En medio de festines policiales y morbosidad periodística vemos claro al enemigo.

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Durante la madrugada del 25 de Septiembre, alrededor de las 1:00 AM, en Santiago Centro se produce la detonación de un artefacto explosivo que deja gravemente herido a Sergio Landskron Silva, de 29 años de edad.

La explosión producida en plena calle, alerta a vecinos y policías que llegaron casi inmediatamente al lugar. En esos momentos, Sergio Landskron se encontraba en el suelo ardiendo en llamas. Es ahí cuando vecinos intentan ayudarlo, tratando primero de sofocar el fuego para asistirlo, pero la policía impide que la ayuda se concrete, alejando a las personas y amenazándolas con ser detenidas en caso de intervenir.

Tras apartar a los vecinos, la policía rocía con extintores el cuerpo en llamas, para luego acordonar el área, mientras agonizante aún convulsionaba en plena calle. La policía vuelve a alejar a los vecinos que desesperados y a gritos intentan ayudar, carabineros argumenta que el herido habría alertado la tenencia de un segundo artefacto explosivo.

El Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) llega al lugar tras 20 minutos y se acerca impidiendo el acceso de la ambulancia, son ellos quienes revisan el cuerpo aún con vida, descartando otro artefacto. Finalmente y tras una hora recién recibe asistencia médica y es trasladado con custodia policial a un centro de salud, donde muere a las 3:40 de la madrugada.

Desconocemos las circunstancias que llevan a este fatal desenlace, no queda claro si estaba manipulando el artefacto, si lo encontró, si lo trasladó o si la detonación ocurrió mientras él pasaba por el lugar.

Entre toda la confusión y en base a la información que existe, se puede inferir que Sergio Landskron no adscribiría a ninguna idea/práctica anárquica, pero al momento de llegar al lugar, la policía si pensaba que era anarquista y fue tratado como tal.

A Sergio Landskron lo dejaron morir e impidieron que la ayuda se concretara, dejando a la vista el sadismo uniformado. Era preferible disfrutar de su agonía en lugar de saber que estaba ocurriendo, pasando incluso por sobre la “inteligencia” policial, obstaculizando la obtención de datos.

Como coartada médica, intentando blindarse ante posibles sumarios administrativas, señalan que daba lo mismo los tiempos de reacción de la ayuda ante el nivel de daño que presentaba el herido. Más allá de los argumentos técnicos, lo que esa noche se desató fue prolongar la agonía de lo que suponían: un anarquista agonizando en sus manos.

A ojos de la policía se encontraban ante el cuerpo moribundo de un anarquista motivando la venganza intentando saldar viejas cuentas aún pendientes con el entorno anarquista. Cuando depende de ellos extinguir o alargar la vida, no trepidan en su sadismo, sin duda acrecentado por el reciente clima de histeria antiterrorista construido desde el poder.

Estaba en las manos de la policía cobrar la revancha por la osadía de los compañeros anarquistas muertos o heridos en los últimos años, sin duda aquello permanece en el archivo del poder como una afrenta aún impaga.

Esa madrugada se desató la morbosidad, fotografiando el cuerpo aún vivo, para hacer circular estas imágenes a través de internet, mostrando su perversidad ante la idea de que se encontraban frente a un anarquista moribundo.

La burla y el festín hacia unx anarquista muertx se produce en la lógica de que está derrotado. Lo que no logran entender es que no hay derrota en la muerte de unx compañerx en acción, hay pérdida física, hay ausencia y un profundo dolor, pero nuestra lucha no es derrotada al momento de morir y eso que no entienden a la vez enciende su odio y desprecio.

No quedan tranquilos ante el recuerdo vivo y siempre presente de unx compañerx de acción, no soportan que siga viviendo en cada unx de nosotrxs pese a las cacerías en venganza. Detestan y aborrecen nuestra memoria.

En momentos de confusiones e información poco clara, en lugar de levantar y perderse en excusas y teorías de conspiraciones policiales, lo realmente importante es sacar lecciones: El enemigo nos quiere muertxs, y para conseguirlo pasara por sobre su propia legalidad e ideario humanitario.

Esta actitud no nos sorprende y no debiese sorprender a nadie más, es una clara muestra de lo posicionado que el enemigo está en la Guerra
Social…Esto debiese contribuir a abrir los ojos de quienes aun dudan del rol de los poderosos y sus lacayos.

A no perder el horizonte y la perspectiva de la guerra social. Ellos están en guerra, nosotrxs también.

Nada ha acabado, todo continua

Algunxs Anarquistas

Septiembre 2014

En medio de festines policiales y morbosidad periodística vemos claro al enemigo.