Malaga Antifascista
La crisis del capitalismo está poniendo en evidencia el lado más oscuro del Estado como instrumento de represión de clase. Frente a nuestra protesta el estado en manos de los grandes capitalistas responden con una violencia sistemática y organizada, pero no nos engañemos, esa violencia no siempre es física.

El Estado del gran capital encuentra hoy diferentes mecanismos con los que ejercer la violencia contra la protesta obrera y popular, sin tener que hacer uso del maltrato físico. Una de esas formas con las que el Estado del gran capital intenta ahogar la organización y la lucha del pueblo trabajador es con las multas. El Estado ha encontrado en la imposición de multas una forma efectiva de atemorizar y espantar nuestra lucha.
Hacer frente a la represión implica una organización más allá de nuestras diferencias políticas e ideológicas, en unos casos puede implicar, como hemos señalado antes, hacer frente a multas, en otros atender judicialmente a cualquier compañero o compañera, apoyar huelgas obreras, e incluso puede llegar a implicar atender necesidades básicas amenazadas por la represión.
Históricamente, el movimiento obrero y popular he tenido presente la cuestión de la represión y ha intentado siempre hacerle frente con diversos mecanismos. Uno de ellos ha sido el de las cajas de resistencia, es decir, cajas con las que resistir los envites de la represión capitalista y sus consecuencias.