El amor verdadero, real, expresión de una necesidad mutua e igual, no puede existir más que entre iguales.
Bakunin
Sevilla. Fin de año de 2013. Unas desconocidas atacan con fuego una iglesia. Nadie reivindica nada; ni falta que hace. En Sevilla, al igual que en el resto de Andalucía, la Iglesia (con mayúsculas, la institución) tiene una larga tradición de complicidad con el caciquismo y la burguesía local a la hora de reprimir —y no sólo espiritualmente— a los pobres. Cualquiera puede entender el (o los) motivos de tal acción. La prensa muestra las imágenes del templo. Tímidamente, en una de las paredes del edificio, se ve una pintada que alude claramente a presas anarquistas.