SOBRE LOS GARI (Y CONTRA JEAN BARROT)

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HUELLAS DE LOS GARI
LA REVUELTA OLVIDADA
Txema Bofill

N. de R.
“Cuando decimos que el tiempo no ha llegado para atacar con armas al Estado estamos abriendo las puertas del manicomio para aquellos camaradas que realizan tales acciones.” (Alfredo María Bonnano)
“siempre supimos distinguir entre los que utilizan la teoría para escupir sobre las luchas del momento (como un Sanguinetti en su día, o un Mandosio hoy) y los que se arman de ella para ir al asalto de este mundo.” (A Corps Perdu, revista anarquista internacional, número 1 de la edición en español. Agosto 2009)

Reproducimos a continuación partes del texto de Txema Bofill “Huellas de los GARI. La revuelta olvidada”, que fue publicado completo en el libro “Por la memoria anticapitalista. Reflexiones sobre la autonomía”, editado en 2008 por Editorial Klinamen. Txema Bofill participó en los Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista. En la primera parte (Presentación) nos introduce a su testimonio. En la segunda parte que reproducimos aquí (Los inicios de los GARI) nos explica como surgió esta coordinación de grupos armados. Algunos detalles de la narración de Bofill, como hablar de “clase media” o “ciudadanos”, que son términos propios de la sociología más vulgar, obviamente no los compartimos; pero no le quitan nada de fuerza al hilo central de su relato. Finalmente, comenta el libro “La violencia y movimiento social en España”, donde desarrolla una crítica destructiva contra Gilles Dauvé, más conocido por su seudónimo de Jean Barrot, teórico al que le gusta revolcarse en el fango de la crítica contemplativa. Dauvé/Barrot no dudó en disociarse de los revolucionarios que, con las armas en la mano, trataban de impulsar la lucha en los años de la represión más dura, cuando fue detenido, condenado a muerte y finalmente ejecutado, el querido compañero Salvador Puig Antich.

HUELLAS DE LOS GARI
LA REVUELTA OLVIDADA
Txema Bofill

Presentación
En esta exposición sobre los GARI no soy neutral. Tampoco la historia que nos imponen es neutral, ni los noticieros que padecemos un día tras otro. Mienten cuando dicen que son objetivos, neutrales, y veraces. Defiendo las acciones de los grupos armados, la decisión de pasar a la lucha armada y su efectividad para combatir las injusticias y abusos de poder. El primer mérito de los grupos armados es el de no creerse la mayor de las mentiras del Estado y del Imperio de ayer y de hoy, que nos la repiten insistentemente: “No se puede hacer nada contra el Estado, y menos un pequeño grupo de rebeldes”. He sido testigo y actor de algunos de las acciones de los GARI. Mi testimonio, a los treinta años, es forzosamente selectivo e influenciado por otras vivencias posteriores, pero no os quepa duda de que es sincero. Es el de un observador implicado en este grupo armado.

Los inicios de los GARI
“Es imperativo abandonar la teoría de la “vanguardia dirigente” y adoptar la concepción -mucho más sencilla y mucho más honesta- de minoría actuante, que desempeña una función de fermento permanente, promoviendo la acción sin pretender dirigirla. La fuerza de nuestro movimiento radica, justamente, en que se apoya en una espontaneidad “incontrolable”, que impulsa sin pretender canalizarla, sin pretender utilizar en beneficio propio la acción que ha puesto en marcha”.
