Autogestión campesina en Chicauma (1970/71)

LA-VOP

Experiencia bastante desconocida de aquel periodo -en la que se involucra la VOP– de la cual se desprenden diversas y valiosas lecturas.

En primer lugar, se expresa nítidamente el carácter social-demócrata y represivo del proyecto estatista de la UP, en el que el MIR, como se deja ver también en este relato, era un apéndice “radical”, participando directamente en la cacería de los miembros de la VOP. Por supuesto, también se entregan más elementos para conocer la historia de este último grupo, que poco a poco comienza a salir del olvido o de las descripciones que hicieron del mismo las distintas fracciones de la izquierda del capital. En este sentido, también esta experiencia contribuye de antemano a evitar una posible mitificación de los “vopistas”, a la vez que plantea concretamente la contradicción entre la acción armada dirigida contra determinados individuos y la posibilidad de desarrollar “experimentos” de vida comunitaria, que intentan desarrollar desde ya relaciones comunistas que, por lo general en la “izquierda”, son dejadas para después de la revolución (que se suele entender como meramente política). Hoy, cuando una perspectiva antidesarrollista del proceso revolucionario se hace más robusta, cuando cada vez queda más claro que el proyecto comunista/anárquico no se reduce a la autogestión obrera del mundo existente, sino que constituye su negación radical y su superación por una comunidad humana esencialmente distinta a la actual, esta pequeña y breve experiencia merece ser conocida y reconocida en su lucidez, sin dejar por ello de ver sus límites. Porque mientras toda la social-democracia criolla se embarcaba en la construcción del progreso a base de industrialización y tecnologización (la “vía chilena al socialismo”), obedeciendo a las exigencias del capital con un discurso aparentemente crítico, desde la misma clase hubo brotes de crítica/actividad radical que intentaron desarrollar algo distinto.
“Boinas o chupallas, ametralladoras o arados”
Sólo seis meses alcanzó a durar la experiencia comunitaria de los campesinos de Chicauma, en la localidad de Lampa. Pocos días después del asesinato del ex ministro del Interior, Edmundo Pérez Zujovic, los militantes de la VOP que asesoraban el experimento social, fueron encarcelados. A la docena de familias campesinas que participaron entusiasmadas, se les arrebató las 1.800 hectáreas que se habían tomado en diciembre de 1970. Para Alejandro Villarroel, principal impulsor del intento kibutziano, el fenómeno, más allá de su traumático final, es digno de ser analizado seriamente, por lo que “la caricaturización hecha por el programa Mea Culpa (1995) del canal nacional -afirmó-, constituiría una forma de rebuscar el pasado sobre la base de falsedades”. 
 
En el paradero 18 de la Gran Avenida existió, durante seis meses de 1970, una comunidad urbana. Estaba compuesta por las casas-quinta del barrio, y el lugar de reunión era la vivienda de Alejandro Villarroel. Como no lograron instalar talleres productivos ni realizar cultivos, se disolvió. Empapado por las ideas comunitarias del filósofo Martin Buber, Alejandro comenzó a buscar un grupo de personas decididas a embarcarse en el proyecto de crear un kibutz a la chilena.
“Primero -recuerda Villarroel- convencí a los vopistas. A la VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo) le interesaba, seguramente, porque era un grupo que estaba funcionando en Santiago y no tenían un frente campesino. La VOP era un revoltijo. Ronald Rivera Calderón -su líder- se definía como marxista, leninista, guevarista, trotskista y maoísta. Según él, de cada uno de estos pensadores pescaba lo mejor, lo más interesante que pudieran tener. No tenía una posición sectaria. Había sido comunista, y se marginó con todo un grupo de gente, una base del partido de Ñuñoa. Ese es el origen de la VOP. Cuando yo le propuse a Ronald la idea de irnos al campo -él ya había oído que estábamos viviendo en forma comunitaria en mi barrio- le pareció interesante, porque, justamente, en el campamento donde los vopistas tenían una base (no sé si era el 26 de Julio, o uno de esos campamentos que armó el MIR -Movimiento de Izquierda Revolucionaria) estaba Chandú, que había nacido en Chicauma y sabía que el fundo estaba botado. Fue un encuentro, una coincidencia”.
¿Cómo se dio el proceso de la toma del fundo y el inicio de la comunidad?

