De las ilusiones posindustriales a las individualidades posrevolucionarias.
A.M.Bonanno
Cambios en la sociedad
En la evolución de las contradicciones sociales en todos estos últimos años ciertas tendencias han llegado a ser tan pronunciadas que pueden ser vistas como auténticos cambios reales.
La estructura de dominación ha cambiado de unas sencillas reglas arbitrarias a una relación basada en la adaptación y el compromiso. Esto ha significado un considerable incremento en la demanda de servicios en comparación con las tradicionales demandas de duraderos bienes de consumo. El resultado ha sido un incremento de los aspectos productivos basados en la información tecnológica, la robotización del sector productivo y la mayor importancia del sector servicios (comercio, turismo, transportes, seguros, banca, administración pública, etc.) sobre la industria y la agricultura.
Esto no significa que la industria haya desaparecido o sea algo insignificante; sencillamente este sector emplea cada vez a menos trabajadorxs mientras que los niveles productivos siguen igual o, incluso, han aumentado. El mismo caso ocurre si nos referimos a la agricultura, incluso más afectado se muestra ante este proceso y otros procesos industriales anteriores, aunque estadísticamente es menos relevante cuantitativamente en términos sociales.
Esta situación se desarrolla más como una “transición”, no como algo cortante y seco, pero sí como una tendencia. No hay separaciones visibles entre el periodo industrial y el posindustrial. Se hace visible el cambio de fase cuando se aprecia claramente la superación de las obsoletas instituciones al ser reestructuradas por completo. Aún así, aún no se ha alcanzado al cierre de todas las factorías y el establecimiento de un mundo con la producción completamente computerizada…
La tendencia de romper unidades de producción y la demanda de pequeños núcleos autoexplotados conjuntamente a un proyecto de producción centralizada dominará el panorama en los próximos años. Pero igualmente el sector industrial vendrá acompañado por diferentes pequeños cambios y ajustes, usando los medios tradicionales. Entre el expediente de las estrategias cautelosas y bien preparadas del Capital.
Islas de personas perdidas.
Volviendo a las fábricas en este lento y, posiblemente, irreversible proceso, lxs trabajadorxs de ayer se ven envueltxs dentro de una fuerte atmósfera competitiva. El objetivo intencionado es incrementar la productividad, el único producto consumible con respecto a la computerizada lógica de los centros productivos. Los conflictos atomizados que se producen dentro del Capitalismo serán extinguidos por el propio Sistema, ya sea cualquier alternativa, fuerza revolucionaria, con su intención de exacerbar las diferencias de clases y transformarlas en infranqueables.
Los mejores “logros” de lxs pobladorxs de las “islas” productivas son claros: su aparente fantástica “Libertad”, su flexibilidad horaria laboral, los cambios cualitativos (siempre dentro de la lógica competitiva de mercado dirigida desde los centros de mando y control) refuerza la creencia de que se ha alcanzado la “Tierra Prometida”, el reino de la felicidad y el bienestar. Siempre incrementando el provecho y con mayor “creatividad”.
Estas islas productivas, auténticas islas de la muerte, por otro lado, están rodeadas por una barrera física y psíquica, para forzar a aquellas personas que no tienen cabida en ellas a un océano tempestuoso donde no hay sitio para la supervivencia.
Entonces, aquí, en este punto, el problema se revela a sí mismo y es, precisamente, en lxs excluidxs.
