Introducen los cerebros en la trituradora, saliendo por la espita un pastoso líquido del pensamiento único persuasivo. Los crímenes de la publicidad engañosa de la era moderna son los mismos crímenes de la antigüedad goebbelsiana. Presentan caras atractivas actuales televisadas en un sinfín de la rueda con el propósito de que la gente de otras preocupaciones de sobrevivencia asuman el valor de la discriminación que sólo es positiva para el egoísmo de los privilegiados.