Llegamos al fundo, y hablé con un ex comunista, Pablo; él juntó a los campesinos… Tomé la palabra y les conté a qué íbamos: “tenemos este proyecto; juntarnos en una experiencia comunitaria, para ver si es factible, etc… Consistiría en que partimos con un comedor común. Ustedes viven por aquí y por allá; más adelante irán trasladando sus casas en la medida de que les parezca, cuando quieran…”

Era un fundo enorme de grande, en que los campesinos estaban ubicados de acuerdo a los intereses de vigilar antiguos cultivos. Estaban repartidos, a cinco kilómetros uno, a tres kilómetros más acá otro, por acá otro… totalmente aislados, sin electricidad. Había como 15 familias en total dentro del terreno.

En las primeras reuniones estuvo un hombre de derecha que dijo que íbamos a fracasar; que no creía en ningún socialismo, en ninguna utopía ni en ninguna cosa. Tengo la impresión que dos familias se marginaron, por miedo, porque hablamos inmediatamente de que nos íbamos a tomar el fundo.

Cuando el fundo era de una persona, no era tan fácil expropiarlo en esa época, pero si era de una sociedad agrícola y lo tenían sin cultivo, totalmente abandonado -que era el caso de Chicauma-, era el fundo más fácil de tomar de todos los que habían en la… me parece que era la cuarta zona de Reforma Agraria. No había ninguna objeción de tipo legal.

La VOP tenía experiencia en hacer tomas; había que llevar una bandera, hacer una declaración escrita a máquina, que se entregara una copia a Intendencia, otra va a Carabineros, y la otra iba al Ministerio de Tierras, a la Cora (Corporación de Reforma Agraria), al Indap (Instituto de Desarrollo Agropecuario), qué se yo… Eso los campesinos no lo sabían; ellos habían pensado tomarse el fundo, y no encontraron respaldo de nadie, ni de los partidos, ni de organismos estatales. Éstos no lo habían apoyado porque requería demasiada inversión. Según cálculos que ellos hacían, eran necesarios 360 millones para echar a andar el fundo. En esa cantidad enorme de dinero estaba reponer los tendidos de alta tensión; lo único que quedaba arriba de los postes eran los transformadores, que, como son muy grandes, no los pudieron robar; lo demás se lo habían robado todo.

Y empezamos con la olla común. Con la toma partió una fogatita con ladrillos y dos fierros, y un tarro con café. Ese fue el inicio del comedor común. De ahí para adelante jamás faltó la comida. Una cosa curiosa: en cuanto nos tomamos el fundo, nos llegaron de regalo sacos de papas, 50 zapallos, sacos de choclos; después nos regalaron sandías. No sé, la gente corrió la voz, la noticia se difundió…

Hubo gente de Santiago en carpa. A mí los campesinos me cedieron un ranchuco ahí al lado de la casa de Pablo. Era verano, así que construimos una ramada grandota, al lado de un cementerio indígena. Ahí en la ramada vivió un montón de gente, en sacos de dormir. Había gente que había traido incluso sus camas.

Pero, mi impresión es que la gente de Santiago no… me parece que la idea de toda la juventud de la VOP era más bien guevarista, la idea de guerrilla y de combate. No estaban síquicamente capacitados u orientados o plásticos, como para pensar en que era importantísimo un modelo. Cuando llegaron los vopistas ya iban disfrazados de Che Guevara. Yo les dije: “oye, aquí no vamos a hacer la revolución cubana, vamos a hacer la revolución chilena”. Así que yo decidí comprar chupallas, y llegué con 15 ó 20; a cada uno le enchufé una y los disfracé de chilenos…

Yo no sé si es que es fatal que tiene que haber guerra, pero lo más importante en una transformación social es que la gente sepa hacia dónde se dirige el mundo. Yo considero una importancia enorme a un modelo de lo que debiera ser. Esa es idea de Buber, no es idea mía.

La toma fue en noviembre o diciembre del año 70. La VOP hizo regalos a los niños para la Pascua. Ronald llegó con un saco de juguetes. Era tal la pobreza, que los niños pobres usaban ropa de sus hermanitas; niñitos de siete a doce años, con faldita. Así que les compramos ropa. A raíz de eso, justo llegó un interventor del gobierno, cuando estábamos repartiendo prendas de ropa nueva, y el tipo me dijo: “oye, ustedes son de la VOP o del MIR”. “Por qué”, le pregunté yo. “Y de adónde sacan plata para comprar esa ropa”, agregó. “Para qué preguntai leseras”, le respondí. El hombre era del Mapu (Movimiento de Acción Popular Unitaria) y dejó el trabajo.

