A un bebe lactante se le privó de su alimento pues su madre fue detenida por varias horas. A una anciana, esposa del Lonko de la comunidad, los carabineros la obligaron a desnudarse, niños, mujeres y ancianos fueron amenazados con armas de fuego, y varios jóvenes, hombres mujeres y adolescentes huyeron a los cerros y estuvieron escondidos varios días.
Por Patricio Melillanca y Freddy Perez
Un hecho que pasó invisibilizado por los medios de comunicación y que no se le ha tomado el real peso por parte de la ciudadanía organizada fue el que ocurrió en julio de 2013 en la comunidad Mapuche Pehuenche de Malla Malla ubicada en el Alto Bíobío. En el contexto por la demanda indígena para que el Estado chileno devuelva los territorios usurpados y las protestas de las comunidades originarias desarrolladas hace años y que se acrecentaron desde principios de 2013, la policía militarizada ocupó la comunidad, allanó las viviendas, detuvo ilegalmente a personas, violentó a niños, niñas y ancianas, amenazó con armas de fuego y generó la huida de varios hombres, jóvenes y mujeres a los cerros donde estuvieron escondidos por más de una semana.
Así lo deja ver el informe de la Misión de Observación a esta comunidad que realizó la Casa de Memoria José Domingo Cañas, una Fundación que administra este inmueble ubicado en la comuna de Ñuñoa en Santiago, que fue ocupado en los años ’80 por agentes de Pinochet para detener y torturar a opositores y que hoy es un Museo de los Derechos Humanos.
“Las denuncias evidenciadas por la comunidad Malla-Malla, son dignas de un Estado de Sitio. Ello se manifiesta en la clara restricción a la libertad personal y seguridad individual y, en particular, el aislamiento social que experimentó la comunidad mientras operaban las fuerzas policiales” dice la Misión de Observadores.
Los hechos ocurridos venían antecedidos de ocupación de caminos, retención de un vehículo municipal para exigir al alcalde que visite el lugar y un ataque al cuartel policial de la localidad.
La Previa al Allanamiento
La comunidad había iniciado movilizaciones a mediados de julio del 2013 con el objetivo de que el alcalde se apercibiera y diera cuentas de las gestiones en relación a la restitución de tierras y de beneficios de la municipalidad. El Municipio envía a dos funcionarios en una camioneta, la cual es tomada en prenda como medio de presión para hacer cumplir lo comprometido con la comunidad. Los funcionarios enviados en camioneta retornan a pie.
Con posterioridad, carabineros hace una denuncia indicando que la noche del lunes 29 de julio de 2013, había sido atacado el Puesto Policial de Queuco –ubicado dentro de las comunidades de Malla Malla y Cauñicu- por parte de un grupo de alrededor de 90 personas. En la mañana del martes 30 de julio del 2013, entre las ocho y las nueve horas se presenta un helicóptero sobrevolando a baja altura por sobre la comunidad de Malla Malla. Llegan además una cantidad indeterminada de buses blindados, tanquetas y furgones de carabineros dando inicio a los allanamientos a las casas de la comunidad, interviniendo alrededor de 60 efectivos por cada una de ellas.
Testimonios de la comunidad hablan de la participación de alrededor de 150 efectivos en total, quienes realizaron una operación “tipo rastrillo” allanando en primer lugar las casas más cercanas al Puesto Policial Queuco.
Relatos de un Lonko
El Longko de la comunidad Malla Malla Segundo Saurez se refiere al ataque del Puesto Policial de Queuco como un montaje.
“Esto fue un montaje. Uno porque en ningún momento se atacó el retén de carabineros. Aquí lo que hicimos nosotros una barricada de aquí hasta los carabineros, una barricada con árboles y cuestiones para que se hiciera presentes autoridades del gobierno. Entones ellos, la tarea de ellos era despejar el camino, pero no desalojar ni allanamiento, lo que hicieron. Al contrario, estos vinieron casa por casa allanamiento y hubo cacería de los Peñi que agarraban pa justificar su trabajo”.
El lonko agregó que “eso es simplemente, se sobrepasaron. No hubo ni trato, porque al final hubo solo corte de camino. Entonces los niños, estaban aquí mis hijos y así varios como me doy cuenta. Eh, con armas, con fusiles. Osea, apuntándolos, son cuestiones psicológicas que le hicieron a los niños, las viejitas a los que apuntan. Entones fue un sobrepasar, abusar de sus poderes de policía que se yo. Eso fue harto mal”.
