Masacre en Iguala, Guerrero. Contra el terrorismo del estado-capital. [México]

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Masacre en Iguala, Guerrero. Contra el terrorismo del estado-capital.

Agudizar y generalizar la Lucha Autónoma de nuestra clase

PD: Texto escrito antes de la brutal aparicion de los cuerpos de los estudiantes

La brutal masacre de los estudiantes normalistas en el estado de Guerrero no es ninguna casualidad, para nada un caso aislado, es una manifestación particularmente atroz del terrorismo generalizado que el estado-capital despliega sistemáticamente contra nuestra clase.

La violencia cotidiana del sistema capitalista, la “pobreza”, el hambre, la depresión, el trabajo, la lucha de todos contra todos, la desconfianza, el tedio, la incertidumbre de un mundo que no nos ofrece nada, donde somos reducidos a mercancías desechables, se sostiene a sangre y fuego, con el terror, con el miedo cotidiano que impone el estado con sus ejércitos y policías, su derecho, sus leyes, jueces, tribunales, y cárceles, para quienes atenten contra el mundo de la propiedad privada y la libre circulación de mercancías, y en particular para quienes desde distintos grados de conciencia asuman la lucha contra este mundo que ya no tiene nada que ofrecernos sino más miseriaInsertas en esta dinámica de violencia sistemática del estado-capital están estas muestras de brutalidad, como la masacre de Iguala, a las que sumamos Acteal, Aguas Blancas, el Charco, pero también Pasta de Conchos, en todas observamos el despliegue en formas particulares de terror que mas allá de “señalar responsabilidades” a tal sector o “nivel de gobierno”(municipal, estatal, federal), a tal sector de la burguesía(legal o ilegal, banqueros, “empresarios”, narcos, etc.), nos demuestran que esta violencia solo proviene de un lugar y que es encausada con un único fin, preservar el mundo de la propiedad privada y la producción de mercancías, el mundo del dinero, de la ganancia, a costa del sacrificio y la ofrenda de miles de vidas de proletarios (estudiantes, campesinos, obreros, “profesionales” y todas las comunidades que nos asigna el capital). No les asesinaron por ser “estudiantes”, les torturaron y les arrancaron la vida por ser como tú y como nosotros. Es una muestra de que no nos pertenecemos, de que nuestras vidas queramos o no, están sujetas a las necesidades de los amos en turno, ellos deciden cuando nacemos, como vivimos y cuando morimos.

Los medios de comunicación del poder harán todo lo posible por confundirnos, desde las estupideces que balbucean en los noticieros televisivos, hasta los “sesudos análisis” provenientes de la intelectualidad de izquierda del capital, todos coinciden en presentar estos hechos como un suceso aislado inconexo a la cotidianidad de nuestras vidas, los mas imbéciles justificaran los hechos, otros mas, nos hablaran de las “problemáticas de las Escuelas Normales”, de “la defensa de la educación pública”, “de la crisis de las instituciones” o del “estado fallido”, otros dirán que fue el narcotráfico, coludido con alguna instancia, secretaria o funcionario en particular, pero todos actúan bajo consenso para controlar el descontento, de no permitir que liguemos este conflicto a nuestros espacios, que lo abracemos como nuestro y que en nuestros espacios y tiempos y con nuestros medios generalicemos y agudicemos la guerra de clases, donde está claro que el estado-capital tiene carta abierta para violar, secuestrar y matar, ante la sumisión y el terror palpable entre nuestra clase, donde priva el miedo, desesperanza o la indiferencia entre los proletarios. Nuestro miedo al dolor y a la muerte está justificado por siglos y siglos de dominación y de terror, nuestra sumisión ante esa situación, no lo está.

Más allá del espectáculo del morbo, de las politiquerías y consignas izquierdistas que reclaman justicia a los mismos que les dieron muerte, más allá de que conmueva el hecho de saber e imaginar posibles escenarios de la muerte de los estudiantes, lo que debemos resaltar de este particular episodio, es que la lucha contra las condiciones miserables en las que vivimos necesita y exige la generalización de la guerra de clases en todos nuestros espacios, afirmando la perspectiva autónoma. Esto en contraposición a los llamados de la izquierda y la extrema izquierda del capital, de todos los profesionales de la política, de la organización y hasta de las armas, que hacen todo lo posible por conducir la lucha de nuestra clase y colocarse como representantes y delegados, reconociendo como interlocutor al estado-capital.

Los partidos, “sindicatos democráticos”, organizaciones de izquierda, organizaciones no gubernamentales, de derechos humanos, intelectuales, guerrilleristas, prestan sus servicios para conducir el conflicto por canales preestablecidos, desde las comunidades ficticias que nos asigna el capital, como ciudadanos, la separación en campesinos, indígenas o estudiantes, y a cada cual le correspondería exigirle al estado “la garantía de sus derechos”, o los mas “radicales” llamaran a construir uno nuevo, popular, democrático o “socialista”, por su puesto, con su dirigencia experta, especialistas en las armas y en “revoluciones”.Nada de esto nos corresponde como clase, la lucha por la elevación de nuestras condiciones de vida, aquí y ahora, pasa necesariamente por la confrontación a todas las estructuras del estado y el capital, por la auto-organización de nuestras luchas y la generación de nuestros propias estructuras en contra y por fuera del estado, sin reconocerlo como interlocutor válido y pasando a la ofensiva con perspectivas de generalización del conflicto en el tiempo y en el espacio. La violencia es algo que nos compete a todos como clase, que va desde la espontaneidad hasta la organización y su ejercicio consciente, en relación dialéctica, no es algo que sea exclusivo de “activistas sociales”, “anarquistas”, “marxistas”, “guerrilleristas”, es algo que te compete a ti y a mí como clase, contra quienes mantienen y defienden esta sociedad de explotación. Reformar lo podrido es imposible, exigir justicia o castigo a los mismos asesinos del proletariado es un absurdo, reivindicar derechos concedidos también por el propio sistema es reforzar nuestras cadenas, es reconocerles como espina dorsal de nuestras vidas

Ante esto nuestra apuesta es por la propaganda y la agitación por todos los medios que tengamos a nuestro alcance, palabra, papel, acciones callejeras, todo lo que pueda favorecer cualitativa y cuantitativamente a la auto-organización de nuestra clase. No son los “anarquistas”, los “marxistas”, o toda la gama de grupúsculos de izquierda, quienes destruirán el capitalismo con sus “geniales ideas”, será el proletariado constituido tal, como clase definida en la práctica, como negación practica de la totalidad del capital.De la guerra imperialista, las cárceles, la violencia en las calles, a la esclavitud asalariada, todo es una mismo ataque del estado-capital y debe ser correspondida con nuestra organización como clase, la reivindicación de los compas masacrados en el estado de Guerrero, va en este sentido, no son muertos del “sector estudiantil”, de alguna organización particular, son muertos de nuestra clase y como tales tienen que ser vengados. En la lucha por la vida no hay vuelta atrás, o se vive o se muere, y depende de nosotros hacer valer nuestra muerte y nuestra vida

¡Presentación con vida de los desaparecidos!

¡Presos de la lucha de clases: Libertad!

¡Contra el terrorismo generalizado del estado-capital!

¡Agudizar y generalizar la lucha autónoma del proletariado!

¡Por la apropiación de la vida humana!

¡Por el Comunismo y la Anarquía!

Anónimo

México D.F., Octubre 2014

(extraído de Antagonismo.net)