Dos reservas para la Revolución
Lxs excluidxs y lxs incluidxs. Lxs primeros son aquellxs que permanecen marginadxs. Expoliadxs del proceso productivo y penalizadxs por su incapacidad de insertarse ellxs mismxs dentro de la nueva lógica competitiva del Capital, no están muchas veces preparadxs para lograr los mínimos niveles de supervivencia que les puedan asignar los servicios asistenciales del Estado (aunque cada vez está más claro que estos servicios son reliquias de un pasado diferente que choca en el presente con la exaltación de las virtudes del “self-made man” u hombre hecho a sí mismo)-n.d.t: para quienes no lo sepan, un “self-made man” viene a ser el/la típicx imbécil que desde un origen humilde triunfa en la lógica capitalista. Ejemplos podrían ser tipejos como Bill Gates, Felipe González, etc.-. Estxs no serán sencillamente un estrato social condenado a este rol por su origen étnico -hoy, por ejemplo, lxs indixs occidentales en la sociedad británica, catalizadorxs de recientes disturbios en ese país- ya que con el desarrollo de los cambios sociales que estamos comentando, los estratos sociales que en el pasado estaban adormecidxs por la seguridad de los salarios y, ahora, se encuentran en una situación de rápido y radical cambio también formaran parte de este estrato de excluidxs. Lo mismo ocurre con los resortes residuales que estos estratos sociales tenían hacia los beneficios que podían tener (pensiones tempranas, subsidios de desempleo, Seguridad Social, etc.), no aceptaran fácilmente una situación de creciente discriminación. Y tampoco se debe olvidar que el descenso del consumo de estos estratos expelidos no puede ser comparada con los grupos étnicos que nunca han podido establecerse en la esfera de la seguridad salarial. Esto seguramente avanzará en explosiones y revueltas sociales de diferente índole, además esto irá unido con revolucionarixs que se unirán a ellxs y compartirán las más elementales erupciones de rebelión.
Por otro lado nos encontramos con lxs incluidxs, aquellxs que permanecen asfixiadxs en las “islas del privilegio”. Aquí el argumento amenaza con llegar a ser más complicado y sólo puede ser claramente situado si unx está preparadx a creer en la persona y su necesidad real de Libertad. Casi ciertamente podríamos afirmar que lxs rebeldes de este sector serán quienes sean los más despiadadxs ejecutantes del ataque al Capital en su nueva forma. Vamos hacia periodos de sangrientos choques y de brutal represión. La Paz Social, sueño de una cara y pesadilla de la otra, será el más inaccesible mito de esta nueva utopía capitalista, heredera de la lógica “pacifista” del liberalismo que limpiaba el pollo en la sala de estar mientras que en la cocina se descuartizaba, dando prosperidad en casa y masacrando en las colonias.
Las nuevas oportunidades para las pequeñas, míseras y asquerosas libertades diarias serán pagadas por la profunda, cruel y sistemática discriminación hacia un vasto estrato social. Tarde o temprano esto engendrará el crecimiento de una conciencia de explotación dentro del estrato privilegiado, el cual no podrá fallar en causar rebeliones. Finalmente, deberíamos de comentar que no hay un duradero y fuerte apoyo ideológico para la nueva perspectiva capitalista como sí existía en el pasado, capaz de crear apoyo entre lxs explotadxs y, aún más importante, la intermediación de la capa de mandos.
La prosperidad por motivo de esto no es suficiente, especialmente por los muchos grupos de personas que, en un reciente o más lejano pasado, ha experimentado, o sencillamente ha leído sobre utopías libertarias, sueños revolucionarios y los intentos, aunque limitados, de proyectos insurgentes.
No todxs lxs incluidxs vivirán ciegamente en la felicidad artificial del Capital. Muchxs de ellxs se darán cuenta que la miseria de una parte de la Sociedad envenena la aparente buenaventura del resto, y transformará la “Libertad” (con el punzante alambre de la cerca) en una prisión virtual.
Precauciones estatales.
En estos últimos años el proyecto industrial también ha sido modificado por la fusión de los controles y métodos del estado enlazados con el interés político de controlar el consenso.
Mirándolo por el lado técnico, unx puede ver como la organización de la producción se ha transformado. La Producción no hace mucho estaba emplazada en una única localización (la fábrica), aunque ahora está cada vez más y más diseminada por todo el territorio, también a distancias considerables. Esto permite proyectos industriales de desarrollos que tienen en cuenta una mejor, más equilibrada distribución desde los centros productivos con el territorio, erradicando muchos de los aspectos del desorden social que han existido en el pasado tales como áreas ghetto y súper-concentraciones industriales, áreas de alta polución y con ecosistemas sistemáticamente destruidos. El Capital actualmente mira hacia a un futuro ecológico, abriendo sus armas a una gran mezcolanza de ambientalistas y llegando a ser un campeón de la salvaguarda de los recursos naturales, haciendo que parezca posible la construcción de ciudades del futuro con una “cara humana”, sea o no socialista.
