Me llamo Juan Carlos Rico Rodríguez y desde el año 73 padezco el virus de la hepatitis C (V.H.C.) cuando todavía era diagnosticada hepatitis A o B. Me contagiaron PREMEDITADAMENTE, en una institución dedicada a la “tutela de menores” de la España nacional-catolicista; (por mi condición de “niño expósito” como así nos calificaban). La institución (hoy existe) era/es el colegio tutelar de la “Sagrada Familia” (conocido como “La SA.FA.” en su abreviatura) en la calle Fernández d los Ríos nº 37, Madrid.
Siempre he pensado que el motivo para inocularme el maldito virus, fue ni más ni menos que “ser vasco”; así pensaba y, siguen pensando, aquellos/estos servidores del Estado totalitario de entonces y de ahora. Hoy en día tengo 48 años, de los cuales 30 años los he pasado encarcelado en diferentes mataderos carcelarios de este Estado, heredero directo de aquel que manejó “El Caudillo” a su antojo, durante 40 años de Dictadura militar, ideológica, religiosa y criminal.
Durante todas estas décadas encarcelado (ahora mismo llevo 16 años encarcelado ininterrumpidamente) he sido TORTURADO de manera sistemática (la última vez que me torturaron físicamente fue en la prisión de Teixeiro, en Galicia, me reventaron los testículos, me rompieron el tímpano, el tobillo derecho…).
He sufrido (otra forma de TORTURA) periodos de aislamiento prolongados de años, dispersiones por todo el espectro carcelario de este país de mierda y toda la gama de vejaciones, imaginables e inimaginables de degradaciones que profesa la administración carcelaria, acompañadas de la TOTAL IMPUNIDAD institucional que caracteriza a estos mataderos.
A lo largo de todos estos años sigo padeciendo LA TORTURA SANITARIA: jamás se me ha proporcionado tratamiento alguno contra la patología del V.H.C.
El sentimiento que predomina en mi trayectoria vital como ser humano, por encima de cualquier otra, es el DOLOR, dolor físico y emocional, ya que la enfermedad producida por el virus V.H.C., por encima de otras consideraciones médicas, es un dolor constante de tipo físico que te conduce a la muerte de una forma agónica y atroz; eso lo sabemos bien los que padecemos esta patología.
EL ESTADO totalitario nacional-católico me inoculó este virus asqueroso; y el estado Democrático burgués, siguiendo el ejemplo anterior, sancionó la operación arrojándome a sus mataderos carcelarios donde se practica el asesinato encubierto con total impunidad, a la espera de que la enfermedad hiciera su labor de extermino lento pero inexorable. Hasta la fecha no han conseguido sus objetivos, pero a punto están ya que mi lenta agonía, parece ser, si no se pone remedio, toca a su fin.
Si consigo sobrevivir a este último encierro, no pienso irme de este mundo echando el hígado por la boca; otros antes que yo, esparcieron sus sesos por el suelo. Todavía estáis a tiempo de reparar algunas de vuestras prácticas estatales-criminales. ASESINOS.
Ni un ASESINATO MÁS, medicación GRATUITA para TODOS/AS los portadores de esta lacra.
Matadero carcelario de Extremera (Madrid), 5 Marzo 2015