Entonces nos mandaron un democristiano, que no se puso a investigar de dónde salía el dinero, y que estaba muy contento con nuestro trabajo. Después de que les compramos ropa a los niños, yo los matriculé, y los llevaba todos los días desde el fundo hasta el pueblo de Lampa.

Como curiosidad, era tal la miseria en ese fundo, que cuando llegó la policía -nosotros estábamos pensando que iban a llegar a balearnos-, nada, la policía nos felicitó, y el propio jefe del cuartel de policía de Lampa, sargento no sé cuánto -El Tiburón le decían- nos regaló cinco mil pesos de su bolsillo, que era harta plata. Hasta la policía estaba de acuerdo con la toma del fundo de Lampa, porque estaba abandonado hacía varios años, sin cultivo; la gente sabía que había miseria horrible, se habían robado los tendidos eléctricos, se habían robado las bombas de pozo profundo, era una catástrofe la cuestión.

Era el único fundo que ni Frei ni Allende incluyeron dentro del proyecto de reforma agraria. Lo dejaron al lado por ser demasiado pobre, cuando en un proceso revolucionario justamente es el primer fundo que debiera haberse puesto en recuperación; un fundo que desesperadamente necesitaba la presencia de técnicos y de inversión para poder echar a andar todo eso.

Chicauma -ubicada a 35 km al noroeste de Santiago- es un microclima excepcionalmente favorable. Como está ubicado entre cerros, tú puedes cultivar cosas que en otros lugares no se dan. La tierra, sin duda fue buena, pero está erosionado. Ahí la erosión era más bien eólica; no había problema de erosión hídrica, salvo en los cerros, pero en el plano la erosión era… se armaban torbellinos todos los días, había un ventarrón fenomenal.

La municipalidad nos dio el derecho a cobrar peaje rumbo al Taco, porque dentro del fundo había un balneario; cobrábamos un peso por persona. Como pasaban muchos buses durante el día al Taco, juntábamos harta plata… Fue un río, ahora está seco. Era un hilo de agua, que, como le pusieron un taco de barro, se hizo una posa, y la gente iba a bañarse ahí.

Una de las cosas curiosas fue que, cuando iniciamos el proyecto, quienes estaban de acuerdo absolutamente eran los adultos -yo pienso que en razón de la miseria en que ellos estaban en ese momento-, y había rechazo de los adolescentes. Y este amigo mío, Jochimil, cambió radicalmente el asunto. Al final, en los últimos meses, eran los jóvenes los que participaban con más agrado en el trabajo comunitario. Los campesinos más viejos siempre trabajaron, pero fue Jochimil el que volcó el asunto. Cuando yo llegué los muchachos tenían interés solamente en comprar bicicletas, ropa, cosas típicas de los jóvenes. Tal vez querían ir a bailar, pero, como no había electricidad, quizás ni música habían escuchado. Eligieron una directiva. Ellos eligieron, como campesinos, a las personas que iban a dirigir, y eligieron a uno de ellos como presidente, a un tesorero y a un secretario; los tres eran campesinos de Chicauma.

La gente de Santiago… Participaron, algunos un tiempo más, otros un tiempo menos. Hubo gente muy interesante ahí metida. Estuvo Víctor, el que llamaban tesorero de la VOP, estuvo conmigo varios meses. Víctor, donde se metía era un hombre excelente, muy cariñoso con la gente; quiere mucho a la gente pobre, es muy trabajador, muy sociable, con él no tuvimos ningún problema.

Hubo una cantidad de gente joven de la VOP, universitarios; hicieron un trabajo muy bueno en enero y febrero, que es cuando ellos tienen vacaciones, porque después tienen que continuar sus estudios en Santiago, así que se fueron.

Estuvo una cantidad enorme de gente de la VOP. Estuvo un argentino; no sé por qué razón mandaron un japonés que no hablaba español, que se presta para pensar que era agente del imperio del sol. Es posible que haya sido un error mandarme un par de personas que no funcionaron en absoluto en el campo. Uno de ellos era Alex. Cuando hicimos la toma, participó gente de otras organizaciones; participó gente del grupo de Conejo, y no me acuerdo de qué otro grupo más. Hubo ahí gente de visita, por uno o dos días gente de todas partes. Y llegaron periodistas además.

