El pasado 5 de febrero, Alfons y Raúl, miembros del grupo de teatro “Títeres desde Abajo” fueron detenidos por bastardos de la policía nacional después de que un puñado de ciudadanxs chivatxs llamasen a la madera molestxs por el contenido de la obra de teatro para la cual la compañía teatral fue contratada por el ayuntamiento*, en cuya representación los compañeros participaron, y que mostraba una escena donde un actor, interpretando a un policía nacional, ponía en manos de una bruja un cartel con las palabras “Gora Alka-ETA” para luego hacerle una fotografía e incriminarla (tal y como suelen hacer cuando incriminan con pruebas falsas a compañerxs, lo cual les hemos visto hacer varias veces, tanto en el Estado español como en otros países y territorios). Por ello, la escandalizada ciudadanía supo desempeñar a la perfección su asqueroso rol de denunciantes, delatores y talibanes de lo normal, lo políticamente correcto y lo aceptado por su sucia e hipócrita moralidad.
Los polémicos titiriteros ingresaron en prisión preventiva sin fianza anteayer, 6 de febrero, por orden de la Audiencia Nacional, por un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo ligado al juego de palabras realizado durante la obra (“Gora Alka-eta), que se ha asociado a la consigna “Gora ETA” (Viva ETA en euskera) que se utilizaba para enaltecer a esa organización de lucha armada, vinculada a la izquierda independentista vasca.
La Audiencia Nacional, como podemos comprobar, continúa sin hacer justicia en sus sentencias, pero sí le hace justicia a su herencia directamente franquista al encarcelar a cualquiera que se atreva a señalar la arbitrariedad represiva de la democracia. Por otro lado, no es menos detestable la complicidad de la bastarda Manuela Carmena, que pretende dárselas de “alcaldesa revolucionaria” y “rebelde” por realizar irrisorios paripés durante las cabalgatas del día de los reyes magos mientras envía a prisión a dos artistas, respaldando la represión política de la Audiencia Nacional. Me gustaría ahora ver la cara de todxs esxs ilusos patéticos que votaron a Carmena pensando que con ello cambiaría algo en la gestión del consistorio madrileño. ¿Qué podemos esperar de una mujer que hasta hace no mucho tiempo era jueza de vigilancia penitenciaria?
A continuación, sigue un manifiesto publicado en el blog de El Lokal, y un texto firmado por Akratosaurio Rex y publicado en el portal A Las Barricadas.
A la ciudadanía chivata y colaboradora de la policía, ninguna comprensión, empatía ni solidaridad, sólo nuestro más profundo desprecio…
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Manifiesto
Por orden de la Audiencia Nacional, hoy 6 de febrero han ingresado en prisión sin fianza Alfons y Raúl, integrantes del grupo «Títeres desde Abajo». La denuncia ha sido presentada por el Cuerpo Nacional de Policía y la Fiscalía del Estado bajo la acusación de apología del terrorismo.
Los artistas, contratados por el Ayuntamiento de Madrid dentro de la programación del Carnaval, fueron detenidos el día 5 de febrero durante la representación de la obra «La Bruja y Don Cristóbal». Según la prensa, tras la queja de algunos asistentes, se presentó la policía que los detuvo sin orden judicial.
La obra denuncia, precisamente, cómo se preparan acusaciones de este tipo, mostrando a un policía poniendo en manos de una bruja una pancarta con el texto «Gora Alka-ETA» para hacerle una foto y, así, poder incriminarla como terrorista.
La realidad ha superado la ficción y se les ha aplicado textualmente lo que denuncian en la obra. La presión política, la irresponsabilidad de los grandes medios de comunicación y un cúmulo de actuaciones irregulares han servido, una vez más, para criminalizar la disidencia convirtiendo cualquier crítica social en acto delictivo.
Es inaceptable que la policía irrumpa durante una representación teatral y detenga a los dos artistas por la mera opinión de unos particulares que, si tan ofendidos se sentían, podían, simplemente, abandonar el lugar de los hechos.
Es muy grave que el Ayuntamiento de Madrid con su denuncia por contenidos inapropiados haya justificado que se haya producido la detención, ingreso en prisión y posterior juicio de los dos artistas contratados.
Es aún más grave que se les haya decretado prisión preventiva, cuando esta medida únicamente se aplica en casos en los que exista riesgo de fuga; de destrucción de pruebas; o de reincidencia.
Somos conscientes de la manipulación y utilización de estos hechos en el marco de la situación política actual. La libertad de expresión ha de estar por encima de los intereses particulares o de poder.
Es por ello que los abajo firmantes exigimos la libertad sin cargos de Alfons y Raúl así como el esclarecimiento de los hechos.
Barcelona, 6 de Febrero de 2016
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Ya metieron en prisión a dos titiriteros por apología del terrorismo. Sin fianza. A esperar juicio. Comenté que si el juez tenía dos dedos de luces mandaría el expediente al triturador de documentos. Pero no. Ha resultado estar de guardia un juez que no ha respondido a mi perfil. Un reiteración en la gravedad del hecho y que los destinatarios eran niños, o algo así menciona para mandar a la trena a dos artistas de relieve.