(Daniel Cohn-Bendit. “Movimiento 22 de Marzo”)

Los GARI fueron unos grupos autónomos que existieron en Francia y España en los años 1974 y 1975 y que actuaron después de la detención de los militantes del MIL y sobre todo a partir de la condena a muerte y ejecución a garrote vil a Puig Antich. Después de la disolución del MIL, decidieron seguir combatiendo formando y potenciando pequeños grupos autónomos, sin siglas, anónimos, buscando la manera de coordinarse, a partir de la acción. Considerábamos que ése era el tipo de organización eficaz, contra la dictadura y el Capital, la manera menos vulnerable de combatir al Estado franquista. La idea era intervenir en las luchas, en sintonía con las luchas obreras y populares y en sintonía con el entusiasmo revolucionario de acabar con Franco y su principito. Éramos principalmente estudiantes, de clase media, en rebeldía contra el Estado en sus diferentes formas (Dictadura, militares, trabajo, universidad, familia, Capital, Medios de información, violaciones de los derechos más elementales). Muchos proveníamos del entorno libertario. Los franceses estaban relacionados con los exiliados españoles de la CNT por lazos familiares o por afinidad. Otros, como el Grupo Primero de Mayo, provenían directamente de la CNT.
Estábamos influenciados por el mayo del 68 francés y sus ideas antiautoritarias, el situacionismo, los intelectuales franceses Sartre, Camus, Genet, Guy Debord, Baudrillard. Había una predisposición a la solidaridad, a participar en las luchas, a protestar, a insurreccionarse al constatar que el Estado violaba los derechos más elementales. Todos nos fuimos concienciando y formando en las huelgas y manifestaciones, formando parte de piquetes, en grupos que hacíamos pintadas, sabotajes… Nos fuimos radicalizando al pasar a la acción. Estábamos interesados en conocer la historia de las luchas obreras, la historia de los grupos guerrilleros, lo que se decía en el extranjero de España, lo que publicaban los exiliados catalanes, los españoles, lo que se publicaba en Ruedo Ibérico. Nos interesábamos por la lucha de ETA, de los partidos clandestinos, por la historia de la revolución española, de la Guerra Civil. Estábamos interesados por leer lo que nos escondían, ocultaban y censuraban en España. Este afán de informarse, de conocer, era general. Estábamos muy influenciados por el movimiento contracultural, formábamos parte de él de una manera u otra. También estábamos influidos por nuestros antecesores, los maquis, las guerrillas de Latinoamérica, los Tupamaros, el Che, la ETA, grupos históricos como “Nosotros” de Durruti, García Oliver y Ascaso. Lo importante era pasar a la acción, armarse y prepararse, porque estábamos convencidos de que los franquistas no cederían su poder y sus privilegios sin pelear e intentar mantenerlos por la fuerza. Lo importante era asumir nosotros la lucha sin esperar ni el despertar del Proletariado, ni las indicaciones de los líderes, ni el contexto apropiado, ni la muerte de Franco. Nosotros creíamos que, así como la acción de otros nos concienciaba y nos despertaba, la acción nuestra de resistencia iba a provocar igualmente el efecto mariposa, que se añadirían grupos, como así sucedió.
Este tipo de organización autónoma ya existía, y mejor. No es que hiciéramos o descubriéramos nada nuevo. El grupo 22 de marzo de Cohn-bendit, las Brigadas Rojas, la RAF, eran los que marcaban la resistencia al neocapitalismo incipiente y globalizante en Europa. La ETA y sus grupos eran los que tenían en jaque a los militares franquistas y aliados y sus acciones nos alegraban ya que iban debilitando al régimen. Era un tiempo de muchas recetas políticas, de efervescencia de grupos, con escisiones, nuevos grupos, nuevas recetas, nuevos programas, siglas, etc. Los grupos autónomos se quieren desmarcar de esto con la autonomía, cada uno se hace su propia ley, toma las decisiones y actúa de manera propia. Autonomía proviene del griego y significa “el grupo que se hace su propia ley”, que decide las normas y cómo se organiza, que se retroalimenta por sí mismo, que está capacitado para no depender de los demás, que es capaz de emanciparse a sí mismo. Es la autonomía aplicada a la acción de los pequeños grupos, que se puede extender a organizaciones más grandes. Valorábamos la autonomía en oposición a lo automático, a las normas, principios y reglas que regulan a los grupos políticos. Valorábamos la autonomía frente a los grupos que funcionan por encargo o mandato, o los grupos que son dirigidos, o los mueven a capricho, como los robots. Esta autonomía de la que nos reclamábamos, no impedía que fuéramos conscientes de las muchas ataduras que padecemos y a las muchas contradicciones personales entre lo que se piensa y se hace. De ahí la revuelta para llegar a hacer lo que se piensa y pensar lo que se hace.