¿Existieron diferencias entre los campesinos y los asesores? 

Yo estaba como asesor; nunca me dieron un cargo. Me tenían mucho aprecio. El único conflicto que tuve con ellos fue cuando ya teníamos la semilla; yo tenía dos sacos de pepas de almendra amarga, porque en los faldeos, como no hay agua, ibamos a hacer un criadero de almendros para injertarlos con durazno o con ciruelo, y el almendro te da quince metros de raíz. El almendro encuentra agua donde otros árboles se mueren. Pensábamos poner frutales en un sector, arriba montes, tal como fue siempre, pero en el faldeo, cerca del plano, pensábamos poner árboles frutales diversos, en patrón de almendro. Teníamos las semillas de almendra, teníamos el trigo para sembrarlo, y yo les dije: “necesitamos más gente”.

Teníamos 1.800 hectáreas, era un fundo inmenso. Y los campesinos me dijeron: “no compañero, que ahí en Lampa los hombres que están cesantes son todos borrachos”. Yo creo que no eran todos borrachos; el problema es que los campesinos estaban pensando: “cuando cosechemos el trigo, si tenemos que dividirlo entre diez o entre 20, nos toca menos a cada uno, o vamos a ser menos ricos en forma comunitaria. Yo creo que es el egoísmo el hecho que ellos no querían que viniera más gente.

Yo les dije: “bueno, a ustedes les consta, yo vendí mi casa para ese dinero aportarlo aquí a la comunidad. Me parece que tenemos unas tierras inmensas de grandes, en que es factible reforestar, es factible recuperar los suelos, es factible producir, y somos muy poca gente. Ustedes descubran de dónde sacan gente. Si ustedes dicen que los cesantes de Lampa son borrachos, acepto, pero ustedes descubran”. Y en ese caso uno de los campesinos me trajo a sus sobrinos para el fundo. Creció por ese lado. No logré convencerlos… porque ahí podríamos haber estado perfectamente 30 familias.

¿Fue posible construir algo en sólo seis meses? 

En seis meses, claro que es poco tiempo, pero es fantástico el resultado, porque se llegó a un nivel de comunidad absoluto; compartíamos todo. Y, en los últimos momentos, yo, prácticamente me pasaba como relacionador público, porque teníamos todos los días visitas de ingenieros y de agrónomos, y de economistas agrarios, venidos de Melipilla, de Valparaíso y de otros lados. Y ahí estar explicando lo que estábamos haciendo, y los planes, y nos sugerían una cosa, u otra cosa…

A diferencia del kibutz, la gente partía para arriba sin desayunar, que a mí me choca eso. Para mí lo lógico era haber tomado desayuno primero y después partir para trabajar. Se lavaban la nariz, dormían casi con toda la ropa puesta, yo creo que los zapatos se sacaban. Se lavaban la nariz y partían a trabajar, así que había que llevarles el desayuno para el cerro. Les llevábamos para arriba sandwich, café, té, y toda esa historia. Porque el afán de ellos era trabajar, trabajar y trabajar. Yo nunca me imaginé que campesinos chilenos totalmente ajenos a la política, pudieran tener esa respuesta frente a una experiencia comunitaria.

Punto uno; a mí me llamó la atención, que tanto la izquierda como la derecha ocultaron cuidadosamente qué cosa era Chicauma. Fue ocultado inmediatamente. Más aún, a raíz de la toma de Chicauma, a la semana siguiente apareció un decreto ley en el Diario Oficial, en que, a partir de esa fecha, se prohíbían las tomas de fundos, cuando la izquierda chilena había sido tomadora de fundos por tradición. En cuanto contraté a los vopistas como miembros del colectivo, éramos un asentamiento, según la ley, a la semana siguiente apareció en el Diario Oficial: “a partir de esta fecha se prohibe contratar personas extrañas a los predios”. Es decir, dos leyes hechas contra la VOP, así, pero precisas, al extremo de que… yo no fui el que andaba comprando el Diario Oficial todos los días, fueron los funcionarios del Indap los que me llevaban los periódicos para informarme de cómo iban saliendo leyes para impedir la repetición de este fenómeno.

