Ante la aberrante condena política de la cual he sido objeto, quiero declarar a la opinión pública nacional e internacional lo siguiente:
Durante aproximadamente 9 años vengo solidarizando y acompañando las justas demandas del pueblo Mapuche y sus comunidades, entendiendo que es el sistema capitalista el gran enemigo no solo de este pueblo sino de toda la humanidad. Así es como junto a mi familia decidimos irnos a vivir a Puerto Choke en el lago Lleu-Lleu. Aquí hemos acompañado el proceso de recuperación territorial de las comunidades en contra de las empresas forestales apostadas en el territorio Mapuche, estas son Mininco, Arauco y Volterra.
Como es bien sabido los dueños de estas empresas son las familias Matte, Angelini y capitales transnacionales, los que a su vez financian transversalmente a los políticos tanto de la derecha como de la nueva mayoría. No es de extrañar entonces el apoyo irrestricto que los distintos gobiernos de turno le brindan a estas empresa, como por ejemplo es la ampliación del decreto 701 de fomento a la actividad forestal, o la militarización de las comunidades colindantes a los monocultivos de pino y eucaliptus, con gastos desmedidos en donde las policías pasan a ser los guardias privados de las empresas. Así también han sido centenares de comuneros, militantes y simpatizantes de la lucha Mapuche los que han sido encarcelados con largas prisiones preventivas y muchos condenados, con el único fin de amedrentar al movimiento mapuche en general y salvaguardar los intereses de las forestales.
Durante el año que llevo libre mis energías han estado puestas en mi familia y continuar acompañando los procesos de recuperación territorial contra Mininco, y el proyecto de liberación nacional mapuche. Son estas las convicciones que despiertan la ira de las forestales, los tribunales y el gobierno, todos coludidos en frenar el avanzar de las comunidades y la simpatía que despierta en el pueblo chileno.
Mi proceso judicial siempre estuvo plagado de irregularidades y vicios, desde testigos protegidos hasta testigos de oída, el debido proceso jamás existió y menos aún un juicio justo. Sus acusaciones sin ninguna prueba concreta no se pudieron sostener. El montaje se les desmoronaba de a poco; finalmente me tuvieron que absolver de 8 de 10 causas que tenían en mi contra, solo me condenaron por porte de arma, causas que en la mayoría de los casos no implican cárcel. No obstante el tribunal decide darme la mayor pena para este delito, argumentando que las armas estaban destinadas a atentar contra las fuerzas policiales. Esto lo infieren de los documentales y lecturas que en mi poder encontraron, es decir se me condena por las ideas que defiendo. Esto es una condena política presionada por el poder de las forestales, coordinada por el ministerio del interior tanto de la administración de Piñera como la de Bachelet, fueron ambos querellantes en la causa, se dicen distintos pero a la hora de proteger al rico, son uno.
Mi consuelo a tanta injusticia reside en la hermosa familia que tengo y me acompaña en esta lucha. También me consuela el ser testigo de que los procesos de recuperación territorial y reconstrucción nacional son ya imparables. Son cientos las hectáreas que las comunidades hoy controlan, las forestales no podrán seguir haciendo usufructo del territorio Mapuche, es irremediable, tienen que irse. Aunque el gobierno se empeñe en desprestigiar al movimiento Mapuche hablando solo de robo de madera y delincuencia, lo cierto es que las comunidades cada día controlan más territorio.
Mi condena ya ha sido ratificada por todas las instancias correspondientes, que se han hecho cómplices de la injusticia en donde no hubo ni debido proceso ni juicio justo. Frente a esto es mi deber como revolucionario declararme en rebeldía frente a la opresión de los poderosos, de las transnacionales forestales y del estado servil a los intereses capitalistas.
Así, desde donde esté, continuaré aportando al proceso de Liberación Nacional Mapuche.
Wewuaiñ….
Emilio Berkhoff Jerez
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Julio, 2015
WALLMAPU: DECLARACIÓN DE EMILIO BERKHOFF ASUMIENDO LA CLANDESTINIDAD.