No éramos muy militantes y en eso nos equivocamos. No nos preparábamos en cuestiones básicas de seguridad, tácticas, estrategias, formación militar, conocimiento del enemigo. Nuestra mediocridad, falta de organización y preparación impidieron que diéramos golpes certeros como los de la ETA, que evidentemente se pueden, y se podían haber dado. Vivíamos al máximo la vida bohemia de París con múltiples relaciones y descubriendo nuevos intereses, amigos, países y pasatiempos. Reaccionamos al asesinato de Puig Antich con ganas de ir a por todas contra la dictadura, y contra cada una de las barbaries del franquismo. Los combatimos con entusiasmo pero no con preparación y persistencia, anticipándonos a ellos o sorprendiéndoles. Más bien actuábamos respondiendo a los crímenes que la Dictadura cometía. Tampoco reflexionábamos mucho sobre lo que íbamos haciendo. De ahí la repetición de errores. La autonomía era igualmente una necesidad ante las fuerzas represivas, el que no cayera toda una organización grande, el que no hubiera infiltrados, y la convicción de que en pequeños grupos invisibles, incontrolados, anónimos, éramos mucho más fuertes.
Éramos miembros de grupos autónomos ya existentes, que nos uníamos por afinidad sin pretensiones de ser vanguardia sino de participar con acciones que respondieran a nuestros deseos y a las necesidades del movimiento popular existente contra la dictadura. El GARI lo forman varios grupos autónomos: los ex MIL Jean Marc Rouillan, Jean Claude Torres, Nicole… a los que se les añaden sus amigos del instituto, en especial, Mario Inés Torres, Michel Camillieri, Pierre Roger (también hubo separaciones: por ejemplo, Jordi y Pilar, que se ocuparon de las ediciones “Mayo 37” y de su difusión); un grupo de apoyo y solidaridad con los presos que habíamos formado en París; algunos del comité de solidaridad con los ex MIL, “Comité Vidal Naquet” de París; el “Grupo Primero de Mayo”, vinculado a la CNT en el exilio; un grupo anarquista de Toulouse que tenían una imprenta donde se imprimían los folletos de “Mayo 37” y hacían una revista llamada “Basta”; y un grupo que actuaba en el país vasco francés. Es la primera vez que se juntan varios grupos diferentes, que no se conocen los unos a los otros. Ya no es un grupo de amigos que decide pasar a la acción, sino una organización de varios grupos autónomos, más fuerte. La coordinación había sido impulsada básicamente por Jean Marc Rouillan. Los ex MIL y el “Grupo Primero de Mayo” ya eran dos grupos históricos en aquel momento, y buscados por la policía española y francesa. Los que estaban buscados vivían en la clandestinidad, otros hacíamos vida normal en Francia.
Los GARI englobaban diferentes grupos autónomos anónimos que intervenían sin utilizar sigla. El único que tenía sigla, y más antigüedad en el activismo, era el “Grupo Primero de Mayo”. La sigla GARI aparece más tarde, después del secuestro de Suárez y se utiliza para reivindicar el secuestro y dar una imagen de fuerza que no teníamos, ante el régimen franquista, para mostrarnos como una organización con capacidad de actuar, en París, Toulouse, Montpellier, Barcelona, y bien coordinada. Aunque personalmente considero que siempre es más eficaz el anonimato, en este caso tiene su justificación. Paradoja. A los diferentes grupos anónimos nos pusieron en los archvos de la Cour de Securité de l`Etat en una carpeta llamada “GARI”, y fuimos el último caso que investigó esta Corte, ya que luego desaparecería. En cambio, Alberola y los de su grupo, que cayeron con el secuestro Suárez, y que sí tenían sigla, fueron judicializados por el derecho normal, sin quedar enmarcados bajo el nombre “GARI”, a pesar de que el nombre apareció en la prensa con el secuestro Suárez. Insisto en lo de las siglas, porque la sigla MIL, aunque fuera una broma, facilitó el trabajo de la policía, sobre todo estando algunas acciones detalladas en la revista CIA. Y también supuso un problema para los obreros de Plataformas o militantes vinculados a las ediciones “Mayo 37”, que se vieron de golpe vinculados con los atracos del MIL, hecho que finalmente provocó la autodisolución, para que cualquiera quedara libre de la vinculación con el MIL. Y la OLLA fue bautizada por la policía, como dijeron los propios compañeros del MIL, por su necesidad de englobar en un grupo a incontrolados que actuaban autónomamente.
