La biotecnología, la ingeniería genética, la bioinformática, la botánica económica, la agronomía, entre otras ciencias, desarrollan mejoras a la investigación, producción e implementación de innovaciones tecnológicas, supuestamente amigables con el medio ambiente; “minimizando los daños” causados a la naturaleza, “reduciendo la contaminación” y proponiendo procesos con “menor impacto ambiental”. Estas ciencias, usando todos los métodos y técnicas a su alcance, tienen como finalidad artificializar los procesos biológicos naturales.
Modificando genéticamente organismos para mejorar la calidad de los cultivos, que en el plano territorial, la agricultura comprende una parte importante de la devastación del suelo, destruyendo zonas silvestres para cultivar a un macro nivel, impidiendo cualquier indicio de regeneración del entorno natural, asegurando buenas cosechas por lo menos lo que perdure la salud de la tierra.
Por esa misma línea está la restauración de ecosistemas, a través de la biotecnología, aparentemente por una preocupación ecológica, creando nuevas opciones para hacer el menor daño posible y contribuir a la disminución de la contaminación; cerciorando con esto, tiempo y recursos para el inexorable avance del progreso científico-tecnológico.
Un ejemplo de ello es el biocombustible hecho a base de algas marinas, ésta innovación se enfrentó a un escandaloso problema, puesto que las algas se desarrollaban en agua dulce, su producción no tenía la sustentabilidad necesaria, en cuestión al agua que se necesitaba, para lo cual la ingeniería genética tenía la solución: La modificación genética de dichas algas, dando como resultado, el desarrollo y crecimiento de las algas marinas en agua salina e incluso aguas residuales.
[…]El agua del océano es simplemente un recurso no limitado en este planeta […] Aseguró Stephen Mayfield, director del Centro San Diego para la Biotecnología de las Algas, de la UC, San Diego; quien también le dijo a la Scientific American: “No hay nada que vaya a detener esto”. [1]
Con la oferta que la biotecnología nos ha dado, están por resolverse los problemas que aquejan a la humanidad, citando novedosos ejemplos están: El arroz dorado, modificado para aumentar su valor nutricional. El trigo modificado libre de gluten, apto para celiacos. Tomates morados transgénicos, que supuestamente previenen distintos tipos de cáncer. Maíz modificado genéticamente, que podrá usarse como vacuna contra la Hepatitis B. [2]
La supuesta resolución a estas problemáticas actuales (pobreza, hambre, enfermedades, etc…), con mejoras científico-tecnológicas, aseguran la sujeción de una sociedad esperanzada ciegamente a una futura vida mejor; cuyas consecuencias no están claras ni siquiera para la élite científica.
Lanzando, pobremente, campañas de convencimiento como lo son: “La naturaleza dice sí a los transgénicos: La mariposa que quiso ser avispa; escrito (ridículamente) por la Neta de tu Planeta.” [3] “Razones para consumir alimentos transgénicos y sentirte orgulloso de ello (artículo traducido de 10 Reasons to eat GMOs and feel grateful for it).”[4]
“Lo que la mayoría de las personas no saben, pero deberían saber, es que prácticamente todos los alimentos que compran en una tienda son alimentos genéticamente modificados. No existen sandias silvestres, no existen rosas silvestres, que crezcan en la naturaleza salvaje -aunqueno las comamos-. No existen vacas salvajes. Enlista todas las frutas y vegetales que comemos y pregúntate si existe alguna contraparte silvestre a lo que comes. Si la hay, no es dulce o jugosa o deliciosa y seguramente está lleno de puras semillas por dentro. Hemos modificado genéticamente todos los alimentos que hemos comido durante los últimos 10 milenios. Se llama mejoramiento artificial. Ahora podemos hacer eso en un laboratorio y ¿resulta que se van a quejar?, si eres de los que se queja entonces regresa a comer las manzanas silvestres. -Opinión de Nail deGrasse Tyson-” [5]
Valiéndose de la mínima oposición e indiferencia de las masas ciegas, tomando en sus manos no solo el futuro de los alimentos que ingerirán, sino el rumbo de los entornos naturales.
Por nuestra parte, solo queda decir que no solo la naturaleza padecerá los atentados en su contra, sino que, ese daño se extenderá a los responsables directos, llámense organizaciones, empresas, institutos e individuos en concreto.
En este caso asociaciones que buscan solaparse y protegerse, ocultando tras de sí -con un amistoso y patético disfraz- intereses nefastos, como lo es La Alianza Pro Transgénicos, presidida por Rubén Chávez Villagrán, integrada por 31 miembros, siendo encabezada por Monsanto, Syngenta, Agrobio México, entre otras.
Dicho esto, nos reivindicamos los atentados (durante la tercera semana de noviembre) por medio de paquetes-bomba e incendiarios al Consejo Nacional Agropecuario, teniendo su ubicación en la colonia Narvarte, y a la empresa Protección de Cultivo, Ciencia y Tecnología, ubicada en la colonia Nonoalco Mixcoac, ambos en la Delegación Benito Juárez de la Ciudad de México. Estas dos empresas son miembros activos de La Alianza Pro Transgénicos.
Con estos ataques estamos plenamente conscientes de que no detendremos su campaña y esfuerzos, por artificializar la naturaleza silvestre, pero como ya lo comentamos arriba, no solo la naturaleza sufrirá los daños, si no que éstos se extenderán a los responsables directos.
Círculo Eco-extremista de Terrorismo y Sabotaje.
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Notas:
1.Rwlwather.com/informe-la-produccion-masiva-de-biocombustibles-de-algas-no-es-sustentable/?lang=es
2. Alianzaprotransgenicos.org/arroz-dorado
3. Lanetadetuplaneta.com
4.Agrobiomexico.org.mx/index.php?option=com_k2&view=ítem&id=697:razones-para-consumir-alimentos-transgenicos-y-sentirte-orgulloso-de-ello
5. Fitnessreload.com/eat-gmos
Nota aclaro-sarcástica.
Vivimos en las cavernas, sin electricidad, sin celulares, sin INTERNET; y sin comunicación más allá de las señales de humo. Siendo testigos pasivamente, de cómo la artificialidad corroe cualquier rastro de naturaleza silvestre, la manipula, la modifica, y con un tono jugoso y brillante, la presenta ante una total disposición, aguardando sosegadamente la aceptación de la población humana, sin ningún aspaviento y contratiempo alguno. Apacibles ante cualquier cambio biológico espurio, entregando el rumbo de nuestras vidas a funestos extraños.
Esto sería una menor incoherencia, ¿cierto?
Menor que publicar reivindicaciones, atentados y amenazas por internet, que tanto les preocupa y critica la comunidad televidente, cibernauta, lectora, etc… Porque claro está, la crítica al progreso científico-tecnológico moderno impide usarlo en su contra, ¡Eso sería trampa, pillines!
Nos tienen sin cuidado sus críticas a nuestra supuesta “incoherencia”, no solo sin cuidado, si no que sirven para mofarnos de la mediocre obediencia y complicidad, al defender y proteger el auge científico-tecnológico, expendiendo más que solo sus vidas… Deja ndo solo una estela de lo que alguna vez fue naturaleza salvaje.