Si algo aprendí de Barry y otrxs compañerxs es que, incluso en las
condiciones más adversas, no debemos agachar la cabeza, no debemos olvidar nuestras ideas, que incluso desde la cárcel se puede seguir agitando, y que la lucha por muy individual que sea nunca es en beneficio de unx mismx.
La lucha por la liberación animal no debe quedarse en cambiar un habito alimenticio, ni en pedir a un gobierno o empresa que mejore la condición de explotación de algunos animales. Barry entendió bien esto y fue mucho más allá, creyó en la acción directa como un medio legítimo en la lucha, aunque este estuviese al margen de la legalidad. Realizó liberaciones, dañó materialmente a la industria explotadora, acabó preso por esto, arriesgo su vida y terminó muerto producto de 3 huelgas de hambre que deterioraron su cuerpo, muestra suficiente de que las ideas del compañero fueron más que palabras. Creo necesario que en recuerdo a este guerrero la conmemoración sea también más que palabras (aunque en mi caso deba ser solo eso), que se multipliquen las acciones hoy y siempre, porque la lucha no es de un solo día, así tampoco la explotación por parte de la autoridad, que a diario mata y priva de libertad.
Es importante no olvidar a lxs compañerxs muertxs, y no hay que recordarlos ni como mártires ni como héroes, si no que por las ideas que llevaron con ellxs y las acciones en donde reflejaban estas mismas. Desde mi cárcel/casa envío un saludo fraterno a todxs lxs presxs anti-autoritarios, a todxs lxs compañerxs que se hermanan con la lucha por la liberación animal, y que entienden que esta es parte del enfrentamiento en contra de la autoridad, que la explotación y la prisión existe para todxs los animales y no debemos descansar mientras así sea.
Libertad a todxs lxs presxs anti-autoritario.
Hasta destruir toda cárcel, incluyendo zoológicos, circos, casas, y por supuesto al Estado que es la cárcel más grande en la que estamos
prisionerxs.