“No somos ni la vanguardia del proletariado ni el partido revolucionario. No representamos a nadie más que a nosotros mismos. Somos engranajes de una sociedad que nos explota y nos oprime y queremos VIVIR y COMPRENDER.
Lo esencial de nuestra trayectoria es haber intentado VIVIR cambiando en nuestra vida cotidiana las relaciones estereotipadas, jerarquizadas, artificiales, entre individuos. Esto nos ha llevado a una tentativa de comprensión más amplia de nuestra situación en la sociedad.
Nos ha llevado a luchar contra todo lo que nos aliena (el capital, su Estado tentacular y todo lo que se le someta: partidos y grupúsculos políticos, burocracias sindicales etc.). Y también nos ha llevado a intentar socorrer realmente a los amigos amenazados de muerte, empleando excepcionalmente medios particulares que se corresponden con esta situación concreta (y no con la intención de priorizar en el futuro este tipo de métodos).”
(De un texto de noviembre de 1974 firmado “Los Dinamiteros vascos”)

de la Bibliografía comentada sobre los GARI
Jean Barrot, La violencia y movimiento social en España. Ediciones Mayo 37.

Jean Barrot fue uno de los teóricos del Mil y líder del Movimiento Comunista francés, una organización comunista no autoritaria, consejista, asamblearia, a la que los militantes del MIL estaban vinculados, influenciados por los situacionistas y mayo 68 y vinculada a la librería y editorial “La Vieille taupe” (El Viejo Topo). Exhortaban a la lucha armada y proclamaban la necesidad de pequeños grupos que sirvieran de detonadores, de chispa, para acelerar el proceso revolucionario. Las discusiones a partir de “l´ affaire” Puig Antich fueron el detonador de su derrumbe.
Sobre el GARI dijo que se trataba de “una deriva terrorista, aislados del movimiento real, y conformando un poder paralelo”. Asimismo señaló otras críticas más aceptables como “la repetición de errores en las detenciones”, o “el culto al poder armado para compensar un vacío de análisis”. Barrot con su libro sobre el movimiento obrero en Barcelona pretendía llenar ese vacío de reflexión y análisis, que criticaba a los MIL. La crítica de Barrot merece tenerse en cuenta tanto en el análisis de los errores, trabajo siempre positivo, como en la condena de “terrorismo” a los GARI, que considero como una cuchillada por la espalda viniendo de compañeros de lucha. La condena a los GARI de grupo terrorista es la misma que hicieron los franquistas, los demócratas franceses, los partidos políticos, incluidos el Partido Comunista, y los medios de comunicación nacionales.
La contradicción flagrante de Barrot es que el Movimiento Comunista, MC, la organización más radical de la extrema izquierda francesa, proponía la lucha armada y orientó a los MIL a través de Jean Barrot en la lucha armada en España. Pero cuando Rouillan y los grupos que contacta (los GARI) practican la lucha armada en Francia, entonces Barrot los tacha de terroristas ¿Qué diferencia podría haber entre el capitalismo de forma dictatorial y militar español y el capitalismo colonial francés bajo forma liberal? Además los GARI no mataron ningún representante y símbolo del poder represivo del Estado, objetivo acorde a los grupos revolucionarios que deseaban acabar con el capitalismo. Los GARI tampoco eliminaron a un civil, razón por la que no se nos podría llamar terroristas, al ser los civiles los objetivos del terrorismo de Estado. Los GARI se limitaron a acciones violentas contra edificios y personajes del Poder, poniendo en juego nuestra libertad y padecer años de prisión.