El motivo real que conduce al proyecto capitalista a atravesar tierras tan lejanas, pareciéndose a las utopías pasada es muy simple y no responde a ninguna vía filantrópica: es la necesidad de reducir el descontento de clase al mínimo, cegando los ojos ante cualquier confrontación mediante una dulce capa de desarrollo progresivo basado en una fe blindada en la tecnología futura.
Es algo obvio que las propuestas más atractivas estarán hechas para lxs “Incluidxs”, probar todo lo que sea posible para evitar defectos, que será la verdadera espina en el lado de lxs capitalistas del mañana. Las personas, si viene de dentro de la esfera del proceso productivo, que giran sus finalidades en una dirección revolucionaria, tendrán armas reales para ponerlas a disposición de la Revolución contra las reglas de explotación. Por lo tanto, la fe utópica de los gobernantes del mundo sobre una “buena” tecnología se ha demostrado a si misma que es imposible, porque nunca ha tenido en cuenta el problema de la dimensión física en la que ha asignado al ghetto de lxs “excluidxs”…
La tensión y las repetidas explosiones de rabia pondrán a la caprichosa utopía de lxs explotadorxs en serias dificultades.
El fin de la competición irracional.
Ha sido desde hace tiempo evidente. La competición y el monopolismo han amenazado de provocar a las estructuras productivas dentro de una serie de recurrentes “crisis”. Crisis de producción en la mayor parte de los casos. Para la vieja mentalidad capitalista era algo esencial para lograr las denominadas “economías de escala”, y esto sólo era posible estando trabajando siempre con largos volúmenes de producción en orden para propagar los gastos fijos tanto como fuese posible. Esto avanzaba hacia una estandarización de la producción: la acumulación de unidades productivas en localizaciones particulares, distribuidas al azar con una lógica colonizadora (por ejemplo las clásicas “catedrales en el desierto” sicilianas: áreas industriales aisladas, refinerías de petróleo, etc., que han servido como puntos de agregación). La uniformidad de productos; la división del capital y trabajo, etc.
Los primeros ajustes de esto vinieron de mano de la masiva intervención del Estado. La presencia estatal abrió varias oportunidades. El Estado no es durante mucho tiempo un espectador pasivo, un simple “cajero” del Capital, puesto que ha llegado a ser operador activo, “banquero” y emprendedor.
En esencia, estos ajustes han pretendido la disminución del valor de uso, y un incremento en la producción del cambio de valor en los intereses de mantenimiento de la paz social. Llevando a un final este ultra-competitivo periodo, el Capital ha encontrado una solución parcial para sus problemas. El Estado ha echado y una mano con el propósito de transformar completamente la producción económica en la producción de la paz social. Este proyecto utópico es claramente irrealizable, tarde o temprano la máquina destrozará.
El nuevo proceso productivo –a veces se ha definido como “posindustrial”- quiere obtener los menores costes productivos para pequeñas cantidades de bienes; puede obtener considerables modificaciones productivas con sólo modestas inyecciones de Capital; Haciendo hasta ahora invisibles cambios para posibles productos. Esto destapa horizontes soñados de “Libertad” para la clase media; para lxs cuadros productivos, y conjuntamente también crea el dorado aislamiento de las clases dirigentes. Pero esto es más bien como la libertad del castillo para estxs caballerxs Teutonxs de la especie nazi. Rodeadxs por las vallas de las mansiones, armadxs hasta los dientes, sólo la paz del cementerio reina con ellxs.
Ningunx de lxs creadorxs de ideologías del capitalismo posindustrial se han preguntado a ellxs mismxs qué hacer contra el peligro que vendrá del otro lado de las vallas.
Los disturbios del futuro legarán a ser aún más sangrientos y temibles. Aún más cuando nostrxs sepamos como transformarlos en insurrecciones de masa.
Conciencia y ghettoización.
En el futuro, estar en paro será la forma que negativamente defina a quienes estarán excluidxs del “castillo de lxs caballerxs teutonxs”, pero principalmente lo estarán por la pérdida de acceso real a la información.
El nuevo modelo de producción reducirá la necesidad de disponibilidad de información. Esto sólo es en parte debido a la computerización de la sociedad. Esta es una de las condiciones básicas de la nueva dominación y que en parte ha sido desarrollada en los últimos 20 años, encontrando su clímax en una enseñanza de masa que está ya desprovista de cualquier contenido operativo concreto.
