Plabras de Hans Niemeyer a 5 años de la muerte del compañero Mauricio Morales

mientrasnobrille

Reciban en primer lugar un afectuoso y cariñoso abrazo a todos y todas las presentes, desde la prisión y la celda en que me encuentro. Aunque ustedes están allá y yo me encuentro detrás de toneladas de cemento y rejas, mi corazón está con ustedes… en este día, en esta noche.

¿Cómo recordar a Mauricio a quien no conocí personalmente? ¿Qué se puede de su vida, de su entrega y la forma trágica en que se fue? Sé que para algunos habrá que remarcar el aspecto combativo de la muerte de Mauricio. En efecto, se fue en acción, con la mente, la mirada y la decisión fija en el enemigo. Pero yo no dejo de pensar en un aspecto más sentimental, si se quiere. El cariño de Mauricio, la generosidad de Mauricio, el amor de Mauricio. Porque, seamos honestos, lo que pasó fue terrible. Las vidas que no vivió, porque quedó marcado para siempre por la forma en que se fue. Se dirá: es la vida de combate que escogió… y es cierto.

Pero antes, antes, años antes fue otro Mauricio, Mauricio niño, Mauricio hijo, Mauricio hermano, Mauricio escolar, Mauricio y su primer amor, Mauricio adolescente, Mauricio frente a las armas y las opciones que finalmente fueron las definitivas. También el Mauricio que no alcanzó a ser porque se fue en el enorme fogonazo de esa noche aciaga… golpeado por la misma arma que portaba, consumido por el fuego y el viento infernal del artefacto explosivo que manipuló. Disculpen el ánimo un poco desalentador, un poco cabizbajo, un tanto escéptico, pero no dejo de pensar en ese momento, esa fracción de segundo justo después del destello rojo en medio
de la noche del barrio Matta. ¿Alcanzaste a intuir lo que venía? ¿Pensaste en algo, Mauricio, tuviste algún recuerdo, algún último pensamiento o la vida se te fue así como cuando uno derrama un vaso de agua fresca y trata inútilmente de agarrarlo? ¿te arrepentiste, Mauricio, en ese instante postero de enfrentamiento con la muerte? Después del fulgor y justo con el trueno ¿Qué se le puede decir a la madre de Mauricio? ¿Qué pensará justamente ahora que se leen estas letras? ¿Sirvió su muerte para algo? Preguntas tramposas porque caben todas las respuestas, todos los si y todos los no posibles. ¿Qué sentirá la madre de Mauricio? Disculpen la pregunta y la impertinencia. ¿nos odiará a todos los que nos encontramos ahora reunidos? ¿Recordará sus primeros pasos, la caída en el patio, su vida infantil, sus juguetes de pequeño? ¿Qué nos dirán los amaneceres que no vio, el cepillo de dientes intacto, las noches y las lunas que se quedarán esperando, el hijo que nunca tuvo, la micro a la que nunca se subió, la bicicleta que se quedó también ahí, testigo mundo, herida de muerte? ¿Cómo será la celebración perpetua del enemigo, meando sobre la memoria de nuestros muertos, la amnesia e ignorancia de los ciudadanos colgados al fierro del bus, aferrados al control remoto, digitando en el iphone hasta la tendinitis, mirando extrañados ese nombre y esa sangre derramada de Mauricio Morales Duarte, no entendiendo jamás la entrega de esa vida, del combate al Estado y el capitalismo, del odio a los carceleros y el desenlace de una guerra donde el ganador está marcado de antemano?

Y, con todo, desde aquí saludo tu vida y tu entrega, tu generosidad, tu cariño. Mauricio Morales Duarte, caído en acción el 22 de mayo de 2009 portando un artefacto explosivo, Mauricio disfrazado de payaso jugando con los niños, lejos del santo, lejos del combatiente, lejos del asesino abyecto, Mauricio en la murga, Mauricio estudiante de La Academia, Mauricio en el foro, repartiendo volantes, sacando una revista, Mauricio en la biblioteca… Mauricio que se nos fue entre el humo y las esquirlas de una batalla que para nadie existe y que sin embargo será eterna.

Un beso a todos y todas en este día triste de conmemoración, pero que a pesar de todo espero sea cálido. Un abrazo.

Hans Felipe Niemeyer Salinas
Cárcel de Alta Seguridad/ UEAS
Santiago, $hile, Sudamerika
Mayo del 2014.