A continuación os dejamos unas palabras de la compañera anarquista Mónica Caballero en relación a la lógica y el funcionamiento de los módulos de respeto aplicados en múltiples cárceles del Estado español. Con el propósito de controlar de manera directa a la población allí encerrada y, con la excusa preventiva de “resolver” fricciones entre individuos en la convivencia -forzada-, estos módulos están destinados fundamentalmente a evitar problemas graves entre las presas y la institución, frenando cualquier impulso rebelde o actitud que cuestione el concenso impuesto. Y trabajando sobre la base de la sumisión a reglas y protocolos que mantengan el orden, en la búsqueda de la participación y colaboración de las encerradas. Indudablemente, encontramos similitudes con la lógica del “afuera”, ya que el proyecto cárcel hace parte vital del sistema en su totalidad por lo que reproduce las mismas formas de la Dominación existente.
Recordamos también que Mónica Caballero y Francisco Solar enfrentarán juicio el 8, 9 y 10 de marzo de 2016 en la sede de la Audiencia Nacional en Madrid.
Asi como en todo este proceso de largos años de prisión preventiva, llevados con dignidad y entereza y con la convicciones intactas, las compañeras en esta ocasión tampoco estarán solas.
Todo nuestro desprecio a policías y jueces y al sistema que defienden y todo nuestro amor en lucha y revolucionario para nuestras compañeras y para muchas de las perseguidas y encerradas por los Estados. Que la solidaridad sea nuestra responsabilidad siempre. ¡Libertad para todas!
Abajo todos los muros, muerte al Estado y viva la anarquía.
[En este momento las compañeras se encuentran en la cárcel de Villabona pero serán trasladadas de un momento a otro a cárceles de Madrid]
Barcelona, 10 de febrero de 2016.
árceles del Estado español. Mónica Caballero
Los medios de control dentro como fuera de las prisiones están siendo cada vez más sutiles y efectivos. ¿Para qué instalar cámaras de video vigilancia? ¿Para qué contratar más carceleros y policías? Si tenemos a muchos que realizan el trabajo gratis. Con gran votación ciudadana están ahí para mantener el actual orden imperante, están en todas partes; puede ser tu vecino de casa o celda de al lado el posible delator.
Dentro de los medios de control en las prisiones, los módulos de respeto (m-R) comenzaron como una iniciativa experimental en la prisión de León, de ahí se exportó el modelo a la gran mayoría de prisiones españolas.
La base de estos módulos es que los propios presos participen en la gestión y mantenimiento del lugar como de sus actividades, etc., así se crea una sensación de dependencia y pertenencia al espacio. Idealmente se pretende que todos los internos generen dinámicas-formas restrictivas para si mismos y el resto, además de premiar las buenas conductas. Los carceleros actuarían en casos extremos o excepcionales.
La ex directora de I.I.P.P, Mercedes Gallizo, se refería a este tipo de módulos de la siguiente forma: “El mero hecho de conseguir una convivencia ordenada y con normas básicas aceptadas por todos es un cambio trascendental para muchas personas. Les ayuda a perder el miedo a la prisión y a los compañeros y es el primer eslabón para disminuir su hostilidad hacia el miedo (y de paso a la Institución) para transformar ese miedo, la desconfianza y la agresividad en normalidad y cooperación”. El ejercicio de autoridad en primera instancia lo implantan los propios presos de “común acuerdo” con las reglas básicas para normalizar y cooperar, la misma institución carcelaria fija e incentiva la creación de roles y conductas con métodos sutiles y/o en base al chantaje.
Es innegable el miedo que muchos pueden sentir al ingresar a la cárcel, los m-R aprovechan ese miedo, en él se sustentan. Implícitamente si no se cumplen las normas te dejan en un módulo normal, esto puede llegar a ser una amenaza muy efectiva.
Estos módulos poseen varios tipos de incentivos y/o recompensas, estas pueden ir desde informes favorables hasta más horas de comunicaciones (vis a vis), a su vez también tienen más formas de castigar el incumplimiento de las normas.
Se supone que el ingreso a este tipo de módulos es voluntario y en este ingreso te comprometes firmando una especie de contrato en el que queda estipulado entre otras cosas llevar una buena conducta, cumplir las normas y resolver los problemas por los cauces establecidos. Un día cualquiera en un m-R comienza con la asamblea, dirigida por algún miembro del equipo técnico (educador, trabajador social y psicólogo), todos los presos tienen que asistir y a veces participa algún carcelero. La asamblea tiene como función la resolución de los problemas cotidianos, este es el momento ideal para los chivatos y para que el equipo técnico transmita un patético discurso de reinserción social.
Algunas de las labores del módulo son las actividades programadas y la limpieza. Las primeras son gestionadas por los presos, haciendo cumplir la asistencia; en la segunda (limpieza) los presos se dividen en pequeños grupos dirigidos por un preso-representante, este representante dirige las labores y en algunos casos actúa como portavoz.
Otra pieza importante en el funcionamiento de este tipo de módulos son los presos mediadores, estos tienen que interceder en los roces o peleas que tengan los presos y resolverlos, de no poder tienen que dar aviso a los carceleros. Como es de suponer estas prácticas generan la pérdida de capacidad en la resolución de problemas, en la cárcel tienes un mediador o un carcelero, como en la calle hay policías y jueces.
Mónica Caballero desde la cárcel de Villabona.
Actualmente la compañera se encuentra en un Módulo de respeto de la cárcel de Villabona, Asturias. [Este texto fue escrito poco tiempo antes de que se fijara fecha de juicio]