$hile: Reflexiones entorno a la violencia por el hecho en temucowarria

Hobos

De la violencia por el hecho en Temuco-warria.

¿Como damos lectura a hechos de connotación insurreccional sin tener la necesidad de caer en el fetiche retórico que al final de cuentas lo único que logra concretamente es dar de palmaditas en la espalda a nuestro ego y de pasada, despierta la mirada de líneas investigativas que terminan con individualidades privadas de libertad?

La propaganda por el hecho ha sido una viable herramienta a la hora de agitar y aportar con la tensión social, pero al parecer el estado ya la conoce y bastante bien. Podemos ver con claridad el desarrollo de una estrategia de guerra (de parte del estado) basada en la victimización y el cinismo, con el fin de controlar la opinión “pública” y deslegitimar el uso de la violencia autónoma. Pues hasta la fecha cientos de ataques han proliferado de la mano insurreccional y aún quedan algunxs (declaradxs antiautoritarixs) que en un territorio rebasado de control y violencia estatal siguen hablando de montajes, autoatentados y con tono ilustrado han llegado a llamar “pequeños y aislados impulsos” a la multiforme gama de acciones que alimentan la lucha en contra del poder.

Cada uno decide su camino, eso está claro. Entonces ¿desde qué perspectiva nos situamos a la hora de interpretar un ataque o cualquier acto que aporte a la saturación del orden establecido?… Desde la ciudadanía o la rebeldía? Desde la Paz o el Conflicto? Si bien hoy deambulamos en un mundo terriblemente globalizado en donde hasta la compa clandestina puede estar tomándose una Coca-Cola en algún recóndito lugar, sería útil cuestionar la posición que adoptamos a la hora de enfrentar a la sociedad en su conjunto, ya que al victimizar invisibilizamos el conflicto real. Al hablar de montajes obviamos las estrategias de ataque del enemigo y toda una historia de conflicto y al categorizar como “pequeños y aislados impulsos” las energías de lxs individuxs inquietxs limitamos su accionar y el de tantxs otrxs que pudieran impulsarse a la destrucción material e inmaterial del sistema de dominación, menospreciando la exquisita libertad de tomar el mundo por asalto. La hipocresía nos puede hablar de cómo cotidianamente olvidamos lo que sentimos y representamos lo que la sociedad espera de nosotrxs, reproduciendo el consenso, la paz, la normalidad y la autoflagelación. da para largo no?

Pero insisto ¿Cómo damos lectura a los hechos? Cuando hablamos de guerra toda fuerza/energía dirigida en contra de algo o alguien tiene un nombre y una posición que no es evidenciada necesariamente a través de un escrito o panfleto. Hay quienes les encantaría leer ese espectacular conjunto de ideas pero ¿Por qué debemos entregarle al poder la más profunda sinceridad de nuestras intenciones? La violencia es nuestra cómplice, nuestra compañera. A quienes quiero no lxs someto al vilipendio del espectáculo moral, más bien lxs cuido y lxs acaricio para entregarles mis deseos y mis conspiraciones en la acción.

Nuestra violencia es ilegal, inmoral y natural.

Que la violencia es un medio bastante desaprobado por el sistema de dominación, es cierto. Pero bastante utilizado por el mismo. Que cinismo. Como cuando teni un arma (la que sea) y te prohíben usarla. Pero cuando la tiene un pako por razones obvias desaparecen las prohibiciones y aparece el respaldo de toda la ciudadanía pa que el lacayo se cague a tunazo a cualquiera. Monopolio de la violencia, los estados se forjaron (y lo siguen haciendo con su perfeccionamiento) a través de este inherente contrato que firmaron y que se supone nosotrxs debemos aceptar de antemano por el solo hecho de existir. Por lo mismo la aprobación social nos dejaría inmóviles, esperando el cambio en quienes no conocemos y desgastando nuestra energía en la socialización de nuestros intereses.

“La violencia es desaprobada por el sistema porque trastorna su normal funcionamiento”

Por eso nuestra violencia es ilegal. Además porque ninguna institución o individuo supremo la regula. Es un exquisito delito o como queramos llamarla. En cambio su violencia (la del Estado) cuenta con una carta constitucional, con toda una complicidad social-demócrata que la sostiene y hoy (su violencia) se viste de gala posando delante de cada flash, siempre sonriente, con aires de grandeza y con sospechosa calma. Sin lugar a dudas somos distintos y contrarios; el nacimiento de nuestra ira proviene de la tierra, de la lava del volcán, del azul de los ríos, de la profundidad del mar y del cielo. Nuestra hermosa violencia proviene de ahí, de la naturaleza y su fuerza. Por eso intentan catalogarnos como desquiciadas, pues no entienden lo que pasa cuando la luna no está o cuando el sol vuelve en invierno. Y volvemos a atacar con más fuerza, no por autocomplacencia o porque disfrutemos del asqueroso rostro de lxs poderosxs si no porque somos naturalmente violentxs y aunque “algunxs” la tilden como una herramienta de dominación ella también conoce de libertad, el presente, la memoria y la pólvora lo pueden contar.

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