Simplemente, en el inicio de las máquinas, éstas causaron una reducción en la capacidad para la autodeterminación durante la Revolución Industrial, encuadrando a la masa de trabajadorxs en fábricas, destruyendo su cultura y dando al Capital una fuerza de trabajo que era prácticamente incapaz de “entender” el contenido del nuevo mundo mecanizado que estaba comenzando a emerger; pero ahora la revolución de la computadora, corrompida para el proceso de ajustamiento de las contradicciones capitalistas por parte del Estado, deja al proletariado fabril en manos de un nuevo tipo de maquinaria que está armada con un lenguaje comprensible sólo para una privilegiada minoría. El resto será perseguido y obligado a formar parte del ghetto.
El viejo conocimiento, que también estaba filtrado por lxs intelectuales mediante el espejo deformador de la ideología, será codificado en un lenguaje de máquinas y entregado a la compatibilidad con las nuevas necesidades. Esto será una de las ocasiones históricas para el descubrimiento, a parte de otras cosas, de la escasez de contenido real en la *jibbenish* -n.d.t: no he podido encontrar el significado de esta palabra, disculpen queridxs lectorxs…- ideológica que ha sido administrada sobre nosotrxs en las pasadas centúrias.
El Capital tenderá a abandonar cualquier cosa que no sea inmediatamente traducible a su nuevo y generalizado lenguaje. El proceso educativo tradicional llegará a ser devaluado y disminuido de contenido, descubriendo su real (y selectiva) sustancia como mercancía.
En el lugar del lenguaje, los nuevos cánones de conducta serán suministrados, formados por reglas equitativamente precisas y, en su mayoría, desarrolladas por el viejo proceso de democratización y asambleísmo, que el Capital ha aprendido a controlar perfectamente. Esto será doblemente provechoso porque también dará a lxs excluidxs la impresión de que estarán “participando” en los asuntos públicos.
La sociedad computerizada del mañana puede que limpie mares y “casi” salvaguarde perfectamente los recursos limitados del entorno, pero será una jungla de prohibiciones y reglas, una pesadilla en forma de profundas decisiones personales sobre el participamiento en el bien común. Deprivando de un lenguaje de referencia común, lxs ghettizadxs no tardarán en poder leer entre las líneas de los mensajes del poder, y no tendrán otra salida que el disturbio espontáneo, irracional y destructivo, y fin en sí mismo.
La colaboración de aquellxs miembros de lxs incluidxs, descontentxs con la libertad artificial del Capital, serán portadorxs revolucionarixs de una, aunque pequeña, parte de su tecnología que han manejado para arrebatársela al Capital, aunque no será suficiente para construir un puente o suministro de lenguaje en el cual se base el conocimiento y una cuidada contrainformación.
El trabajo organizado de futuras insurrecciones tendrá que solventar este problema, tendrá que construir -puede que empezando por rasguños- los términos básicos de una comunicación que está a punto de ser cerrada, ya que, precisamente en el momento del cierre, puede dar vida, mediante espontáneas e incontroladas reacciones, a diferentes manifestaciones de violencia que harán que las experiencias pasadas palidezcan en la insignificancia.
Empobrecimiento generalizado
Unx no debería de ver al nuevo ghetto como el barrio chabolista del pasado, o como pedazos de basura forzados al sufrimiento y la depravación. El nuevo ghetto, codificado por las reglas del nuevo lenguaje, será el beneficiario pasivo de la tecnología del futuro. También estará en disposición de poseer las habilidades manuales rudimentarias requeridas para el funcionamiento de objetos que, más que satisfacer necesidades, son en ellos mismos una necesidad colosal.
Estas habilidades serán lo bastante suficientes para la empobrecida calidad de vida en el ghetto.
Será también posible producir objetos de una complejidad considerable a un coste razonable, y anunciándolos con una aureola de exclusividad que atrape al/la comprador/a, ahora una víctima de los proyectos del Capital. Más aún, con las nuevas condiciones productivas no tardaremos mucho tiempo en tener repeticiones del mismo objeto en serie, o cambio y desarrollo en tecnología sólo con una dificultad y un coste considerable. En cambio ahí será flexible, articulando procesos que son intercambiables. Será posible poner las nuevas formas de control en uso con un bajo coste, influir a la demanda guiándola y de este modo crear las condiciones esenciales para la producción de una paz social.