Y lo que queríamos era montar modelos de un mundo ideal, esa es la idea de Buber. Yo no entiendo por qué razón, un gobierno que es de izquierda, se opone a que locos de la ciudad, junto con campesinos pobres del campo, monten modelos de como debiera ser. Es absolutamente lógico, prudente, e inteligente montar modelos de lo que es factible. Lo que no se puede es llevar al pueblo hacia una cosa que no está definida, hacia un mundo futuro que nadie sabe en qué consiste. Eso es gravísimo, y ese es uno de los argumentos que tenía la derecha para… porque suponían que íbamos rumbo a una repetición del estalinismo, con todas las agravantes horribles… es un fascismo de izquierda el estalinismo, tan fascismo como el que después impuso Pinochet o el que tenía Hitler, en que te sacan a media noche de la casa, en un auto sin patente, y después desapareces.

En la televisión (programa Mea Culpa de TVN) aparece como un campo de entrenamiento militar. Yo hubiese querido que fuéramos tan ordenados y disciplinados… porque ahí mostraron un entrenamiento tan bueno como el que hacen los milicos aquí en Santiago, en la Escuela Militar. Es absolutamente absurdo. Obviamente todos los grupos, cuando andaban en el campo, tiraban balas, pero le tiraban balas a un tarro o a una botella, pero no hubo en absoluto entrenamiento militar. Mi preocupación estaba absolutamente centrada en producir.

¿Qué cosas se producían en la comunidad campesina? 

Se producía… Primero, leña de litre, después se produjo carbón de litre, y, después, tierra de hoja. No hubo otro tipo de producción. Ellos tenían, individualmente, Pablo, me parece que dos o tres animales. El papá de Pablo tenía otros dos más. No pusimos una norma rígida, como ocurre en el kibutz, en que todos aportan el total de su patrimonio, eso no lo pusimos como una obligación.

Incluso, era lógico a los campesinos entregarles una cantidad de dinero, porque el campesino chileno, si tiene plata en el bolsillo, entonces él es un hombre con éxito. Si no tiene dinero es un fracasado, es una mujer; pierde su condición de macho si no tiene dinero en el bolsillo. Ellos no necesitaban dinero, porque como en forma colectiva traíamos cigarrillos, comprábamos azúcar, harina, tomates, aceite, cuanto diablo… pero, se le asignaba a cada campesino un poco de dinero por razones sicológicas.

En cambio, los muchachos nunca pidieron dinero para andar trayendo en los bolsillos, andaban simplemente, para arriba y para abajo. Si alguien necesitaba dinero, porque tenía que ir al pueblo a ver al dentista, sacaba dinero para ir a ver al dentista. En cierta medida copiamos al kibutz, y, en cierta medida no lo copiamos.

Nos acomodamos a la cultura de ellos. Fundamentalmente a esa cuestión machista de que hay que andar con plata en los bolsillos, aunque no la gastaban, porque no la necesitaban para nada. No hubo borracheras para nada, no hubo… salvo ese loquito que le pegó un corte a Pablo en el cuello, no tuvimos conflictos.

Y establecimos cambalaches con los otros fundos de los alrededores, que también eran asentamientos. Empezamos a hacer trueque con el asentamiento de O’Higgins. Les regalamos leña y ellos nos regalaron cajones de tomates. Y ese asentamiento estaba controlado por los democristianos. No pusimos objeción a que eran democristianos, a que la señora Ana es momia, nada, nada. Y en el fundo nuestro teníamos un comunista, Pablo, que había sido dirigente de la Juventud Comunista, y el presidente de la directiva de Chicauma era el presidente de la juventud democristiana de Lampa; ese es un dato curiosísimo e interesante. El conflicto mental para mi pobre amigo Carmelo debe haber sido fenomenal, porque probablemente, como democristiano tenía cariño por Pérez Zujovic, me imagino. No supe qué pasó.

Yo pensaba que en un proceso nacional, en un proceso social, es factible que el hombre cambie su trato que tiene con la naturaleza. Llegué a una preocupación de reforestar, y, curiosamente, esa es una contradicción clarísima del fenómeno VOP allí en Chicauma; es que empezamos a desforestar, porque hacíamos leña con los litres, y después hacíamos carbón.

Y, después, en una oportunidad en que yo tuve que venir a Santiago -estuve dos o tres días fuera del fundo- me encuentro con que están felices vendiendo tierra de hoja, tierra de litre, que se la llevaban en unos camiones inmensos, y, obviamente, rumbo a los jardines del barrio alto. Y los campesinos estaban encantados, porque era mucho más fácil recoger tierra de litre, que es livianísima, y muy hermosa y muy limpia, que estar picando litres que producen sarpullidos.