Lo más curioso es que Barrot, mientras condenaba a los GARI de terroristas por sus acciones simbólicas en Francia, al mismo tiempo promulgaba la violencia y lucha armada del proletariado, grito de guerra de su grupo contra el capitalismo e imperialismo. Con lo cual vemos que la dialéctica marxista da para mucho. Sospecho que la condena a los GARI se debe en parte a la osadía de Jean Marc Rouillan que se unió con grupos autónomos de sensibilidad libertaria, y siguió en Francia con la lucha armada en solidaridad con sus amigos encarcelados. Pues la foto de vista después de 30 años sería la siguiente: el teórico de la lucha armada y líder del MC propone, para evitar el fusilamiento o garrote de los encarcelados del MIL, realizar reuniones, octavillas, manifestaciones, mientras Jean Marc Rouillan se separa del MC y se une a grupos autónomos anarquistas y empiezan acciones violentas contra el régimen franquista en Francia. Podemos ver el libro de Barrot sobre el MIL y el GARI como una manera de salvar la cara, de nadar y guardar la ropa, de seguir proclamando la lucha armada y al mismo tiempo criticar a los anarquistas del GARI como un grupo terrorista y desligado del proletariado.
Hay otra razón, seguramente más escondida, que motivó a Barrot a condenar públicamente las acciones del GARI en Francia. La de no verse vinculado e involucrado judicialmente. Barrot explicó su vinculación al MIL, a Jean Marc Rouillan cuando actuaban en España, por lo que lo más cómodo y seguro era condenarlos cuando actuaron en Francia y desvincularse. Es una reacción típica y previsible: cuando un grupo es condenado, cuando empiezan las detenciones y la persecución, algunos compañeros los ignoran en menos que canta el gallo. En el País Vasco obligan a condenar a los activistas de ETA y a sus acciones. Eso explicaría como las mismas acciones en España fueran legítimas y revolucionarias, y en Francia fueran terroristas y contraproducentes para el movimiento obrero.
La ejecución de Puig Antich provocó las tensiones previsibles dentro del MC por estar proclamando la lucha armada en teoría durante años y proponiendo a sus militantes ante la caída de sus camaradas de Barcelona comités de solidaridad y distribución de panfletos. Las bases no lo comprendieron. Fue el hundimiento del Movimiento Comunista, mientras iban discutiendo sobre la legitimidad y oportunidad de la lucha armada y proponiendo folletos y discusiones para salvar a los encarcelados. Igual como en el Titanic algunos aristócratas se fueron al abismo vestidos de frac y bebiendo champagne, los líderes del MC se hundieron con el uniforme comunista puesto. Fue de los más activos en la solidaridad con los ex MIL.
También hay que reconocerle la propuesta de la famosa autodisolución de los MIL, que era una necesidad para evitar más detenciones. Barrot los animó a una reunión para autodisolverse (que se llamó Congreso), visto que una parte de “los milis” ya estaban controlados por la policía, y quedarían quemados los equipos político, obrero, intelectual, vinculados a ellos. Había que separar los que hacían atracos de los obreros e intelectuales que participaban o recibían los libros de ediciones “Mayo 37”. De hecho también influenció el que los obreros de Plataformas autónomas no quisieran recibir ni distribuir el material editado por los del MIL, de miedo a ser considerados cómplices de banda terrorista y de atracadores.