Esta aparente simplificación de la vida, tanto para lxs incluidxs y lxs excluidxs, esta “libertad” tecnológica ha liderado a sociólogxs y economistas –como la buena gente que siempre han sido- a adelantar y esbozar el contorno de una sociedad interclasista capaz de vivir “bien” sin el resurgimiento de los monstruos de la lucha de clase: comunismo o anarquía.
El declive del interés en las uniones (sindicatos, partidos…) y la supresión de cualquier significado reformista que ellxs podían haber tenido en el pasado –habiendo llegado a ser merxs campanas transmisoras de las órdenes de lxs jefxs- han venido a ser vistos como la prueba visible del fin de la guerra de clases y el comienzo de la sociedad posindustrial. Esto no tiene sentido por una variedad de razones que veremos aquí más adelante. El sindicalismo (trade-unionismo) de cualquier tipo ha perdido su significado reformista, no porque la lucha de clases esté acabada, más bien porque las condiciones de enfrentamiento han cambiado profundamente.
Básicamente, estamos encaradxs con la continuación de las contradicciones que son mayores que nunca y que permanece sin resolver.
Dos fases
Para ser sistemático, dos fases pueden ser identificadas. En el periodo industrial capitalista la competencia y la producción e basaban en la manufactura, que era el sector dominante. La manufactura o industria era el sector económicamente más importante, el cual usaba la energía producida como el recurso transformador, siendo el capital financiero el recurso estratégico. La tecnología de este periodo era esencialmente mecánica y el productor más importante era el trabajador/a. La metodología usada en los proyectos era empírica, se basaba en la experimentación, mientras que la organización del proceso productivo se basaba en el crecimiento ilimitado.
En el periodo posindustrial al que nos acercamos, pero que aún no estamos plenamente inmersxs –n.d.t: este texto es de los años 80, actualmente se puede decir que estamos más inmersxs en el periodo posindustrial que hace 20 años…-, el Estado prevalece sobre la competencia capitalista e impone sus sistemas de mantenimiento del consenso y la producción, puesto que de lo que se trata es del mantenimiento de la paz social. La elaboración de datos y la transformación de servicios traerá un modo tecnificado de la manufactura. El sector predominante en el ámbito económico será el sector terciario (servicios), el cuaternario (finanzas especializadas), el quinario (I+D, educación, administración pública…). El principal recurso transformador es la información que está compuesta por un complejo sistema de transmisión de datos, mientras que el recurso estratégico esta suministrado por el conocimiento que lentamente va tomando el puesto al Capital Financiero. La tecnología está abandonando su componente mecánico para focalizarse ella misma como componente intelectual. El método usado en el proyecto está basado en la teoría abstracta, y de hecho la organización del proceso productivo está basada en la codificación del conocimiento teórico.
El ocaso del predominio del rol obrero.
Dirigiendo nuestra atención en la fase productiva industrial, el marxismo consideró la contribución de la clase obrera como fundamental para la solución revolucionaria a las contradicciones sociales. Éste produjo en las estrategias del movimiento obrero que estuviese fuertemente condicionado por el objetivo de conquistar el poder.
La ambigüedad hegeliana, renovada por Marx, planteaba este razonamiento: como la oposición dialéctica entre el proletariado y la burguesía podía ser exacerbada por el fortalecimiento del proletariado indirectamente mediante el fortalecimiento del capital y del estado. Así cada victoria por represión era vista la antecámara de la futura victoria proletaria. El asunto fue decorado en una visión progresiva –típicamente iluminada- en la posibilidad de construir el “espíritu” en el mundo en cuestión.
Con algunas, sin dudas interesantes, modificaciones, esta vieja concepción de la lucha de clases todavía persiste actualmente, resurgiendo en algunos sueños, de forma ocasional, los viejos proyectos de gloria y conquista… Un análisis serio nos demuestra que son puras concepciones imaginarias.
Esto es solamente más o menos un unánime acuerdo que lxs trabajadorxs han sido despalazadxs de su posición central. Primero, de forma tímida, en el seno de movimientos fuera de la fábrica en el amplio terreno social. También, de forma más decisiva, en el seno de una progresiva substitución de la manufactura por los servicios.
