Carta de Simon Chapman, desde la prisión de Thessalonika. (2003)

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[5-08-03]
[N.d.T. Simon fue uno de l@s 7 detenid@s en las manifestaciones de Thessalonika contra la cumbre de líderes de la U.E. Tiene 29 años, es anti-capitalista y colabora en Londres con bastantes centros sociales, especialmente en actividades musicales, así como en proyectos y acciones anti-guerra y anti-militaristas.]

Estoy sentado en mi celda, compartida con otros 9 (griegos y albaneses). La otra gente arrestada en la cumbre de la U.E. está en el piso de arriba, así que sólo les veo cuando nos visitan l@s abogad@s – por lo que yo se están bien, todo lo bien que se puede esperar de esta situación.

No estoy seguro de que la gente sepa lo que pasó antes/después de mi arresto así que intentaré describirlo brevemente. La marcha partió de forma combativa y pronto el aire se llenó de sonidos de cristales rotos. Apareció el primer bote de humo y entre la marea de gente perdí de vista a X. Yo, junto a A y B continué hasta una esquina donde el gas comenzó a diluviar – hasta entonces mis gafas y mi máscara de media cara funcionaron bien. La multitud apareció de nuevo y perdí de vista a A y B, así que intenté contactar con los restos de mi grupo de afinidad.

Acabamos tod@s junt@s apretad@s, quizás con otras 600 personas, con nubes de gas acercándose por delante y por detrás, mi piel empezaba a arder y mis ojos estaban chorreando. La multitud estaba toda aplastada, la gente gemía pidiendo agua para sus ojos empujando aquí y allá.

A pesar de que sabía que el lugar más seguro en este tipo de situaciones es en medio de la muchedumbre decidí ir hasta el borde para ver si encontraba a X, A y B. Entonces una enorme nube de humo me envolvió y no pude ver nada. Así que me encuentro en el límite asfixiado, ciego, al borde de un ataque de pánico – una voz dentro de mí decía “tranquilízate, tranquilízate” y la seguí.

Y entonces CRUNCH – todo se volvió negro con chispas de luz brillando en la oscuridad. Primero pensé que me había impactado un ladrillo mal dirigido, pero sólo un segundo después hubo otro crujir de huesos en mi cabeza y supe que eran policías.

Intento huir pero ya estoy cayéndome, arrastrándome por el muro a través de un cristal roto, todavía cegado por el gas; cuando me movía llovían los porrazos sobre mí, a veces 3 o 4 golpeándome simultáneamente a lo largo de mi cuerpo. Sentí también las botas pateándome. Pensé que podía gatear hacia la multitud, pero cuando levanté la vista vi una calle llena de humo y las botas de un policía acercándose a mi cara.

BANG, a mis ojos y mis gafas y me doy cuenta de que estoy en un problema muy gordo. Intento levantarme pero en ese instante baja una mano para quitarme la capucha y la máscara antigas, cuando un golpe final impacta donde el pelo se junta con la frente; siento un chorro de sangre corriendo por mi cara y todo se vuelve negro.

Soy arrastrado por los pies, y las botas y porras todavía vienen, principalmente hacia mis hombros y piernas. 5 policías me han cogido arrancándome la mochila de la espalda. Me sujetan y la revisan, después me llevan a un lado de la calle y me sientan.

Un/a policía viene por detrás y me sacude en la espalda con su porra, luego me patea en la base de la columna. ¡Esto TODAVIA duele! Mi cara es un mar de sangre – Puedo sentirla goteando de numerosos sitios, corriendo por mi nuca. C y D podrían haber visto lo que pasó después, l@s policías trayéndome las mochilas con molotovs. ¡No puedo sentir el equipaje que se acerca!

Las 2 horas siguientes son realmente terroríficas – soy golpeado con 2 bolsas de molotovs atadas a mí. Algunas están goteando. L@s policías me conducen a la carretera donde aterrizan piedras y molotovs a nuestro alrededor y me presentan ante l@s manifestantes que combaten como un trofeo. Si alguno de esos molotovs hubiera caído demasiado cerca de mí sería una bola de fuego en menos tiempo del que tardas en decir “derechos humanos”.

Durante las dos horas siguientes soy vapuleado con porras, puños, un martillo; aporreado en la cabeza dos veces con un trozo de madera, con las culatas, pateado, insultado y constantemente expuesto al gas lacrimógeno. Apenas podía andar ni respirar. Toda la parte izquierda de mi espalda estaba morada, amarilla, negra y azul y yo estaba lleno de cortes, hematomas y chichones. Así que fue bastante escabroso. ¡Nunca pensé que me alegraría tanto de que me encerraran –bien pateado- en una celda donde languidecían otr@s 10 manifestantes! ¡Oh, gracias a Dios estoy en la cárcel! ¡A salvo de policías psicópatas!

El resto de la historia puede esperar pero debo decir que la solidaridad de l@s pres@s me permite continuar. Por lo que yo sé, 5 o 7 detenid@s, ahora en libertad condicional estaban en la celda conmigo, y tod@s nos apoyamos un@s a otr@s. Todas las cosas, comida, agua, cigarrillos, tarjetas de teléfono – se llevaban en común. No podría haber mantenido la cabeza en su sitio sin ell@s.

GRACIAS A TOD@S – SOLIDARIDAD GLOBAL – ¡NO MÁS PRES@S!

http://flag.blackened.net/pdg/noticias/noticias/carta_simon_chapman.htm