Lo importante es que si tú mirabas el fundo, después que llegamos nosotros, obviamente había menos árboles que antes. Teníamos cuidado sí de dejar un renuevo, nunca cortamos del todo un árbol. Pero tú pelas, de todas maneras pelas. Entonces, cuando cae lluvia, si no hay árboles, produces más erosión, porque el agua golpea el suelo y hace correr toda la materia orgánica que haya y las micropartículas que queden, porque ya hay una erosión en todo ese lado.

Teníamos un plan para aplicar ahí en Chicauma. Era cultivo de cebada y trigo, con un método ultramoderno que estaba siendo probado por la FAO. La FAO tenía unos proyectos de agricultura allá en la India, y esos íbamos a aplicarlos aquí en Chicauma. Que tengo la impresión que tiene que ver con parar la erosión mediante curvas a nivel; arar ya no en forma recta como se suele arar, sino que arar considerando los desniveles del suelo, y tiene que estar además…

Es tal el interés que despertó Chicauma, que incluso el Ministerio de Obras Públicas había decidido hacer investigaciones de pozos subterráneos en Chicauma, para ver si encontraban unas napas subterráneas mejores de las que tenían, porque habían tres pozos, de los cuales uno solamente era bueno, y los pozos son carísimos. El Ministerio de Obras Públicas dispone de un ítem destinado a la investigación. Ellos para apoyar el proyecto de Chicauma, iban a hacer unos pozos en distintos lugares para ver si encontrábamos una napa buenísima capaz de regar, quizás 200 hectáreas.

Fui tan rematadamente imprudente, que yo pensaba que si había que arar la tierra, y el Servicio Militar del Trabajo tenían tractores disponibles, ellos deberían hacerlo, yo no veo por qué no. Y vine acá al regimiento no sé cuanto, que es del servicio militar del trabajo, hablé con un coronel que me recibió con mucha amabilidad; le conté el proyecto utópico de Chicauma. Le pareció muy interesante, revisó su cuaderno, y tenía comprometido todas las máquinas hasta el fin del año. Así que, absolutamente, no disponían de material, de máquinas con qué ayudarnos. Si me hubieran ayudado los milicos, yo creo que habría sido descomunal el problema, para el coronel, que lo podían dar de baja por tonto, me llevan a mí por… o de otra organización de izquierda me habrían dicho que yo soy agente de la CIA, que cómo estoy metido con los milicos.

Para mí lo importante era sembrar, porque el espíritu estaba… Para mí lo más difícil era la atmósfera comunitaria, y esa se logró. Lo que faltó fueron medios, medios para ir a apoyar económicamente una experiencia comunitaria boicoteada desde el Estado.

Yo le fui a pedir ayuda a unos curas, que estaban con una escuela agrícola a la entrada de Lampa, y se negaron a ayudarme, eran curas italianos. Era una colonia de curas italianos que le enseñan agricultura a los jóvenes. Ellos tienen máquinas ahí, podrían haberme ayudado, pero no quisieron ayudarme. No se me ocurrió ir a un asentamiento vecino a ver si nos podrían haber ayudado.

Cuando yo le dije a Ronald que teníamos que sembrar, me dijo: “Y cuánto cuesta eso”. “18 millones”, le contesté. “Ah, pucha -expresó-, con esa plata me compro dos ametralladoras”. Ronald tenía una obsesión de que lo que teníamos que hacer era prepararnos para un enfrentamiento. Todo el dinero invertirlo en armas y municiones.

¿No era contradictorio estar, al mismo tiempo, desarrollando un modelo de vida, y, paralelamente, efectuando acciones de muerte?

A raíz de la muerte de Edmundo Pérez Zujovic se desató una caza de brujas de horror, en que participó el MIR, el partido socialista, los ELeNos (Ejército de Liberación Nacional). Yo creo que la FAR, uno de los pocos grupos pro chinos que había en esa época -no sé cómo se llamaban- fueron los únicos que no participaron en la cacería de vopistas.

