Así como a los estudiantes, la impronta ácrata también marcó a una generación de maestros chilenos, sobre todo a través de la Asociación General de Profesores (AGP). La AGP fue una federación nacional que llegó a contar con unos diez mil afiliados y afiliadas. Desde su fundación en 1922 sostuvo una vida bien agitada en los aspectos culturales y sindicales, cuestión que le significó varios momentos de tensión con las autoridades y la constante difamación por parte de la prensa y los congresales más conservadores. Además de abogar por la reforma estructural del sistema de enseñanza (exigiendo la marginación del Estado en ello), bregar por la Escuela Nueva, defender a sus afiliados, crear escuelas nocturnas para obreros y luchar por la defensa de los niños, se unió varias veces a las organizaciones laborales para defender las libertades públicas amenazadas por las políticas represivas gubernamentales y para denunciar las diversas injusticias del capitalismo. Allí profesores y libertarios supieron encontrarse.
La AGP, desde luego, no era una organización anarcosindicalista. Más bien habría que indicar que al igual que la FECH fue muy influenciada por el ambiente cultural libertario existente entre los elementos avanzados de la época. Aunque quizás su amplia estructura orgánica federalista, su desconfianza frente a la función educacional del Estado, su internacionalismo y antimilitarismo, su oposición a la jerarquía como principio regidor de la organización de la enseñanza y su visceral combate a la presencia de partidos políticos en la Asociación, tengan innegable ligazón con el campo libertario[1]. Cabe indicar también que en su revista Nuevos Rumbos (1922-1926) aparecieron numerosos textos de reconocidos ácratas, además de los escritos bien libertarios de Daniel Baeza[2]. Por último, en la Asociación también había algunos profesores declaradamente anarquistas[3].
Las organizaciones laborales libertarias observaron con simpatía los nuevos rumbos emprendidos por el magisterio primario[4]. La IWW y otras entidades sindicales afines participaron en varios comicios organizados por la AGP e incluso llevaron delegados a las Convenciones provinciales de esta organización de profesores[5]. La AGP, por su parte, también envió representantes a congresos de los anarcosindicalistas[6].
Un hito importante en la unión de los profesores organizados con los gremios libertarios fue la Convención Provincial Extraordinaria de los Profesores y Asalariados del 23 de mayo de 1925 en Valparaíso[7]. Ésta había sido el fruto de un esfuerzo anterior de acercamiento que se había reflejado en mítines comunes (18 de mayo de 1925) y en la creación conjunta del Comité Pro Reconstrucción de la Educación Primaria. La principal fuerza obrera invitada por los profesores fue la anarco-sindicalista Unión Sindical de Organizaciones Autónomas de Valparaíso y Viña del Mar y otros gremios libertarios como la Unión Sindical de Panificadores de Valparaíso y Viña del Mar, la Liga de Arrendatarios en Resistencia y la Unión Local de la IWW[8]. Ante la negativa del gobierno a tratar los temas de la reforma de la enseñanza, los obreros y profesores reunidos en la Convención aprobaron la siguiente y polémica moción:
“Que habiendo agotado la Asociación todos los medios indirectos o legales derivados de su propia fuerza, no cabe ahora sino agotar los medios directos de las fuerzas asalariadas organizadas. En consecuencia, reclama la atención sobre la necesidad de cimentar la unión de los elementos asalariados tendiente a formar una fuerza capaz de vencer la resistencia del Estado”.
Se acordó trabajar en pro de una huelga general nacional dentro de los próximos treinta días para impulsar la reforma[9]. Como la concurrencia al encuentro era heterogénea y se necesitaba mantener una relación estrecha con los asalariados, la AGP acordó quedarse con las organizaciones afines, excluyendo aquellos que “sustenten o estén afiliados a colectividades políticas”. Tal medida selló la unión de los profesores con los libertarios, al tiempo en que les separó de los comunistas[10].
El acuerdo sobre la futura huelga general y otras mociones aclamadas (Estudio del esperanto, inclusión de las familias al proceso de enseñanza, vinculación de los profesores a las organizaciones sociales, guerra al analfabetismo), más algunos hechos precedentes como la negativa de los profesores de hacer participar a los niños en actos patrióticos, crearon una terrible imagen sobre los profesores. De hecho, la prensa conservadora con El Diario Ilustrado a la cabeza, realizó una persistente campaña en su contra. Y tras la Convención de Mayo siete dirigentes de la AGP fueron exonerados.
Entre 1925 y 1927 libertarios y profesores se unieron en las campañas internacionales por la libertad de los presos anarquistas Sacco y Vanzetti en Estados Unidos, y Durruti, Ascaso y Jover en Francia[11].
La Dictadura de Ibáñez (1927-1931) acabó con el impulso orgánico y contestatario de la AGP. Algunos de sus dirigentes se hicieron devotos del régimen, mientras que otros fueron perseguidos. Tras la caída de aquel gobierno en 1931, hubo intentos por reagruparla con escasos resultados duraderos. Entonces la AGP y los anarquistas volvieron a confluir en varias conferencias y campañas. En enero de 1932 se realizó la Sexta Convención Nacional de la organización en Chillán, a la cual acudió la Confederación General de Trabajadores, la nueva central libertaria. Allí se condenó la colaboración con la dictadura y se perfeccionó el programa de la Asociación[12]. Sin embargo, un importante sector vinculado al Partido Comunista, se escindió y fundó la Federación de Maestros. Desde entonces, esa organización y los socialistas más tarde, fueron hegemonizando en el interior del gremio de profesores.