El ocaso de algunas de las ilusiones anarquistas
Lxs anarquistas también tenían ilusiones como las antes mencionadas pero éstas también se han marchitado. Estrictamente hablando, mientras esas ilusiones no decayeron sobre el rol central obrero, el mundo obrero fue considerado fundamental y de vital importancia, dando preferencia a la industria sobre el sector primario (agricultura, ganadería, etc.). Este tipo de concepción fue alimentada por las concepciones anarcosindicalistas.
Incluso en tiempos actuales ha habido mucho entusiasmo por el resurgimiento de la CNT, en especial entre aquellxs que son los más radicales partidarixs de los nuevos “caminos” del anarquismo reformista actual. El concepto principal de esta centralidad obrera (diferente con respecto a la marxista, pero menor de lo que comúnmente se cree), era la sombra del Partido. Durante mucho tiempo el movimiento anarquista ha actuado mediante la organización de síntesis, que es, en definitiva, como un partido.
No todo el movimiento anarquista, pero sí sus formas organizativas.
Tomaremos el ejemplo de la FAI (Federación Anarquista Italiana). A día de hoy es una organización de síntesis. Esto significa que se basa en un programa, el cual se decide en Congresos, el momento central de actividad. En éstos se analiza la realidad exterior desde el punto de vista del “centro” (organización de síntesis), resultando la síntesis entre la realidad exterior del movimiento (que es la realidad revolucionaria) y la realidad específica del movimiento anarquista.
Por supuesto, muchxs compañerxs podrán objetar que estas apreciaciones son demasiado generales, pero no podrán negar que la mentalidad que surge mediante la relación de síntesis que una organización anarquista específica establece con la realidad exterior del movimiento, es, en el fondo muy cercana a la mentalidad del “partido”. Buenas intenciones no son suficientes.
Esta mentalidad ha muerto. No solamente porque muchxs compañerxs jóvenes que buscan y abren relaciones informales con el movimiento revolucionario, también, siendo más importante, ésta ha muerto en la misma realidad social.
Si las condiciones de producción industriales hacían la lucha sindicalista razonable, ya fuese mediante los métodos marxistas, y de aquellas organizaciones libertarias de síntesis, hoy, bajo una perspectiva posindustrial y con una realidad que ha cambiado profundamente, la única estrategia posible para lxs anarquistas es la informalidad. Ésta se basa en los grupos de compañerxs que se une para objetivos precisos, en base a la afinidad recíproca, y contribuyen en crear estructuras de masa siendo ellos mismos parte de estas, mientras construyen condiciones mínimas para transformar situaciones de simples disturbios en situaciones insurreccionales.
El partido marxista está muerto. El símil anarquista también. Cuando leo críticas que surgen de ecologistas que afirman que el anarquismo está muerto pienso que es una cuestión de lenguaje, de falta de habilidad para examinar los problemas y divergencias dentro del movimiento anarquista. Lo que está muerto para ellxs –y también para mí- es el anarquismo que piensa que puede ser el punto de referencia para la próxima revolución, que se reconoce en si mismo como una estructura de síntesis capaz de generar múltiples formas de creatividad humana dirigidas a la ruptura de las estructuras estatales de consenso y represión. Lo que está muerto es el anarquismo estático de las organizaciones tradicionales, basado en reclamen mejores condiciones y reformas, y por supuesto metas cuantitativas. La idea que la Revolución Social es algo que necesariamente surge de nuestras luchas planificadas se ha comprobado que es falsa.
El determinismo está muerto, y la blindada ley de la causa y el efecto con él. Los principios revolucionarios que nosotrxs empleamos, incluyendo la insurrección, no necesariamente liderarán una revolución social. El modelo causalista que quieren lxs positivistas del último siglo en realidad no existe. La Revolución puede llegar a ser posible precisamente por esa razón.
Velocidad y multiplicación.
La reducción del tiempo en la transformación de datos produce la aceleración de las decisiones programadas que se tengan que hacer. Si el tiempo se reduce a cero (lo que en electrónica se llama “tiempo real”), las decisiones programadas no sólo se habrán acelerado, también se habrán transformado. Llegando a ser cosas diferentes.
