(Antonio Casanova (izquierda) y Simón Radowitzky (derecha) en el frente de Aragón durante la Guerra Civil Española en 1937.)
Nota de la redacción: El presente es un compilado de las transcripciones de trece cartas enviadas por Simón Radowitzky a Salvadora Medina Onrubia, en donde relata sus vivencias tras ser liberado de las cárceles uruguayas, su paso por la Revolución Española, los campos de concentración franceses y México. Se realizó directamente del escaneo de las cartas, respetando textualmente los signos de puntuación y expresiones; tan sólo las palabras con errores de ortografía han sido corregidas y unas pocas frases para darle un poco de sentido a unas oraciones (cabe recordar que Simón no hablaba el español como su lengua nativa, y por lo mismo tenía errores propios de quien aprende un nuevo idioma).
Dejamos también, a continuación,una breve nota biográfica de Salvadora.
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Las que luchan.
Salvadora Medina Onrubia, la descentrada.
Por: Lucía García
A pesar de ser mujer, me permito el lujo de tener ideas ¿sabe? Yo tengo ideas boxeadoras. Ideas que se dan directos y crosses y swings con la vida.
Las Descentradas, 1929.
La primera guerra hace estragos en Europa, y muchos bajan de los barcos a encontrar un nuevo destino en América. Son los que en Buenos Aires habitan los conventillos, trabajan en el puerto, en las nacientes industrias, en diversos oficios, y traen en su humilde equipaje a Bakunin y a Marx, a Kropotkim y a Lenin.
El 1 de febrero de 1914 en una manifestación por la libertad de Simón Radowitzky, una joven de pelo rojizo toma la palabra mientras sus compañeros la sostienen, aferrada a un balcón. “Yo daré el ejemplo y levantaré los corazones en la lucha, para lo cual reclamo el derecho de ir con mis compañeros, delante de todos, empuñando la bandera roja que es como el fuego de nuestros corazones.” Al otro día el discurso se publica en La Protesta y ella es invitada a integrar la redacción del periódico anarquista. Tiene 20 años y se llama Salvadora Medina Onrubia.
Es maestra y madre soltera de Carlos Natalio, apodado “Pitón”. Viene de Gualeguay, aunque nació el 23 de marzo de 1894 en La Plata. Es hija de Teresa Onrubia una maestra rural que fue artista de circo, y de Idelfonso Medina quien murió joven. Al quedar viuda, Teresa es recomendada como directora de la escuela granja de Carbó. Su mentor es el coronel Ramón Falcón. Salvadora odia a ese amigo de su madre.
El 14 de noviembre de 1909 Radowitsky atenta contra Falcón, vengando el asesinato de cinco trabajadores fusilados el 1 de mayo de ese año. La indignación del movimiento anarquista encontró en Simón a su redentor. Y Salvadora asume como propia la lucha por la libertad del joven, condenado a cadena perpetua en el Penal de máxima seguridad de Usuhaia.
La Protesta y el flamante diario Crítica se imprimen en el mismo lugar. Allí Salvadora conoce al uruguayo Natalio Botana. Una relación contradictoria y apasionada los va a unir por toda la vida, tendrán tres hijos, Helvio, Jaime y Georgina. Pitón es adoptado por Botana.
Fue desde Crítica que Salvadora planifica dos fugas para Radowitzky con la colaboración de trabajadores del diario. El primer intento, a cargo de Apolinario Barrera -quien llega a ser guardia cárcel, y consagrado castigador de anarquistas- se concretó. Simón se transforma en el único prisionero que logra fugarse del penal más austral del mundo. Pero es recapturado en Chile y vuelve al presidio maldito. El segundo plan ingresa a la celda dentro de una biblia, pero se frustra a causa de las sospechas que despierta el infiltrado.
Fnalmente, en 1930 y ante un Yrigoyen tambaleante, Salvadora propone: “Don Hipólito, le cambio el escándalo de Rosario por la libertad de Radowitzy, pero usted no me lo deja en Buenos Aires, porque la Liga Patriótica le puede hacer algo. Lo indulta y me lo manda a Montevideo”. A la mañana siguiente Salvadora transmite en Rosario la propuesta, que es aceptada, e Yrigoyen firma el decreto de indulto.
El 7 de enero de 1919, Salvadora embarazada y con Pitón de la mano, se suma al cortejo de los mártires de los talleres Vasena. En la Chacarita Salvadora se dispone a hablar, cuando irrumpe la caballería. Tras las corridas y los tiros se reencuentra con su hijo recién en la sede de la Federación Obrera Regional de Argentina. Cuestionada por llevarlo, responde “quería que él se fuera enterando de lo que era la lucha social”. El bautismo fue nada menos que la Semana Trágica.
Además de esas escenas que describen a la luchadora anarquista; Salvadora es escritora, poeta, dramaturga. En la apropiación de la palabra ejerce el ideal de la libertad. Escribe y busca proponer otros modelos, otras mujeres posibles. “Yo soy como la loba. Ando sola y me río del rebaño” dice Gloria, un personaje de su obra Las Descentradas. La joven romántica, cuya única aspiración es encontrar un hombre al que amar no puede ser el único horizonte de la mujer, piensa. Sus textos están poblados de mujeres rebeldes, disconformes, libres. Alfonsina Storni es su gran amiga en esta búsqueda. Es boxeador, sin dudas, pelear estas ideas en un país donde a las mujeres ni siquiera se les reconoce el derecho al voto.
OBRAS:
Alma fuerte. Teatro, 1913
La Solución. Teatro, 1921.
Akasha. Novela, 1924.
El librio humilde y doliente. Cuentos, 1926.
El vaso intacto. Cuentos, 1926.
La rueda milagrosa. Poesía, 1929.
El misal de mi yoga. Poesía, 1929.
Lo que estaba escrito. Teatro, 1929.
Las descentradas. Teatro, 1929
El hombre y su vida. Teatro, 1934.
Crítica y su verdad. Ensayo, 1958.
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1936-1941: Correspondencia de Simón Radowitzky con Salvadora Medina