No hubo en ningún momento ataque a carabineros. Por eso le digo montaje. Ahora mismo, la parte judicial sale que ellos, no hubo pruebas. Fue una prueba inventada por carabineros.”
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Mujeres Pehuenche del Alto Bio-Bio que sufrieron la violencia policial escuchan el informe de la Misión de la Casa de Memoria
Violencia a una madre y su bebe lactante
En el allanamiento y la ocupación de las comunidades, la brutalidad policial y el descriterio de quienes comandaron el operativo llegaron al límite de privar a un lactante de su alimento al separarlo de su madre.
“ y me dicen ‘ya, acompáñeme usted. Usted tiene que acompañarnos, nos vamos a ir, está detenida.
– Por qué?
– Está detenida. Vamos a ir allí nomas, vamos a ir al retén y de ahí nos volvimos de vuelta y de ahí vuelve a su casa.
- Yo le dije (al carabinero), pero mi guagüita. Mi guagüita toma puro pecho, no toma relleno ni una cosa, ni comía…”
Detenciones con engaño e ilegales
Las detenciones suceden en circunstancias irregulares. Los comuneros relatan la arbitrariedad de éstas. Algunas de ellas se realizaron mediante engaños y/o fueron violentas. A ninguno de los detenidos se les informó la razón de su detención, lo cual corresponde a una falta dentro del Protocolo de Detención de Carabineros de Chile, dice el informe.
Otro testimonio señala: “En ese rato estaba desayunando cuando llegaron y ahí me llevaron, pero me llevaron engañosamente porque me dijeron que tenía que acercarme donde estaban los carabineros, aquí abajo, y resulta que después de eso me llevaron a Ralco y después a Santa Bárbara y de Santa Bárbara me llevaron allá a la cárcel. Pero no sabía de qué pasaba y tampoco no tenía idea… pasaron sin autorización y ni siquiera ellos tenían la orden del Fiscal que tenían que bajar con gente. Ellos actuaron, tomaron la decisión por si solos, porque no hallaban qué hacer porque no… me instalaron al lado del bus de carabineros y consultaban qué hacemos con éste, los bajamos o no los bajamos?”
Huir de la violencia policial
Para escapar de la violencia policíal algunos comuneros arrancaron por el río y cerros. “Los hombres de la Comunidad Malla Malla huyeron con sus hijos a los cerros del frente de la comunidad, cruzando el río Queuco a nado (en temporada invernal). Allí durmieron por varios días con sus familias por temor a ser detenidos y maltratados por la fuerza policial instalada en la zona.
Luego de ocupar el territorio indígena la policía aisló a la comunidad por un periodo prolongado, cerrando el paso a las comunidades (Butalelbúm, Trapa Trapa y Malla Malla), a la prensa y a organizaciones no gubernamentales.
Tortura Sexual
Llama la atención los hechos denunciados por doña Clorinda, la mujer del Lonco. Lo experimentado por ella al ser obligada a desnudarse, sin duda puede constituir una especie de trato inhumano o degradante o tortura sexual.
Carabineros, no puede, bajo ningún pretexto, obligar a una persona, sea mujer u hombre, menor o mayor de edad, a desnudarse; de cometer tales acciones estaría infringiendo no tan sólo la Constitución y las normas dictadas conforme a ella, sino que además estaría contraviniendo las normas internacionales que se refieren a la materia.
El informe concluye que el operativo de Carabineros manifiesta desproporción en cuanto al momento del día y a la cantidad de efectivos y armamento, medios aéreos y terrestres. Ellos actuaron contra una comunidad indefensa, así al menos se demostró con posterioridad al allanamiento pues no encontraron armas de ninguna especie, más aún ni siquiera fue habida evidencia alguna que pudiera sindicar a las personas de la comunidad como autores, cómplices o encubridores de los delitos que se les acusaba. En definitiva, se observa un abuso indiscriminado y desproporcionado de la fuerza policial cuyas víctimas son personas menores de edad, mujeres embarazadas, lactantes, hombres, mujeres, ancianos y ancianas.
Toda la comunidad Malla-Malla califica, en lo que la Comisión ha denominado Tortura Colectiva. En efecto, los comuneros Pewenche constituyen el cuerpo social que sufrió dolores o sufrimientos, físicos y psicológicos con la intención, por parte de los agentes del Estado, de coaccionar o intimidar a las personas para lograr, quizás, objetivos políticos y/o sociales.
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