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NOTAS:
[1] Acuerdos de la V Convención Nacional de la AGP, Talca, 1927; en La Acción, Punta Arenas, 26 de febrero de 1927.
[2]Enrique Malatesta, Ricardo Flores Magón, Rafael Barrett, AngelSamblancat, SebastianFauré (este último sobre todo) y otros autores libertarios son publicados en Nuevos Rumbos. Ver las ediciones del 2, 6, 11, y 17 noviembre de 1924; 1 y 29 de julio de 1926. Daniel Baeza colaboró además en los periódicos anarquistas Verba Roja y La Protesta, ambos de Santiago.
[3]Uno de ellos fue Javier Urrutia del poblado de Bulnes, al sur de Santiago. Precursor, según dice la prensa, de la Agrupación en esa localidad. Su actividad fue perseguida por el sacerdote local y por el director de su escuela pues era considerado como un subversivo. Y en un confuso incidente se le intentó asesinar el 21 de julio de 1925 en el mismo establecimiento. En julio de 1926 se le expulsó junto otros profesores y profesoras de la escuela en que hacían clases, por estar afiliados a la AGP. Javier era distribuidor de La Protesta de Buenos Aires. En tiempos de la Dictadura se le descubrió y fue perseguido por ello “Un director intenta asesinar a un profesor”, “Los atropellos de las autoridades”, Nuevos Rumbos, Santiago, 3 agosto 1925, 10 julio 1926.
[4]“La campaña educacional”, La Unión Sindical, Valparaíso, Mayo 1925.
[5]El 29 de noviembre hubo un comicio convocado por la AGP en que habló Luís Heredia. “El comicio de profesores”, Justicia, Santiago, 30 noviembre 1926.
[6]En Nuevos Rumbos ver las ediciones del 15 noviembre 1923; 1 de julio, 15 de agosto, 17 de noviembre de 1924; 1 de mayo, 2 y 15 de junio de 1926. “La Convención de la IWW”, Acción Directa, Santiago, 1 de mayo de 1924; “Reconstrucción de la enseñanza”, La Voz del Mar, Valparaíso, 1° de mayo 1925; “En torno a la convención de maestros”, Campana Nueva, Valparaíso, primera quincena enero 1925. En el Hogar Social de la AGP realizaron conferencias, entre otros, Juan Gandulfo y Armando Triviño, ambos de la IWW. El primero, director del policlínico de la entidad libertaria, expuso sobre “el problema sexual”, y el segundo, exsecretario general de la misma y coordinador de la editorial Lux, habló sobre “El movimiento libertario universal y el significado del 1° de Mayo” “Actividades sociales”, Nuevos Rumbos, Santiago, 1 de julio 1924.
[7]“La Gran Convención Provincial Extraordinaria de los Profesores y Asalariados”, La Unión Sindical, Valparaíso, 6 de junio 1925.
[8] Otros invitados fueron los Ferroviarios, la Federación Obrera de Chile, la Unión de Empleados de Chile y un sinnúmero de organizaciones menores de estucadores, electricistas, cocineros, carpinteros, metalúrgicos, pintores y albañiles. 30 delegados obreros participaron de la Convención.
[9]Este acuerdo fue propuesto por la comisión “Cómo lograr la reforma educacional” en que participó el anarquista Julio Bardallo, Jenaro Torres y el profesor (y posteriormente escritor) Carlos Sepúlveda Leyton. Ver notas de la historiadora Belén Fernández, incluidas en Carlos Sepúlveda Leyton, Trilogía Normalista, Sangría Editores, Santiago, 2013.
[10] Luego de ello se vivió un largo y acalorado debate entre comunistas y anarquistas que duró hasta las 00:50 horas (el día anterior había acabado a las 18:30). Puesto que con tal medida los primeros quedaban fuera. Ese día el encuentro fue presidido por el IWW Porfirio Soto. Los anarquistas Bardallo y Pedro Ortúzar cerraron con discursos la Convención de los Profesores.
[11]Colaboraron en los mítines en todo el país para ello, e incluso lo reafirmaron en sus Convenciones nacionales. Véase el Punto III de los Acuerdos de la V Convención Nacional de la AGP, Talca, 1927; en La Acción, Punta Arenas, 26 de febrero de 1927; “La Convención de Talca”, Verba Roja, Santiago, febrero 1927.
[12]Según Heredia, delegado de la CGT, fue el mejor torneo ideológico desde la caída de Ibáñez. Por esos años hubo gran colaboración hacia los anarquistas del profesor uruguayo Estable. Oficios Reservados 227, 236, 257, 16 ,17 y 23 febrero 1932, Director General de Carabineros a Ministerio del Interior, AHN, FMI, V.8146 ; Memorándum 10 julio 1933, AHN, FMI, V. 8382; “La Convención de profesores de Chillán y el delegado de la CGT”, El Andamio, Santiago, 6 febrero 1932.
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