Por la modificación de proyectos, elementos de la inversión productiva también son modificados, traspasando ellos mismos del capitalismo tradicional (principalmente financiero) al capitalismo del futuro (principalmente intelectual).
La gestión de lo diferente es uno de los fundamentales elementos del tiempo real. Mediante el perfeccionamiento de la relación entre políticxs y la economía se pone fin a las contradicciones producidas por la competitividad, por la organización consensuada y, más importante aún, por programar todo esto en la perspectiva en tiempo real, el poder estructural separa una larga parte de la sociedad: la parte de lxs excluidxs.
El fuerte incremento de la velocidad en las operaciones productivas será mayor que cualquier otra cosa que resurja en una modificación cultural y lingüística. Aquí reside el mayor peligro para lxs enghettizadxs.
Fin del reformismo, fin del partido
El partido está basado en las hipótesis reformistas. Éstas requieren una comunidad de lenguaje, puesto que si no carecen de interés. Lo que pasa con los partidos también se puede aplicar a los sindicatos. La comunidad del lenguaje se traduce ella misma en una clase de oposición fictícia que se caracterizaba por una petición de mejoras por un lado, y la resistencia a concederlas por el otro lado. Para hablar de algo se requiere un lenguaje en común con quienquiera que se quiera transmitir.
Ahora el proyecto represivo global está empeñado al rompimiento de esta comunidad. Y esto no se hace mediante las vallas de prisiones especiales, ghettos, ciudades satélites o grandes centros industriales, ya que, por el contrario, por una producción descentralizada, diferentes servicios, aplicamiento de principios ecológicos en la producción, todo eso materializa en la mayor y absoluta segregación de lxs excluidxs. Esta segregación será obtenida por la progresiva eliminación en ellxs de un lenguaje que antes poseían en común con el resto de la sociedad.
Conseguido el objetivo, no tendrán nada que decir.
Lxs excluidxs sin voz.
En una era que podía ser definida como industrial, el consenso estaba basado en la posibilidad de participar en los beneficios de la producción. En una era donde la capacidad del Capital para transformarse es prácticamente infinita, el dúo Capital / Estado requiere de un lenguaje propio, separado e inaccesible a la comprensión que en esta nueva perspectiva tienen lxs excluidxs.
La inaccesibilidad del lenguaje dominante llegará a ser aún más efectiva en referencia a la segregación que en los tradicionales confines del ghetto. El incremento de dificultad en lograr y alcanzar el lenguaje dominante, gradualmente, logrará que llegue a ser absolutamente “otro” lenguaje. En el momento en que desaparecerá de los deseos de lxs excluidxs y permanecerá ignorado por ellxs, en ese momento, lxs incluidxs serán “lxs otrxs” para lxs excluidxs y viceversa.
Este proceso de exclusión es esencial para el proyecto represivo. Conceptos fundamentales del pasado, tales como la Solidaridad, Comunismo, Revolución, Anarquía, basaban su validez en el común reconocimiento del concepto de igualdad. Pero, para los miembros del castillo de “guerrerxs Teutonxs”, lxs excluidxs no serán personas, simplemente serán cosas, objetos que fueron comprados o vendidos de la misma forma que lxs esclavxs lo fueron para nuestrxs predecesorxs.
Nosotrxs no sentimos igualdad hacia un perro, ya que está limitado a ladridos, no puede “hablar” nuestro lenguaje. Podemos incluso tenerle cariño pero necesariamente sentimos que es “otro”, y a nostrxs no nos preocupa demasiado su mundo, al fin y al cabo no estamos al nivel de ellxs, pero algo nos hace tener preferencia por un perro que nos dé obediencia, afecto o su fiereza hacia nuestrxs enemigxs…
Un proceso similar ocurrirá en la relación con todxs aquellxs que no sigan nuestro lenguaje. En este punto, no obstante, no debemos de confundir lenguaje con “Lengua”. Nuestra progresiva y revolucionara tradición nos ha hecho pensar que todas las personas eran iguales por encima o por debajo de las diferencias de nuestra lengua materna. Aquí estamos hablando del posible desarrollo represivo que privará a lxs excluidxs de cualquier posibilidad de comunicación con lxs incluidxs. Por la gran reducción de utilidad de letra escrita, haciendo que gradualmente se reemplacen los libros y los periódicos por imágenes, colores y música. Por ejemplo, la estructura del poder del mañana podría construir un lenguaje encaminado a dejar a lxs excluidxs aislados. Entonces éstos, a su vez, podrían crear un diferente, a la vez que creativo, tipo de reproducción lingüística, pero siempre con sus propios códigos lo suficientemente diferentes con respecto a los códigos de lxs incluidxs, dejando cualquier posibilidad de entendimiento entre ambos mundos como algo imposible.
