse en puente entre el anarquismo individualista y el anarquismo comunista (esta última tendencia representada por Rodolfo Gonzáles Pacheco); ambas tendencias ajenas al sindicalismo. Miguel Giménez Igualada (1888-1973), el director de esta publicación desde el segundo número, fue un stirneriano declarado, enemigo acérrimo de la acción popular y de las organizaciones formales, y en su juventud “ilegalista”. Giménez Igualada opinaba que el socialismo había sustituido a la religión, y lo criticaba; como también criticaba la idea de revolución, y los cambios nada más superficiales que ocasionaba. La cuestión educativa la vislumbró des de una óptica armandiana, y defendió la idea de iniciación. En esta publicación colaboraron los individualistas franceses Armand, Ryner y Devaldès. Curiosamente Armand colaboró con artículos más de tipos filosófico, histórico o político que de tipo sexual, como en las otras publicaciones. Colaboraron también personajes como Felipe Alaiz, Costa Iscar, Fontaura, Juan de Hiniesta, Higinio Hoja Ruiz y Gonzalo Vidal.

Desde Nosotros y principalmente por parte de Giménez Igualada, ante las circunstancias especiales de la guerra, se instó a los individualistas y a los simpatizantes de Stirner a intervenir en el conflicto armado. Armand, por su parte, siempre reticente al uso de la violencia, también expresó simpatías por la resistencia española y consideró aquello como una reacción lícita contra la violencia y el totalitarismo fascistas. Con al perdida del conflicto bélico (formalmente el 1 de abril de 1939) por parte de los republicanos y libertarios, pero, desaparecía cualquier vestigio de individualismo anarquista en España, como también era silenciado o eliminado el movimiento libertario en general, y toda oposición al naciente régimen franquista.

BIBLIOGRAFIA:

Stirner, M.: El Único y su propiedad. El falso principio de nuestra educación o humanismo y realismo, B. 1974, Las Ediciones Liberales.

Armand, E.: El anarquismo individualista (lo que es, puede y vale). El stirnerismo, Logroño., 2003, Pepitas de calabaza ed.

Alvarez Junco, J.: La Ideología Política del Anarquismo Español (1868-1910), M. 1976, Ed. Siglo XXI.

Díez Rodríguez, X.: L’anarquisme individualista a Espanya (1923-1938), 2002, Universitat de Girona.