Vamos a analizar. La acusación es apología del terrorismo. Se insiste por un lado, en que los niños no están capacitados para recibir mensajes políticos complejos. Si no los entienden, ¿qué problema hay? Y si los entienden, es de imbéciles pensar que porque vean una pancarta que pone ¡Gora Alkaeta!, vayan a sentir el irrefrenable deseo de coger una bomba e inmolarse en un autobús lleno de ancianos. Claro, como es vasco…
Por otro lado, insisten otros que la obra no puede ser dirigida al público infantil. A ver, aunque la obra iba dirigida a adultos… ¿Cuántos de los presentes se han entretenido con sus hijos y nietos en ver, por mencionar series de dibus, Hora de Aventuras, Historias Corrientes, Shin Chan, Los Simpsons, South Park…? Los niños se desviven por ver esas series, las entienden tan bien como la alineación del Atletic de Bilbao. Los niños no son tontos, hay que decirlo bien claro.
La obra –que dicen que es apología del terrorismo–, es una obra de títeres, con su violencia simbólica, que denuncia el Poder. El Poder del empresario, que viola a la bruja dejándola embarazada. El propietario muere en la lucha. El poder de la Iglesia, pues tras el parto una monja intenta robar al bebé. La monja muere en el intento. El poder de la policía, que golpea a la bruja, y le ponen una pancarta ultracutre que pone Gora Alkaeta para incriminarla. Y el Poder judicial, porque la bruja va a juicio, el juez la condena a muerte, pero la bruja convence al juez para que se ahorque él mismo.
Le he contado el cuento a mis nietas de entre cinco y nueve años), y a todas les ha parecido bien. Elenita me ha preguntado inocentemente si el policía no muere también, y le he tenido que responder que no lo sé, ya que todo es ficción y sólo podemos imaginarlo. Les he contado lo que ha hecho el juez con los titiriteros, y les ha parecido fatal. A todas. Después han merendado y no he percibido en ningún modo malas vibraciones, ahora están las niñas con sus amiguitas bailando coreografías al ritmo de Sweet California y Kate Perry. Así que mi pregunta es… ¿No debería alguien haberles preguntado a los niños que vieron los títeres, qué les pareció el espectáculo?
Pero claro, los niños no tienen problema. El problema es de los adultos que se horrorizan cuando sin vaselina les meten por delante los horrores del día a día, y que se pondrían histéricos viendo cómo sus hijos e hijas aplaudían la muerte del propietario. Así que pienso que sí, que esta obra debería ser preferentemente emitida en horario infantil.
No apta para mayores.
Lo que es de uno es de todos, los que es de todos es de nadie, los que es de nadie es de uno.
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Notas de La Rebelión de las Palabras:
* A pesar de que difundir este episodio represivo me parece importante por tratarse de un importante ejemplo de represión política respaldada por un ayuntamiento hipócrita que presume de estar comprometido con “el cambio social”, y cuya líder, la asquerosa progre Manuela Carmena, se cuelga inmerecidas medallitas de popular y rebelde mientras que da el visto bueno y calla cuando la Audiencia Nacional reprime a lxs nuestrxs, quiero señalar que como anarquista no me hace ninguna gracia que un grupo de teatro que presume de ser crítico con las instituciones y con el Estado, acepte ser contratado por esas mismas instituciones para convertirse en sus bufones dentro de sus fiestecillas de Carnaval. Ni siquiera el representar una obra tan cargada de contenido como ésta justifica para mí esa actitud. Colaborar con el Estado es injustificable.
** La obra de teatro por cuya representación se encausó a los dos titiriteros se llamaba “La bruja y Don Cristóbal. A todo cerdo le llega su San Martín“. Junto a la colaboración con el ayuntamiento, también me parece destacable el repudio que me produce el nombre elegido para la obra, cargado de contenido especista.
A pesar de estos dos puntos, que creía necesario aclarar y que, para ser sincero, condicionan en gran medida mi apoyo a esta gente (que era mayor antes de enterarme de estos “detallitos sin importancia”), reitero no sin matices mi solidaridad y apoyo a los dos titiriteros, y mi asco más profundo hacia la fascista Audiencia Nacional, la policía nacional, el ayuntamiento de Madrid al mando de Manuela Carmena y toda la ciudadanía mojigata, hipócrita, chivata y miserable que avisó a la policía cuando su cínica burbujita de inocencia y tranquilidad se vio ligeramente afectada por la polémica obra. A todxs vosotrxs, miserables, que dormís tranquilxs tras sepultar bajo muros de hormigón a aquellxs cuyas opiniones os crearon molestias, dejadme deciros que no sois más que escoria.
¡Abajo los muros de las prisiones!