Jean Barrot era el seudónimo de Gilles Dauvé. Eso lo sabíamos, pero no sabíamos que la razón de su seudónimo era para esconderse de su propio padre, un notorio extremista de derecha, el Comisario General de Información. Guy Dauvé se mantuvo en los más altos cargos durante varios gobiernos, responsable de la represión de las diferencias disidencias, desde el FLP argelino, a los independentistas corsos, bretones, vascos, “Le Canard Enchain”, a quienes amenazó con sacar fotos comprometidas de sus periodistas, y a los grupos autónomos de combate, entre ellos al GARI, que al igual que el hijo, consideró y nombró como terroristas. Más interesante, es que los métodos del Comisario Dauvé, dirigente de las cloacas de la extrema derecha y con rango ministerial, fueron eficaces y dieron sus resultados. El Comisario Guy Dauvé preparó e infiltró a sus hombres en los grupos revolucionarios, creó grupos de mercenarios, a imagen y semejanza de los grupos revolucionarios, y utilizó estos provocadores y mercenarios en las manifestaciones izquierdistas, para así criminalizarlos y asociarlos a delincuentes, y hacerlos aparecer como el gran peligro que amenazaba la sociedad. En especial estos “grupos autónomos” de mercenarios los activaban antes de las elecciones para que los ciudadanos convenientemente asustados, fueran a votar correctamente. Y finalmente, antes de jubilarse, en los años 80 con la llegada de los socialistas, amenazó de mil y una maneras al clown Coluche, cuando decidió presentarse como candidato presidencial. Siempre al servicio de los poderosos y del Estado.
La inevitable discusión de la lucha armada de los oprimidos. Esta discusión no debería darse. Los ejércitos de mercenarios matan a miles de civiles y defienden los intereses de unos pocos ricos y no aparecen discusiones sobre la violencia y la legitimidad de los asesinatos de civiles que provocan a diario. Tampoco hay discusión cuando sus asesinatos y torturas aparecen probadas y publicadas. Los servicios secretos matan y provocan los atentados necesarios para aterrorizar a las poblaciones y armar guerras civiles, como en Iraq. No hay discusión sobre los métodos sino sobre lo que cobran por matar. Los ejércitos oficiales mantienen dictaduras y a los cuatro ricos con violencia y terror. En todos estos años ¿Alguien ha visto a los civilizados y humanistas norteamericanos discutir sobre la pertinencia de la lucha armada de su país apoyando a las dictaduras, que matan y asesinan a civiles? ¿Alguien ha visto alguna crítica a la peor dictadura del planeta, a estos monos asesinos de Arabia Saudita? No hay discusión sobre los métodos criminales de los amos del mundo. Ellos sólo piensan en mantener el terror e impedir que algunos de los millones de súbditos se rebelen y maten a algunos de ellos. EEUU se impone en el mundo matando a cientos de miles de civiles ¿Hay que cuestionarse y discutir la legitimidad o ilegitimidad para liquidar a los asesinos? Buena parte de sus robos los dedican a aumentar los ejércitos de mercenarios y de guardaespaldas, a engañar a los ciudadanos para que piensen que no se puede atacar al Estado y que los terroristas y asesinos son los rebeldes, a exigir a los jueces penas ejemplares para los que se hayan rebelado, etc. ¿Por qué durante cien años estuvo prohibido hablar de las rebeliones de esclavos contra sus amos? ¿Por qué Batasuna o las FARC son considerados grupos terroristas? Lo que digan los estados terroristas, los amos del mundo, no tiene que ser motivo de discusión, y menos de condena.
El tema de la lucha armada es tema de discusión actual, pasado y futuro. De todo ello lo más importante es el miedo de los pocos ricos y cía a que algunos ciudadanos tomen conciencia y se den cuenta que cualquier persona o grupo puede ser motor de la historia por solos que estén. Los pocos ricos pueden asesinar o mandar a asesinar a un millón de iraquíes. Pero tienen que saber que cualquier persona puede liquidar a los asesinos, a los pocos ricos y a sus ejércitos de mercenarios y crear un efecto dominó o el efecto mariposa de la teoría del caos. Es la lucha de clases. Lucha de clases que ni siquiera se puede nombrar, como en la época de los romanos, expresión prohibida en TV3 incluso en programas de historia, o sobre la revolución española. Es suficiente con saber que los pocos que mandan son unos mediocres y vulnerables si uno no se cree su principal mentira “Los pequeños grupos no pueden hacer nada contra el Estado. Un grupo pequeño no está capacitado para cambiar el sistema, o derrocar un gobierno”. “No se puede cambiar el régimen, y menos el capitalismo”.

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