En junio de 1971 murió Ronald y el proyecto de crear un kibutz “a la chilena” se derrumbó…

El primer viernes después de la muerte de Pérez Zujovic. Yo pasé para allá el día jueves, pasé en un bus Santiago-Lampa, entremedio de un cerco de policía y militares armados, con chalecos antibalas. Pasé rumbo a Chicauma; me habían propuesto que arrancara. A mí me parecía absolutamente imposible arrancar en esas circunstancias. Habría sido horrible arrancar. Y yo, personalmente, cuando ocurrió la muerte de Pérez Zujovic, estaba en el campo, y vine a averiguar a Santiago qué había pasado. No encontré a nadie. Me devolví a Chicauma y pasé entre medio de una jauría inmensa de policías y militares, y me bajé antes de llegar al pueblo de Lampa.

Me bajé en el río, y me fui caminando por el cauce del río seco. Por detrás llegué al fundo, porque la policía me andaba buscando por todos lados… andaban buscando a un tal Alejandro Villarroel. Los campesinos no sabían, porque a mí me conocían como Alonso Carvajal Pardo, que son los segundos apellidos de mis abuelas. Y me dijeron: “mira, andan buscando a un tal Alejandro Villarroel. Ahí está el vehículo, ahí están los tiras buscando”. Esa noche dormí igual que todos los días en el fundo, y a la mañana me sacaron de la cama, a las seis, siete de la mañana. Probablemente alguien informó que yo estaba durmiendo allí. Habían 60 personas con ametralladoras, para ir a sacarme de ahí, preso.

De Santiago solamente quedaba Jochimil y su mujer.

Cuando se produce la muerte del comerciante Don Raúl, en donde estuve involucrado yo y otros amigos míos, yo lo lamenté terriblemente, porque ese fue el inicio del fin. A raíz de la muerte de Don Raúl, apareció la foto de Ronald en los periódicos, y Ronald entró en una… tengo la impresión, en una situación personal desequilibrante, de estar perseguido, y que se empieza a pensar ya no evaluando la realidad tal cual es.

Yo veo que el asunto Pérez Zujovic es como el resultado de una situación que era generada por la crisis de estar perseguido. Esa es mi impresión, porque el resultado fue que la organización fue diezmada, perdimos cuatro compañeros, el fundo Chicauma se fue al demonio. Los campesinos que estaban en la directiva fueron expulsados del fundo, cosa que es gravísima a mi modo de ver, porque ellos no sabían nada del asunto VOP, no sabían que éramos de la VOP, y expulsarlos como cómplices de terroristas de izquierda fue una torpeza, una barbaridad.

Y parcelaron el fundo, inmediatamente, lo convirtieron en propiedad privada, que es el destino final de los asentamientos. Los asentamientos eran un proceso que al final iban a terminar en el reparto del fundo, convertidos todos en pequeños propietarios. Ese era el proyecto de reforma agraria, que echó a andar Frei…

En cambio, la tendencia marxista es la granja del Estado, la enorme granja del Estado, que se repitió en Cuba, y que se repitió de nuevo en Nicaragua; un fracaso completo, total, absoluto. En Nicaragua es de horror. Yo estuve trabajando dos años para el gobierno noruego en Nicaragua, y conozco al dedillo el descalabro de esa revolución.

Cuando caí preso, estaba muy, muy enojado con los vopistas, muy molesto, porque sentí que estábamos traicionando a los campesinos, que habíamos defraudado la ilusión de gente pobrísima. Cuando yo venía preso hacia Santiago en un auto del GAP, pasó hacia Chicauma una de esas máquinas inmensas, que son las que perforan los pozos. Terrible para mí; todo ese proyecto se iba al diablo.

¿Hubo alguna discusión en la VOP sobre el trabajo que estaban realizando con los campesinos? 

Yo, al menos, no participé nunca en un Congreso. Interesante dato: propuse dos o tres veces, cuando tuve conflictos con gente de la VOP, que hiciéramos un congreso para discutir el trabajo campesino. “Discutámoslo, conversemos, veamos en qué punto estamos, cuáles son los compromisos que hemos tomado con los campesinos. Revisemos lo que hemos hecho. A lo mejor les parece mal lo que estamos haciendo, pero díganlo”. Desgraciadamente no tuve respuesta. No sé si por dejación, o porque ya tenían ese elemento que se metió -me dicen que Gonzalo Toro habría llamado a Ronald para conversar y decirle que lo que estaban haciendo era un absurdo.

Entrevista aparecida en Elciudadano.