Ucrania se ve disputada por dos superpotencias.
Por una parte la Unión Europea-USA llevan años invirtiendo en el país para presionar a Rusia. Un ejemplo del resultado de las tensiones generadas fue el corte de suministro de gas ruso en tráfico por Ucrania en el año 2009 que tuvo como consecuencias 15 países afectados y revueltas en Italia por la carestía.
Pero en política no hay amigos ni alianzas, solo intereses. Sorpresa, a finales de 2013 Rusia accede al chantaje; ofrece un “préstamo” -según los medios- de 15.000 millones a Ucrania.
¿Es un soborno, un rescate, una ayuda, un préstamo? Realmente no importa cómo lo llamemos, el que paga manda. La consecuencia inmediata es que el soborno al gobierno asegura el control del territorio a Rusia, mejorando opciones comerciales y suministro de gas a Europa. Ucrania, súbdita por culpa de la deuda y la corrupción a los mercados financieros, ahora lo es del Estado Ruso, ergo Putin.
El efecto secundario es el derivado de la gestión de la ayuda reparto del botín, que concluye con un “baile de sillas” -ceses y nombramientos de nuevos responsables- institucionales, que reconfigura muchos sectores económicos.
Los derrotados, la derecha, no logran que sus amos occidentales, en plena crisis, mejoren la oferta. Los que se han enriquecido con la anterior deuda han de ver cómo años de sobornos y favores a los gringos y alemanes se esfuman de la noche a la mañana. Los que antes eran sus negocios, alcaldías, empresas estatales, corporaciones y monopolios, se los llevan los otros.
Teniendo en cuenta el trasfondo: crisis mundial, crisis interna, crisis europea, pujanza rusa, descontento social y connivencia con los fascistas es normal que estos malos perdedores protestes en las calles sin miedo a mostrar sus dientes y sin miedo a las consecuencias.
Un par de apuntes sobre las protestas en Ucrania y el papel en ellas de la Ultraderecha.
Ante el tratamiento informativo de las protestas que están teniendo lugar en Ucrania merece la pena explicar, con algo más de detalle que el proporcionado por los grandes medios de comunicación, algunas de las imágenes que habitualmente llegan desde allí para que el lector pueda analizar estos sucesos desde un punto de vista más amplio que el simplista “movilizaciones ciudadanas”, haciendo hincapié en la notable presencia en las mismas, si no incluso en el liderazgo, de grupos de extrema derecha.
Miembros del partido Svoboda portan emblemas habitualmentevisibles en las movilizaciones contra el actual gobierno.Es interesante, al observar las impactantes imágenes de la plaza de la Independencia de Kiev repleta de manifestantes, hacer un breve repaso de las banderas que allí se agitan: una gran cantidad de ellas tienen relación con grupos de ultraderecha. Sirvan de ejemplo las banderas rojinegras que aparecen en gran número en estas manifestaciones y que pueden observarse en prácticamente cualquier imagen difundida por televisión. Pues bien, es preciso aclarar que estas banderas no son, ni mucho menos, símbolos anarquistas sino que, originalmente emblema del Ejército Insurgente Ucraniano, son ahora utilizadas por los grupos nacionalistas ucranianos. Cabe recordar que el Ejército Insurgente Ucraniano fue una guerrilla nacionalista que comenzó luchando contra la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial y terminó haciéndolo contra los partisanos soviéticos y el Ejército Rojo al término de la contienda; esta guerrilla perpetró, entre otras, la masacre de 80.000 polacos considerada actualmente un acto de genocidio.
Primer anagrama de Svoboda(de 1991 a 2003)idéntico al utilizado por variosgrupos neonazis europeos
Destaca la masiva presencia de militantes y hasta diputados del partido de extrema derecha Svoboda (“Libertad”), de corte racista y homófobo, que han conseguido un hueco no sólo en las movilizaciones contra el gobierno sino también en las instituciones ucranianas de las regiones más occidentales (precisamente en las que se están produciendo las protestas). Este partido, por dar un ejemplo que resulte más cercano, mantiene relaciones con grupos fascistas españoles como el Movimiento Social Republicano (MSR).
De hecho, y pese a utilizar las manifestaciones pro-europeas para ganar visibilidad y votos, el propio Parlamento Europeo redactó en 2012 una resolución en la que mostraba su preocupación “por el aumento del sentimiento nacionalista en Ucrania, expresado en el apoyo a Svoboda”, recalcando que “las actitudes racistas, antisemitas y xenófobas van contra los valores y principios de la Unión Europea”.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, preocupa el desconocimiento general de la opinión pública española a este respecto, bombardeada por la información sesgada (cuando no directamente falsa) de los grandes grupos de comunicación que denominan a estas protestas como “manifestaciones ciudadanas” o incluso “Revolución Azul”, como lo han bautizado algunos medios.
Manifestantes, portando la cruz céltica quecaracteriza a grupos neonazis,queman una bandera de la URSS.Si el hecho de derribar una estatua de Lenin, entre gritos de “¡Gracias a Dios!” y con la presencia de un sacerdote que bendijese el martillo con que se golpeaba la cabeza del revolucionario ruso, no daba pistas de los tintes que tomaban estas protestas, puede que sí lo hagan los símbolos que portan algunos de los manifestantes que encabezan las marchas y lideran los enfrentamientos con la policía.
Nótese la cruz céltica dibujada en el escudoy los números 14 y 88,referencias al nazismo y a la figura de HitlerNo obstante, los medios de comunicación se encargan de que esta información no llegue a sus lectores y, como El País en su edición en papel, muestran la imagen desde una perspectiva que oculta la simbología fascista, añadiendo pies de foto y textos (más cercanos al editorial que a la noticia) en que se habla de “régimen ucraniano”, “resistencia de los ciudadanos” o simplemente “choques con la policía” seguidos, hasta hace unos días, por dramáticas narraciones bajo titulares como “Batalla campal” o “Reina la violencia”… haciendo referencia a Burgos.
Luchar, protestar, hacer huelga son reacciones normales y positivas contra un sistema injusto u opresivo. Nuestra solidaridad está con la gente trabajadora, contra todos aquellos que la explotan, la gobiernan y la confunden, haciéndose con el poder y el control de los asuntos reales que afectan a sus vidas. No obstante, cuesta no darse cuenta del hecho de que estas protestas conllevan una lucha de poder entre diferentes grupos de la burguesía, gobernantes y aspirantes a gobernantes, que no van a hacer ningún bien a la gente sino tan solo a cambiar los nombre de las camarillas gobernantes, simplemente para dirigir los beneficios de estar en el gobierno hacia nuevos bolsillos.
Denunciamos rotundamente la represión y la violencia utilizada, pero está claro que nosotros no podemos apoyar ninguno de los principales intereses de poder. Estamos igualmente en contra del régimen represivo de Yanukovich y contra las principales tendencias de la “oposición” que van desde los euro-entusiastas, que creen inocentemente en los mitos neoliberales, hasta los nacionalistas e incluso grupos fascistoides.