El reformismo está, por lo tanto, en un periodo de muerte agónica. No será durante mucho tiempo más el catalizador del descontento, porque sencillamente no sabrá que decir en un mundo que habrá dejado de serle comprensible o interesante.
Desarraigadxs del lenguaje de lxs incluidxs, también estarán desarraigadxs de la nueva tecnología. Sin embargo ellxs vivirán en un mundo “mejor”, más agradable, con nuevos conflictos apocalípticos, o eventualmente, menos tensiones de tipo económico. Pero, pese a todo, incrementaran paulatinamente una tensión irracional.
De algunas áreas periféricas del planeta, el proyecto capitalista de explotación podrá encontrarse con obstáculos de naturaleza étnica o geográfica, pero las áreas más centrales, en donde las divisiones de clase son más rígidas, los conflictos de base económica decrecerán a favor de conflictos de naturaleza irracional.
En sus proyectos de control lxs incluidxs generan un consenso para reducir las dificultades económicas de lxs excluidxs, y también dispondrán del control tecnológico gracias a su prefabricado y parcial lenguaje. Podrán dar una vida materialmente mejor a lxs excluidxs, pero no podrán hacer nada frente a estallidos de violencia irracional que surgirán desde diferentes espacios como la atmósfera mortífera del ghetto.
Por ejemplo, en el Reino Unido siempre se está un paso adelante en el desarrollo de los proyectos represivos del Capital, y precisamente se puede ver el inicio de esta tendencia. El Estado no tiene garantizada su supervivencia, ya que tiene una inmensa masa de la población en la pobreza y el desempleo, pero los disturbios que regularmente surjan –especialmente entre lxs Indixs- y que conocemos, especialmente entre lxs jóvenes, son cada vez más significativos pese a no representar aún una amenaza auténtica, sin embargo estos sectores empiezan a sentirse fuera del Sistema, de “los Otros”.
Del disturbio irracional a la insurrección consciente.
Los movimientos de masa que dan la impresión a muchxs compañerxs actuales de ser peligrosos y –en su opinión- inútiles, son, en verdad, los signos de las luchas que en el día de mañana llegarán. Hoy mucha gente joven no tiene la capacidad para evaluar la situación en que ellxs mismxs estarán en el futuro. Desprovistxs de una mínima cultura que la escuela supuestamente debería dar, bombardeadxs continuamente con mensajes cargados de violencia gratuita, ellxs llevan la semilla de millares, irracionales y espontáneas rebeliones, y desprovistas de objetivos políticos en los que las generaciones pasadas creían ciegamente.
Los “lugares” y las expresiones de estas explosiones colectivas variarán mucho, las ocasiones también. En cada caso, sin embargo, ellxs están trazando la intolerancia de la sociedad, causada por el mortal control realizado por el Capital, el Estado y sus secuaces.
Hay que replantearse muchas cosas en las ideas tradicionales que tenemos y que en muchos casos creen en una Revolución sin movimientos de masa. No es una cuestión para tener miedo, pero debemos de pasar a la acción correcta antes de que sea demasiado tarde. Grandes fuentes de material están ahora disponibles en técnicas de insurrecciones conscientes –yo mismo he aportado mi grano de arena en la cuestión- para aquellxs compañerxs que aún están en la superficialidad, con ideas inconclusivas y sin las cosas claras.
Brevemente, me reafirmo en el hecho de que el método insurreccional sólo puede ser aplicado por las organizaciones anarquistas informales. Ya que éstas son capaces de establecerse y participar activamente en el funcionamiento de las estructuras de base (organizaciones de masa) que tengan claro el principio de atacar y destruir el mundo establecido, aplicando los principios de la autogestión, lucha permanente y acción directa.
Traducido por el Ateneo Libertario Besós (BCN)
Texto extraído del libreto “From Riot to Insurrection” editado en los 80 por Elephant Editions